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1.1.3. PCP-SL 1983 -1985 Ante el avance militar del PCP-SL, el gobierno se mostró reticente en convocar a las FF. AA. para el combate contrasubversivo, pero terminó aprobando la creación del Comando político militar que asumió desde diciembre de 1982 la responsabilidad de la lucha contrasubversiva. En dos años, el PCP-SL se había instalado solidamente en las zonas rurales de Ayacucho, contando para ello con su carácter radicalmente autárquico pero, sobre todo, con la aceptación o la neutralidad de sectores sociales significativos, especialmente campesinos, convencidos del discurso de justicia e inclusión propuesto por los subversivos, sin imaginar los estragos que iba a causar la violencia en los próximos años. La Infantería de Marina -denominada "los navales" por la población local-se hizo cargo del control de Huanta el 21 de enero 1983. Una de las primeras medidas que la Marina de Guerra aplicó en Huanta fue agrupar a los campesinos en núcleos poblados y organizarlos en Comités de Defensa Civil, al estilo de las "aldeas estratégicas" organizadas el por ejército estadounidense en Vietnam y las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) de Guatemala. En la mayoría de los casos, la medida provocó resentimientos y una resistencia pasiva entre los comuneros de estos pueblos, debido no solamente a la incertidumbre económica que implicaba su mudanza, sino también a la profunda rivalidad que desde tiempo existía muchas veces entre comunidades que ahora estaban obligadas a convivir. Para el año 1983, se ha reportado a la CVR 103 muertos y desaparecidos a cargo de las Fuerzas del Orden en Huanta que, como dijimos, estaba bajo control de la Infantería de Marina 1. El mismo año, en la provincia de Huamanga, que estaba en manos del Ejército Peruano, ocurrieron las masacres de Acocro (mayo y junio de 1983), Chiara (julio y setiembre. 1983), y Socos, donde los sinchis mataron a 37 personas el 13 de noviembre de 1983) , por mencionar sólo las de mayor impacto público. En octubre de 1983, un grupo de senderistas, parte de los cuales eran jóvenes aparentemente secuestrados el día anterior en una comunidad vecina, se instalaron en la escuela de Umasi, Víctor Fajardo, donde fueron sorprendidos por una patrulla militar. Ninguno sobrevivió el ataque. Según testigos, hasta ahora se encuentra una fosa común con 41 cadáveres detrás de la escuela del pueblo. A pesar de la ferocidad de la lucha contrasubversiva por parte de los militares, EL PCP-SL no se replegó de la zona. Por el contrario, decidió dar un paso adelante, pues Guzmán consideraba que en los primeros dos años de su lucha armada, habían ganado una sólida base social entre el campesinado:
En marzo del 1983, el PCP-SL realizó un Comité Central Ampliado en el cual se acordó el "Gran Plan de Conquistar Bases" y se establecieron cuatro tareas políticas: la reorganización general del Partido, la formación del Ejército Guerrillero Popular, la formación del comité organizador de la República Popular de Nueva Democracia y la del Frente Revolucionario de Defensa del Pueblo. Es decir, el PCP-SL decidió iniciar la construcción de su "nuevo estado":
Se fijaron, además, los ejes principales y secundarios de lucha, es decir las líneas de desplazamiento por las que deberían moverse las columnas guerrilleras en el territorio, con el objetivo de mantener la presencia senderista en las zonas donde las fuerzas armadas asumían el control de la población. Se definió, asimismo, las "4 formas de lucha y los 11 procedimientos" 2 y se acordó "Defender, desarrollar y construir el nuevo poder". Se contempló, además, los planes de expansión del trabajo partidario, se abrió el trabajo en la zona del Huallaga y se impulsó la ampliación de la lucha en las ciudades.
En plena campaña contrainsurgente de los militares, Guzmán decidió el despliegue de los "comités populares", que remplazaban a las autoridades locales por sus comisarios, como la base de una vasta propuesta de creación de un nuevo poder. Los comités populares de un área formaban una base de apoyo y el conjunto de éstas debían formar la "República Popular de Nueva Democracia en formación". Como puntualizaba Guzmán, se trataba de estructuras clandestinas, que permitieran proteger a sus militantes.
En algunos casos, las nuevas autoridades tenían que preparar a la población para la respuesta militar que preveían los mandos senderistas, lo cual suponía construir la infraestructura donde los comuneros deberían instalarse cuando se replegaran hacia las zonas de refugio: . Decidir la formación de un "comité organizador de la República Popular de Nueva Democracia", es algo que difícilmente se plantearía una organización que creyera que hacía frente a una ofensiva irresistible. Esta fue la ocasión para convertir a Guzmán en el "Presidente Gonzalo", nombre con cual sería conocido en adelante por sus seguidores y que utilizaría en todos los documentos partidarios. El PCP-SL se lanzaba a construir su "nuevo Estado" y el Presidente Gonzalo era ungido como el líder indiscutible de la nueva república en formación. 4 Adicionalmente, Guzmán fue nombrado presidente del Partido y presidente de su Comisión Militar. La centralización del poder partidario se iba haciendo absoluta. El Comité Central ratificó lo que ellos llaman los "tres principios de dirección":
¿Qué sentido tenía concentrar de esa manera el poder? La explicación más fácil sería que ésta era una manera de garantizar el control total de la organización que dirigía. Pero sugiere también la imagen que Abimael Guzmán tenía de sí mismo cuando luchaba por imponer esta decisión y el papel que pensaba que estaba destinado a jugar en la historia. En otra reunión partidaria, Guzmán recordó ciertos atributos de Mao Tsetung, que pueden dar luz acerca de sus motivaciones: "No olvidemos que el Presidente Mao fue Presidente de ochocientos millones de habitantes y la repercusión de sus ideas fue mayor que las de Lenin; y él cumplió tres funciones: como Presidente [del Partido Comunista Chino], en el Ejército como Presidente de la Comisión Militar y como Jefe de Estado; por ello manejaba a cincuenta mil hombres para resguardo de la Dirección" 6. Esta visión del papel histórico que Abimael Guzmán se sentía llamado a cumplir alimentaría un desaforado culto a la personalidad durante los años siguientes. A comienzos de 1983 había conseguido pues emular a la "Tercera Espada del Marxismo", al menos en el esquema orgánico del PCP-SL. La preocupación por la resonancia universal de sus ideas iría creciendo continuamente durante los años siguientes. A partir de 1983, cuando iniciaron su campaña para "conquistar bases", los grupos senderistas adoptaron una actitud mucho más coercitiva frente a los campesinos, aumentando los asesinatos de quienes se mostraban en contra; se multiplicaron los asesinatos de autoridades comunales y campesinos acomodados identificados como "enemigos del pueblo". Ello implicaba el aniquilamiento selectivo de los "notables" y la imposición de jóvenes, sin formación política, como mandos locales. Con frecuencia, éstos empiezan a mezclar la lucha por el "nuevo poder" con intereses personales o familiares. Su prepotencia provoca casi de inmediato el rechazo de la población.
