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Neoliberalismo y Catástrofe.
Senador Nelson Ávila |1|
Yo tengo un muy mal pronóstico de lo que nos está aconteciendo, no sólo referido a nuestra condición de chilenos sino como miembros de una comunidad internacional que pertenece al denominado Tercer Mundo. Creo que esta modalidad de desarrollo planetario que estamos conociendo con el nombre de globalización no hace sino sellar una forma neoliberal de concebir la economía y la sociedad.
Cuando se tocan estos temas no puedo dejar de pensar en las palabras de Mándela cuando, a propósito de unas negociaciones con Estados Unidos, señalaba lo siguiente: "Nosotros podríamos llegar a asumir lo que se conoce como una economía de mercado, pero de ahí a una sociedad de mercado y, aún más, una democracia de mercado, hay una distancia sideral que no estamos dispuestos a recorrer". Creo que en esa sentencia está graficado, de manera magistral, el espíritu que se abre paso en todo el mundo, incluidos amplios sectores de países como Estados Unidos, que lideran este proceso.
Lo que pasa es que se está estructurando, a nivel planetario, una sociedad denominada de 80-20. Parecen medidas anatómicas relativamente atrayentes, pero para un desarrollo social son francamente perversas, porque hacen ver que la globalización es un proceso económico que está beneficiando fundamentalmente a un estrato de la población en todo el mundo. Esto queda de manifiesto de manera muy didáctica, diría, con las cifras que ya empiezan a conocerse.
En el propio Estados Unidos, primera potencia económica mundial, nunca como ahora había crecido más aceleradamente el nivel de desempleo y de pobreza. Lo mismo está ocurriendo en Europa. Es que la perversidad de este modelo neoliberal, acompañado de esta globalización del mismo signo, va produciendo un reblandecimiento sistemático de todo lo que concierne a la estructura del poder público, y dentro de esto cabe también el descrédito sistemático de la política. Claro, algunos ayudan a ese esfuerzo y lo hacen con tal entusiasmo que generan condiciones maravillosas para que ese descrédito se expanda aceleradamente. Forma parte de esta ideología, de este pensamiento único, el ir relativizando lo más posible el poder del Estado.
Estas fuerzas que dominan la economía mundial ya no necesitan tomar los gobiernos directamente, basta incidir en ellos, y lo hacen a través de múltiples mecanismos. Les van cercando, rodeando, de una manera muy efectiva, hasta hacerles subsumir su política dentro del modelo. Eso lo vemos no solo en Chile, con muchísimo mayor grado de eficiencia en otros países latinoamericanos: el caso de Argentina es absolutamente paradigmático. Allí está patentado el drama de lo que significa la aplicación dogmática de este modelo.
Las recomendaciones que hoy se implementan en diferentes países de América Latina con desigual intensidad, nacen en el llamado Consenso de Washington. Allí, a ese sujeto de triste recuerdo en relación con la guerra de Vietnam, Robert McNamara, que a la sazón era presidente del Banco Mundial en 1979, se le ocurre implementar la política de ajuste estructural, como él la denomino. żEn que consistía básicamente? Apertura comercial, libre tránsito a las inversiones financieras y particularmente, algo muy importante, las privatizaciones.
Argentina se convirtió en el alumno distinguido de la nueva divina trinidad que rige el planeta: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial de Comercio. Es hasta tragicómico el hecho que, en el año 2000, el New York Times declara a Cavallo, el célebre Ministro de Economía, como "Héroe Liberal del Año", por el hecho de haber cumplido a cabalidad con todas las indicaciones del Fondo Monetario Internacional. Ahí tenemos el resultado.
Lo más patético de lo que estoy diciendo se produjo cuando uno de esos fugaces presidentes de la era mas trágica que vivió Argentina en el último tiempo se dirige a sus conciudadanos y al mundo, señalando que Argentina estaba consiguiendo unos empréstitos y, para tal efecto ponía de respaldo la Casa Rosada, los edificios públicos y las propiedades de Argentina en el exterior. Es lo ·único con que quedaron. Es decir, los argentinos fueron despojados de todo su patrimonio público, y entre que se lo robaron unos, otros lo mal invirtieron y no se sabe qué ocurrió con un buen porcentaje de aquello, hoy sencillamente no tienen nada y no sólo no consiguieron disminuir la deuda externa sino que sí consiguieron multiplicarla por tres y hasta por cinco. Es decir, el efecto de la aplicación de estas políticas está siendo algo devastador para nuestros países. Yo he dicho que el Fondo Monetario Internacional es la cama 8 de los países del Tercer Mundo y, efectivamente, es así.
El tema del agua, de los recursos básicos, de los servicios más esenciales para la población forma parte del propósito de las grandes transnacionales y de las potencias económicas de abrir espacios a un mundo que han convertido en insaciable desde el punto de vista de la especulación financiera.
Han de saber ustedes que, a 1990, del total de las transacciones en el mundo, el 90 % traía detrás bienes y servicios y el 10 % era inversión especulativa. Pues, en este momento todo es al revés: el 90 % de la inversión es meramente especulativa y sólo el 10 % trae mercancías o servicios.
