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1.1.4. La expansión del conflicto armado 1.1.4.1. 1985: La situación al cambiar el gobierno, según Abimael Guzmán A pesar de los golpes recibidos entre 1983-1985, el PCP-SL no sólo mantuvo su presencia en lo que consideraba su frente principal, en Ayacucho, sino que logró proyectarse hacia otros espacios en la sierra peruana y, con renovada confianza en sus fuerzas, desplegó a partir de 1986 una expansión que puso a la defensiva al estado peruano. Con el cambio de gobierno del 28 de julio de 1985, cuando Fernando Belaúnde dejó el poder y Alan García asumió el mando, hubo expectativas de que se modificara la política contrasubversiva del estado. Pero Abimael Guzmán no tenía intención de otorgar ninguna tregua al régimen entrante y quería más bien deslegitimarlo en el plazo más corto. Definió por eso como la tarea partidaria fundamental "desenmascarar" al APRA, "quitarle la careta progresista", para seguir expandiendo la guerra popular. Esta estrategia quedó explicitada en un documento interno de evaluación que hizo en marzo – abril de 1986, a menos de un año del ascenso de Alan García al poder:
Las tiendas Maruy estaban situadas en el Jirón de la Unión, a apenas una cuadra del Palacio de Gobierno. Guzmán no se proponía esperar a que el APRA mostrara su "entraña represiva". Él estaba decidido a obligarle a exhibirla. A pesar de la inicial voluntad mostrada por el gobierno de investigar las masacres de Accomarca, Umaro y Bellavista y de sancionar a los responsables, quería provocar una represión sangrienta: "Hay que inducir al genocidio al Apra, ese es el acuerdo de la IV Plenaria, eso es parte de forzarle la mano al Apra, y no es propiciar la muerte porque es la reacción la que lleva todos los días una constante guerra civil como dijo Marx" 1 (los énfasis son nuestros). En medio de un áspero debate, Guzmán acusó al camarada Nicolás (Osmán Morote) de presentar una visión negativa de la situación y tardar en construir el poder popular en el Norte aduciendo que las masas simpatizaban con el APRA, y que se requería un mayor tiempo para su convencimiento. Había evaluaciones encontradas sobre la situación y Guzmán criticó duramente a Osman Morote, afirmó que el objetivo del partido era agudizar las contradicciones, para acelerar la derechización del APRA, que juzgaba era un proceso inexorable, "regido por las grandes leyes de la historia", y que debería culminar en una represión sangrienta:
En junio de 1986, la masacre de los penales de Lima marcó un punto de inflexión en el conflicto armado, que echó por tierra la posibilidad de una estrategia contrasubversiva respetuosa de los derechos humanos, como había prometido el presidente Alan García (" No combatiremos la barbarie con la barbarie"). La acción, por otra parte, resultó nuevamente contraproducente en relación al PCP-SL, pues la masacre no sólo coincidía con su estrategia de "inducir genocidio" y fortaleció más bien su voluntad de lucha, justificando el papel de las "luminosas trincheras de combate" dentro de la estrategia del PCP-SL. A pesar de las críticas internas sobre lo excesivo que había sido la "cuota", Guzmán se ratificó que la matanza de los presos era una derrota política del gobierno aprista, y por lo tanto una victoria del PCP-SL. De otro lado, en la "Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros" de marzo – abril de 1986 Abimael Guzmán tuvo que hacer frente a críticas sobre temas muy sensibles, particularmente sobre la denominada "Dirección de a tres", que aludía a la composición del Comité Permanente, un organismo que se había constituido en la máxima instancia de dirección concentrando virtualmente toda la capacidad de decisión partidaria en sus manos y en las de sus dos compañeras más cercanas, Augusta la Torre, su esposa, y Elena Iparraguirre, su futura compañera. En una entrevista con la CVR, Oscar Ramírez, "Feliciano", dijo que:
Abimael Guzmán desarrolló, como siempre, la estrategia de empujar a los disidentes a una situación en que corrían el riesgo de que sus objeciones fueran declaradas la expresión de "contradicciones antagónicas", que amenazaban la subsistencia del partido y que podían dar lugar a sanciones extremas:
La evaluación que Guzmán hacía de la situación estaba en las antípodas de lo que opinaban sus opositores en el PCP-SL. Para él la aplicación de la línea había sido "un gran éxito, rotundo, notable y resonante", pero habían quienes se negaban tozudamente a ver las cosas como él las veía: "hay informes que tienen una opinión contraria, que presentan no un éxito sino una situación minimizada (sic) y hasta negra, negativa. Es el caso de N. en el Norte y de H. en Cangallo expresan criterio negativo; en el del Sur también hay apreciación pesimista similar en Huancavelica, en ellos se expresa desconcierto y no saben como manejar" 4. Guzmán estaba decidido a consolidar la centralización del poder lograda en el IV Pleno del CC y acusó a los disidentes de colocarse al margen y en contra de las decisiones partidarias: "El IV Pleno definió el contenido político específico de la I Campaña: socavar el montaje del nuevo gobierno aprista, de ahí que ambos, N. y H., no reconocen la IV Plenaria"5 Lo que, según Guzmán, expresaba la posición de los enjuiciados era el miedo al APRA, que les llevaba a volverse en contra de la Dirección: "H. y la c. Noemí en vez de autocriticarse se tira contra nuestra ideología, recuerde lo que dijo el P. Mao, tras de todo ataque por sorpresa hay un plan y un programa; ¿cuál es su plan y su programa? ¿o es que quiere capitular?"6. La pregunta tenía un contenido ominoso; horas antes se había aclarado, refiriéndose a las sanciones partidarias: "Sobre la capitulación la norma es que no tenemos sanciones salvo en el caso de miembros del CC donde sí se sanciona drásticamente, ahí a quien capitula se le aniquila"7. Las discrepancias de los disidentes repentinamente terminaron convertidas en una grave amenaza contra el partido: "Nuestros errores redundan golpeando al Partido del que somos parte y que nos permite participar en la gloriosa tarea de transformar nuestra patria" 8. Pero allí no quedaba la responsabilidad de los sorpresivamente convertidos en enemigos del partido, pues su actitud constituía una amenaza de dimensiones planetarias: "Nuestros errores también dificultan a la revolución peruana, a la emancipación del proletariado y eso también daña al desarrollo de la revolución mundial"9. Los disidentes fueron apabullados y obligados a autocriticarse tres veces. El CC acordó "llamar la atención a la c. Noemí y que saque lección y no vuelva a repetir esas situaciones que dificultan". Se atribuyó el incidente a "situaciones de poder personal" 10, el Buró Político acordó no abrir debate, "sólo sacar lección de que incidentes como esos generan una separación entre Bases – Dirección que ponen a la revolución en gravísimo riesgo, sacar lección y nunca generar acciones que separen bases de Dirección, pues llevan a la derrota" 11. El tema de la "Dirección de a tres" no fue tocado, Abimael Guzmán triunfó en toda la línea y su infalibilidad quedó ratificada una vez más. De esa manera fueron creándose las condiciones para que el "pensamiento gonzalo" fuera convertido en la nueva ortodoxia que sería entronizada definitivamente en el I Congreso del PCP-SL, en 1988. 1.1.4.2. Despliegue nacional 1986-1989 La percepción del PCP-SL como una organización monolítica, altamente estructurada y fluida en la vinculación entre sus organismos de dirección y grupos de acción regionales y locales, debe ser matizada por las dinámicas concretas que cada realidad regional y local impone a los mandos locales. De otra parte, la ideologización extrema impide a los dirigentes del PCP-SL extraer enseñanzas para entender los errores de su estrategia. Luego de seis años de guerra, es posible explicar esta ceguera en la imposición de la dirección de Abimael Guzmán sobre otros dirigentes que presentaban informes e interpretaciones mucho más críticas, basados en la realidad de su situación orgánica de sus regiones o en sus aparatos. Así, cuando en 1986, los Comités de Autodefensa se han convertido para el PCP-SL casi en su enemigo principal y en el blanco de sus "arrasamientos" a poblados, ninguna enseñanza es extraída por Guzmán de esta movilización masiva del campesinado contra el proyecto senderista, considerados por el PCP-SL como meras "mesnadas" y "carne de cañón" al servicio de las fuerzas militares, de la misma manera como en la terminología senderista, se trataba a la "masa" al servicio de la revolución. La situación del EGP, según un balance hecho por el propio de Guzmán en 1985, reflejaba una reducida capacidad militar, como se aprecia en las cifras que envía el Comité Zonal Cangallo-Fajardo (CZ "fundamental" del Comité Regional Principal, CRP, Ayacucho):
En: Reuniones del Buró político con los Comités partidarios sobre sus planes, 1985 Sólo 48 combatientes constituían la Fuerza Principal del más importante Comité Zonal del senderismo. Es decir, aquella fuerza capaz de realizar acciones militares como asaltar un puesto policial o emboscar una patrulla militar. Contaban con armas de guerra. Mientras que la Fuerza Local con armas elementales y las Fuerzas de Base, desarmadas. Pero entre 1986-1989, si bien se constata el creciente control de las fuerzas contrasubversivas en las áreas rurales de la región Sur Central del país donde la intensidad de la violencia disminuye considerablemente, al mismo tiempo el PCP-SL, es capaz de desplegar, el conflicto en la región central, en el nor oriente, en el Sur Andino, y en los asentamientos humanos de Lima que devienen objeto de una intensa labor proselitista. "Inducir genocidio" se convierte así de una macabra consigna ideada por Guzmán en una terrible realidad en espacios inéditos en el país. En la sierra sur-central, el principal escenario de las actividades del PCP-SL entre 1980 y 1985, el paulatino control de las fuerzas armadas se asocia tanto al establecimiento de bases contrasubversivas como a la consolidación de los Comités de Autodefensa, que terminan por constituirse incluso en zonas que habían sido reacias como las provincias de Vilcashuamán y Cangallo. Según el manuscrito de un integrante del PCP-SL redactado en 1986, "las mesnadas" han barrido en 1985 al 90% de los Comités populares en Ayacucho (Ver: Suni Puni en el capítulo sobre Historia del conflicto interno en la región sur-central). El mismo Guzmán reconoce el efecto de la ofensiva de las fuerzas del orden: (Las fuerzas del orden) "Han tomado el centro: Cangallo, y aquí tiene mayor número de fuerzas, luego en margen izquierda del Pampas, es importante, y han puesto fuerzas que rodean la Base principal... Asi pues han aumentado sus Bases de combate, fortalecido sus puestos policiales y tienen puntos de mesnadas" (Reuniones del Buró político con los Comités partidarios sobre sus planes, 1985) Para contrarrestar la ofensiva militar, Guzmán propone diversas acciones pues:
Guzmán se refiere a la III campaña del "Gran salto", nombrada "Desarrollar la guerra popular", que el PCP-SL programó entre julio y noviembre de 1985 y que debía culminar con el "gran salto con sello de oro", en 1986. La expansión de las rondas en la sierra de Ayacucho se incrementa en la selva del valle del río Apurímac, donde el PCP-SL ensaya sus "retiradas" para enfrentar el permanente asedio de los Comités de Autodefensa, fortalece sus "campamentos", se moviliza continuamente, aumenta su presión sobre la "masa", aumentando así su violencia contra la mayoría de la población del valle. Pero crecientemente las rondas contrasubversivas, avanzan en el control del valle del Río Apurímac. En este periodo y en esta zona se producen las primeras entregas de armas a los ronderos; el propio presidente García asiste personalmente a una entrega de 100 escopetas a los ronderos de Rinconada en 1989. En las provincias de Huancavelica que se ubican en el área sur-central, la relativa pacificación lograda con la instalación de bases contrasubversivas en el área rural refleja una situación similar a la de Ayacucho, y Guzmán, en el informe citado de balance de los Comités del PCP-SL, escribe que la Base principal de Huancavelica "está rodeada, ver como recuperarla". Un ejemplo de cómo Guzmán engañaba a sus dirigentes intermedios, es el informe que da al CZ de Huancavelica después de lo sucedido en Cayara: "Erusco es la más grande emboscada hasta hoy, 30 muertos de las FFAA, de ahí su respuesta siniestra de impotente rabia que los lleva a echarse en las masas" (Reunión con CZ de Huancavelica, 21/ 09/ 1988). En realidad, en esa emboscada murieron 3 miembros de nuestro ejército. En resumen, en 1986 la guerra ya no tiene como escenario sólo la región sur-central, sino que el despliegue de la violencia comprende diversas zonas del país, particularmente la región central, el Huallaga y Puno. En la región central, las consignas de A. Guzmán para su Comité Regional del Centro, habían sido claras en 1985:
A partir de 1987 se nota un brusco ascenso de la violencia en la región central, que superan a las ocurridas en Ayacucho en esos años. Las zonas altoandinas del Canipaco y el Cunas, y la cuenca del Tulumayo en la vertiente oriental hacia Satipo, se convierten en escenario principal de "destrucción del viejo estado", intensificándose los hostigamientos de puestos policiales y las amenazas a autoridades para lograr su renuncia o asesinarlas. En enero de 1988 se instala el primer Comité Popular en Chongos Altos (Canipaco), y el ejemplo se expande en esta zona altoandina. En el Alto Cunas, se concreta la destrucción de la SAIS y locales públicos, y el PROCAD en San Juan de Jarpa. El asesinato de autoridades, funcionarios, "ricos", abusivos, etc. es frecuente, aplicando así la línea del PCP-SL sobre el "aniquilamiento selectivo" para "destruir a los representantes del estado burocrático", es decir el asesinato de cualquier autoridad. En la vertiente oriental, en Tulumayo, el PCP-SL también es capaz de formar en 1988 Comités Populares en los tres distritos, pero a inicios de 1989, la presencia itinerante de la "fuerza principal" deja de ser cordial y se vuelve cada vez más violenta y prepotente. La exigencia de alimentos se hace más frecuente y la imposición más drástica; una situación de conflicto y la pérdida de hegemonía de PCP-SL empieza a esbozarse. En el valle del Mantaro, donde se encuentran las principales ciudades, y en la zona minera del departamento de Junín, el conflicto tiene signo diferente pues allí no logran instalar Comités Populares, probablemente por ser una zona con una economía altamente integrada a los mercados. El espacio de la violencia son más bien las ciudades y los asientos mineros, y un objetivo privilegiado el sabotaje a la red eléctrica que abastece al país desde la hidroeléctrica de Quichuas, Tayacaja, sobre el río Mantaro. En la ciudad de Huancayo se producen numerosos atentados a locales públicos, mientras que en la Universidad Nacional del Centro el trabajo proselitista del PCP-SL es intenso y abiertamente se desarrollan acciones de agitación y propaganda armada, al igual que en los asentamientos humanos populares. La convocatoria a paros armados también empieza. Recordemos que son cuatro según documentos del PCP-SL (por ejemplo, Congreso, Sesión III, p. 51), las formas de la guerra: Agitación y propaganda, Sabotaje, Aniquilamiento selectivo y Combates guerrilleros. A ellos se añade luego el Paro armado, "nueva forma de lucha que reúne las cuatro formas de la guerra". El incremento de la violencia conduce a la declaratoria del estado de emergencia en el departamento de Junín el 30 de diciembre de 1988. A partir de entonces el Ejército Peruano asumió la responsabilidad del combate contra la subversión. 1988 es también un año de conflictos sindicales mineros en torno a los cuales el PCP-SL incrementa su violencia asesinando a los dirigentes que se le oponen. Guzmán se proponía concentrar las energías del partido en el Valle del Mantaro, aunque reconocía que su trabajo estaba profundamente golpeado:
Con relación a la "toma de las provincias de Concepción, Jauja y Huancayo", es necesario subrayar la precisión que Guzmán hace a continuación de que está hablando de "la parte alta", es decir de las punas que circundan estas provincias, donde el PCP-SL golpeó a las SAIS. Su éxito en las tierras bajas, donde existe una capa de prósperos productores minifundistas, fue mucho menor y en las ciudades, particularmente en el caso de la ciudad de Huancayo, se concentra en la UNCP, especial objetivo del PCP-SL. Tanto que el 29 de noviembre de 1987 toma la universidad y al año siguiente desarrolla un amplio trabajo de propaganda y organización, agudizándose con ello la espiral de violencia que se prolongó hasta 1993. La selva central. Una de las zonas de importante desarrollo organizativo del PCP-SL en este período es la Selva Central, ocupada por colonos y, entre otras etnias de menor importancia, por los asháninka, una macroetnia amazónica que, con 50,791 habitantes registrados según el censo nacional de 1993, constituye aproximadamente la cuarta parte de la población nativa amazónica. En octubre de 1988 todo el departamento de Junín y la provincia de Oxapampa, en el de Pasco, ya han sido declarados en estado de emergencia. El PCP-SL había organizado numerosos Comités Populares en el valle del Ene, disponiendo así de bases de apoyo para sus incursiones. Ampliando su presencia a los distritos de Río Tambo, Pangoa y Mazamari, instalando registros en lugares clave del tráfico fluvial, como sucede las inmediaciones de Puerto Ocopa, capital del distrito de Río Tambo, punto estratégico de entrada a los 3 grandes valles: Ene, Tambo y Perené. Su presencia involucra prácticamente toda la provincia de Satipo. Si bien los inicios de su presencia en la zona se asocian a población colona, en el período PCP-SL se hace fuerte en algunas Comunidades Nativas, especialmente ashaninkas, donde enrola población, a veces compulsivamente, y arrasa poblados donde no es aceptado. 1.1.4.3. En la Región Nor-oriental La historia del PCP-SL en el Huallaga está detallada en varios informes de la CVR (Ver: 1. Aries, 2. Aucayacu 3. Cashibo-Conibo, 4. Narcotráfico), y muestra las particularidades del vínculo entre el PCP-SL y la población cocalera, en el contexto del boom de precios de derivados ilícitos de la hoja de coca. El Alto Huallaga es uno de los pocos lugares donde el PCP-SL logró controlar un territorio extenso por un largo período de tiempo, entre 8 y 12 años. Es también la zona donde la cantidad de muertos ha sido más alta, después de Ayacucho, particularmente en las provincias de Leoncio Prado (Huánuco) y Tocache (San Martín). La presencia de los narcotraficantes en la región llevó a que los mandos senderistas desarrollaran una política pragmática de coexistencia, que incluía el cobro de cupos sobre las avionetas que salían con cargamentos de droga, y también en la protección del traslado de la droga así como eventuales alianzas para controlar territorios. A partir de 1987 PCP-SL empezó a "liberar zonas" expulsando a la policía de sus cuarteles. Impuso a los narcotraficantes disolver sus pandillas de sicarios, y los obligó a una alianza que regulaba el tráfico de droga y garantizaba el precio de la coca a los productores. Con el crecimiento del narcotráfico, a partir de 1987, el PCP-SL impulso una segunda fase, en la cual, además del asesinato de dirigentes políticos, alcaldes, dirigentes comunales y funcionarios públicos, destruyó locales municipales, puentes, edificios públicos y tomó numerosos pueblos y ciudades, realizando macabros "juicios populares" que culminaban con el asesinato de quienes se oponían al PCP-SL. En el último período de esta fase, las acciones subversivas se extendieron hasta dos provincias del departamento de Loreto. En Ucayali, la capital de la provincia de Padre Abad, Aguaytia, se convierte también en centro de operaciones del PCP-SL. Hacía fines de la década se estimaba que aproximadamente la tercera parte de las Fuerzas Principales del EGP venían actuando en la región (entre 500-700 efectivos). En el sur andino, se abrió desde 1986 otro espacio de guerra en el altiplano puneño, superpuesto a la tensión entre las comunidades y las empresas asociativas creadas por la Reforma Agraria. En Puno la reinvindicación campesina históricamente más importante ha sido siempre la recuperación de las tierras de las cuales fueron despojadas las comunidades por la expansión de las haciendas. La reforma agraria de Velasco Alvarado expropió las haciendas pero no solucionó los problemas de fondo. Más de 100 grandes haciendas fueron convertidas en 44 unidades asociativas, que pasaron a ser jurídicamente propiedad de los exfeudatarios. Esto satisfacía las demandas de menos del 20% del campesinado, mientras que excluía a más del 80% de la región, alimentando el descontento de quienes no tenían acceso a la propiedad de la tierra y demandaban el reparto de unidades asociativas entre las comunidades campesinas. Con la llegada de Alan García al poder en julio de 1985 se agudizaron los conflictos. Los obispos de Puno se reunieron con Alan García y le demandaron que se solucionara el problema de la tierra, para evitar que Puno se convirtiera en un segundo Ayacucho. En 1986 el gobierno aprista promulgó el DS de Reestructuración de las Empresas Asociativas, que ordenaba la redistribución de la tierra. Alan García declaró que estaba decicido a repartir 1'100,000 hectáreas a las comunidades. Esta iniciativa, sin embargo, fue neutralizada por los intereses afectados comprometidos en hacerla fracasar. La situación continuaba haciéndose más explosiva, al cuestionamiento de los técnicos encargados de llevar adelante la reestructuración se suma la constitución fraudulenta de "comunidades en formación" fantasmas, para burlar a las comunidades. A fines de 1985 el campesinado, cansado de engaños y dilaciones, comenzó una oleada de tomas de tierras espontáneas que se extendió a lo largo de 1986 por Azángaro y Melgar. Este era el contexto social cuando el PCP-SL decidió destruir las unidades asociativas, como lo hizo en el norte (La Libertad y Cajamarca) y en el centro del país (Junin). Las acciones subversivas en Puno se concentraron en Melgar y Azángaro -donde se produjo la mayor cantidad de muertos durante el conflicto-y se entrecruzaron con las tomas de tierras impulsadas por la Federación Departamental de Campesinos de Puno (FDCP). La destrucción de empresas, toma de pueblos y amedrentamiento y asesinato de autoridades, continúa durante 1986 y 1997. Mientras tanto la columna del PCP-SL dirigida por "Anselmo" fue diezmada en Azángaro en abril de 1987, como resultado de la ejecución de Zenobio Huarsaya, dirigente campesino en la comunidad de Salinas y Alcalde distrital de filiación izquierdista, que produjo un rechazo al PCP-SL por parte de los campesinos de la zona, favoreciendo la derrota militar de la columna senderista. Pero apenas un año después de la eliminación de la columna de "Anselmo", el PCP-SL logró rearticular una nueva columna en Melgar y Azángaro que comenzó a operar en mayo de 1988, en el objetivo de destruir las SAIS, a lo cual se añadió la toma de pueblos y comunidades para ajusticiar a los "enemigos del partido" y a las autoridades que no se habían allanado a abandonar sus puestos, creando así el vacío de poder sobre el cual empezaron a edificar el "nuevo poder". En enero de 1989 la columna del PCP-SL inició una gran ofensiva destinada a acabar definitivamente con las empresas asociativas y destruir el IER Waqrani, una ONG de la prelatura de Ayaviri, cuya función era capacitar a los campesinos. El 20 de enero de 1990, esta columna lanzó un ataque contra la SAIS Sollocota, repelido por los destacamentos policiales, siendo diezmados sus inegrantes. En el departamento de Apurímac, se constata también el despliegue de la organización y el control del PCP-SL, especialmente en zonas de altura. Los asesinatos en diversas comunidades de la provincia de Aymaraes se extienden desde 1987 con ataques y enfrentamientos en la provincia de Antabamba, así como en Cotabambas, donde el PCP-SL constituye algunos Comités Populares y se convierte en la primera provincia del sur andino en ser declarada en emergencia para combatir al PCP-SL que venía perpetrando el asesinato de tenientes gobernadores, dirigentes campesinos y también algunos abigeos. En el departamento de Cusco, la acción subversiva inicia también la estrategia de "vaciar el campo" de autoridades y constituirse en nuevo poder. En Lima Metropolitana y su región. Hay dos claros ejemplos del inicio de la escalada senderista desde 1985 en Lima. Uno, el atentado contra el presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Domingo García Rada, el 24 de abril de 1985 –único atentado perpetrado contra el presidente de un poder del Estado-y, dos, el apagón seguido de acciones de sabotaje, especialmente el estallido de Fue entonces que un organismo generado, Socorro Popular (SOPO), empezará a