Las comunidades de la provincia de Huancasancos – Sancos, Lucanamarca y Sacsamarca – constituyeron una de las primeras "zonas liberadas" del PCP-SL, que desde octubre 1982 había comenzado a construir allí su "nuevo poder", obligando a todas las autoridades a renunciar bajo amenaza de muerte. El PCP-SL fue aceptado por sectores de la población porque proponía un nuevo orden, donde todos eran "iguales":
En la memoria de los comuneros queda el castigo a los poderosos que habían cometido abusos, y la aparente abolición de las diferencias entre pobres y ricos. El orden que traía el PCP-SL aparece simbolizado por la limpieza del pueblo, que debían realizar los viejos notanles de la comunidad. Los "comités populares" en Huancasancos estaban integrados por jóvenes, entre 12 y 30 años, quienes mantenían el orden y controlaban los movimientos de la población. Fueron captados por un discurso que les ofrecía el poder y la igualdad. Estos jóvenes, varones y mujeres, empezaron a sentir el enorme poder que les había conferido el Partido; la ilusión de ser siempre escuchados les fascinaba. Las nociones de jerarquía tradicionales fueron reemplazadas por un discurso igualitario: "Sí, ellos [los jóvenes] estaban contentos con eso 'compañero' no más. Nunca señor, ni padrino, nada. '¡ Compañero! '"7 El "nuevo orden" provocaba un choque muy fuerte con las estructuras andinas tradicionales, donde el poder lo detentan las personas mayores y tienen el respeto de toda la población. Ahora jóvenes, mujeres y niños emplazaban a los mayores: "el nuevo poder, todo el mundo con temor porque los alumnos decían a uno lo van a matar por defraudar, con las armas uno tiene que obedecer, el pueblo ya no tenía autoridad frente a ellos (...) los alumnos eran pues las autoridades. Se han convertido en activistas, trabajadores, bastante lenguaje intervencionista"8. "Su palabra era la ley... ¡era insoportable!", afirma otro comunero. El descontento con esta política se fue agravando cuando el PCP-SL restringió la movilidad de la población y ya no dejaba salir a nadie de la comunidad, ni entrar; eso se da no solamente en Huancasancos, sino también en otras zonas donde el PCP-SL había tomado el control:
Una práctica generalizada y sistemática que el PCP-SL usó desde el comienzo de su "guerra popular", haciéndose más aguda a partir de 1983, fue la utilización forzada de niños y niñas en las hostilidades:
En su mayoría el reclutamiento se realizó mediante coacción, engaños y violencia. Muchos participan bajo presión y por temor a las represalias. Cuando las comunidades o las familias se negaron a entregar voluntariamente la "cuota" de sus hijos, los senderistas enrolaron a la fuerza a los jóvenes después de amenazar o asesinar a los que se oponían9. El secuestro de jóvenes, la interrupción de la vida cotidiana del campesinado, el ataque a su economía familiar y a la economía local, la obligación de asistir a asambleas, descuidando la atención de sus animales, no tener la libertad para movilizarse; todo ello terminó provocando un malestar general entre el campesinado. A esto se sumó el creciente resentimiento por la ejecución de las antiguas autoridades, el cierre de ferias, la obligación de producir sólo para el autoconsumo y la conversión de los comuneros en 'masa' administrada por el partido. Ya a partir de fines de 1982 se habrían producido los primeros puntos de quiebre y respuestas violentas al proyecto autoritario del PCP-SL. Probablemente la primera, pero con seguridad la más sonada, fue la de los iquichanos en las alturas de Huanta, quienes en enero 1983 mataron a siete senderistas en la comunidad de Huaychao, como reacción al asesinato de autoridades comunales. Un testimonio recogido por la CVR en esa comunidad demuestra que la propuesta de construir un "Nuevo Estado", al menos en la zona altoandina de Huanta, no fue bien recibida por el campesinado10: Las autoridades de Huaychao, como el Teniente Gobernador, Varayocc y Agente Municipal, empezaron a discutir [con los senderistas], diciéndoles que ellos eran miembros del gobierno y no podía estar en contra de éste11. Días después, el país fue remecido por el asesinato de ocho periodistas, quienes se dirigían a investigar los sucesos de Huaychao, en la comunidad vecina de Uchuraccay. En febrero del mismo año se produjo la sublevación de Sacsamarca, con la cual se inicia el fin del poder del PCP-SL en la provincia de Huancasancos. Fatigados por los abusos de los mandos senderistas, algunos comuneros los emborracharon y los mataron a puñaladas y pedradas. En las semanas siguientes se manifestaron reacciones similares de la población en las comunidades de Huancasancos y Lucanamarca, en donde la población también dio muerte a los líderes locales del PCP-SL. Estas rebeliones tempranas contra el PCP-SL, sin embargo, eran reacciones aisladas, locales y no coordinadas, y siempre provocaron una respuesta violenta por parte de los senderistas. Así, en los meses después de la matanza de los periodistas, EL PCP-SL se ensañó con Uchuraccay donde incursionó en tres oportunidades: el 20 de mayo, el 16 de julio y el 24 de diciembre de 1983. En el primer ataque habrían muerto alrededor de 20 campesinos, en el segundo otros 20, y en el tercero 8 más. En total, hubo 135 muertos en Uchuraccay de 470 comuneros registrados en el censo de 1981, es decir, la tercera parte de la población fue asesinada por la acción violenta principalmente del PCP-SL, pero también de rondas de comunidades y pueblos vecinos. El 3 de abril de 1983, un número