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05may14
Kiev envia voluntario nazis para intentar controlar Odessa
Kiev envió ayer un batallón de voluntarios, más de 400 según algunas fuentes, para intentar contener las revueltas en la ciudad portuaria de Odessa, donde bandas de prorrusos y de proucranianos se han declarado la guerra. El Gobierno ucraniano sigue combatiendo a los insurgentes en el extremo este del país, donde ayer murieron al menos diez personas y los prorrusos derribaron otro helicóptero. Pero las autoridades ucranianas saben que si la toma de instituciones se extiende hacia regiones centrales como Odessa -que está situada al sur de Kiev- no habrá país que defender.
Hasta la fecha Odessa se había mantenido al margen de estos asaltos a edificios públicos, pero anteayer una masa enfurecida rodeó una comisaría. Amenazó con asaltarla y logró que saliesen libres 67 activistas detenidos días antes en los disturbios. El Gobierno ha destituido a la cúpula policial de Odessa y se ha llevado fuera de la región a los 42 activistas que siguen presos porque no confía en poder controlar la situación en los próximos días. Odessa era ayer un polvorín tranquilo, pero donde en cualquier momento alguien puede ser acusado por la calle de "provocador" y ser sentenciado por cometer el error de salir corriendo: así se han producido varios linchamientos estos días, sin que nadie sea capaz de explicar qué había hecho el ciudadano que rueda por el suelo ensangrentado.
Tras la pérdida de Crimea, Odessa es la referencia portuaria del país y su compleja mezcla de ucranianos, rusos, tártaros y georgianos la convierte en un flanco vulnerable. La ciudad está hundida, rabiosa, asustada y desorientada. En la calle la gente sigue llorando delante del edificio donde murieron abrasados más de 30 manifestantes. Y Rusia aprovechó la conmoción de ayer para publicar un contundente informe de 80 páginas en el que detalla las "violaciones de los derechos humanos" que se vienen produciendo en suelo ucraniano con el apoyo de Occidente. Moscú cree que el estado de sitio que viven ciudades como Slaviansk o Kramatorsk puede provocar una catástrofe humanitaria.
Aunque en los edificios de Odessa siguen ondeando las banderas ucranianas en las marchas de protesta contra la nefasta actuación del gobierno ante los desórdenes el grito de "¡Rusia! ¡Rusia!" es ya tan habitual como los cortes de luz en algunas calles del centro y empieza a cundir la idea de que las muertes del viernes son el principio de un "genocidio". Pavel, de 31 años y con un hijo, buscaba anoche un lugar para irse a vivir una temporada con su familia, convencido de que los rusos como él están cada día más amenazados: "Todos hablamos ruso aquí, pero mi acento no es de Odessa, y sé que ahora eso puede ser un problema".
'No olvidamos Odessa'
La masacre de la casa de los sindicatos, donde murieron sobre todo manifestantes prorrusos, ha servido de acicate en otras regiones del país. El nuevo grito de guerra es "no olvidamos Odessa". Cada edificio tomado aparece ahora con una nueva pintada "esto es por Odessa", y la bola de nieve contra Kiev no deja así de crecer y crecer. El gobierno en funciones de Kiev espera que las elecciones presidenciales del próximo día 25 le aporten la legitimidad que ahora se discute ante cualquiera de sus decisiones pero, aunque está apoyado por los países europeos, Rusia y sus aliados encapuchados sobre el terreno están torpedeando la convocatoria electoral para que no llegue a producirse. O para que los comicios no lleguen a celebrarse en las zonas rusófonas, convirtiendo así en un fiasco la regeneración democrática prometida por los actuales gobernantes y manteniendo el país a la deriva durante unos meses más. Por si los fusiles en manos de encapuchados no bastasen, la Cámara Cívica de Rusia -un órgano consultivo de Moscú- está preparando una solicitud formal a la ONU y al Consejo Europeo para suspender la convocatoria electoral en el país vecino.
Kiev quiere aprobar un proyecto de ley para la convocatoria de un referéndum sobre la unidad de Ucrania para el próximo 25 de mayo. La idea es que la votación coincida así con las elecciones presidenciales. Pero los rebeldes están preparando otra consulta, de carácter secesionista, para el 11 de mayo. Se celebrará antes de que el resto del país tenga oportunidad de votar a su presidente.
Las ramificaciones de Ucrania en el este rusófono se van retrayendo día a día. Privatbank, el banco más grande del país, ha cerrado temporalmente todas sus delegaciones en las regiones de Donetsk y Lugansk. Alega que no puede continuar dispensando efectivo en regiones donde el crimen rampante puede "amenazar las vidas" de sus trabajadores. Los separatistas prorrusos hace tiempo que tienen su diana puesta sobre este banco, pues es propiedad del billonario Igor Kolomoisky, gobernador de la región vecina Dnipropetrovsk que se atrevió a ofrecer una recompensa por cada "saboteador" antigubernamental que fuese entregado a las autoridades.
[Fuente: Por Xavier Colás, El Mundo, Madrid, 05may14]
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