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31jul14
Milicianos chiíes cuelgan del poste de la luz a 15 suníes en Baquba
Milicias armadas chiíes, que se han aliado en Irak con el gobierno del primer ministro Nuri Maliki para combatir el levantamiento suní monopolizado por el Estado Islámico (IS), han matado este miércoles a 15 suníes de adscripción no especificada. Los secuestraron pocos días antes, los dispararon en el pecho y luego los colgaron del tendido eléctrico en la plaza central de Baquba, a 40 kilómetros al noreste de Bagdad.
De acuerdo con un policía que presenció la cruenta escena, citado por la agencia Reuters, los guerrilleros llevaron a cabo la matanza con ánimo de aleccionar al resto de suníes, que conviven en el lugar junto a los chiíes, acerca de qué les ocurrirá de apoyar al IS. "Los milicianos prohíben a los sanitarios retirar los cuerpos", reconoce el agente.
Tal es la espiral sectaria que azota al país desde la invasión occidental de 2003. Agravada por las políticas del chií Maliki, criticadas por los suníes por "autoritarias" y "sectarias", y que han acabado por enajenar a los suníes y alimentar el odio del que los yihadistas se han servido para hacerse más fácilmente con el control del tercio oeste de Irak. Desde hace mes y medio Mosul, la segunda ciudad iraquí, permanece bajo control del IS como parte de un califato proclamado que se extiende hasta Raqqa, en Siria.
Maliki, un 'premier' en la cuerda floja
Nuri Maliki, cuyo ejército tuvo que retirarse de Mosul, Kirkuk y Tikrit ante el avance de los extremistas y su incapacidad para contenerlos, prometió el mismo día de la ejecución, en un discurso televisivo, acabar con el IS. Pero a estas alturas ni siquiera puede asegurarse su continuidad como primer ministro, cargo que desempeña en funciones desde las elecciones del 30 de abril pasado. El ayatolá Ali Sistani, principal referente religioso chií, se ha declarado contrario a un nuevo mandato del dirigente iraquí, que se debate estos días en el hemiciclo bagdadí.
A pesar de ello, cabecillas chiíes como Muqtada Sadr sí han llamado a sus fieles a coger las armas y hacer frente junto a las fuerzas de seguridad contra el Estado Islámico y otras brigadas suníes que se les han unido en su ofensiva para gobernar Irak. Esta acción ya está cobrándose víctimas más allá de los círculos armados y se ha tornado en una batalla fratricida que ha devuelto Irak a sus oscuros años de la posguerra de 2006 y 2007. Horas después del parlamento del 'premier iraquí', dos coches bomba mataron a 23 personas en dos vecindarios chiíes de Bagdad.
Implacable represión de los suníes
Faluya es una de las localidades que protagonizó en diciembre pasado el levantamiento popular suní que el IS acabó secuestrando para sus intereses particulares. Los civiles que quedan allí denuncian al medio kurdo 'Rudaw' que Maliki ha empezado a tirar barriles de dinamita y metralla en áreas residenciales. Esta estrategia, barata y altamente mortífera, es una reproducción exacta a la practicada por Bachar Asad en Siria contra las zonas tomadas por los rebeldes.
El gobierno iraquí, apoyado por EEUU e Irán, se escuda en su lucha contra el "terrorismo" para adoptar estas sangrientas medidas, que han provocado miles de desplazados internos huyendo al mismo tiempo de las represalias de Bagdad y de las imposiciones extremistas del IS. Para atender a quienes sufren el drama del exilio, Maliki acaba de anunciar un presupuesto de 630 millones de euros.
[Fuente: Por Llluís Miquel Hurtado, Irak, El Mundo, Madrid, 31jul14]
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