adquirir una importancia inusitada en la actividad senderista en Lima. Además de la dinámica empleada por los dirigentes encargados de SOPO bajo el mandato de militarizar totalmente el Partido, ocurrió un hecho importante que remeció al Comité Metropolitano y, finalmente, impactó de manera determinante en su eficacia de forma tal que paulatinamente fue opacado por SOPO: los sucesos de los penales. En junio de 1986, motines sincronizados de los presos acusados de terrorismo en los penales de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara culminan con la intervención de las fuerzas del orden y una gran cantidad de internos muertos. En realidad, la historia de este desenlace empezó el año anterior. A medida que fue realizándose las campañas del Gran Salto, los internos de los penales limeños, sujetándose a las directivas de militarización del aparato, conciben las "luminosas trincheras de combate". Bajo este contexto, el 13 de julio de1985, los presos de El Frontón, Lurigancho y Callao iniciaron motines simultáneos para ser considerados "presos especiales", presionando desde entonces a las autoridades para adquirir más y mejores ventajas. Sin embargo, el motivo principal era oponerse al inminente traslado de internos hacia el nuevo penal de Canto Grande para impedir que sea desarticulado así el aparato de dirección y el tejido de comunicaciones hacia el exterior que habían construido en las cárceles. El 4 de octubre de ese año la situación se tensó y desencadenó una intervención de las fuerzas del orden que terminó con 32 acusados de terrorismo muertos en el penal de Lurigancho. Bajo un ambiente en el que debía predominar la abierta provocación para inducir el genocidio y así "desenmascarar al gobierno fascista de García Pérez", recurrieron al asesinato selectivo. Así, el 24 de octubre de 1985 un grupo senderista asesinó a Miguel Castro Castro, director del penal de El Frontón. Posteriormente, El 15 de enero de 1986, en un enfrentamiento entre familiares de presos por terrorismo y la Guardia Civil, cuando se inauguraba el penal de Canto Grande, dio como resultado un muerto y catorce heridos. Asimismo, el 31 de enero será asesinado un capitán de la Guardia Civil y el 5 de febrero el comandante (r) EP Rubén Izquierdo, que perteneció a los servicios de inteligencia. Pero las provocaciones tomaron un creciente sentido cuando el 4 de febrero un atentado dinamitero en el Jr. de la Unión, cerca de Palacio de Gobierno, destruye las tiendas Maruy y, ante la gravedad de los acontecimientos, el 7 de febrero se declara el estado de emergencia en Lima y Callao. Esta decisión gubernamental será vista como un "éxito" por los líderes de SL, quienes proclamaron: "hemos obligado a que ponga [el presidente García] en emergencia a la propia capital de la República"13. Según sus cálculos, el ansiado genocidio realizado por el Estado estaba a punto de llevarse a cabo pues "van a tener que imponer el terror en los barrios pobres, porque en Las Casuarinas no tocan ni las puertas, allí lamen. Si realizan un plan así, esto implicaría … una situación más favorable para nosotros". 14 Luego de este hecho los asesinatos provocadores continuaron, haciéndose más frecuentes. Entre enero y mayo de 1986, comandos senderistas de aniquilamiento en Lima asesinaron a:
14 de marzo: capitán de corbeta AP José Alzamora. Sirvió en Ayacucho. Luego del pico alcanzado en 1986, las acciones del PCP-SL decrecieron continuamente hasta 1988 y bien se puede afirmar que este fue el periodo de ocaso senderista en Lima durante los 80. Entre noviembre y diciembre de 1988 una serie de ataques conmemorando el cumpleaños de Guzmán y Mao abre una nueva etapa. Tal vez, esta recuperación pudo haberse dado antes, pero la captura de Osmán Morote (el 11 de junio de 1988) pudo haber demorado la respuesta, pues este hecho reveló la fragilidad de los sistemas de seguridad de SL existentes en Lima. Gran parte de la presencia del PCP-SL en Lima entre 1986 y 1988 se debió al desempeño de Socorro Popular. Este organismo generado, al parecer creado en 1981, estuvo abocado hasta 1985 a cumplir tareas de asistencia médica, asesoramiento legal y eventualmente la propagandización. Lo que se sabe es que de organismo generado pasó en poco tiempo a ser considerado un comité partidario, colocándose a la altura de los aparatos que dependían directamente de la dirección central. La debilidad de la estructura partidaria en Lima, la importancia que en la ciudad debía tener la política de Frente y las sospechas que la Dirección Central tenía sobre los cuadros de dirección del "Metro", hicieron que Guzmán prefiriera el fortalecimiento de SOPO. El crecimiento de SOPO empieza a notarse desde 1985, año en el que obedeciendo una consigna de la dirección se militariza, creando sus propios destacamentos y milicias. Su organización era piramidal dividiendo cada nivel de la estructura organizativa en tres instrumentos: Partido, EGP y Frente. En las provincias de norteñas del departamento de Lima (Cajatambo, Oyón) y del sur de Ancash (Ocros, Bolognesi), y que se encontraban integradas al Comité Zonal del "Norte medio", activa sus acciones y las iniciales incursiones, reconocimiento y toma de contacto precedentes, se convierten en estos años en acción directa de control de territorios y vaciamiento de poder por asesinato de autoridades locales y ataque a puestos policiales. Sin embargo, el periodo se cierra en la zona con el inicio, como en muchas otras, de conflictos con los comuneros, particularmente los "mandos locales" cuando la "fuerza principal" se retira. 1.1.5. LA GRAN HUIDA HACIA DELANTE: 1989-1992 1.1.5.1. EL I CONGRESO DEL PCP-SL 1988 Entronización del "Presidente Gonzalo" y del "Pensamiento Gonzalo"
Desde los inicios de su guerra, el PCP-SL llevó adelante una política sistemática e intencional de culto a la personalidad en torno a su líder, pero a diferencia de otras realidades, en el PCP-SL alimentada por el propio Guzmán, declarando insustituible "la Jefatura de la revolución" (es decir él) para garantizar el triunfo final. Este culto a la personalidad puede ser equiparado por el desplegado en torno a Stalin y Mao Tsetung, a quienes Abimael Guzmán proclamaba públicamente su admiración. Los aparatos propagandísticos del PCP-SL se referían al "presidente Gonzalo" sólo utilizando superlativos: "el más grande marxista viviente del mundo", "la Cuarta Espada del marxismo". 15 Por otra parte, el estilo de debate partidario, basado en la "lucha entre las 2 líneas", de la cual debía salir la "línea correcta", proletaria, previo aplastamiento de la "línea errónea", burguesa, y la pública humillación de sus portavoces, obligados a realizar autocríticas que alcanzaban niveles abyectos, constituía otra fuente de su legitimidad como dirigente superior.
El "presidente Gonzalo" era una figura casi divinizada, a la que los militantes sacrificaban su individualidad, suscribiendo "cartas de sujeción", que constituían el compromiso escrito de ofrendar la vida por su causa, y por la lealtad personal a su máximo dirigente. Esta incondicional adhesión producía entre los cuadros senderistas una relación casi religiosa. Un militante detenido en un penal limeño, hablando de la significación histórica de su líder, decía: "colma el yo profundo, mueve el alma y encanta al espíritu: y da al individuo, como parte del conjunto, razón última de vivir. Yo como individuo no soy nada; con las masas y aplicando el pensamiento gonzalo, puedo ser un héroe, muriendo físicamente por la revolución, viviré eternamente"16. Desde fines de 1983 Abimael Guzmán era el "Presidente Gonzalo" por tres motivos: por ser Presidente del Comité Central, por ser Presidente de la Comisión Nacional Militar, y por ser Presidente de la Comisión Organizadora de la República Nueva Democracia. El Presidente Gonzalo, calcó con ello la terminología del Partido Comunista chino, del cual Mao Tse Tung fue Presidente desde antes de capturar el poder. El rol providencial del presidente Gonzalo estaba consagrado en el PCP-SL desde el nombre mismo de la organización. A partir de enero de 1983, la denominación oficial de "Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, pensamiento guía"17 quedó establecida y presidió el desarrollo de la praxis senderista durante gran parte de la década de los ochenta. Esa definición era fundamental para zanjar cualquier discrepancia ideológica, de aquellas que suelen adquirir literalmente una importancia de vida o muerte en condiciones de guerra. Para procesar las diferencias era fundamental el recurso a la ortodoxia, es decir la invocación a la fidelidad a los "principios revolucionarios" científicamente establecidos. Según esta visión de la realidad, la teoría marxista-leninista-maoísta es ciencia y el conocimiento científico es único para ellos; frente a su enunciación todos los demás postulados son errados, incorrectos. El I Congreso del PCL-SL en 1988 se realizó, entonces, bajo el liderazgo omnímodo que Abimael Guzmán fue construyendo dentro del PCP-SL. Así, ocho años después de haber iniciado sus acciones armadas, el PCP-SL realiza este Primer Congreso, en Lima, en 3 sesiones: una primera sesión durante fines de enero y comienzos de febrero de 1988, una segunda en agosto-setiembre de 1988, y una sesión final, la tercera, en junio de 1989. Abimael Guzmán convoca pues a los dirigentes al Congreso partidario en pleno conflicto armado, y cuando consideró oportuno que existían las condiciones para consolidarse no sólo como "jefe indiscutible del PCP-SL", sino para hacer aprobar que "el pensamiento Gonzalo" era la contribución de él a la revolución peruana y, en perspectiva, a la revolución mundial. En el Congreso, "hijo de la guerra popular y del Partido", participan, en la primera sesión, los miembros sobrevivientes del Comité Central que dio inicio a la lucha armada, como Augusta La Torre y Elena Iparraguirre, miembros del Comité Permanente así como dirigentes legitimados en la acción armada en el campo, entre los cuales sobresalía Oscar Ramírez Durand, "Feliciano", responsable del "Comité Regional Principal", además, de los jefes responsables de Comités Regionales y principales aparatos del partido. El total de participantes y "apoyos" fue más o menos de una treintena de personas. De los asistentes al Congreso serán designados posteriormente los miembros del Comité Central. En realidad, al final de la III Sesión del Congreso fueron "elegidos" miembros del CC 19 dirigentes presentes más 4 suplentes. La clausura del Congreso quedó grabada con el baile de "Zorba el griego". Podemos deducir, evaluando los documentos del Congreso del PCP-SL, que éste tuvo como objetivo central la sujeción plena al liderazgo de Guzmán y la imposición del "pensamiento Gonzalo" como dogma partidario, propuesta que produjo una importante discusión entre los asistentes al Congreso. El propio Guzmán, hablando en tercera persona, se encargó de sustentar la tesis de que él era portador de un nuevo tipo de pensamiento que le permitiría comprender "científicamente" los fenómenos sociales y políticos, así como del desarrollo de la lucha revolucionaria en el país, y cuya expresión podría ser útil también a otros países del mundo. Las tesis centrales de Guzmán sobre el "pensamiento Gonzalo", es decir sobre su propio pensamiento, fueron expuestas en la presentación de la primera sesión del Congreso partidario. No deja de llamar la atención que él mismo es quien sustenta la propuesta del "pensamiento Gonzalo", proponiendo a todos lo demás asistentes su aceptación como continuación de lo que había sido el "pensamiento guía" utilizado anteriormente.
El discurso de Guzmán en el Congreso remarca esta idea una y otra vez:
La idea de Guzmán, ahora lo sabemos, era posteriormente aprobar el "gonzalismo", es decir institucionalizar una "doctrina" válida universalmente como parte de la "teoría revolucionaria". Así, el PCP-SL sería la cuna del nacimiento del Marxismo-leninismo-maoísmo y "gonzalismo".
Este es el primer objetivo del Congreso de 1988, que permitiría pasar del "pensamiento guía" aceptado -es decir la continuación superadora de "el pensamiento de Mariategui y su desarrollo"-a "pensamiento Gonzalo", no sin recibir críticas que son lapidadas por Guzmán:
1. "Contraponer Presidente Gonzalo con Mariátegui y Presidente Gonzalo con Presidente Mao
Tse Tung.... Primero, es absurdo comparar figuras históricas, nunca podríamos
contraponer a Marx con Lenin ni Presidente Mao (...)" 2. "Un pensamiento más."..." Implica que hay otros, va contra pensamiento Gonzalo."
