En 1998, el entonces presidente Menem dictó un decreto ordenando la destrucción del edificio de la Escuela
de Mecánicos de la Armada (ESMA). Durante la dictadura militar la ESMA fue el mayor centro clandestino de
detención; miles de "desaparecidos" fueron escondidos y torturados en su vientre antes de ser asesinados. La orden de
destrucción fue inmediatamente apelada ante la justicia por familiares de algunos de los desaparecidos ya que su
destrucción borraría las posibilidades de conocer como y donde los desaparecidos pasaron sus últimos
días. La ESMA es un símbolo del holocausto argentino y por lo tanto debe permanecer como un "patrimonio
histórico" para recordarnos a todos de lo que pasó en nuestro seno.
La justicia finalmente dictaminó a favor de los familiares, y ordenó que no se destruyera el edificio.