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05jul12
Los grupos armados creados por las potencias occidentales amenazan la transición libia
Miles de hombres, jóvenes y mayores, se echaron hacia adelante armados con lo primero que podían en Libia hace poco más de un año. Sin saber todavía que iban a convertirse en héroes, estos hombres, algunos en chancletas y ropa de deporte, daban los primeros pasos para poner fin a una dictadura de más de cuatro décadas. Se les unieron cada vez más desertores del Ejército, lo que a veces daba cierta pátina profesional a la guerrilla. Y en unas semanas, justo antes de que Muamar Gadafi y sus tropas los aplastaran, los aviones de la OTAN se convirtieron en su principal aliado.
Para muchos la historia debería haber tenido un final feliz cuando el sátrapa fue ajusticiado a las afueras de Sirte el pasado octubre. Pero no, esos miles de hombres organizados en grupos de guerrilleros se niegan una vez cumplida la misión a deponer las armas. Algunas de esas milicias se han hecho fuertes y suponen una seria afrenta a las autoridades del Consejo Nacional Transitorio (CNT) y de la estabilidad del país.
Todo ocurre las vísperas de los primeros comicios que acoge el país en más de cuarenta años. Que el sábado los libios puedan escoger democráticamente la Asamblea que les represente y se encargue de redactar la Constitución dependerá en gran medida de que esos "cientos de milicias armadas", como apunta Amnistía Internacional (AI) en un informe presentado este jueves, no revienten el proceso. Algunas se han convertido en verdaderos poderes fácticos en lugares como Zintán o Misrata.
Algunas han aceptado disolverse, pero otras "se niegan a desarmarse y a integrarse en el ejército o la policía", lo que se ha convertido, junto a los millones de armas y arsenales sin control, en el principal problema de seguridad de la era postgadafi. Algunas de esas milicias, además de plantar cara a las autoridades de Trípoli, mantienen enfrentamientos entre ellas, lo que complica todavía más el rompecabezas donde las luchas tribales y los contrapesos regionales tampoco ayudan a que la transición tenga ante sí un futuro inmediato halagüeño.
«Violaciones de derechos humanos»
Las "violaciones de derechos humanos" que llevan a cabo casi de manera sistemática esos combatientes "ensombrecen las primeras elecciones nacionales", entiende AI. La ONG de derechos humanos denuncia que unas 4.000 personas se encuentran recluidas "en centros que las autoridades centrales no tienen bajo control. Algunas personas llevan un año detenidas sin cargos".
El informe habla de una quincena de cárceles ilegales en las que se practican abusos, palizas y, a veces, torturas. AI tiene conocimiento de al menos veinte muertes por torturas en los últimos diez meses.
Los libios conmemoraron en libertad por vez primera hace pocos días las más de mil ejecuciones que el régimen llevó a cabo en pocas horas en junio de 1996 en la infausta cárcel tripolitana de Abú Salim. En la mente de muchos ciudadanos que acudieron al acto estaban los abusos, las palizas y las torturas que sufrieron entonces sus familiares. Esas precisamente contra las que se levantó en pueblo en revolución y que hoy, enterrado el tirano, se siguen practicando. Los héroes ya no parecen serlo tanto.
[Fuente: Por Luis de Vega, Túnez, ABC, Madrid, 05jul12]
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