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Capítulo Tercero
La Lista de los 119
La Operación Colombo, como hemos visto, utilizó elementos de la guerra psicológica. A través de ellos buscó influir sobre el psiquismo de las personas, a fin de conseguir, tras un largo proceso de manipulación de las emociones, adhesión o aceptación a sus objetivos.
Sin embargo, la Operación Colombo, es sólo una más de las innumerables campañas que utilizan recursos psicológicos realizadas durante 17 años por la Dictadura militar.
Esta táctica se había iniciado incluso antes de la ascensión de Allende al poder y se emplea hasta la actualidad. Frente a la necesidad de reactivar el miedo y causar desconcierto, las Fuerzas Armadas envían mensajes, sea a través de maniobras propiamente militares como fue la operación de enlace en diciembre de 1991 o el boinazo del 28 de mayo de 1993; sea a través de declaraciones que llevan amenazas implícitas un su contenido.
¿Llegó la Dictadura a cumplir su objetivo? ¿ Seremos capaces de mirarnos, de realizar una profunda introspección para saber de qué modo y en qué forma hemos sido afectados?
No sabemos hasta que punto nuestro discurso racional, lógico, pragmático, expresa realmente lo que pensamos y creemos, o bien esconde sin quererlo profundos temores surgidos tras 17 años de dictadura. ¿Cómo se estructuran las significaciones bajo un régimen de terror, que no sólo lo aplica sino que lo simboliza y lo entrega a través de las palabras ?
El análisis de la publicación de las listas nos ayudó a profundizar más sobre el tema.
El día 15 de julio apareció en Argentina una revista hasta entonces inédita. Era, según se lee, un semanario ilustrado. En efecto, en la tapa había una enorme fotografía de «Isabelita» con la frase atribuida a ella: «estoy enferma de asco» y en su interior una foto tan grande como la de Isabelita, en donde se distingue al Presidente Allende, su hija Beatriz y entre ellos, posiblemente, Orlando Letelier. En la leyenda que acompaña esta fotografía se lee: «La Vendetta Chilena».
La noticia venía desde Ciudad de México y se monta nuevamente en torno a una muerte. Se trata de la muerte de Eugenio Lira Massi, periodista chileno exiliado en Francia. Este había sido asesinado, según la revista, por sectores de izquierda (1). «El factor que determinó la denuncia de estos hechos fue la extraña muerte del periodista Eugenio Lira Massi en su departamento en París».
La noticia entonces se inicia así: «Alrededor de 60 extremistas chilenos han sido eliminados en los últimos 3 meses por sus propios compañeros de lucha en un vasto e implacable programa de venganza y depuración política... El plan de ejecución materializado en una feroz cacería a lo largo y ancho de las tres Américas y Europa... ».
Y luego de este análisis en la página de enfrente se lee:
«Los que callaron para siempre» y sigue una lista de 60 nombres en correcto orden alfabético, sin errores importantes en nombres y apellidos.
«El Mercurio» del día 23 de julio entrega en Chile la información. Curiosa- mente escribe ahora en páginas interiores y en forma escueta un subtítulo que dice: « Ejecutados por sus propios camaradas», y en letras más grandes dice: «IDENTIFICADOS 60 MIRISTAS ASESINADOS», Buenos Aires, 22 UPI: «De acuerdo con el semanario LEA, la siguiente es la nómina de miristas chilenos que habrían sido eliminados en los últimos 3 meses por sus propios compañeros de lucha», y agrega: «estas eliminaciones -dice la revista- se habrían registrado en Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia y es la culminación de un largo proceso de divergencias, mutuas recriminaciones y disputas por dinero». «El Mercurio» entrega la lista.
Fuera de lo absurdo en la construcción de la información -la noticia venía desde México, se publicaba en Argentina y los muertos estaban repartidos por varios países del mundo-, la noticia se entrega además con palabras significativas: venganza, feroz cacería, acciones deleznables: se matan entre ellos, se recriminan, tienen «disputas por dinero». Todo esto no puede sino «enfermar de asco» a la propia Isabelita.
Y a nosotros, los chilenos ¿qué nos sucedió?, ¿qué nos sucede? Ahora sabemos que un grupo importante de chilenos consideró la muerte y el desaparecimiento como un costo necesario. ¿Cómo se llegó a esta conclusión tan ligera?
Al día siguiente, 24 de julio el diario « La Segunda », bajo un subtítulo que dice: «Gigantesco operativo militar en Argentina», escribe en grandes letras:
«EXTERMINAN COMO RATAS A MIRISTAS» y entregan la segunda lista con el nombre de 59 personas.
