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02sep18
Marruecos refuerza su poderío militar con alta tecnología
Marruecos está en proceso de refuerzo militar por tierra, mar y aire. En los últimos diez años, su gasto en defensa ha aumentado un 50% y se prevé que continúe en aumento de aquí a 2022, lo que le está permitiendo adquirir gran cantidad de carros de combate, así como aviones F-16 y fragatas. Incluso se apunta su pretensión de hacerse con un submarino. A ello se suma la puesta en órbita de su primer satélite espía y, hace unas semanas, la reimplantación, doce años después, del servicio militar obligatorio.
El robustecimiento de las fuerzas armadas marroquíes responde en buena medida a la carrera armamentística que mantiene con su vecino Argelia, que casi ha triplicado su presupuesto militar en diez años. «La modernización de su inventario de material de seguridad y defensa hay que encuadrarla en la pugna por el liderazgo regional que mantiene con Argelia, aunque no hay que olvidar que ambos países son miembros y coinciden en muchas organizaciones de Seguridad y Defensa», señala a ABC el coronel Juan A. Mora Tebas, especialista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Relacionada con esa rivalidad está la siempre tensa cuestión del Sáhara, donde los argelinos son un soporte tradicional para el Frente Polisario.
A estos frentes habría que añadir la lucha contra el terrorismo yihadista y la participación marroquí en acciones en la región del golfo Pérsico, donde Marruecos ha intervenido en la guerra de Yemen en apoyo de Arabia Saudí.
Precisamente, este país concedió en enero de 2016 al reino alauí un préstamo de 22.000 millones de dólares para armamento. En este sentido, el coronel Mora advierte de que, en este proceso de puesta al día de la capacidad militar marroquí se debe tener en cuenta «el otro pulso que se está produciendo en un segundo plano en la región Magreb-Sahel entre Irán y Arabia Saudí» y recuerda que «Marruecos rompió relaciones con Irán el pasado 1 de mayo de 2018, tras acusar a Irán de apoyar indirectamente al frente Polisario».
En la actualidad, el porcentaje de gasto que Marruecos destina a defensa en proporción a su producto interior bruto (PIB) es casi tres veces mayor al de España, el 3,2% frente al 1,2%. De acuerdo con los datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), pasó de 2.297 millones de dólares de gasto militar en 2007 a 3.461 millones en 2017 y es, solo detrás de Argelia, el país africano que más armamento importa. Las compras argelinas supusieron el 52% del total del continente en el periodo 2013-2017, mientras que las marroquíes representan el 12%. Estados Unidos es el principal proveedor de Marruecos, si bien el país magrebí también ha adquirido armamento a Rusia y China.
Con todo, el experto del IEEE consultado prefiere hablar de «modernización» o «renovación», más que de «rearme», dado que gran parte de las nuevas unidades servirán para sustituir a otras ya obsoletas.
Llegada de unidades
Medios locales y especializados han informado del envío este año a Marruecos de las primeras unidades de un lote de 162 carros de combate M1A1 Abrams, adquiridos a EE.UU. por 115 millones de dólares a través de su programa de excedentes (EDA, por sus siglas en inglés). La operación incluye distintas mejoras en los vehículos, así como más de doce millones de proyectiles, equipos de apoyo y formación. Esta partida se une a otra de 222 carros similares adquiridos en años anteriores.
Junto a los medios terrestres, Marruecos está tratando de fortalecer también su poderío aéreo. El país magrebí ha comprado una docena de aviones de caza F-16 Viper, del fabricante Lockheed-Martin. Se unen a otros 23 F-16 que ya poseía, en este caso de las clases C y D. Las fuerzas aéreas marroquíes perdieron uno de estos aparatos en mayo de 2015 al estrellarse en Yemen, donde apoyaban a Arabia Saudí en su conflicto con los rebeldes hutíes.
En cuanto a los recursos marítimos, Marruecos se ha dotado en los últimos años de cuatro fragatas –una de la clase FREMM y tres SIGMA–, primer paso para lograr una Marina Real de alta mar, más allá de la vigilancia de sus costas. El país vecino «ha multiplicado por varias cifras su capacidad de combate en alta mar en relación con lo que había sido habitual hasta hace poco más de un lustro», destaca en un blog especializado Josep Baqués, miembro de la junta directiva del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI).
Además, Marruecos aspira a hacerse con un submarino, lo que supondría un notable salto cualitativo. Se ha llegado a hablar del interés por comprar a Moscú un submarino Amur 1650, pero tal operación no se ha confirmado.
Esta tendencia continuará en los próximos años, a tenor de la previsión de Strategic Defense Intelligence (SDI), un grupo dedicado a explorar oportunidades de negocio para la industria militar. De acuerdo con un informe del pasado año, el presupuesto en defensa de Marruecos alcanzará en 2022 los 3.900 millones de dólares. El plan de futuras adquisiciones «incluye aviones de combate, helicópteros, submarinos, sistemas de radar y buques», así como inversiones en tecnología de la información y misiles antitanques, explica.
Las crecientes necesidades de armamento han llevado a Marruecos a pretender contar con su propia industria de defensa, con lo que reduciría gastos y su dependencia de proveedores externos. Hace dos años se anunció una inversión de 300 millones de dirhams (27,3 millones de euros) en la creación de una fábrica bajo el nombre de MCR Technologies, a través de una «joint-venture» con la compañía belga Mecar y la británica Chemring. Estas instalaciones se levantarían sobre un terreno de mil hectáreas y se encargarían de producir y distribuir diversos tipos de munición, si bien no se han vuelto a conocer detalles.
Además, el país magrebí habría pedido a España cooperación para fabricar transporte militar y, según la prensa marroquí, estaría en conversaciones con Francia para desarrollar una industria naval y con EE.UU. para construir vehículos blindados y de transporte de tropas.
En pleno proceso de potenciación de las fuerzas armadas, Marruecos puso en órbita el pasado año su primer satélite espía, cuya construcción y lanzamiento desde la Guayana Francesa estuvo rodeado de gran secretismo. Bautizado como Mohammed VI-A, se trata de un instrumento de alta precisión que se dedicará al reconocimiento de fronteras y el seguimiento de grupos yihadistas. De aquí a 2019 Rabat pretende lanzar el segundo.
[Source: Por Manuel Trillo, ABC, Madrid, 02sep18]
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