aproximado de 80 senderistas, entre hombres y mujeres, arremetió de la manera más despiadada contra Lucanamarca. Conforme la columna descendía de las estancias, iba asesinando campesinos, mujeres y hombres, niños y ancianos, provocando al final 69 muertos. La magnitud de este evento lo convierte en uno de los hechos más traumáticos de la violencia en la zona, ocultando los múltiples y pequeños episodios ocurridos a lo largo del proceso de la guerra. Algunas personas que habían logrado escapar de la masacre acudieron a Huancasancos a pedir auxilio al ejército mientras que, al día siguiente, otros sobrevivientes irrumpieron violentamente en el domicilio de los padres del líder senderista local al que habían dado muerte anteriormente, y los asesinaron en señal de venganza. La matanza de Lucanamarca fue reivindicada por Abimael Guzmán en 1988, en la denominada "Entrevista del Siglo", como decisión de la Dirección Central del PCP-SL12 frente a la rebelión campesina:
Dispuestos a todo contra civiles desarmados, había que añadir veinte años después, no hay signos de remordimiento entre los máximos dirigentes senderistas. Para ellos, "esas son las cosas que decimos que son errores, excesos que se cometen. Pero no son problema de línea".
Guzmán no sólo niega responsabilidad directa sobre la matanza: "¿ Cómo se le va a imputar a personas que estuvieron a cientos de kilómetros de distancia?" (Ibíd..), sino rechaza categóricamente que el PCP-SL haya aplicado una política de genocidio
Ante la evidencia del caso Lucanamarca, argumentan que la matanza se dio en varios momentos y en diferentes sitios a lo largo de la incursión senderista al pueblo:
Lucanamarca constituye un hito en la denominada "guerra popular" de , pues es la primera de las matanzas masivas e indiscriminadas que, a partir de entonces, caracterizarían su accionar y lo convertirían en el grupo sedicioso más sanguinario de la historia latinoamericana. En abril de 1984, Guzmán dispuso el inició del Plan del Gran Salto, "cuya estrategia política es concretar y desarrollar bases de apoyo", a través de cuatro campañas.
El aumento de las acciones senderistas fue respondido con crueldad por las Fuerzas del Orden. Entre los casos más conocidos se encuentran el asesinato de seis jóvenes pertenecientes a la Iglesia Evangélica Presbiteriana, en el pago de Callqui, el 1 de agosto de 1984; al día siguiente 2 de agosto, el secuestro y desaparición en la base de la Infantería de Marina acantonada en el Estadio Municipal, del periodista huantino Jaime Ayala Sulca, corresponsal del Diario "La República" y algunos días después, el 23 de agosto, el descubrimiento de 49 cadáveres enterrados en fosas en Pucayacu, algunos kilómetros al norte de la ciudad de Huanta, todos ciudadanos detenidos previamente en el Estadio de Huanta por la Infantería de Marina, y luego trasladados en una suerte de "caravana de la muerte" a territorio perteneciente a la provincia de Acobamba, Huancavelica, donde fueron asesinados entre el 16 y 19 de agosto de 1984. En setiembre de 1984, fueron muertas 117 personas – hombres, mujeres, niños – en la comunidad de Putis, en el distrito de Santillana (Huanta), presuntamente en manos de los militares. Los antecedentes de esta masacre tienen que ver con que la mayoría de los pueblos de la zona habían sido obligados por el PCP-SL, que desde 1983 actuaba en la zona, a "tomar retirada" hacia los cerros, para eludir a las patrullas de militares que se acercaban más y más. Bajo la custodia de columnas senderistas, fueron asentados por grupos en puntos estratégicos de los cerros. "Cuidaban para que la gente no saliera y avisara a los militares de San José de Secce. Si se enteraban que alguien estaba planeando escapar, inmediatamente le cortaban el cuello". 14 Así permanecieron alrededor de seis meses. Cuando se instaló la Base Militar en Putis, un grupo decidió entregarse y bajó a la comunidad, pero fueron obligados a cavar sus propias tumbas y fusilados. Hasta la actualidad, en Putis se encuentra una de las fosas comunes más grandes no solamente de Ayacucho, sino probablemente del Perú. 15 Los documentos senderistas que circulaban a nivel nacional así como los golpes recibidos como consecuencia de la gran represión desplegada por las fuerzas armadas, daban cuenta de esta compleja realidad. Guzmán minimizaba estos reveses hablando de "una inflexión" en el trabajo del partido. Como se conoció posteriormente, la estrategia del PCP-SL consistía en dejar desprotegida a la población frente a la represión, contando con que los abusos perpetrados por los agentes del orden provocarían un profundo resentimiento entre los afectados, lo cual podría ser después capitalizado por los destacamentos armados cuando retornaran. Si se evalúa los resultados de la estrategia inicial basada en la represión masiva e indiscriminada desplegada por los jefes militares de entonces, puede concluirse que no sólo no destruyeron al PCP-SL sino que con frecuencia postergaron la ruptura entre senderistas y campesinos, que se insinuaban en lugares como Lucanamarca o Huaychao. Así, el PCP-SL pudo no sólo sobrevivir sino posteriormente expandir su presencia a toda la sierra, desde Cajamarca hasta Puno, convirtiéndose durante los cinco años siguientes en una fuerza de envergadura nacional, que pareció poner en jaque al estado y la sociedad peruana. La macabra dinámica de matanzas que se inicia en 1983, se sitúa dentro de la estrategia diseñada por Abimael Guzmán de "oponer al restablecimiento el contrarrestablecimiento".