Los periodistas chilenos sabían exactamente que palabras utilizar. En esta leyenda, en esta dramática noticia, se asignaba a los miristas la figura de un animal: la rata. A las personas que ellos querían que fueran rechazadas y repudiadas logrando de esta forma que su muerte llegara a ser en lo más profundo deseada, se los homologa simplemente a una rata.
La rata es el animal que con más frecuencia desencadena fobias verdaderas. Es gris, gelatinosa, inmunda, transmisora de enfermedades, asquerosa. Hay campañas para exterminarlas. Sólo la lectura de su nombre produce sensación de asco, de repugnancia. Su presencia produce en la mayoría de las personas miedo intenso, pánico.
La configuración del miedo, -el que había sido provocado a través de la campaña de guerra psicológica- unida a identificaciones con animales de fácil representación fóbica, pudo llegar a desencadenar miedos anormales. Es decir, miedos que nacen, no ya solamente de estímulos externos sino de estímulos internos. Es decir, de un miedo que se ha internalizado y que reaparece en forma inconsciente ante nuevas situaciones de peligro las cuales pueden ahora no ser tan evidentes.
A estas alturas -tras 2 años de régimen militar en que la ciudadanía había estado sometida a una campaña cotidiana y permanente de desestabilización psicológica-, ¿había logrado la Dictadura, producir cambios en los sentimientos y tal vez modificar conductas? ¿Construir o destruir rasgos básicos de la personalidad?
Era la creación de rasgos de desconfianza, de elementos paranoídeos, lo que se intentaba despertar con mayor ahínco.
En la estructura paranoídea lo característico es que la persona identifica o vivencia en el mundo externo uno o más «objetos» persecutorios o peligrosos. El concepto de «objeto» es amplio en psicología y Jaspers lo definió como todo lo que está trente a nosotros, lo que tenemos delante de nosotros en los ojos internos, espirituales, o en los ojos del órgano de los sentidos, lo que captamos, pensamos o reconocemos. Todo aquello a que podamos estar dirigidos, respecto de algo que está en frente, sea real o irreal, evidente o abstracto, claro u oscuro.
Estos «objetos» que pueden ser personas, acontecimientos, actitudes, pueden poner en peligro la integridad o la identidad de la persona. Nacen así sentimientos de sospecha y desconfianza hacia la gente con expectativas de traición o daño, lo que lleva a una actitud de exploración continua del ambiente en busca de señales de amenaza. Se desarrolla una actitud de reserva y cautela. Una pérdida de confianza en los demás.
Para que los «objetos» se transformen en persecutorios o peligrosos y se tenga frente a ellos una reacción paranoídea. no basta con que haya una amenaza real externa. Es necesario que previamente se haya construido en el «espacio interior» la proyección de un objeto interno peligroso que ha llegado a ser traumático.
¿Lograron internalizar la imagen peligrosa de la gente de izquierda, de los extremistas, de los miristas, de los guerrilleros? Cada uno tiene su propia respuesta. Pero lo que sin duda crearon en gran parte de la población fue un actitud inicial de recelo frente al otro, frente a lo desconocido.
La Operación Colombo fue un largo proceso de creación y re-creación de estímulos peligrosos. De creación de ambivalencias y desconfianzas.
Pero en este largo proceso, como hemos visto, surgen a veces contradicciones, errores evidentes que nadie en esa época, salvo los familiares y las Iglesias del Comité de Cooperación para la Paz. percibían. Ningún medio de comunicación, ningún director de prensa, ningún periodista hizo el más mínimo comentario. No hubo ni siquiera asombro.
De modo que el diario « La Segunda », luego de su inolvidable titular, escribió sin reparos:
«Un total de 59 extremistas chilenos, entre muchos heridos y evadidos, fueron identificados en recientes encuentros con fuerzas policiales argentinas, en la localidad de Salta».
¿Cómo los identificaron?, ¿extremistas con carné de identidad auténticos? Además, algunos habían huido y si los carné eran tal sos. ¿cómo el Instituto Médico Legal de Salta se había contactado tan rápidamente con su homólogo de Chile para verificar huellas digitales, antecedentes, fotos, que permitieran entregar una lista tan bien confeccionada?