3. "Fusión más alta."..."¿ Otras fusiones? No existe ninguna otra. Mariátegui no, porque él es
fusión marxismo-leninismo con la realidad y ha sido el Presidente Gonzalo quien planteó
similitudes entre algunas tesis de Mariátegui y leyes establecidas por el presidente Mao." El Congreso discute y aprueba el "pensamiento Gonzalo", por lo tanto, no sólo como la aplicación de una "verdad universal", que es el maoísmo, a la práctica concreta del Perú, sino con "aspectos creadores" que lo podrían convertir en un "aporte a la doctrina revolucionaria mundial", condición necesaria en la perspectiva de que algún día se convierta en "gonzalismo". En otras palabras, el objetivo implícito del Congreso del PCP-SL es afirmar rotundamente el liderazgo de Abimael Guzmán, que ya no es sólo un liderazgo orgánico sino ideológico y globalizador, por lo tanto opuesto a cualquier tipo de discusión pues lo que él dice se convierte en irrebatible. Convertido en dogma partidario, sólo queda permitido repetir lo que el Presidente dice. El PCP-SL culmina así, en el Congreso de 1988, un largo proceso de generación de un liderazgo omnímodo basado en una dictadura interna. Ahora los dirigentes se seleccionan, y es el Presidente Gonzalo el único que tiene la potestad de hacer esta selección, independientemente de cualquier tipo de formalidades. En la primera sesión del Congreso y luego de recibir los informes de todos los Comités y las bases, queda definida la jefatura, que trasciende las estructuras del partido pues Guzmán se considera, además de jefe, portador de un pensamiento producto del desarrollo de todas las prácticas que los millones de comunistas hicieron en el mundo, y que vienen a concretizarse en él, en ese tipo de pensamiento, que revela las leyes que rigen el desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento de todos los demás. Gonzalo es el líder omnímodo del PCP-SL y, veladamente, se postula como referente para los verdaderos comunistas del mundo que se habían quedado sin liderazgo después de la muerte de Mao. Algunos mandos de provincia presentes en el Congreso señalaron que con la propuesta de Guzmán se negaba a Mariategui, al pretender ponerse por encima de él, de la misma forma que Mao quedaba relegado. La característica de la discusión en el Congreso es que se trata de un debate fundamental, y en donde a algunos miembros del Congreso que se atreven a oponerse a la propuesta de Guzmán, que venía camuflada como una propuesta del Buró Político, se les exige un autocrítica siguiendo el "método del acuchillamiento", es decir de la crítica feroz, para que ellos mismos "reconozcan" que ha sido un error atreverse a cuestionar las propuestas que planteaban sacralizar el "pensamiento Gonzalo". De otro lado, los otros puntos significativos aprobados en el Congreso muestran un cada vez mayor alejamiento de la realidad. Si la realidad hubiera sido tenida en cuenta, Guzmán habría estado obligado a dos cosas: la primera es que, para conducir la Guerra Popular, Guzmán no podía salirse de la disyuntiva de irse al campo, pues "es la dirección la que tiene que conducir la guerra", y ésta si bien no participaría en los combates, según el modelo chino, sí debería estar ubicada en el campo (baste recordar a Mao en Yenan); la segunda era su obligación de presentar un programa que permita una alianza de fuerzas necesaria para gobernar el país una vez capturado el poder. Es cierto que en el Congreso del PCP-SL se aprueba un programa, pero absolutamente general y repetitivo de propuestas anteriores: "luchar contra la gran burguesía", "destruir total y cabalmente las fuerzas armadas del enemigo", "destruir el Estado terrateniente burocrático". También el acuerdo final de lograr el "equilibrio estratégico" se convierte así en una mera ofensiva militar, con fuerzas escasas y sin horizonte. Luego del I Congreso a la denominación oficial de "Partido Comunista del Perú, marxista-leninista- maoísta, pensamiento Gonzalo" se le añadió la precisión de "principalmente pensamiento Gonzalo"
Tal resultado fue preparado por la forma cómo se procesaban los debates partidarios, exponiendo a quienes se atrevían a discrepar con el "más grande marxista viviente" a la abyección y la ignominia y aún a la pena de muerte, en caso de abandonar la organización. Adoptar el "pensamiento Gonzalo" como la nueva ortodoxia le creó al PCP-SL complicaciones también en el terreno internacional, con el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), una organización que aglutinaba pequeños partidos maoístas a nivel mundial, que prestó al PCP-SL algunos servicios de apoyo en sus campañas propagandísticas a nivel internacional, aunque mantuvo sus discrepancias con las tesis del "pensamiento Gonzalo". Por último, una de las conclusiones de Congreso tendría incidencia crucial en el curso del conflicto armado:
Una de las consecuencias visibles del I Congreso del PCP-SL es la recuperación de su presencia en Lima. Luego de la sensible caída de acciones durante 1987 y 1988, una nueva fase de recuperación se iniciará en 1989 e irá creciendo paulatinamente hasta encontrar su punto más alto en 1992. Un factor determinante para que el PCP-SL repuntara en Lima fueron los ajustes organizativos y el "impulso hacia adelante", cuando se aprueba en el Congreso luchar por el equilibrio estratégico. Para entonces se venía desarrollando el Gran Plan de Desarrollar Bases de Apoyo (marzo 87-setiembre 88) y bajo este marco, en agosto de 1987, el PCP-SL puso en marcha el Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo (MRDP). Lo que buscó SL fue que el MRDP cohesionara el trabajo de los distintos aparatos que actuaban en Lima (Socorro Popular, Comité Metropolitano, MFP, MJ, etc.), para así provoca las acciones convergentes (paros armados) y de esta manera, avanzar en lo que denominaron "la incorporación de las masas". Lo fundamental para el caso de las ciudades sería organizar el trabajo de masas. Esto debía realizarse con el Movimiento Revolucionario de Defensa del Pueblo y bajo una guerra implacable contre el "revisionismo":
De esta manera, tenía que aprovecharse las luchas reivindicativas de la población para teñirlas con los objetivos políticos del Partido: "Así, hay que desarrollar la lucha reivindicativa en función del Poder, éste es un principio político del trabajo de masas" 19. A continuación destacaría el rol que le tocaría jugar al proletariado y el objetivo político inmediato que debía conseguirse con este sector: "no podemos dejarlo en manos del revisionismo ni del oportunismo". Había que "barrer el colosal montón de basura". Asimismo, subrayó que las barriadas eran importantes para Sendero Luminoso desde años atrás, lo que se veía reflejado en la directiva emanada en 1976 que decía: "tomar barrios y barriadas como base y proletariado como dirigente". Todo ello era visto como logros cualitativos consistentes en "movilizar, politizar, organizar y armar" como complemento de "combatir" en que las masas debían ser educadas en función a la "guerra popular". Entonces, en cuanto a las ciudades:
Según los indicios, todo hace suponer que hubo una clara conexión entre la acelerada campaña en la sierra y la performance senderista en la capital. Debemos tomar en cuenta que, por lo señalado líneas arriba, SL estaba aún totalmente debilitado en la ciudad como para sostener una campaña de alta intensidad, pero su habilidad para movilizarse por objetivos políticos específicos pareció ser más grande en ese periodo que en cualquier momento pasado. Así, empezarán a tener visibilidad en el movimiento sindical, en las asociaciones barriales, las organizaciones estudiantiles, clubes deportivos, y otros. De la misma manera, potencializan sus organismos generados. Siempre remarcando que la consigna fue "combatir y derrotar al revisionismo y reformismo que se opone a la guerra popular". Ya sea que los métodos de influencia de Sendero Luminoso fueran directos o indirectos, el empleo de las organizaciones de Frente sirvieron para muchas de las funciones esenciales, incluidas la agitación pública, la educación política, el financiamiento y el reclutamiento. También proveyeron al movimiento, con sus instrumentos más importantes para tener una base de apoyo de masas urbanas. Esto fue particularmente evidente en la zona industrial de la Carretera Central, el PCP-SL buscó influir en el movimiento sindical, intentando para ello ganar elecciones en los gremios a través de organismos de fachada (" autogenerados", en la terminología senderista), sin éxito, por la fuerte presencia de la CGTP e IU entre los trabajadores de la zona. Desde mediados de 1987, tras una fase de captación de militantes a través de un discurso deslegitimador de las dirigencias sindicales, tildadas de "revisionismo conciliador", el PCP-SL desarrolla acciones más directas, desde la intensificación de volanteo y propaganda en las puertas de las fábricas, hasta el sabotaje a las instalaciones de las fábricas (casos de Nylon, Rayón, Bata, Nissan, y otras localizadas en la Carretera Central), asesinato de empresarios y de dirigentes "traidores". Igualmente, busca desarrollar la confrontación del movimiento sindical con las Fuerzas del Orden, infiltrando las marchas de sindicatos en huelgas y realizando acciones violentas. Simultáneamente, busca crear su propia base gremial, intentando captar dirigencias tanto de los sindicatos como de los Comandos de Lucha de acciones conjuntas. El 19 de enero PCP-SL convoca el primer paro armado en la Carretera Central. A abril de 1989 SL había infiltrado diversos sindicatos (Nylon, FAM, Atlas, COPE, Tabacalera Nacional, Bata, Tejidos La Unión y Pelikan), sin embargo sus organizaciones de fachada son derrotadas sistemáticamente cuando compiten en las elecciones gremiales. Paralelamente, la presencia de SL se hace sentir en los asentamientos populares con un incremento de las acciones de propaganda (desfiles de jóvenes militantes, fogatas en los cerros, volanteo en mercados) y la conformación de grupos (círculos de estudios) para captar jóvenes, con más éxito que en el espacio sindical. Lima, en palabras de Guzmán, constituye "el tambor" de las acciones senderista, es decir la caja de resonancia nacional e internacional por excelencia, por ello se convertirá en objetivo privilegiado por las actividades subversivas de gran impacto del PCP-SL. Por otro lado, es sabido que Guzmán y la dirección central del PCP-SL nunca se movieron de Lima y por entonces tenían enlaces directos con el Comité Metropolitano y Socorro Popular. 1.1.5.2. 1990-1991 En pos del Equilibrio estratégico ¡Que el equilibrio estratégico remezca mas el país! (Documento del PCP-SL, 1991) Asentado su liderazgo total en el Congreso, Guzmán propone un objetivo para el PCP-SL que tiene incidencia directa en el curso del conflicto armado. En efecto, Guzmán forzó la aprobación en el Congreso de lo que designó en diversos documentos como la necesidad de luchar por alcanzar el "equilibrio estratégico".
Al igual que con la propuesta del liderazgo, esta afirmación generó un debate entre los dirigentes de la cúpula del PCP-SL. La decisión de proclamar que se había alcanzado el "equilibrio estratégico" en la guerra revolucionaria era muy importante para Guzmán:
Esta apreciación no tomaba en cuenta el impacto de los cambios en la estrategia contrasubversiva desplegada por las FFAA -de la represión indiscriminada y el arrasamiento de las "zonas rojas" a las eliminaciones selectivas en base al trabajo de inteligencia y a la política de recuperación de la población bajo control del PCP-SL-, así como la magnitud que había alcanzado la rebelión campesina antisenderista y el peso de los Comités de Autodefensa en todo el país, con mucho mayor poder que en 1983-84 porque estaban dotados con armas de fuego entregadas por el estado. En los hechos la inicial alianza entre el campesinado y PCP-SL se había roto en muchas zonas del campo y los campesinos entablaban alianzas con las fuerzas del orden, con diversos grados de cercanía o de independencia, según las características regionales particulares. En realidad, una vez involucrado en el centro del conflicto armado, el campesinado en su mayoría optó pragmáticamente por lo que consideró el mal menor y el probable ganador. Pero esta realidad no podía ser aprehendida por la dirección senderista a partir de las categorías de análisis que utilizaba, según las cuales el PCP SL era la única y auténtica representación de los intereses objetivos del proletariado y el campesinado. Si éste ultimo se levantaba contra el partido esto tenía que ser la consecuencia de la intervención de agentes externos, los yanaumas (" cabezas negras"), encuadrados a la fuerza por los militares y bajo la instigación de las mesnadas 21. Aún hoy todos los cuadros de la dirección de PCP-SL Luminoso, con la excepción de aquellos que han roto con esa organización, como Óscar Ramírez Durand, el c. Feliciano, rechazan que los campesinos se encontraran tomados "entre dos fuegos", en el enfrentamiento entre PCP-SL y las fuerzas represivas, como "una impostura de los enemigos de clase". Según Guzmán, el PCP-SL había arribado al "equilibrio estratégico" gracias a que siempre había mantenido la iniciativa; cumpliendo sus planes políticos y militares: "nadie puede demostrar que no hayamos obtenido nuestros objetivos, que no exista el Nuevo Poder en sus formas diversas de Comités Populares Abiertos, desde Comités Organizadores hasta Comités Populares Abiertos"22. Esta visión de las cosas contrastaba absolutamente con la experiencia que en ese mismo momento tenían que confrontar los mandos senderistas en el campo, tratando de detener el descalabro de un "poder popular" cuya precariedad había quedado en evidencia cuando los campesinos, apoyados por las FFAA, decidieron masivamente rebelarse contra sus imposiciones, a través de un despliegue de violencia cada vez más brutal y masivo. Pero Guzmán era incapaz de ver todo lo que contradecía sus apreciaciones. Incluso la eliminación selectiva de los cuadros senderistas implementada por los militares no pudo ser evaluada en lo que realmente significaba, en cuanto a un cambio en la estrategia antisubversiva. Para Guzmán, ésta simplemente era un recurso desesperado del estado para tratar de contener el victorioso despliegue del "nuevo Poder": "es tan evidente que ellos mismos, los enemigos apuntan a aniquilar a los comisarios [de los Comités Populares Abiertos] pretendiendo destruir el Nuevo Poder. Que existe un Ejército Guerrillero Popular con pelotones, compañías y batallones es tan real que los periódicos lo registran (sic) (...) Y ¿quién dirige todo esto? el Partido y, ¿quién sustenta estos aparatos? las masas" 23. Se puso en ejecución, luego del Congreso, el plan de alcanzar el "equilibrio estratégico" a través del incremento de las acciones subversivas en función de él, pero paradójicamente esta reactivación conduce, a final de cuentas, al PCP-SL a su derrota. En palabras de "Feliciano": "salimos del Congreso y teníamos que hacer operaciones, operaciones, operaciones", es decir emboscadas a patrullas militares y asaltos a puestos militares, aumentado los enfrentamientos con las fuerzas del orden. Obviamente, el PCP-SL no tenía capacidad en cada Comité Regional para enfrentar a las fuerzas del orden. Mientras las bases y Comités del PCP-SL no se movilizaran, o lo hicieran sólo incursionando a otras comunidades para sojuzgarlas o hacer proselitismo, tenían mayores posibilidades de subsistir, pero para alcanzar el "equilibrio estratégico" las columnas armadas del EGP se vieron obligadas a insistir en mantener permanentemente la iniciativa militar lo que se tradujo en fuertes pérdidas de efectivos y medios de la Fuerza Principal de cada región. Esta dinámica diferente obligó, por ejemplo, a "Feliciano", posteriormente, a "refugiarse" en el Río Ene hacia 1992 para poder subsistir. En febrero de 1990 la dirección del PCP-SL afirma contar con aproximadamente 1450 miembros de la fuerza principal, sin contar el Huallaga, en la práctica fuera del control del CC, y Frente Regional del cual ya no se recibía ningún informe. De hecho, en el Huallaga el incremento del accionar del PCP-SL no se desarrolla por la búsqueda del equilibrio estratégico sino por otras razones, como se aprecia en los estudios realizados por la CVR. En resumen, Guzmán introdujo un cambio en la línea política de graves implicaciones en el preciso momento cuando el trabajo de PCP-SL en el campo entraba en una etapa crítica, de la que no se recuperaría más. Según la doctrina de Mao Tse Tung, en la "guerra popular" existen tres fases: la defensa estratégica, el equilibrio estratégico, y la ofensiva estratégica, de acuerdo a la forma cómo evoluciona la correlación entre las fuerzas de la revolución y las de la contrarrevolución, y para cada una de ellas existe una estrategia adecuada. Pasar de la "defensiva estratégica" al "equilibrio estratégico" en la guerra supone que política y militarmente se ha alcanzado un grado de desarrollo tal que se abre la etapa en que el poder central se empieza a poner en disputa. Cuando se leen la tesis acerca de la "guerra popular" propuestas por Mao Tse Tung, que suman más de un centenar, sólo una se refiere al equilibrio estratégico, definida simplemente como el periodo de transición de la defensiva a la ofensiva. En cambio, para Guzmán, el equilibrio estratégico se convierte en un punto central de discusión y de convencimiento de todo el PCP-SL. ¿Qué existía tras esta afirmación? Según el mismo Guzmán señala, debería producirse en Ayacucho un tipo de accionar militar distinto al desarrollado hasta entonces; es decir, debería buscarse el asalto y la toma de ciudades como Huanta y Ayacucho, a la vez que incrementar acciones en Lima. En su estrategia, el objetivo era cercar las ciudades desde el campo, pero tomando el campo como base y la ciudad como complemento. Por lo tanto, para alcanzar el equilibrio estratégico debería trasladarse el peso y la importancia del Comité Zonal Fundamental -Cangallo y Victor Fajardo-al Comité Zonal de Ayacucho -Huamanga, Huanta y La Mar-, mientras que en Lima se irían sentando las bases de los Comités de Lucha Popular, el equivalente de los Comités Populares en el campo. Raucana y María Parado de Bellido, en la Carretera Central, serían los modelos de desarrollo de las bases de apoyo revolucionario en la ciudad. A comienzos de 1989, ya los responsables regionales del PCP-SL enviaban informes de que no les iba del todo bien, debido, entre otras razones, a que las Fuerzas Armadas restablecían sus relaciones con los organismos de Autodefensa y extendiendo su influencia a favor de la resistencia del campesinado contra las imposiciones del PCP-SL. A pesar de estos informes, que retrataban la real situación del conflicto armado, Abimael Guzmán logró que el acuerdo del Congreso del PCP-SL respecto de su propuesta de "luchar para alcanzar el equilibrio estratégico" se tomara como eje en el diseño de un nuevo plan militar. En la elucubración farragosa de espejismos políticos y militares de Abimael Guzmán a lo largo del conflicto armado, destaca la presentación como inminente de la posibilidad de alcanzar el "equilibrio estratégico". Con ello, Guzmán rompía las normas elementales de comprensión respecto al enfrentamiento con las fuerzas del orden, con las cuales, él sabía muy bien, no había ningún tipo de equilibrio. Años después, Guzmán pretendería explicar que el "equilibrio estratégico" no comprendía centralmente el enfrentamiento con las fuerzas del orden, sino que era la búsqueda del resquebrajamiento de la gobernabilidad total del país, y en 1993, al producirse las negociaciones para el "Acuerdo de paz" y la división interna, afirmaría que definitivamente no estaban en condiciones de tomar el poder.