Destruimos el poder gamonal y construimos un Comité Popular, el enemigo quiere destruirlo, si logra hacerlo vuelve a parar el viejo poder gamonal, eso es el restablecimiento. Nosotros no podemos permitirlo, golpeamos y aplastamos y volvemos a parar el Comité Popular, eso es el contrarrestablecimiento. Todo el año 83 es la lucha restablecimiento-contrarrestablecimiento (Informe sobre el desarrollo de la lucha armada durante último año, actas del Congreso del PCP-SL). Lo que Guzmán denomina "contrarrestablecimientos", se concretizó en la obligación de recuperar bases de apoyo en las zonas cercanas donde se habían establecido bases militares, una decisión que, como era de suponerse, aumentó drásticamente el espiral de la violencia a través de arrasamientos mutuos. Curiosamente, para Guzmán esta particularidad era considerada como "aporte creador" al pensamiento militar revolucionario. Es en esta época que las provincias de Huanta y La Mar, al norte del departamento de Ayacucho, sufren la misma cantidad de muertos que en todos los años restantes del ciclo de violencia en la región. El mismo Oscar Ramírez Durand, "Feliciano", reconoce que Guzmán "ha mandado a la gente al matadero, pues era cuestión que los militares pusieran puntos estratégicos y nos jodieran las bases, se acabó, mandó a la masa al diablo". Por otro lado, el PCP-SL consideraba que para lograr la toma del poder mediante la lucha armada, había que militarizar no solamente el partido, sino, para defenderlo, había que militarizar también la sociedad. El PCP-SL formó e instruyó a la población en estrategias de guerra a través de las "Escuelas Populares", en las cuales adoctrinaban a los comuneros desarrollando clases acerca de la "guerra popular", y se los entrenaban militarmente en cómo luchar frente a los militares, aunque fuese con cenizas, ají y huaracas. 16 Las Escuelas Populares tenían también un carácter obligatorio y estaban divididas según edades. Sendero se preocupó por formar a quienes serían los futuros líderes, educando niños bajo la ideología del partido y en muchos casos, como Sacsamarca, se los llevaban de la comunidad hacia otros lugares para entrenarlos militarmente. Así también, había la Escuela Popular para los jóvenes, para las mujeres y las personas mayores. A mediados de los años ochenta cada vez más campesinos se vieron involucrados en la guerra, con un alto costo social. Desde el comienzo, el PCP-SL había buscado acabar con la neutralidad de la población, y los militares respondieron de igual modo; los campesinos ya no podían mantenerse al margen y sólo les quedó definir en qué bando iban a participar. Sin embargo, las respuestas campesinas al endurecimiento de la guerra fueron diversas. Por un lado, la estrategia de "restablecimiento y contrarrestablecimiento" decidida por la dirección del PCP-SL provocó la fuga masiva de decenas de miles de pobladores que huyeron abandonando sus hogares y sus posesiones, para salvar sus vidas. Quienes no tenían recursos ni contactos que les permitieran irse, tuvieron que quedarse en medio de la guerra, convertidos en víctimas de las incursiones y los abusos de ambos contendientes. El sentimiento de estar a merced de los acontecimientos, sometidos a la arbitrariedad de los actores armados, es expresivamente rememorado por los pobladores al hablar de este período: "Viday carajo valenñachu, quknin qamun wañuchin, quknin qamun payakun" (" Mi vida no vale nada, carajo. Viene uno te mata. Viene el otro, te pega").17 Se trataba de una especie de pesadilla atroz, de la cual por desgracia no era posible despertar: "¿ Acaso éramos como gente? Allí estábamos como en nuestros sueños (...) Los de SL nos mataban, los militares nos mataban, quien ya pues nos miraría" [todos recuerdan y lloran].18 Por otro lado, a partir de 1984, se formaron – presionadas por los militares o por voluntad propia de los campesinos – las primeras rondas antisubversivas en la provincia de Huamanga y en el Valle del Río Apurimac. Estas rápidamente ganaron protagonismo en la lucha contra el PCP-SL y lograron en cierta medida neutralizar a los subversivos, que reconocen el "rol nefasto" que las rondas significaron para ellos. Según el PCP-SL, las "mesnadas" expresaban el correlato de la estrategia de "restablecimientos" desarrollada por los militares, de "utilizar masas contra masas": por el terror blanco y bajo amenaza de muerte sometieron a parte de las masas, de esta manera surgieron masas presionadas bajo control inmediato de las mesnadas obligadas a apoyar la guerra contrarrevolucionaria: montando vigilancia, deteniendo y asesinando guerrilleros, integrando operativos de arrasamiento contra comunidades o pueblos vecinos y hasta distantes, participando en operaciones de búsqueda y persecución de guerrillas.19 A partir de la imagen que tenía el PCP-SL sobre el campesinado, no cabía siquiera imaginar que los campesinos pudieran actuar contra ellos por cuenta propia. Si acaso se levantaban, esto debía atribuirse únicamente a la influencia de los militares y los "agentes del podrido orden feudal". Error de apreciación que no compartían los propios cuadros senderistas que por entonces escribían:
Además de la ofensiva enemiga, el manuscrito de Suni Puni reconoce los abusos de sus propias columnas armadas contra la "masa":
