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20Mar22


Mariúpol sede del nacionalsocialista Regimiento Azov de la Guardia Nacional que resiste al asedio naval ruso


La ofensiva final sobre Mariúpol está en marcha. «Las bombas caen cada diez minutos. Los buques de guerra de la marina rusa están atacando… Seguimos necesitando munición, armas antitanque y defensa aérea». Son declaraciones a la cadena CNN del capitán Svyatoslav Palamar, del Regimiento Azov de la Guardia Nacional en esta ciudad portuaria. declaró a la CNN el capitán Svyatoslav Palamar, del Regimiento Azov de la Guardia Nacional en Mariupol. El capitán asegura que tanto él como sus compañeros van a defender la ciudad hasta el final. La agonía puede prolongarse varios días.

Este lunes por primera vez las fuerzas navales rusas han bombardeado edificios en la ciudad ucraniana de Odesa, donde se enclava el mayor puerto ucraniano en el Mar Negro. Es otro objetivo estratégico para Rusia. Kiev, la capital, vuelve al toque de queda por los intensos bombardeos que obligan a su población a permanecer en casa y solo salir a los refugios.

Ucrania ha rechazado el ultimátum dado por Rusia para que sus fuerzas militares se rindieran antes de las cinco de la mañana, hora de Moscú. El Kremlin ha advertido de que habrá una «catástrofe humana» si Kiev no cede. En una entrevista con medios europeos, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dicho: «Ucrania no puede cumplir jamás un ultimátum de la Federación Rusa. Tendríamos que estar todos muertos y solo entonces se cumpliría su ultimátum para entregar Járkov, Mariúpol o Kiev. No podemos hacerlo». Zelenski ha insistido en verse cara a cara con el líder ruso, Vladimir Putin, ya que sostiene que será «la única manera de saber qué está dispuesto a aceptar para detener la guerra».

Las delegaciones rusa y ucraniana llevan varias rondas de conversaciones sin lograr acuerdos sobre un alto el fuego de momento. Turquía, que realiza tareas de mediación, aseguraba el fin de semana que había acuerdo sobre cuatro de los seis puntos en discusión. Crucial es establecer el estatus de neutralidad de Ucrania con garantías avaladas por varios países, la retirada de tropas rusas, Donbás y Crimea, y el alto el fuego.

La caída de Mariúpol se va a demorar. Así lo ha reconocido a la agencia rusa Interfax Denis Pushilin, uno de los líderes separatistas prorrusos del Donbás, quien dice que no bastarán con dos o tres días. «Necesitaremos más de una semana», ha dicho el líder de la autoproclamada república de Donetsk.

A primera hora del lunes, la viceprimera ministra de Ucrania y ministra para la Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente, Irina Vereshchuk, ha sido la portavoz del gobierno del presidente Volodimir Zelenski en una entrevista en Ukrayinska Pravda. «Son ocho páginas con un regreso a la historia y más delirios», ha dicho .

Ucrania ha exigido al Ejército ruso que «abra inmediatamente» un corredor para evacuar a civiles y poder llevarlos a la región de Zaporiyia, que está bajo control ucraniano, sin condicionarlo a la entrega de armas de las tropas que defienden la ciudad. «No se puede hablar de ninguna rendición, deponer las armas. Ya hemos informado a la parte rusa sobre esto». También ha acusado a las tropas rusas de secuestrar a 350 niños hacia territorio ruso.

El Ayuntamiento de Mariúpol ha denunciado también que las fuerzas rusas se están llevando a habitantes de la ciudad a Rusia en contra de su voluntad. Según fuentes ucranianas, fueron trasladados a campamentos donde les requisaron la documentación y los teléfonos para luego llevarlos a ciudades remotas. El Kremlin niega estas acusaciones y mantiene que son los dirigentes ucranianos los que utilizan como escudos humanos a los ciudadanos de Mariúpol.

En Mariúpol vivían más de 450.000 personas antes de la guerra y solo una cuarta parte ha podido salir. El resto, unos 300.000 ciudadanos, lleva más de dos semanas sin calefacción ni luz y con escasos víveres. El Ayuntamiento trata de reponer los servicios básicos sin éxito desde hace días. La gente está tan aterrorizada que apenas sale de los refugios. Los que no mueren en los bombardeos caen víctima de hambre, frío o sed.

Según relata Nadezha Sujorukova en The New York Times, una vez que ha logrado escapar de la ciudad, han vivido un auténtico calvario. La mayoría sobrevive en los sótanos y solo se atreven a salir lo imprescindible.

Como Alepo o Grozni

La ciudad se ha convertido en un infierno como antes lo fueron Alepo o Grozni. Las imágenes difundidas por satélite confirman la destrucción de esta ciudad, que fue modelo de desarrollo en el este de Ucrania.

Con el control de Mariúpol, Rusia consigue un puerto estratégico situado en el mar de Azov. Para el Kremlin es fundamental porque conectará así los territorios bajo control de los separatistas prorrusos con Crimea, anexionada en 2014. A su vez, la toma de Mariúpol les permite contar con otra vía de suministro importante y quitársela a los ucranianos.

Según la viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, el líder ruso, Vladimir Putin se ha tomado la toma de Mariúpol como algo personal. «Putin está llevando a cabo una venganza personal contra el pueblo de Mariupol, tras su fracaso en la toma de la ciudad en 2014. Es un castigo colectivo por su rechazo a la tutela rusa», ha declarado en una entrevista en Libération.

De igual forma, la ciudad portuaria es la joya de la corona para los ucranianos en el este del país. Es donde el ultranacionalista Batallón Azov tiene una de sus principales bases. De ahí que se prevea que los combates finales serán cruentos.

«Si Putin lo quisiera, el corredor humanitario de Mariúpol ya estaría abierto. Los rusos están destruyendo los hospitales, el teatro que albergaba a los desplazados, […] la mezquita, las iglesias, nada les detiene», ha añadido.

La maternidad de Mariúpol sufrió uno de los ataques más desoladores de esta guerra el pasado 9 de marzo. Una mujer que fue trasladada justo antes de dar a luz, cuya imagen se hizo viral, falleció junto a su bebé una semana después. El Kremlin aseguró que en la clínica solo había miembros del Batallón Azov.

Otros bombardeos que han impactado por su crudeza han sido los sufridos en el teatro de Mariúpol, donde se refugiaba un millar de personas, y el domingo, en una escuela de arte, donde había unas 400. El número de víctimas es difícil de corroborar, pero queda claro que los civiles son un objetivo claro.

Desde Mariúpol, según el gobierno ucraniano, se está defendiendo todo el país. La resistencia está siendo feroz. Un tabloide pro Kremlin ha filtrado, el Komsomolskaya Pravda, ha difundido el número de víctimas mortales rusas: 9.861, y 16.153 heridos. Rápidamente se borró el dato, pero ahí queda. En apenas un mes de guerra sería un número equivalente al de muertos en las dos guerras en Chechenia.

El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, ha dicho en su cuenta de Facebook que los defensores de Mariúpol han desempeñado un «papel crucial en la destrucción de los planes del enemigo». Las fuerzas rusas han concentrado fuerzas en Mariúpol y así «se han salvado miles de vidas en toda Ucrania». Según el ministro, «Mariúpol está salvando a Kiev, Dnipro y Odesa».

[Fuente: Por Ana Alonso, El Independiente, Madrid, 21mar22]

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