Esta evolución en las afirmaciones de Guzmán respecto al "equilibrio estratégico", no hacen sino demostrar el cinismo y la manipulación con que actuó durante el Congreso y después de él.
Desde el punto de vista militar, su evaluación era igualmente subjetiva: "estamos construyendo la conquista del Poder, ¿por qué surgió esta exigencia con más urgencia? Ya hemos pasado 4 hitos en el salto de guerra de guerrillas a guerra de movimientos y éstos demuestran cómo el proceso se desenvuelve" 24. Esto suponía asumir que la organización insurgente contaba con fuerzas regulares (es decir, con un ejército) capaz de pasar de las acciones irregulares, características de la "defensiva estratégica" (acciones de propaganda armada, sabotaje, atentados, terrorismo, guerra de guerrillas), a la primera forma de guerra regular, la guerra de movimientos, donde ya es posible desarrollar enfrentamientos regulares con profesionales de la guerra organizados en ejércitos basados en división de armas y cuerpos (artillería, caballería, ingeniería, logística, etc.) aunque las fuerzas insurgentes aún no estén en condiciones de defender territorios y deban combinarlas con acciones de guerrillas. "Otro de los cambios actuales es que la guerra de guerrillas se pasa a guerra de movimientos que devendrá principal, pero no exclusiva, pues, la guerra de guerrillas seguirá desenvolviéndose como fundamental en lo inmediato" 25. Este sería el preludio de la fase final de la guerra revolucionaria, la "ofensiva estratégica", donde las acciones bélicas deberían adquirir las características de una guerra de posiciones, con los insurgentes defendiendo territorios. Las acciones senderistas no rebasaron las características de una guerra irregular, no llegándose a formar un verdadero ejército (aunque en los documentos se hablara del "Ejército Guerrillero Popular") con el cual desarrollar combates regulares ni siquiera en la región del Huallaga, donde más avanzó militarmente PCP-SL. Para Mao ZeDong, el tránsito de la guerra del campo a la ciudad como escenario principal de la guerra está asociado a un desarrollo del trabajo político y militar muy elevado en el campo: el "cerco de las ciudades" y su caída son la fase final de la guerra; el preludio de la victoria final. Como es evidente, tampoco se daban tales condiciones en el Perú a fines de la década del ochenta; por el contrario, el enorme despliegue de los Comités de Autodefensa a nivel nacional y la rebelión campesina contra las imposiciones del "poder popular" senderista significaban una neta regresión con relación a la situación de mediados de la década del ochenta. Proclamar en tales condiciones que se había alcanzado el "equilibrio estratégico" y que había que poner en tensión las fuerzas para "construir la conquista del poder" era una apreciación absolutamente subjetiva, que debería tener, como tuvo, graves consecuencias para el PCP-SL. En las cifras que el propio Guzmán reúne en cuadros estadísticos en febrero de 1990, y en el balance que hace de ellas, la confiscación de armas del enemigo y la perdidas de armas están casi equiparadas, lo cual representa para el PCP-SL su incapacidad de crecimiento y su entrampamiento en el campo. En realidad, Guzmán es consciente que "su" "Ejercito Guerrillero Popular" se ha empantanado en el campo por dos razones: una, por la formación y actividad de los Comités de Autodefensa y Rondas campesinas; y dos, porque el ejército había corregido también su estrategia, buscando ganar la adhesión de la población y al haber mejorado su trabajo de inteligencia la represión era mucho más selectiva. Así, no sólo se golpeaba duramente alas fuerzas del EGP, sino también, y fundamentalmente, al aparato político del senderismo (OPA). La primera proclamación, sobre el "equilibrio estratégico" en la guerra popular, y el acuerdo de acelerar el tránsito de la guerra del campo a la ciudad, fueron resoluciones impuestas por Guzman contra la opinión de otros miembros de la dirección. La proclamación del "equilibrio estratégico" por Abimael Guzmán representó una especie de huida hacia adelante. El PCP-SL debía afrontar la pérdida de presencia en el campo, a medida que los "escarmientos", es decir las masacres contra poblaciones campesinas se mostraban impotentes para impedir la generalización de la organización armada del campesinado contra el proyecto del PCP-SL. La respuesta de Guzmán fue intensificar las acciones armadas en la ciudad, proclamando que, en el marco del despliegue del V Plan, las campañas debían impulsar el ensayo de modalidades pre insurreccionales de acción en las ciudades, supuestamente preparando las condiciones para el asalto al poder. Acciones que nunca llegaron a realizarse mientras que el empantanamiento, sino la derrota, del EGP en el campo era a todas luces notoria. Guzmán, ya preso en 1993, reinterpreta la "ofensiva" en Lima -expresada en numerosos coches bombas entre febrero y julio de 1992-como un intento que buscaba la intervención norteamericana en nuestro país y, para conseguir tal objetivo, se aleccionaba a los militantes subversivos con falsas expectativas, animándolos a continuar con sus acciones, pues "el poder estaba a la vuelta de la esquina". En su elaboración fantasiosa, Guzmán tenía, antes de caer, la propuesta de cambiar los nombres de organismos y estructuras fundamentales para el PCP-SL: el Ejercito Guerrillero Popular devendría Ejercito Popular de Liberación Nacional, listo para combatir a los americanos que irían a invadir inexorablemente el país; la "República de Nueva Democracia" deja paso a la "República Popular del Perú", porque el Frente Único por constituirse en ese supuesto enfrentamiento con el ejército imperialista, comprendería la burguesía nacional; por eso fue un error, según Guzmán, la posterior explosión del coche bomba en la calle Tarata, que contradecía el interés por ganar a la burguesía nacional. El quinto gran plan militar, luego del Congreso, aplicó así la directiva de alcanzar el "equilibrio estratégico", que implicaba pasar de la "guerra de guerrillas" a la "guerra de movimientos", centrando entonces las acciones ya no en compañías sino en "batallones", que no dejaban de ser algo nominal: un batallón reunía a veces sólo 15 miembros armados de la Fuerza Principal y 40 campesinos de la Fuerza Local y de apoyo. Para Feliciano, la situación queda resumida en una frase: "Abimael Guzmán hacía la guerra del nintendo" 26, por ello habla de batallones y compañías ficticias, pero obliga a las estructuras del EGP en diversas zonas a sacar todas sus "reservas estratégicas" al combate contra las FF AA en condiciones absolutamente desventajosas. En suma, según las cifras del mismo Abimael Guzmán, el poder militar del PCP-SL para desarrollar el "equilibrio estratégico" eran 1450 hombres de la fuerza principal y del Ejército Guerrillero Popular, más o menos unas 700 armas de guerra y otras 800 armas de fuego, 4500 de las fuerzas locales con armas elementales y bombas artesanales, 20000 de las fuerzas de base (sin contar el Huallaga inmerso en una dinámica aparte), que eran en realidad simples campesinos organizados, parte de la "masa", útiles para acompañar en las incursiones a otras comunidades pero no para enfrentar a las fuerzas del orden. Cuando en enero de 1991 es capturado el archivo central del PCP-SL, consta la existencia de más o menos 2600 militantes del partido. ¿Qué razones le llevaron a declarar que toda una etapa –la "defensiva estratégica"-de la "guerra prolongada" se había cumplido, acortando notablemente los plazos de la "guerra de cien años" que anunciara en 1980? Aparentemente influyeron en esta decisión un conjunto de factores. El principal fue el de intentar centrar su acción subversiva en Lima, porque en el campo no le iba bien. La contraofensiva campesina, que se expresó a partir de 1988-89 en la generalización de las "rondas campesinas" y de los "comités de autodefensa" a lo largo y ancho del país para enfrentar al PCP-SL. Así, el PCP-SL vio su trabajo campesino empantanado a nivel rural por una masiva resistencia campesina que no pudo quebrar con los arrasamientos de comunidades y ajusticiamientos de campesinos que no aceptaban su chantaje, así que los campesinos establecieron alianzas con los militares y en muchos casos fueron a buscarles para pedirles apoyo e instrucción para combatir contra las imposiciones senderistas. La segunda razón fue el agravamiento de la crisis social y los evidentes signos de descomposición del Estado peruano. En estas condiciones, podía concebirse la posibilidad de provocar un colapso del Estado, que, según Guzmán, desencadenaría una intervención militar norteamericana, permitiendo así convertir la guerra senderista en una "guerra de salvación nacional". En tercer lugar, las expectativas que provocó en las filas senderistas y en su entorno la campaña propagandística de que el partido tomaría el poder hacia los primeros años de la década de los 90´s. Según Guzmán, esta era la situación existente en 1990:
El colapso de la economía y la grave crisis social provocada por el gobierno aprista, con una inflación galopante, una profunda crisis moral fruto de la corrupción, y el colapso del aparato estatal, hicieron concebir a Guzmán la ilusión de que en algún momento era posible asaltar el poder, y cuando se dio cuenta de lo erróneo de su plan, trató de provocar la intervención norteamericana. De allí que proclamara que el V Plan Militar que estaban desplegando era el penúltimo antes del triunfo de la revolución y que la tarea que debía desarrollarse de inmediato era "Construir la Conquista del Poder". Cuando Abimael Guzmán fue capturado el PCP-SL estaba cerrando la segunda campaña de su V Plan Militar y se preparaban para iniciar el VI -y último, según Guzmán-Plan Militar, que debía terminar presumiblemente hacia el año 1996, con la supuesta conquista del poder. Se trataba de una evaluación profundamente errónea, que subestimaba la capacidad de recuperación del estado y, sobre todo, la resistencia que su accionar había provocado, particularmente en el campo, así como la nueva estrategia de las FFAA y su inmensa superioridad en efectivos y medios. Por otra parte, crear un vacío de poder en las ciudades no iba a ser tan fácil, ya que tenía que enfrentar una fuerte oposición organizada en los sectores populares, que si bien es cierto mostraban su disconformidad con una democracia injusta, débil e inestable, no apoyaban al terrorismo, por el contrario querían orden por sobre todas las cosas. Conforme se constata en las cifras de víctimas del conflicto armado, el segundo "pico" en la cantidad de muertos corresponde con la decisión de Guzmán de llevar el conflicto al nivel de "equilibrio estratégico", supuestamente paso previo a la ofensiva y la insurrección general que lo llevaría al poder. Ahora por decisión propia, y no como reacción a la presencia de un actor nuevo como en 1983, las columnas de PCP-SL fuerzan su relación con la población rural en las zonas que habían sido de expansión, particularmente en la región central y sur andina, haciéndose más exigentes, más intolerantes y más violentas. El ciclo se repite, con un alto saldo de muertes (aunque menor que en 1984-85) y el PCP-SL es expulsado sino derrotado en esas regiones. La estrategia senderista fuerza también la violencia en las ciudades y moviliza sus bases urbanas hacia la realización de ataques y atentados más violentos, frecuentes y visibles, buscando generar la imagen de cerco y la inseguridad en las ciudades, particularmente en Lima 28. Un tipo de acción recurrente en estos años, más bien esporádica en el período anterior e inusual en los primeros, es claramente urbana: el paro armado. Cabe resaltar que en este período se produce también la primera reacción amplia de la sociedad civil contra la violencia, con la conformación de Perú Vida y Paz y la masiva marcha por la paz en la capital en noviembre de 1989. Crecientemente, el conflicto abandona los espacios rurales de la sierra, para concentrarse en las ciudades y también en la Selva de los ríos Huallaga y Ene. Incluso el acontecimiento que cierra el período, la captura de Abimael Guzmán, se realiza en Lima, la ciudad que nunca abandonó durante todo el conflicto. LOS ESCENARIOS REGIONALES DEL CONFLICTO ARMADO 1989-1992 En Ayacucho, el PCP-SL se encuentra al acecho realizando algunas acciones de sanción "ejemplificadora" a comunidades organizadas en Comités de Autodefensa. Pero EL PCP-SL ha perdido buena parte del apoyo de la población local y no es capaz de enfrentar la capacidad de fuego de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, sus columnas armadas, en movilidad constante para evitar enfrentamientos, son aún capaces de realizar acciones como la emboscada en el paraje de Challhuamayo el 19 de junio de 1992, cuando es dinamitado un vehículo de la municipalidad de Huancasancos, pereciendo 17 personas: el alcalde provincial, el subprefecto, el fiscal provincial, el juez de paz, el gerente de la micro-región, además del conductor, un capitán EP y diez soldados que brindaban seguridad a las autoridades. Esta es una de las últimas emboscadas importantes, junto con el asesinato por el PCP-SL, el mes siguiente, de 8 personas en la comunidad de Pallcca. En las zonas rurales del norte (Huanta, Huamanga, La Mar), PCP-SL intenta nuevamente recuperar espacios y las rondas vivirían una