El diario «La Segunda», así como «El Mercurio» y «La Tercera» reproducen esta vez la noticia dada por un diario brasilero. El diario de la ciudad de Curitiha, «0'Día» que bajo el subtítulo «Lista de Identificados», informa que «en los dos últimos choques con las fuerzas de gobierno argentinas, fueron identificados, entre los muertos, heridos y evadidos, los siguientes miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionario. MIR».
De modo que estos 59 chilenos no habían muerto como los anteriores 60 en el curso de 3 meses, ni en varios países del mundo, sino en la Provincia de Salta, a manos de efectivos policiales argentinos.
Consumado el hecho: publicadas las listas con los 119 nombres se inicia ahora una campaña de desprestigio y ataque a los familiares y a las Iglesias.
El día 28 de mayo de 1975 los familiares de personas que se encontraban desaparecidas habían elevado ante la Corte de Apelaciones de Santiago una solicitud para que se investigara la suerte corrida por 164 detenidos. La respuesta, a pesar de los numerosos antecedentes que entregaron, fue de un «No ha lugar».
El día 4 de julio de 1975, una petición semejante a la efectuada por los familiares hizo el Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Nuevamente se preguntaba sobre el destino de 163 personas, la respuesta fue similar: « No ha lugar». La solicitud de nombramiento de un Ministro en Visita fue negada.
La nueva campaña se basó en el ataque y lo hacen todos los diarios de la cadena mercurial. El diario «La Tercera de la Hora», escribe el mismo día 24 de junio, recién publicada la segunda lista, lo siguiente:
«CONFIRMADO, HAN PRESENTADO EN CHILE AMPAROS EN FAVOR DE LOS MIRISTAS MUERTOS EN ARGENTINA». Funcionarios de la Secretaría en lo criminal de la Corte de Apelaciones de Santiago confirmaron anoche que la mayoría de los extremistas del MIR muertos en las sangrientas luchas internas de ese grupo terrorista que se desarrollan en Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia tenían presentado en su favor Recursos de Amparo ante ese alto Tribunal. Incluso se registran casos de miristas en favor de los cuales se presentaron hasta tres recursos de amparo, en los que de paso se dice que fueron detenidos por fuerzas de la policía, seguridad o inteligencia. Sin embargo, los terroristas no sólo no habían sido detenidos en Chile sino que se encontraban fuera del país realizando actividades extremistas y enfrentados en una mortal lucha interna por disputas tanto políticas, como de dinero «.
Luego, entrega los antecedentes sobre las personas que figuran en las listas e indica las causas de sus muertes, señalando más adelante que: «... en Chile las pseudo organizaciones humanitarias comenzaron a desprestigiar al Gobierno, acusándolo en los recursos de amparo de que la Policía y los servicios de inteligencia, detenían a «inocentes». Incluso hay recursos de amparo en los que se dice que testigos observaron cómo fuerzas policiales detuvieron a determinadas personas cuyo paradero se desconoce. Sin embargo, ahora se establece que todo era falso, que la acción formaba parte de la campaña internacional para desprestigiar al país, puesto que los miristas «presuntivamente detenidos en Chile» se encontraban fuera del país realizando acciones ilícitas».
Y agrega por último «... En el Poder Judicial se advertía malestar por el hecho de que los extremistas y una serie de organizaciones que alegan defender los derechos humanos hubieran usado a los jueces en el sucio juego de desprestigiar a Chile. En todos estos recursos la Corte de Apelaciones envió oficiosa! Ministerio del Interior, a los Jefes Policiales, e incluso a magistrados, solicitándoles informes sobre los «desaparecidos», luego de ser detenidos». Las repuestas de esas autoridades indicaban que esos extremistas no habían sido detenidos, pero los abogados insistían en sus falsas posiciones. Ahora se confirma que esos extremistas JAMAS FUERON DETENIDOS, y que en cambio lograron salir del país, para enfrentarse en la estremecedora lucha interna que libra el MIR por el dinero producto de asaltos, robos y desfalcos, perpetrados en Chile en el anterior régimen».
Los objetivos estaban cumplidos. Los desaparecidos nunca habían sido detenidos, todo era una gran mentira.
La campaña estaba terminada.
Años después, en 1990 el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, demostraría que si habían detenido a los 119 chilenos y que era verdad lo que los familiares y las Iglesias decían. La mentira cambió de campo, volvió a su lugar de origen.
Notas:
1. Eugenio Lira Massi. fue encontrado muerto en su departamento de París. La autopsia practicada en el Hospital en Francia demostró que su muerte se debió a una hemorragia cerebral