En el valle de Huanta, la iniciativa de las Fuerzas Armadas de organizar "Comités de Defensa Civil" no prosperó hasta 1990, debido al rechazo que causaba la represión indiscriminada de los militares. Ante la presión de formar rondas, los jóvenes prefirieron migrar masivamente a la ciudad de Huanta, a la selva o a Lima. Los pueblos de las provincias del centro sur – Cangallo, Víctor Fajardo, Vilcashuamán – se mostraron igualmente reacios para organizarse contra el PCP-SL. Las diferencias en la respuesta campesina al PCP-SL se deben a varios factores. Por un lado, al comportamiento tanto de los grupos senderistas como de los militares frente a la población. En general, la agresión del PCP-SL contra el campesinado fue mucho más cruenta en el norte, mientras que en el centro-sur las matanzas más feroces (Umaro y Accomarca en 1985, Cayara en 1988) fueron cometidas por los militares. Hasta hoy en día, el acercamiento entre población campesina y el Estado es mucho más pronunciado en Huanta y Huamanga que en Cangallo y Víctor Fajardo. Así, pareciera que el PCP-SL invirtió más esfuerzo en la preparación de su guerra en las provincias del centro-sur. El acceso al sistema educativo figura desde décadas atrás entre las demandas más importantes del campesinado. Eso fue aprovechado por el PCP-SL, que tenía su laboratorio de cuadros en los dos colegios más importantes en la zona centro-sur de Ayacucho: el "General Córdova" en Vilcashuamán, y el colegio "Los Andes" en Sancos.20 También el valle de Huanta, la otra zona donde el PCP-SL se mantuvo hasta fines de los años ochenta, logró construir una base sólida entre los "colegiales". Son zonas como la puna de Huanta o la provincia de La Mar, donde la cobertura escolar era menos densa, donde primero se rompieron los lazos entre campesinos y subversivos. Además, a diferencia de la zona altoandina de Huanta y de Huancasancos, en la región centro-sur el PCP-SL parece haber respetado más a las autoridades locales. En Vilcashuamán, una de las estrategias para protegerse de la base militar y de posibles incursiones de los militares fue mantener "autoridades de fachada". Es decir, mientras el PCP-SL mantenía el control, el presidente de la comunidad, el gobernador y otras autoridades actuaban de "autoridades pantalla" para ellos, informando sobre la normalidad del funcionamiento de la comunidad, reportándose todos los domingos al izamiento de bandera en la capital. Esta táctica fue criticada por Guzmán desde Lima, porque consideraba que servía para "mantener la situación" y no atreverse a combatir al enemigo. A mediados de los ochenta tenemos, entonces, diferentes escenarios de la guerra en Ayacucho. En las cuencas de los ríos Pampas-Qaracha, donde el PCP-SL había logrado consolidar numerosas bases de apoyo a través de un trabajo de adoctrinamiento temprano, mantuvo una presencia, aunque sumamente debilitada, hasta los años noventa. 21 De otro lado, en la zona altoandina de la provincia de Huanta, una de las primeras que se había levantado contra el PCP-SL, se establecieron algunas "bases antisubversivas multicomunales". Ccarhuahurán, centro histórico de los iquichanos, fue una de ellas. Cuando la Infantería de Marina llegó a la comunidad en agosto de 1983, logró instalar un Comité de Defensa Civil sobre la base de los grupos de autodefensa que habían surgido a fines de 1982, poco antes del asesinato de los siete senderistas en Huaychao. Los "navales" instalaron un destacamento de 36 efectivos en el pueblo, donde se agruparon ocho anexos – en este caso por voluntad propia – con un total de 600 familias.22 Chaca –ex hacienda que fue estudiada por Osmán Morote en su tesis de Antropólogo-que como Ccarhuahurán pertenece al distrito de Santillana en las alturas de Huanta, fue otra comunidad resistente donde se agruparon siete comunidades vecinas. Mientras unos se concentraron en estos centros multicomunales, otros se desplazaron a los valles de Huanta, Tambo y el Río Apurímac, y a las ciudades de Ayacucho y Lima. Hacia mediados de 1984 las punas de la provincia de Huanta habían quedado casi completamente desoladas. Fue posiblemente la zona donde el desplazamiento comprometió comunidades enteras, desapareciendo alrededor de 68 comunidades. En noviembre de 1983, familias de diez comunidades (más tarde se juntarían otras de Uchuraccay o Iquicha) se concentraron en Ccarhuapampa, en las afueras de la ciudad de Tambo, formándose la primera aldea multicomunal de desplazados. Desde el comienzo, Ccarhuapampa se organizó alrededor de su Comité de Defensa Civil (CDC) según una lógica militar: el CDC estableció un rígido sistema de vigilancia, restringiendo la movilidad de la población, expidiendo pases, y sancionando las trasgresiones a las normas con castigo físico. Cada vez más pueblos en el norte de la sierra ayacuchana empezaron a organizarse de la misma manera. En el Valle del Río Apurímac, avanzó la Defensa Civil Antisubversiva (DECAS), como se han denominado a las rondas campesinas antisubversivas de la zona. Las DECAS fueron la primera milicia campesina que logró constituir una red de organizaciones que abarcaba toda una región, en este caso el valle del Río Apurímac. Hacia mediados de 1985, el PCP-SL estaba en pleno retroceso y las Fuerzas Armadas y DECAS habían hecho retroceder a las columnas senderistas del valle. Uno de los refugios del PCP-SL en la zona fue el Comité Popular denominado "Sello de Oro", en la localidad de Simariva del distrito de Santa Rosa. Allí, el PCP-SL organizó "la masa" campesina según su concepción de "nuevo estado". Sin embargo, era un cerco humano cuya permanencia se sostuvo bajo el ejercicio autoritario de su poder. El temor de quedarse sin bases sociales, tanto por el descontento de la población como por la presión que ejercían las fuerzas del orden y los DECAS, hizo que el PCP-SL optara por oprimir aún más a la población, que se encontraba como "masa" en los comités populares del valle del río Apurímac:
Cuando, el 24 de octubre 1993, la "masa" de Sello de Oro mata a los mandos senderistas y se entrega a la Base Militar de Santa Rosa, "el 100% padecía de anemia, muchos tenían tuberculosis, bronquitis aguda, paludismo. Muchos niños, por la desnutrición, a los dos, tres años aún no podían caminar".24 Una forma similar para controlar a la población fueron las "retiradas" en la zona denominada "Oreja de Perro", en el distrito de Chungui (Ayacucho).25 Las "retiradas" consistían en desalojar el centro poblado y refugiarse en los cerros y en el monte de la ceja de selva, en zonas de difícil acceso. En otras palabras, el PCP-SL traslada sus "bases de apoyo" radicalmente, para evitar su arrasamiento, e implanta un férreo orden y control total, que convirtió la vida en las retiradas en un tormento infernal:
Durante los años 1983 – 1985, Ayacucho siguió siendo la zona más convulsionada; sin embargo, no fue la única región donde se notaron las consecuencias de la "guerra popular". También en Huancavelica, sobre todo en las provincias de Angaraes y Acobamba, el PCP-SL aplicó la estrategia de vaciamiento del campo: asesinato de autoridades que no habían renunciado y hostigamiento a los puestos policiales, así como amedrentamiento a poblaciones, asesinando a quienes eran sospechosos de "soplones", aunque no se registraron "arrasamientos" de comunidades. Sin embargo, las fuerzas del orden enfrentaban más directamente a columnas senderistas, produciéndoles numerosas bajas. En Pasco, particularmente en la provincia de Daniel A. Carrión, el PCP-SL llegó a tener numerosas bases de apoyo. En 1983, la zona no estaba aún declarada en estado de emergencia y el PCP-SL continuaba la estrategia de "batir" el campo asesinando autoridades locales y propietarios de tierras. En mayo de ese año un contingente de 200 campesinos conducidos por un pelotón de senderistas armados ingresa al distrito de Páucar, arenga a la población y amenaza a las autoridades. Un mes después, en un nuevo asalto al pueblo, son asesinadas las autoridades y el director del colegio por no haber renunciado. Luego, cuatro autoridades más son asesinadas en el vecino caserío de San Juan de Yacán. Los testimonios refieren a niños y adolescentes en el contingente del PCP-SL, desfilando con cintas rojas y dando vivas al Presidente Gonzalo. El distrito queda en manos del PCP-SL, cuya fuerza principal la encabeza Oscar Ramírez Durand (luego conocido como "Feliciano"). Recién en julio de 1984 la provincia de Daniel Alcides Carrión es declarada en emergencia y pasa al control militar. Poco a poco el ejército restablece orden y autoridades, a través de la implantación de bases contrasubversivas. Ello provoca el repliegue del PCP-SL, sin mayores enfrentamientos. Otra zona de expansión en este período es el valle del Mantaro, tanto por la realización de acciones de sabotaje, como de penetración en la Universidad. El 20 de enero de 1983 se produce allí la primera aparición pública de militantes armados del PCP-SL: cuatro militantes irrumpen en el comedor universitario, y piden colaboración económica. Irrupciones de ese tipo se hicieron frecuentes en los años sucesivos en el campus universitario. El espacio municipal y de partidos políticos es también objeto de atentados. Saúl Muñoz Menacho, alcalde IU de Huancayo, es asesinado el 16 de julio de 1984. En marzo y abril de 1985 se producen atentados dinamiteros a los locales partidarios de Acción Popular, del Partido Popular Cristiano, del APRA y de Izquierda Unida, y al Registro Electoral Provincial. Las acciones siguen en alza todo el año. En la selva central, los testimonios de asháninkas del río Ene declaran que se recibieron noticias de la presencia del "partido" desde 1982, y en 1984 se inicia un trabajo sistemático de penetración y captación de líderes de comunidades nativas y de jefes de clanes familiares. En octubre de 1984 ya se produce un atentado, el incendio de la Misión franciscana de Cutivireni (Río Tambo), una granja y viviendas aledañas. En 1985, las noticias de que el PCP-SL ajusticia proxenetas y otros delincuentes levanta su simpatía en sectores de la población. En la cuenca del Huallaga, las acciones violentas se inician en 1983, con la muerte de un trabajador del Ministerio de Agricultura y un estudiante secundario acusados de apoyar a la policía. En 1984, el PCP-SL toma dos veces la ciudad de Aucayacu atacando el puesto policial con un saldo de veinte muertos. El 19 de abril asesinan al alcalde de Tingo María, Tito Jaime Fernández, y el 20 de septiembre al alcalde de Pumahuasi, de las filas del APRA. El mismo año, tres cooperativas son atacadas en el distrito de Crespo y Castillo. El PCP-SL incursiona en la ciudad de Tocache, ataca la Estación Experimental de Tulumayo, el puesto de la Guardia Civil en Santa Lucia, y las instalaciones de la empresa Palma del Espino, en Uchiza. En ese contexto, se decreta el estado de emergencia en el departamento de Huánuco primero y luego en San Martín. En Lima, la campaña del PCP-SL creció gradualmente, aunque con altibajos. Las operaciones en Lima Metropolitana se estabilizaron en 1981 y 1982, luego tiene un pico en 1983 para paulatinamente ir creciendo en los años siguientes. ¿Cuál fue la intención de los planes urbanos? Según McCormick, "las acciones de SL en la ciudad sirvieron para amplificar el desempeño del Partido en el interior del país y atraer la atención internacional. Si la publicidad fue el objetivo -y fue un importante objetivo en el