segunda experiencia de enfrentamientos sostenidos entre 1989 y 1990, años que coinciden con pésimas cosechas, acentuando el rechazo a las columnas de SL que pretenden obtener mediante la amenaza alimentos de los campesinos. En enero de 1990 se produce una de las peores masacres: 48 comuneros son asesinados por el PCP-SL en Acosvinchos. Otras dos masacres se registran producidas por incursiones del Ejército: en mayo de 1990 el ejército arrasa la localidad de Yahuar Machay (Ayahuanco) con un saldo de 47 personas muertas, y en enero de 1991 se encuentran 18 cadáveres tras la incursión del Ejército en San Pedro de Cachi. Pero ésos son ya los últimos arrasamientos en la región. La violencia en el norte de Ayacucho será luego más bien urbana. En el valle del río Apurímac y Ene,, aproximadamente desde 1992, los cuadros senderistas de Ayacucho, ante la ofensiva militar, se refugian en Viscatán y el río Ene. Desde allí realizan esporádicas acciones en localidades cercanas. Esta zona se constituye en el refugio de "Feliciano". Su acercamiento a los narcotraficantes de la zona les permite obtener recursos económicos, lo que les garantiza, aunque constreñida, su supervivencia en años posteriores. En la ciudad de Huamanga el accionar del PCP-SL es intenso, particularmente entre finales de 1989 e inicios de 1990; la coyuntura de elecciones nacionales da especial visibilidad a sus acciones armadas urbanas. Uno de los crímenes de mayor impacto es el asesinato perpetrado por PCP-SL del alcalde provincial de Huamanga, Fermín Asparrent, en setiembre de 1989; En el periodo que corresponde a este acápite, la base de datos de DESCO registra 11 "Paros Armados" en la ciudad de Huamanga; en ellos, el PCP-SL realiza otros atentados y detonación de explosivos; normalmente son acompañados de "apagones" provocados. La violencia en la ciudad de Huamanga sólo se detendrá con la captura de Abimael Guzmán y desaparecerá con la ulterior firma del "Acuerdo de Paz". En la región central, en las zonas altas de Cunas y Canipaco, así como en el Tulumayo, se desarrolla el mismo ciclo de violencia que el vivido en Ayacucho rural en 1984-1985: comunidades bajo control de PCP-SL, que inicialmente lo acogieron con entusiasmo, se adhieren crecientemente a las Fuerzas Armadas. Durante 1989 la región central muestra el mayor número de muertos o desaparecidos en la historia del conflicto armado. En ese contexto se inscribió la lucha por la captura del Valle del Mantaro. En la red urbana del valle del Mantaro, y especialmente en la ciudad de Huancayo, el periodo es extremadamente violento: el 82% de las muertes reportadas a la CVR en el ámbito del valle del Mantaro, se produjeron en estos años. Las columnas senderistas expulsadas de las zonas altas, incrementan el contingente en las ciudades. Durante el segundo semestre de 1989 se multiplican las acciones de sabotaje y propaganda armada. En el ámbito del Mantaro, se registran 223 acciones, sólo entre atentados con explosivos, acciones de destrucción de infraestructura o instalaciones y ataques a instituciones públicas y privadas. La Universidad Nacional del Centro siguió siendo centro del accionar de la violencia, con todos sus actores. Los integrantes de la comunidad universitaria presuntamente vinculados al PCP-SL empiezan a ser objeto de desapariciones y ejecuciones extrajudiciales perpetradas también por paramilitares. En 1989 el PCP-SL desplegó una gran ofensiva, que se proponía el descabezamiento de los sindicatos mineros de la región, cuyo control le era esquivo. Era un período de agudización de los enfrentamientos entre los trabajadores y los representantes de la empresa que le costó la vida al secretario general de Centromin, Saúl Cantoral. Pero el principal objetivo del PCP-SL en la región central, como dijimos antes, fue la destrucción de las SAIS. Así, el PCP-SL impulsó la destrucción de la SAIS Cahuide y el reparto de la tierra y el ganado entre los campesinos de las comunidades socias. En las paredes de los edificios incendiados, junto con las consabidas pintas con vivas al PCP-SL, a la "República de Nueva Democracia" y al "Presidente Gonzalo", se escribió "Destrucción total de la SAIS, obra del pueblo, con dirección del PCP", "La tierra se conquista y se defiende con las armas" y "Laive pasa a manos de sus legítimos dueños, los campesinos". La liquidación de la SAIS Cahuide fue precedida por la destrucción de la SAIS Heroínas Toledo y de las haciendas Yanacocha, Acopalca, Colpa, Cónsac, además de la disolución de la cooperativa Ullapata, granja multicomunal dirigida conjuntamente por cuatro comunidades de la región. La visión idealizada de Guzmán de un campesinado autárquico, por fuera de los mecanismos de mercado y dedicado a la producción de autosubsistencia no funcionaba ya ni siquiera en las zonas más atrasadas de Ayacucho y definitivamente estaba en las antípodas de la realidad existente en la sierra central, una de las regiones donde el campesinado está más fuertemente inserto en relaciones mercantiles.
La autarquía no era obstáculo porque el "nuevo estado" estaba en construcción:
El resultado real es que en 1990 las 17 comunidades del Alto Cunas hicieron un pacto con los militares comprometiéndose a organizar rondas campesinas. Algún tiempo después figuraron entre las primeras comunidades del país que recibieron una donación de armas entregadas personalmente por el presidente Fujimori. En cualquier caso, los Comités de Autodefensa poco a poco empiezan a dominar la zona y a expulsar al PCP-SL. Para 1992, el Ejército tenía registrado 1,568 ronderos sólo en el Alto Canipaco, con organización y disciplina militar. El orden social se restablece poco a poco y nuevamente las comunidades eligen autoridades propias. La guerra ha terminado. En la Selva central, el conflicto armado se expande en territorio ashaninka de los ríos Ene y Tambo. A lo largo de 1989, el control que venía desarrollando PCP-SL en esta zona, deviene en el arrasamiento de comunidades nativas y pueblos de colonos. Entre 1989 y 1992, se produce el 62% del total de muertos o desparecidos reportados a la CVR en la Selva Central. Para el PCP-SL la región tenía un carácter estratégico. Los ríos Tambo, Ene y Pichis constituyen un corredor natural para articular en perspectiva el trabajo desarrollado en la selva ayacuchana, en Río Apurímac, con la región del Huallaga, además de ser la retaguardia natural para el despliegue senderista desde la sierra central. Pero el asentamiento de PCP-SL en la región no se basó únicamente en la coerción y el terror ejercido contra los nativos. Como sucedió en las otras regiones, también hubo numerosos asháninka que se incorporaron a las filas senderistas voluntariamente, lo cual no es extraño si consideramos que muchos asháninka estaban acosados por la creciente presencia de colonos, y que muchos de ellos creyeran encontrar en PCP-SL el instrumento eficaz para la defensa de sus intereses contra el asedio externo. Como en otras regiones donde PCP-SL ejerció plenamente el poder, el encuadramiento de la población incluyó hasta a los niños más pequeños, a los cuales se utilizaba en tareas riesgosas, al mismo tiempo que se les formaba como futuros combatientes:
Entre los años 1989 y 1990 se alcanzó el punto más elevado en el desarrollo del asentamiento senderista en la región, La decadencia vendría con la caída de Abimael Guzmán, y el posterior debilitamiento de las estructuras partidarias. En realidad, los valles de los ríos Ene y Tambo se convierten en zonas de refugio y construcción de su "nuevo poder". Los crecientes abusos de PCP-SL provocaron la reacción de los nativos, pero los subversivos no tenían intención de abandonar la región, sin reparar en los costos sociales que acarreara su permanencia. Comenzaron a realizar "escarmientos" contra las comunidades nativas. El 18 de agosto de 1993 en una incursión que se extendió por los pequeños poblados a orillas del río Sonomoro fueron asesinados hombres, mujeres y niños, con un saldo de 62 asháninka muertos y aproximadamente 2,500 damnificados. Una constante que se encuentra en el empleo de la violencia contra la población, tanto por parte de los senderistas como por los integrantes de las fuerzas del orden, es que el grado de brutalidad de las intervenciones es directamente proporcional al grado de aislamiento de las localidades y a la distancia que las separa, física y simbólicamente, de los centros de poder. En la selva central los nativos están tan aislados como los pobladores de Chungui y Oreja de Perro en Ayacucho, y la suerte sufrida por los pobladores rurales en ambos espacios es trágicamente similar. Se estima que la quinta parte de la población de la macroetnia asháninka terminó en la condición de desplazados de guerra. Se ha producido graves daños a la estructura social de las sociedades nativas y agudizado enconos ancestrales. Pero los asháninka no han sido víctimas solamente del accionar de las fuerzas insurgentes: son múltiples las denuncias de violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas contrainsurgentes, que fueron favorecidas por los prejuicios étnicos y raciales que afirman la superioridad de los conscriptos de la sierra y de la costa que allí llegan, frente a los "salvajes", también denominados "chunchos", la impunidad relativa con que podían actuar contra ellos, así como la condición de sospechosos en la que los colocaba el hecho de ser en su mayoría indocumentados. Desde el punto de vista del Perú oficial, miles de estos pobladores no tienen siquiera existencia legal porque no están inscritos en los registros civiles. Esta suerte de limbo legal en que viven los coloca al margen de los derechos ciudadanos. Parte de su tragedia, tanto en su relación con PCP-SL cuanto con las fuerzas contrainsurgentes, tiene su origen en esta inexistencia jurídica: desde el punto de vista jurídico formal es difícil demostrar la violación de los derechos de quienes, según el propio derecho, no existen. En la Región nororiental, con bases sólidas en el Alto Huallaga, el PCP-SL intenta en estos años afirmar su dominio avanzando hacia el Huallaga Central, tras dominar la parte sur de las provincias de Bellavista y Mariscal Cáceres y ante la necesidad de reafirmar su hegemonía territorial, el PCP-SL prosigue con su avance teniendo como objetivos los valles del Ponaza y Miskiyacu, en el Huallaga Central. Pero el PCP-SL tiene un importante revés en Tingo María en julio de 1991 cuando fracasa un intento de atacar la ciudad. El caso es expresivo de lo que venía sucediendo desde 1989 con la creación del Comando Político Militar del Huallaga: un mayor control militar a través del establecimiento de bases militares en Uchiza, Santa Lucía, Tocache, Madre Mía, Tulumayo, Nuevo Progreso, Pizana, Punta Arenas y otros lugares y una nueva estrategia del Ejército que prioriza el combate al terrorismo por sobre la eliminación del cultivo de coca. Así, avanza la constitución de Comités de Autodefensa. En 1992 la estrategia de apoyarse en la población para combatir el terrorismo cuenta con un elemento más: la ley de arrepentimiento, que no sólo resta contingentes a la subversión, sino amplía la información de la que disponen los órganos de Inteligencia. La tercera fase del PCP-SL en la región nororiental se abrió con la captura de Abimael Guzmán en setiembre de 1992 y tuvo un hito importante en la promulgación de las normas legales que permitieron a los militantes desengañados acogerse a la figura del "arrepentimiento". Esta fue una puerta de escape para numerosos militantes que tenían que soportar la presión de mandos subversivos, y estaban obligados a embarcarse en una ofensiva final para la cual no estaban preparados. Por otra parte, a partir de 1989 el precio de la coca empezó a bajar, llegando en 1995 a un nivel que no cubría ni siquiera los costos, agudizando las contradicciones y alterando los precarios equilibrios establecidos. El PCP-SL extremó la presión sobre los narcotraficantes, lo cual provocó la ruptura de la alianza que habían establecido, como sucedió en Paraíso. Pero el hecho fundamental que precipitó la decadencia de PCP-SL en la región fue, al igual en que los otros espacios, sus abusos y su intento de encuadrar todos los aspectos de la vida del campesinado, que terminó provocando la resistencia campesina, su aislamiento social y posterior derrota militar, quedando sólo "rezagos". El gobierno de Fujimori utilizó hábilmente la información sobre los operativos antiterroristas para vender la idea de que estaba asestando el golpe final al terrorismo, minimizando las acciones de los grupos subversivos y realzando los éxitos gubernamentales, como se hizo con el Operativo Aries, desarrollado por patrullas militares del Frente Huallaga entre el 5 y el 18 de abril de 1994, con una enorme cobertura de prensa y que tuvo que detenerse debido a las denuncias de los grupos de defensa de los derechos humanos por los abusos perpetrados contra la población. Como en otras regiones, este avance conjunto del Ejército y los comités de autodefensa que se formaron, resta espacio al PCP-SL, pero incrementa también su violencia contra la población y el número de muertes. En estos años, en Ucayali, es la Marina quien enfrenta la subversión, desde la instalación de la base de Aguaytía, En el Sur Andino el conflicto tiene otro desarrollo. En las provincias altas del Cusco (Canas, Canchis, Chumbivilcas) y del departamento de Apurímac, luego de que el número de víctimas reportadas alcanza un pico en 1988, después empieza a disminuir; el PCP-SL tiende a replegarse particularmente luego de la instalación de Bases Contra Subversivas en Antabamba y Haquira. Los ataques selectivos de SL (a rondas que originalmente son contra abigeos, pero igualmente consideradas enemigos) continúan así como el asesinato de autoridades locales; concomitantemente, sigue la creación de Comités Populares abiertos, autoridades del "nuevo estado". Junto con el ataque del Ejército, el PCP-SL debe enfrentar a las nacientes rondas en la zona. Si bien, inclusive hasta 1992, aún existía actividad subversiva en la zona (en mayo de 1992, por ejemplo, se registra el asesinato de 4 autoridades, incendio del municipio, y destrucción de dos ómnibus en San Pedro, Canchis) es claro que se encuentra en declive. En Puno la actividad subversiva sí es creciente. En el periodo, se producen el 65% de las muertes de los 20 años de conflicto armado. La fuerza principal de SL se ubica en el centro de la provincia de Azángaro y desde allí se desplaza hacia Melgar, Carabaya y Lampa. Pero, como se ha señalado antes, en Puno PCP-SL no controla el ámbito rural a pesar de asesinar o amedrentar autoridades y debe competir políticamente con la federación de Campesinos, los paridos de izquierda y la acción de promoción de la Iglesia Católica. Ello le impide sustentarse, como en otras zonas, en Comités Populares, que no se crean en Puno, y como apoyo cuenta sólo con una red de simpatizantes que si bien definen un amplio territorio, manifestarán la misma debilidad que la estructura central: caído el mando principal, la red desaparece. Esta red de apoyo, sin embargo, es suficientemente útil para sustentar una caravana de atentados como la que realiza el PCP-SL en mayo de 1989. En enero de 1990 la columna principal de PCP-SL sufre un revés decisivo cuando intenta atacar las instalaciones de la SAIS Sollocota y fracasa. Esta acción marca el principio del fin, pues se desbarata la columna principal pero, sobre todo, la red de contactos de apoyo. A este tipo de reveses militares, se suma la acción de inteligencia policial, que permite desarticular redes, deteniendo a los simpatizantes que apoyan al PCP-SL. La resolución final de la lucha por las tierras a favor de las comunidades campesinas colabora al aislamiento de PCP-SL: 1,274 comunidades de Puno reciben cerca de 2 millones de hectáreas de pastos: las comunidades están más ocupadas en inscribir en los registros públicos las tierras, que en disputas políticas. A pesar de todo ello, un cierto repunte se observa en 1991, sobre todo de comandos de aniquilamiento urbanos, y luego, nuevamente en el campo. Sin embargo, el final de la violencia debe esperar aún la captura de Guzmán y la cúpula senderista. En Puno aproximadamente un millón de hectáreas fueron redistribuidas. Una vez en propiedad de la tierra, el campesinado optó por concentrarse en proyectos productivos, planteándose otro tipo de problemas como el crédito, tecnología y mercados. La presencia senderista declinó en la medida que cesaba la movilización campesina. La caída del "presidente Gonzalo" y su posterior llamado a luchar por el acuerdo de paz virtualmente terminó con el ciclo de la violencia. PCP-SL en Puno se alineó con los "acuerdistas" detenidos en el penal de Yanamayo. Los problemas del campo no quedaron definitivamente resueltos. No basta con la propiedad de la tierra: algunos campesinos creen que con las empresas asociativas estaban mejor, algunos añoran hasta la hacienda. En Puno el fin de la violencia política no significa el final de la violencia estructural. En Lima Metropolitana, la consigna de luchar por el "equilibrio estratégico" tiene especial relevancia, pues ella conduce a convertir la ciudad capital en un eje principal de su actividad subversiva. Según los documentos existentes del PCP-SL, Lima nunca fue considerado su frente principal, pero el mismo Guzmán señala, en algunos documentos, su incapacidad para controlar el accionar violento de sus propias bases. Aunque "el presidente Gonzalo" está en Lima, transcurren en alguna ocasión varios meses sin que tenga contacto alguno con la estructura partidaria regional, y se entera de lo que está sucediendo en Lima... a través de la televisión. La "ofensiva" en Lima, en cumplimiento de los planes del "equilibrio estratégico, escapa entonces de sus manos y, al parecer, él tiene conciencia de ello. Guzmán dijo en el Congreso del PCP-SL: "Ya desde el 79 sabemos que Lima es la capital de América Latina más vulnerable". Sin embargo, aunque los dirigentes senderistas nunca dejaron de considerar que la presencia urbana del PCP-SL sólo era un complemento de la guerra que debía desarrollarse esencialmente en los ámbitos rurales del país, Lima fue durante el "equilibrio estratégico el escenario en el que realizaron la mayor cantidad de acciones terroristas a fines de los 80 e inicios de los 90. El punto de partida de este nuevo periodo fue el 3 de noviembre de 1989, en plena segunda ofensiva del desarrollo de la I campaña de Impulsar, cuando el MRDP organizó un paro armado en Lima, bajo la consigna de "desarrollar el boicot contra las elecciones generales de 1990". Fue el inicio del mayor despliegue terrorista sobre la ciudad. Al respecto, tres escenarios –los sindicatos, las universidades y los asentamientos humanos-y una modalidad –los paros armados-fueron ejemplos de la acción de Sendero Luminoso en Lima a partir de 1989. En el primero de ellos intentaron radicalizar las huelgas sostenidas por sindicatos en conflicto, cuyo objetivo no era las reivindicaciones que podían conseguir sino utilizar estas circunstancias como "alimentadoras" de la "guerra popular". Para lograr sus propósitos, los senderistas no dudaron en asesinar a una serie de funcionarios y gerentes de estas empresas, tratando de generar una situación de continua y extrema confrontación. De esta manera, los resultados finales fueron la destrucción de las organizaciones obreras y sin haber satisfecho las demandas de sus afiliados. En las universidades, especialmente San Marcos, hubo un intenso trabajo para captar activistas que sirvieran de propagandizadores y, eventualmente, pasaran a servir a los destacamentos militares. En La Cantuta, por el contrario, la organización local dependió de la estructura zonal del Partido y, por lo mismo, estuvo dedicada a tareas militares. En los barrios, también hubo expansión de la actividad senderista, especialmente en los denominados "conos" de la ciudad. El principal de ellos, el cono Este, será escenario de un intenso trabajo proselitista, correlato de la sistemática penetración que realizaron en los años anteriores, en los asentamientos humanos de la zona. En 1990 esto tiene un momento culminante: la formación del "Comité de lucha popular" de Raucana, una invasión promovida por el PCP-SL para instalar allí un "Comité popular abierto", que debía anunciar al mundo la presencia del nuevo poder senderista en la ciudad y la inminencia de su triunfo. En Villa El Salvador, en el cono Sur, también se intensifica la presencia senderista y a inicios de los años noventa era evidente que la organización maoísta había logrado ejercer un nivel importante de influencia e incluso control sobre organizaciones claves del distrito, tales como la CUAVES, la FEPOMUVES, y la APEMIVES. El objetivo de Sendero Luminoso en Villa fue demostrar la ineficiencia de las estrategias pacíficas de cambio social: un objetivo orientado tanto para desprestigiar a los partidos de izquierda que consideraba sus principales rivales y enemigos, como para radicalizar las luchas populares en torno a su lógica de enfrentamiento con el Estado. En el cono Norte aprovecharon los asentamientos humanos formados por pobladores desplazados debido a la violencia política en el campo, para insertarse entre ellos y utilizarlos como "masa" para sus fines políticos. Sobre los paros armados, algo que no debe perderse de vista es que no tenían el sentido reivindicativo que normalmente tiene esta medida de fuerza ejercida por los trabajadores. Era una forma de acción que combinaba todas las demás (agitación, propaganda armada, sabotajes, aniquilamientos selectivos y combates guerrilleros). Por ello, era considerado un avance en la lucha armada. Es decir, consistía en un conjunto de acciones que buscaban principalmente "golpear, desgastar y socavar el viejo orden", para mostrar la debilidad e impotencia del Estado y con ello, alcanzar el objetivo de seccionar al país. Los paros armados eran planificados, organizados y ejecutados por los organismos que conformaban el MDRP, del cual, SOPO era el organismo básico. Días antes del paro, se preparaba el terreno mediante acciones preliminares, buscando atemorizar a los choferes de transporte público. Las acciones de intimidación se realizaban con sabotajes e incendios a los omnibuses. En 1992, la violencia está en auge. Pero, para el "equilibrio estratégico" del PCP-SL, el asedio y la generalización del clima de terror en Lima, el centro del poder económico y político, el punto más visible del territorio nacional, era crucial. Asedio desde el llamado "cordón de hierro" de los asentamientos humanos marginales; terror en el centro y sus barrios medios y comerciales. Entre abril de 1989 y diciembre de 1992, se producen en Lima 907 ataques y atentados; el 47% de los atentados producidos en todo el país; prácticamente, un promedio de un atentado por día. En el periodo, son convocados por lo menos 10 paros armados, fechas en las que se perpetran diferentes acciones armadas en la capital. Los paros armados fueron creciendo en violencia. En los barrios de los conos de expansión de Lima, PCP-SL no sólo incrementa sus acciones de propaganda y ataque de lugares públicos, sino desarrolla una fuerte presión sobre las dirigencias barriales (amedrentamiento, asesinato) buscando lo que no logró antes con las organizaciones gremiales: copar las organizaciones barriales. Los estudios de los 3 conos de Lima realizados por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación mencionan la presencia nueva de PCP-SL, o de sus organizaciones de fachada, en las asambleas de los barrios, buscando incidir en conciencias y dirigir acciones con su discurso de extrema radicalidad. En el cono norte, buscan infiltrar los nuevos asentamientos presentándose como parejas o familias en los repartos de lotes. La mayor presencia senderista en las organizaciones barriales, combinando la prédica con acciones violentas y asesinato de dirigentes opuestos, tenía un contexto favorable: la hiperinflación de los últimos años del gobierno del presidente García, y el ajuste impuesto por el nuevo presidente Fujimori. En su intento de infiltración en las organizaciones barriales, tiene más éxito en Villa El Salvador que, por ejemplo, en Huaycán, las dos comunidades autogestionarias de intensa dinámica organizativa. En Villa El Salvador, el PCP-SL incrementó su accionar a lo largo de 1989 y 1990, con actos de sabotaje y de propaganda: quema de buses, atentados contra la infraestructura de luz y agua, la comisaría, el local del partido de gobierno, intenso volanteo en mercados y colegios, intercepción de camiones con comestibles y su reparto, etc. PCP-SL está intentando restar espacio a los dirigentes populares de VES. El 14 de febrero, día en que PCP-SL había convocado un "paro armado", María Elena Moyano, presidenta de la federación de mujeres, convoca una "Marcha la Paz". Asisten pocas personas, pero PCP-SL responde: esa noche, hace estallar 500 gramos de dinamita en la casa del ex-alcalde Michel Azcueta. Al día siguiente, un comando de aniquilamiento asesina a balazos a María Elena Moyano; su cuerpo luego es dinamitado. "¿ Por qué se aniquiló a la Moyano? Está muy bien que se la desenmascare a esta reaccionaria. Fue aniquilada no por ser dirigente popular, sino por ser declarada y probada agente del imperialismo..." (Sesión preparatoria, III Pleno, Julio de 1992). En el Asentamiento Humano de Huaycán, en el Cono Este, creado como Comunidad Autogestionaria durante el Gobierno municipal de la Izquierda Unida, PCP-SL tuvo inmensas dificultades para enraizarse entre la población y legitimar su presencia, a pesar de su permanente presión con acciones, sobre todo de propaganda y con la intención de generar temor y sensación de fuerza: marchas relámpagos, volanteos y, esporádicamente, captura y uso de los altoparlantes para propagar sus consignas. A principios de los 90 PCP-SL incrementa su presencia en las zonas altas de Huaycán y sus columnas son vistas desplazándose por allí continuamente. Intensifican también campañas propagandísticas y tratan de legitimarse ante la población ejerciendo funciones de seguridad ante la absoluta ausencia de los aparatos del Estado. Sí tiene relativo éxito en Raucana, pequeño Asentamiento Humano también en el Cono Este, donde para mantener el orden interno, PCP-SL impuso un severo código de sanciones y castigos que fueron percibidos positivamente por un sector de los pobladores. Este control abierto del Comité de Lucha popular (similar al Comité Popular senderista de las zonas rurales), dura hasta la instalación, en setiembre de 1991, de una base militar que se mantuvo en el lugar hasta el 2000. Los diferentes barrios populares de Lima