Estamos viviendo el mundo de la especulación financiera y en la medida que nuestros países no tomen los resguardos necesarios, si no surge esta conciencia desde el seno de la sociedad no tendremos ninguna posibilidad de revertir este proceso.
Por el momento, los parlamentarios no tenemos la posibilidad de actuar solos en este sentido. En materia de tratados internacionales, la verdad es que nosotros estamos llamados a impartir los óleos sacramentales al tratado con la Unión Europea, o negárselos. Lo más probable es que sea lo primero. No es lo más probable, es la absoluta certeza de que va a ser así. Hay una presión ambiente incontrarrestable en relación a lo que pueda significar para el país el contenido de ese acuerdo comercial.
Yo soy muy escéptico. Tengo condicionado mi voto -que ciertamente será simbólico, como muchos otros- a lo que acontezca con la pesca artesanal. Si el gobierno termina haciendo aprobar en el parlamento la extensión de la actual ley transitoria por un lapso de diez años yo, en protesta, votaré en contra. Me parece completamente inadmisible que el Estado chileno le entregue gratuitamente los peces justamente a quienes han sido los causantes de una depredación devastadora de nuestra riqueza marina.
Respecto del tratado que sí derechamente voy a votar en contra, sin consideración de ninguna índole, es el que llegue respecto de Estados Unidos. Ahí sí que no veo para el país beneficio alguno. Estados Unidos sólo suscribe aquellos acuerdos comerciales que le favorecen, del resto no se inquieta mayormente, porque cuando se pone en contradicción un interés suyo con el de algún país subdesarrollado, no tiene el menor empacho en violarlo para imponer lo que son sus condiciones. Hay ejemplos por montones, que están contenidos en la historia del tratado con México. Hay un caso completamente paradigmático, para que ustedes juzguen lo que puede ser para Chile una experiencia de esa índole con Estados Unidos.
Durante el gobierno de Clinton se produjo un problema con la importación de tomates mexicanos y el Presidente presionó en forma directa a los productores mexicanos de tomates para que se abstuvieran de enviar su producción a Estados Unidos, la razón la expresó, con ese modo brutal que tienen de plantear sus condiciones. Dijo: "Los consumidores norteamericanos prefieren los tomates mexicanos por su calidad y precio. El mercado funciona, pero no está entregando resultados correctos. De ahí entonces que, en vista de ello, deben abstenerse de enviarlos, a efecto de no producir un daño irreparable a los productores de tomate de Florida".
El tratado no sufrió ni una sola violación, se mantuvo incólume, virgen, y ello porque, en virtud de la presión ejercida, los productores mexicanos se abstuvieron de enviar sus tomates. Así funciona todo acuerdo comercial de Estados Unidos con países como los nuestros. No tiene ningún sentido renunciar a una serie de prerrogativas y, lo más peligroso, permitir sellar las reformas neoliberales a través de un tratado comercial con Estados Unidos, que a los efectos de dominar el planeta actúa en simbiosis con las transnacionales.
Una complementación final en relación al tema del agua. Nosotros, los chilenos, tenemos una particular habilidad para digerir la conceptualización neoliberal, la traducimos en términos casi poéticos para hacerla seductora. Por ejemplo, a la privatización la denominamos "incorporación del capital privado"; a las cuotas individuales transferibles, las llamamos "límites máximos de captura", y así sucesivamente. Pero el resultado es el mismo que ustedes han vivido y que, con brillo, han expuesto ante nosotros.
En el caso chileno, nos dijeron que el Estado no estaba en condiciones de llevar a cabo las enormes inversiones que requería el sector, y parecía entonces tremendamente astuto, muy inteligente, que en vez de ir esos recursos a invertirse en esas áreas fueran a resolver otros problemas sociales muy angustiosos, y los privados asumieran el papel del Estado llevando a cabo todo aquello. Bueno, hay gente que se encantó con la idea, pero ocurre que la inversión la están haciendo los usuarios a través del aumento de las tarifas, y los privados no hacen absolutamente nada si el capital necesario no proviene de esa vía. Entonces, no nos han traído nada sino sólo la diablura de embaucarnos.
Estamos ya curados de espanto con todo esto y lo único que cabe hacer, de aquí en adelante, es recorrer este camino lleno de dificultades, muy cuesta arriba en las actuales circunstancias, que es revertir todo esto. Y con estas cosas se está abriendo paso a un proceso que a mí me tiene absorbido en cuerpo y alma. Lo único que deseo es hacer conciencia en todas partes acerca de este fraude gigantesco en que estamos embarcados y me alegra muchísimo que existan personas como ustedes, que estén preocupadas de estos temas y, sobre todo, volcando cada cual experiencias que son muy valiosas para ayudarnos a abordar el problema que tenemos en vista.
Notas:
1. Parlamentario de la Concertación de Gobierno de Chile. Es uno de los principales fiscalizadores y defensores de los derechos ciudadanos, y activo crítico del TLC Chile-EE.UU. Recientemente ha sido expulsado del PPD, por denunciar la falta de probidad del Presidente del Senado ante la votación de la Ley de Pesca, instrumento ligado a las negociaciones del Tratado Unión Europea-Chile. [Volver]
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