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01mar22
Ucrania pierde la salida al mar de Azov mientras Rusia enfila ahora arrebatarle también el acceso al mar Negro
Como resultado de la acción combinada de las tropas rusas y las fuerzas separatistas de Donbass, el Ejército ucraniano perdió el martes prácticamente el control de la importante ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov y perteneciente a la parte de Donetsk que hasta ahora había controlado Kiev, tras haber perdido también en la víspera la vecina Berdiansk, situada también a orillas de este mismo mar interior.
El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konáshenkov, informó en otra de sus habituales comparecencias que «el acceso de las tropas ucranianas al mar de Azov ha quedado bloqueado totalmente». Señaló también que «destacamentos de las milicias de la República Popular de Donetsk llegaron hasta la frontera administrativa de la región de Donetsk y se han unido a las unidades militares de las Fuerzas Armadas de Rusia, que han tomado el control de las regiones de Ucrania a lo largo de la costa del mar de Azov».
Según Konáshenkov, las unidades separatistas de Donbass tomaron las localidades de Ivanovka, Talakovka, Starodúbovka, Berestovoye y Belotsérkovka.
El portavoz castrense dijo que, durante la toma de Mariúpol, fueron empleadas «armas de alta precisión y de largo alcance desde el mar contra dos aeródromos y tres puestos de radar de la defensa aérea» ucraniana. En su parte de guerra sostiene además que las tropas rusas han destruido ya «1.325 objetivos de infraestructura militar de Ucrania, de ellos, 43 puestos de mando y centros de comunicación, 395 tanques y otros vehículos blindados de combate, 59 sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple, 179 cañones de artillería de campaña y morteros, además de 286 unidades de vehículos».
Ataque final
Los rebeldes prorrusos llamaron primero a la población de Mariúpol a abandonar la ciudad para ponerse a salvo de los combates a través de «corredores humanitarios» creados al efecto. Eduard Basurin, portavoz de los separatistas, declaró que la ciudad está rodeada y sus habitantes tienen hasta hoy miércoles para desalojarla. Después lanzarán una operación contra los posibles focos de resistencia del Ejército ucraniano que permanezcan en su interior. Su gobernador, Pavlo Kirilenko, escribió el martes en Facebook que, tras varios ataques rusos, la ciudad se había quedado sin electricidad. Aseguró además que Volnóvaya, una población de unos 20.000 habitantes situada al norte de Mariúpol, «ha sido completamente destruida».
La vecina Berdiansk, también en la costa del mar del Azov, ya fue tomada en gran parte por las tropas de Moscú durante el pasado fin de semana. Las tropas rusas entraron el martes en el edificio del Ayuntamiento. Tras la caída de Melitópol, hace escasos días y toda la parte sur de la provincia de Jersón, los esfuerzos del dispositivo militar ruso se concentran ahora en Zaporiyia, cuyo Ayuntamiento también ha sido requisado.
La agencia ucraniana Unian cita los testimonios de los concejales que se quejan de la situación humanitaria de la ciudad, completamente desabastecida, y del hecho de que los militares rusos hayan prohibido el acceso al cementerio, impidiendo así dar sepultura a los caídos en los combates de los últimos días.
La ciudad de Jersón también está siendo objeto de un severo asedio de las tropas rusas. La parte sur de la provincia, que linda con Crimea, hace días que cayó bajo el control del Ejército de Moscú. El alcalde de Jersón, Ígor Kolijáyev, señaló el martes a través de Facebook que «el ejército ruso está instalando puestos de control en las entradas de Jersón. Es difícil decir cómo evolucionará la situación». Añadió que «Jersón resistirá, seguirá siendo ucraniana». Mientras tanto, la agencia ucraniana Ukrinform, aseguraba que «el asalto a la ciudad de Jersón, completamente rodeada por fuerzas rusas, ha comenzado».
Las fuerzas rusas se encuentran ya a las puertas de la ciudad Nikoláyev, desde donde podrían acometer después el avance hacia Odessa. Los jefes militares de Donbass hace tiempo que no ocultan que la intención última es ocupar todo el sur de Ucrania, hasta llegar al enclave separatista moldavo de Transnistria, que quedaría conectado por tierra con Donetsk y Lugansk, en el otro extremo del país. De esta forma, Ucrania perdería también el acceso al mar Negro y quedaría convertida en un país interior.
El cerco a Járkov
Mientras, por sexto día consecutivo, el Ejército ruso intentaba hacerse con la ciudad de Járkov, la segunda ciudad del país, escenario de encarnizados combates y uno de los lugares en donde más bajas están sufriendo ambos bandos, si bien la parte rusa parece estarse llevando la peor parte. Los alrededores de la ciudad están sembrados de tanques rusos calcinados. Una columna rusa entera fue destruida en los primeros días de la invasión.
La ciudad amaneció el martes en medio de un intenso bombardeo de las lanzaderas múltiples rusas Grad, que empezó ya en la víspera. El gobernador de la región, Oleg Sinegúbov, escribió en su canal de Telegram que «esta mañana la plaza central de nuestra ciudad y la sede del gobierno local de Járkov fueron atacadas de forma criminal (…) el ocupante ruso continúa usando armas pesadas contra la población civil».
Se reportaron el martes ocho civiles muertos y seis heridos tras un ataque aéreo ruso contra Járkov. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó el bombardeo de «crimen de guerra. Es terrorismo de Estado por parte de Rusia». Un poco más al oeste de Járkov, en Sumy, continúan los choques armados entre los defensores ucranianos de la ciudad y las tropas rusas. Se informa de abundantes bajas en ambos bandos.
Delegaciones de Rusia y Ucrania se reunieron el lunes en la región de Gómel (Bielorrusia), junto al paso fronterizo de Alexandrovka, y durante cinco horas discutieron sin ningún resultado la forma de detener las hostilidades y encontrar una salida al conflicto. Acordaron mantener un nuevo encuentro en los próximos días. Se especuló el martes con que la nueva reunión se produzca hoy en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló ayer que es pronto todavía para que el presidente, Vladímir Putin, evalúe el contenido de las conversaciones mantenidas el lunes. «Tenemos que analizar y después pensar en las perspectivas que nos han trasladado». Peskov confirmó que van a continuar las negociaciones. Sin embargo, esta circunstancia, según opina el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, no significa que tenga que pararse la guerra. Shoigú aseguró ayer que «la ofensiva continuará hasta que alcancen los objetivos señalados», a saber, la «desmilitarización» de Ucrania y su «desnazificación».
[Fuente: Por Rafael M. Mañueco, Seguir, ABC, Madrid, 01mar22]
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