vivieron todos situaciones de presencia violenta e intentos de copamientos de sus organizaciones por parte de PCP-SL, dentro de esta gana entre el control total (cuyos casos extremos fueron Raucana y María Parado de Bellido) y la disputa política, al interior de una creciente ola de atentados y asesinatos. Sólo en 1992, son asesinados 27 dirigentes vecinales. En los barrios comerciales y de clases medias y altas, la única relación de PCP-SL con la población fue la violencia y el único objetivo, el terror. Fue el espacio en el que el único lenguaje era el de los comandos de aniquilamiento, los coches bomba y los paros armados. Las acciones subversivas en la capital parecen "ordenarse" por el ritmo de la coyuntura política en secuencias de reducción y brusca ofensiva. Es decir, las acciones de terror senderistas se perpetraban mediante "campañas" que tenían diseñados el inicio y el final. Entre agosto y setiembre de 1989, por ejemplo, se observara un repliegue del accionar subversivo, aparentemente preparatorio de una ofensiva en torno a las elecciones municipales de noviembre. En efecto, a partir de octubre las acciones subversivas se incrementan notablemente. Un nuevo repliegue, se observa en diciembre hasta marzo de 1990 en que repunta, en plena campaña de elecciones presidenciales en mayo. Este repunte se mantiene hasta agosto; sus principales objetos de atentados son los centros comerciales y las unidades de transporte en la capital. Tras una relativa calma entre diciembre y abril, la violencia repunta para seguir un ascenso continuo. El año 1992 es el año de mayor violencia en Lima. El coche bomba que estalla en la calle Tarata el 16 de julio de 1992 con la secuela de incendio, destrucción y muerte de personas que se encontraban tranquilamente en la aparente seguridad de sus casas, es el acontecimiento más visible y dramático. En este clímax de violencia, en Lima también sucede el acontecimiento que inicia el fin del conflicto armado: la captura, tras un minucioso trabajo de inteligencia por parte de la Dirección Contra el Terrorismo, de Abimael Guzmán Reynoso el 12 de setiembre de 1992. La captura de la cúpula senderista, sumada a otros golpes a la organización por parte de las fuerzas del orden y la subsecuente desestructuración del PCP-SL, la ley de arrepentimiento así como el Acuerdo de Paz suscrito por Guzmán en prisión, frenan considerablemente el accionar subversivo. A modo de balance, los resultados cuantitativos obtenidos por el senderismo en Lima durante sus últimos años de actividad no tuvieron correspondencia con los aspectos cualitativos que buscaba esta organización subversiva. Es decir, a pesar de la cantidad de atentados no pudo debilitar en gran medida el poder formal constituido ni tampoco movilizar a la gran cantidad de masas que imaginaron como corolario de su "guerra popular". Sin embargo, las evaluaciones de Guzmán estuvieron muy lejos de la realidad y, en gran medida, se debió a los antojadizos informes que recibía de sus organismos de base. Así, asumía, por ejemplo, que en Raucana tenían 469 "combatientes" y en María Parado de Bellido 800 cuando en realidad estas cifras eran el total de la población que habitaba en esos lugares. Los problemas que el PCP-SL encontró en la ciudad tienen menos que ver con su particular aproximación a la insurrección urbana que con los retos inherentes que le plantea la construcción de la organización en un ámbito urbano. Dos tipos de problemas pueden ser identificados: 1) El reto de la movilización popular. Es diferente movilizar a campesinos que a pobladores y trabajadores de la ciudad. Esto es más evidente cuando se apela a una movilización radical, como la promovida por el PCP-SL. Los instintos modernizadores y las expectativas del residente urbano, se dice, los deja más abiertos a los cambios políticos. ¿Por qué, luego de once años, Sendero Luminoso no logró una presencia significativa en los barrios marginales o, si lo logró, no pudo transformar esta presencia en capacidad movilizadora? El PCP-SL estuvo allí, intentando radicalizar las demandas de los pobladores para ponerlas en función a sus objetivos políticos y militares, pero su presencia no sintonizó con las expectativas de estas poblaciones. Más aún, el PCP-SL evitó que las demandas populares encuentren vías de solución porque de esa manera las potencialidades movilizadotas que ellas tenían se diluían. De esta manera, paradójicamente se convirtió en un factor adverso a los sentidos de la población 2) Los controles gubernamentales en la ciudad y los problemas del PCP-SL para construir su organización. Una cuestión que diferencia a la ciudad del campo es la mayor presencia del poder gubernamental. La estructura partidaria y los organismos generados de SL en Lima fueron impactados de manera determinante por la acción de la policía. Además, una vez que se planteó firmemente la presencia de SL en Lima, desde 1988, la respuesta del Estado y las fuerzas del orden empezaron a otorgar la importancia debida a las acciones de inteligencia lo que evitó responder "golpe contra golpe" a las provocaciones de SL que buscaba el genocidio para deslegitimar al Estado. Entre 1990 y 1992 el Grupo de Inteligencia (GEIN) de la DINCOTE realizó una serie de detenciones que a la postre resultaron cruciales para desarticular tanto el aparato central como el metropolitano del PCP-SL. En términos generales, estas acciones policiales pueden ahora verse como contundentes golpes que refuerzan en gran medida la percepción de que el PCP-SL estaba siendo debilitado, a pesar de aparentar -por la frecuencia de sus acciones-lo contrario. Hasta 1990 el único éxito importante que podía mostrar la inteligencia policial era la captura de Osmán Morote, en 1988. En ese año, la DINCOTE pone en práctica la operación Isa, consistente en el seguimiento de una senderista que había salido en libertad por falta de pruebas. Ella formaba parte de un grupo de apoyo partidario que tenía una red de alojamientos, y estaba a cargo del Departamento de Apoyo Organizativo. Por entonces, la DINCOTE mostraba muchos problemas operativos y morales por lo que los jefes policiales deciden crear un grupo especial que redinamice el trabajo de inteligencia policial. De esta manera, se crea el GEIN, el 5 de marzo de 1990. Tres meses después, el 1ro. de junio de 1990, este grupo policial tendría su primer logro. Ese día intervienen una casa ubicada en la calle Dos 459, urbanización Ramón Castilla, Monterrico Norte. Decomisaron 10 toneladas de propaganda, biblioteca, archivos, una maqueta de El Frontón, entre otras cosas. Aparentemente, la casa servía como "museo". Detienen a 31 miembros de SL, entre ellos a Sybila Arredondo. Luego se supo que fue en ese lugar donde se realizó el Congreso del PCP-SL entre 1987 y 1988. Además, hallan una lista de cinco seudónimos, más los puntos de contactos y teléfonos de dirigentes de los aparatos centrales entre los cuáles se identificó a "Manuel", Luis Arana Franco. También se identificó a "Olga", Yovanka Pardavé y "Rita", Jenny Rodríguez. Todos ellos se "movieron" al enterarse del allanamiento, pero "Ricardo" no lo hizo y, través de él, la policía ubica a Arana. Mediante Arana detectan a "Lucía", Angélica Salas, Nelly Evans y Elena Iparraguirre. A su vez, será a través de Angélica Salas que descubrirán la casa ubicada en el jirón Buenavista, Monterrico y otra ubicada en Balconcillo, distrito de La Victoria. Fue entonces que se decide intervenir en esos lugares. Pero, previamente, el 19 de setiembre de 1990, la policía desarticula el departamento de propaganda del PCP-SL, deteniendo a Deodato Juárez Cruzatt, quien ya había sido detenido en marzo de 1985, junto a Valle Travezaño, Sybila Arredondo, entre otros, pero todos salieron en libertad por falta de pruebas. El 31 de enero de 1991 allanan distintas casas que servían de refugio a los dirigentes del PCP-SL, entre ellas una ubicada en Chacarilla del Estanque, en donde detienen a Nelly Evans e incautan los videos en los que Guzmán aparece bailando Zorba el griego. Cuando el presidente Fujimori se dirigía al país mostrando dicho video, la policía allanaba otra casa, la ubicada en la calle Buenavista, en Monterrico. Todas estas acciones permitieron identificar a los miembros del Departamento Central del senderismo, entre los cuáles estaban Valle Travezaño, Pardavé, Iparraguirre, Salas, entre otros. Posteriormente, el 8 de mayo de 1991, desarticulan el denominado Grupo Intelectual Popular y el 1ro. de junio de 1991, incursionan en el jirón Casma 213, cuarto piso, letra F, capturando a un grupo de personas consideradas el núcleo del Comité Metropolitano, entre ellas los hermanos Mariela y Juan Carlos Rivas Laurente, Rosa Carmen Paredes Laurente, Pastor Cocha Nevado, Rosaura Laurente Ochoa y Juan Manuel Yáñez Vega. Pero, será el 22 de junio de 1991 cuando la policía dará un nuevo gran golpe al PCP-SL. Había estado esperando la llegada de Tito Valle Travezaño, procedente de Ayacucho, durante seis meses y ese día lo detienen junto a Yovanka Pardavé. El 23 de junio hacen lo mismo con Víctor Zavala Cataño, en Santa Luzmila (Comas). Con estas acciones desarticulan la dirección de Socorro Popular. El 27 de noviembre de 1991 desarticulará el departamento de Defensa de este organismo, deteniendo a cuatro de sus dirigentes. Meses después, el 26 de febrero de 1992, ocurre lo mismo con el departamento de Salud, luego de concluir la operación Hipócrates I, que arrojó como resultado la detención de 19 subversivos pertenecientes a dicha instancia. Salud era encabezado por el estudiante de medicina de San Marcos, Francisco Morales Z. El 14 de abril de 1992 se lanzó una ofensiva policial para desmantelar la red que editaba la publicación senderista El Diario. Así, allanan locales en Lima, San Juan de Miraflores y Surquillo, deteniéndose a 23 senderistas, entre los cuales estuvo Jorge Luis Durand Araujo (hermano de Maximiliano) y Danilo Blanco. Luego, el 21 de junio de 1992, quedará desintegrado el aparato de logística y economía, cuando la policía interviene la academia César Vallejo y detiene a 11 profesores y 7 trabajadores administrativos, entre ellos a su director, Luis Alberto Arana Franco (38), encargado del aparato logístico de SL. Previamente, un motín escenificado en el penal de Canto Grande, en mayo de 1992, fue controlado por las fuerzas del orden y allí mueren los dirigentes Yovanka Pardavé, Tito Valle Travezaño, Janet Talavera y Deodato Juárez Cruzatt.
El epílogo de esta secuencia fue, como se sabe, la captura de Abimael Guzmán, en
setiembre de 1992, junto a Elena Iparraguirre y Laura Zambrano.
1 PCP SL, "¡ Rematar el Gran Salto con Sello de Oro! Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros (23/ III al
9/ IV/ 86)", Lima 1986. 2 PCP SL, "¡ Rematar el Gran Salto con Sello de Oro! Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros (23/ III al
9/ IV/ 86)", Lima 1986
3 PCP SL: "Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros". Lima, marzo – abril de 1986.
13 Reunión Dirección Central, Comité Metropolitano. Abril-mayo de 1986
15 Las tres primeras "espadas" vendrían a ser Marx, Lenin y Mao, siendo el doctor Guzmán (el título era
igualmente subrayado por su propaganda partidaria) su digno sucesor. Aunque Guzmán sostiene que no hay un documento partidario que hable de la "Cuarta Espada" esta denominación era ampliamente
utilizada por la militancia senderista y en los panfletos propagandísticos de entonces, incluido "El nuevo Diario".
16 Roldán, Julio: El mito Gonzalo. Lima: 1990, p. 116.
17 Durante los años previos al inicio de su lucha armada, Abimael Guzmán reivindicó para sí el haberle
conferido al PCP-SL una identidad ideológica, una estrategia y una táctica como producto de la aplicación creadora del marxismo-leninismo-maoísmo a las condiciones concretas de la revolución peruana, a la que tipificó como "el camino de Mariátegui y su desarrollo". Posteriormente, ya se comenzó a hablar del "pensamiento guía".
18 Línea de masas. PCP-SL, 1988
21 Obsérvese la semejanza entre esta situación y la existente a comienzos de la guerra, cuando el arquitecto
Belaúnde atribuía la violencia a la presencia de agentes de potencias extranjeras decididas a desestabilizar al Perú. En una entrevista en la base naval Abimael Guzmán, preguntado acerca de la utilización de la coerción
contra las masas y la precariedad de las adhesiones así conseguidas afirmó que según el presidente Mao el apoyo activo de las masas se buscaba sólo en la fase final, del asalto de las ciudades desde el campo; en el
momento inmediatamente anterior a la toma del poder. Preguntado sobre el autoritarismo, afirmó que éste consiste en no saber interpretar los intereses objetivos de las masas.
26 Entrevista en Base Naval del Callao.
27 PCP SL, "¡ Que el equilibrio estratégico remezca aún más al país!". Lima, 1990.
28 En el gráfico: Ciudades es la suma de víctimas reportadas a la CVR en Lima Metropolitana y los distritos
urbanos de las provincias de Huamanga y Huancayo. Selva: las provincias de la región nor oriental de la CVR (ver página 2) y las provincias de Satipo, Chanchamayo (Junín) y Oxapampa (Pasco)
29 PCP SL, "Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros", Lima 1986, p. 18.
30 PCP SL, "Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros", Lima 1986, p. 18.
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