inicio de la lucha armada-una buena operación en Lima era mucho mejor que un gran número de acciones `invisibles´ en el interior" 27. En efecto, la campaña urbana jugó un rol importante para colocar al PCP-SL tanto en las primeras planas como en la imaginación popular. Mientras que la red del movimiento urbano durante este periodo sólo comprometía algunos destacamentos y milicias, no tomó mucho tiempo para cultivar la imagen de ser una fuerza a la que debía tomarse en cuenta. Sus operaciones urbanas golpearon en el corazón de la creencia, sostenida por la elite urbana, que Lima estaba separada y era distinta del resto del Perú: una isla de civilización rodeada por un mar de "cholos". Si consideramos que una de las manifestaciones de presencia senderista en la ciudad que mayor impacto produjo fueron los ataques contra las redes de fluido eléctrico, con la intención de generar "apagones", veremos cómo de 5 torres de alta tensión derribadas en 1980, se pasó a 9 en 1981, 21 en 1982, 65 en 1983, 40 en 1984 y 107 en 1985. Entre estos ataques, el ocurrido el 29 de marzo de 1982 tuvo un gran impacto, pues por primera vez Lima quedó totalmente a oscuras por más de dos horas y, además, el "apagón" fue seguido de una serie sincronizada de atentados dinamiteros. Todo ello despertó las sospechas sobre la real magnitud de PCP-SL, hasta ese momento considerado prácticamente una expresión regional localizada en Ayacucho pero sin mayores ramificaciones hacia el resto del territorio nacional. De igual manera, el trabajo barrial fue haciéndose más evidente en lugares como El Agustino, en donde el MOTC captó a pobladores que residían en zonas como Nocheto, los cerros San Pedro y San Cosme, alrededores de los mercados mayoristas, entre otros. Asimismo, en Ñaña y otros asentamientos de la carretera Central ocurrió lo mismo. En 1984, el Comité Metropolitano estaba constituido por la célula de dirección y tres zonales: Este, Oeste y Centro. Hubo dos destacamentos: el especial, que realizaba sus acciones en la zona este de Lima y el destacamento Centro. Como organismos generados estaban el Movimiento Intelectuales Populares (MIP), MOTC, Movimiento Clasista Barrial (MCB) y Movimiento Juvenil (MJ). Al iniciarse la lucha armada, de los tres aspectos organizativos contemplados (Partido, Ejército y Frente), el concerniente al Frente fue el que mayor interés tuvo para los ámbitos urbanos. Se impuso como tarea la captación de los pobladores a través de los organismos generados, que fueron creándose de acuerdo a los sectores de la población objetivo. Asimismo, fue en este periodo que se crea también Socorro Popular, inicialmente concebido para asumir lo concerniente a la salud y apoyo legal a los militantes senderistas. En 1980 hubo 2 de estos atentados terroristas con el resultado de una víctima. En 1981 hubo nuevamente dos atentados selectivos, sin víctimas que lamentar. En 1982 fueron 46 atentados selectivos con 57 víctimas; en 1983 sumaron 33, con 37 víctimas; en 1984, el total fue de 25 atentados selectivos y 29 víctimas; y en 1985 fueron 38 y las víctimas 37. Entonces, al compás de la expansión de su presencia, el Comité Metropolitano empieza a desarrollarse y, como parte de este proceso, el movimiento buscó ampliar su rango de acción y la importancia de sus militantes dentro de la organización, fortaleciendo sus posiciones en las universidades -notablemente San Marcos, donde el PCP-SL había establecido sus primeras células hacia finales de los 70-y extendiendo su red organizativa hacia los barrios marginales de Lima. Así, fue notorio que a inicios de los 80, las movilizaciones de los estudiantes sanmarquinos, la mayoría pertenecientes a partidos que integrarían luego Izquierda Unida 28, no encontrara resistencias importantes de grupos violentistas como el PCP-SL. La explicación no parece estar en la inexistencia o poca importancia de este grupo dentro de los estudiantes sino en el objetivo que tenían en ese momento, es decir, la captación de nuevos militantes que debían realizar acciones en la ciudad y, en el mediano plazo, establecer espacios de seguridad en los ambientes universitarios. Es por estos años, entonces, que el PCP-SL a través de algunos de sus organismos generados empezará a recibir estudiantes universitarios que provenían de otras organizaciones, como Pukallaqta y el FER antifascista. Aún cuando el inicio de la lucha armada pareció cumplirse a cabalidad en Lima, pronto surgieron serias críticas al Comité Metropolitano que mostró hasta 1985 una clara tendencia decreciente de sus acciones en relación con la evolución de la presencia senderista a nivel nacional. Esto revelaba que la organización regional no estaba respondiendo según los criterios que estimaba la dirigencia central y en las evaluaciones partidarias empezaron a surgir los "cuellos de botella". Un aspecto al que Guzmán le tomó especial consideración fue la sospecha de que entre los integrantes del "Metro", un regional que siempre le había resultado problemático, no había el suficiente compromiso con la lucha armada. Un ejemplo, que en su momento lo evaluó la Dirección, fue el atentado contra el puesto policial de Ñaña, el 5 de julio de 1982. A pesar de contar con el factor sorpresa a su favor, la falta de preparación hizo que el objetivo no se cumpliera y, además, resultaran muertos dos de los atacantes a quienes los dejaron abandonados en la carretera. A partir de los rastros dejados, la policía capturó en poco tiempo a 38 senderistas, lo que evidenció una cadena de delaciones y prácticas de "liberalismo" que el Partido no estuvo dispuesto a aceptar. La situación, como podrá notarse, se volvió difícil para que el "Metro" siga combatiendo. En otras palabras, el PCP-SL aún no había resuelto cómo debía ser la militarización del Partido en las ciudades y la creación del EGP para constituir la guerrilla urbana, así como tampoco tuvo claridad sobre la naturaleza de la política de frente con eje en MDRP. Los aspectos operativos en Lima, además de los organizativos, eran una cuestión que venía contemplándose desde el inicio de los 80. En 1981, durante la tercera sesión plenaria del Comité Central, los representantes del "Metro" expresaron sus problemas en cuanto a la conformación de los destacamentos especiales (la "fuerza principal" en el caso de las ciudades). Había cometido el error de seleccionar los destacamentos por zonas, en lugar de agrupar a todos los militantes y luego destinarlos a zonales distintas, para evitar así que se conocieran entre ellos. Esto facilitó enormemente las capturas por parte de las fuerzas policiales. Es decir, el PCP-SL en Lima buscaba, por un lado, reponerse de los reveses que tuvo durante 1982 y, de otro lado, buscar fórmulas organizativas que garanticen la debida operatividad en este ámbito. En función a esto, el "Metro" debía potenciarse para que actúe en la capital como "tambor de resonancia", tomando en cuenta que cualquier acción en Lima, por mínima que sea, repercutiría a nivel nacional e internacional. 1.1.3.1. Popular y el Gran Salto Entonces, en la Tercera Conferencia del Comité Central de 1983 se aprueba la fase "El Gran Salto", que debía cumplirse a partir de junio de 1984. Tuvo cuatro campañas:
-Construir el Gran Salto (junio-noviembre de 1984) Estas campañas fueron muy importantes para el trabajo senderista en Lima. Bajo la consigna de militarizar el Partido, el PCP-SL se planteó como objetivo la reorganización total de sus diversas instancias. Dada la debilidad del aparato limeño, esta reorganización lo alcanzó de manera especial, con el propósito de impulsarlo a través de un plan de crecimiento de las zonales, subzonales, destacamentos especiales, centros de resistencias, organismos generados y grupos de apoyo. Así, se concibe un plan piloto de seis meses para el "Metro". Con este plan se aspiraba a generar una nueva etapa de captación de masas en los asentamientos humanos, urbanizaciones populares, tugurios y fábricas. Además, se puso especial atención en el desarrollo del trabajo adecuado para atraer la "pequeña burguesía" (intelectuales, artistas, maestros, estudiantes). Una cuestión particularmente importante, como señala Benedicto Jiménez, fue remarcar la importancia que tenía la captación de empleadas del hogar, al haberse dado cuenta de que podían ser buenas informantes 29.
Fue entonces que un organismo generado, Socorro Popular (SOPO), empezará a adquirir
una importancia inusitada. La dinámica empleada por los dirigentes encargados de SOPO bajo el
mandato de militarizar totalmente el Partido, opacó al Comité Metropolitano.
1 Los infantes eran en su mayoría personal de origen costeño, de habla castellana, que desconocía la sierra y la selva, y
tendió a reproducir con frecuencia patrones discriminadores contra la población indígena.
2 Los 11 procedimientos son: acción guerrillera, contrarrestablecimientos, cosechas, arrasamientos, emboscadas, sabotaje
al sistema vial, invalidar troncales, aeropuertos, guerra sicológica, hostigamiento para quebrar movimientos, terrorismo selectivo. (PCP-SL, "1ª Sesión Plenaria, 1984).
4 Según diversos testimonios, fue su esposa, Augusta la Torre, la c. Norah, quien defendió la propuesta de entronizarlo
como "presidente" del Nuevo Estado en formación.
5 PCP-SL, "1ª Sesión Plenaria", 1984.
6 PCP SL. "Reunión Nacional de Dirigentes y Cuadros. Reunión Preparatoria", p. 9.
8 Comunero de Sancos, 68 años.
9 Ver capítulo sobre violencia contra niños y niñas.
10 Ver también el informe sobre Uchuraccay.
12 Según Oscar Ramírez Durand, "Feliciano", fue una decisión del mismo Guzmán (Entrevista en la Base Naval, 4 de
octubre de 2002. "Él dispuso, para mi hubiera sido lo correspondiente un ataque a las FFAA, porque con Lucanamarca fue la señal para todos nosotros al atacar a la población civil, lo que comienza a divorciarnos, a quitarnos apoyo".
13 "Sobre bases del nuevo plan", abril 1984.
15 Véase capítulo sobre la matanza de Putis en el presente informe.
16 Ver estudio sobre Lucanamarca
17 (CVR. BDI notas de campo P17, informante anónimo )
18 CVR. BDI grupo focal Loqllapampa P30, Junio de 2002, Accomarca (Vilcashuamán)
19 "Desarrollar la guerra popular sirviendo a la revolución mundial".
20 Ver estudios sobre Pampas y Lucanamarca.
21 Ver Informe sobre Comité Zonal Fundamental – Cangallo/ Víctor Fajardo
22 Coronel, José: "Violencia política y respuesta campesina en Huanta". En Carlos Iván Degregori, José Coronel,
Ponciano del Pino y Orin Starn, Las rondas campesinas y la derrota de SL Luminoso. Lima: IEP, Lima, 1996, p. 51).
23 Ponciano del Pino: "Familia, cultura y 'revolución': Vida cotidiana en Sendero Luminoso". En Steve Stern (ed.), Los
senderos insólitos del Perú, Lima, IEP-UNSCH; 1999, p. 178.
25 Ver Estudio en Profundidad sobre "Oreja de Perro".
27 Gordon H. McCormick: From the Sierra to the Cities. Rand´s National Defense Research Institute. Santa Monica,
1992
28 Las reivindicaciones de estas movilizaciones fueron más rentas y defensa de la autonomía universitaria. También su
oposición a la ley 23733. Ver informe sobre universidades de la CVR.
29 Benedicto Jiménez, op. cit.
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