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19jul14
Los últimos cristianos huyen de Mosul tras el ultimátum del IS
Los últimos cristianos de Mosul han emprendido la huida de la segunda ciudad de Irak cumpliendo con el ultimátum lanzado por el Estado Islámico, que gobierna la urbe desde el pasado junio. Los yihadistas han amenazado de muerte a los fieles que no se conviertan al islam, paguen un impuesto o escapen del enclave entregando posesiones y bienes antes de mediodía de este sábado.
En una circular distribuida por la ciudad tras el rezo de este viernes, la organización -que declaró a finales del mes pasado la instauración del califato y ha diluido la frontera entre Siria e Irak- anunció que permitiría hasta este sábado el éxodo de aquellos que rehúsen abrazar el islam o pagar la "jiziya" (un impuesto a los no musulmanes). Vencido el plazo, "la única opción -advirtió el líder del grupo Abu Bakr al Bagdadi- será la espada".
El Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) publicó su edicto después que los representantes de la comunidad cristiana no acudieran el jueves por la noche a una reunión en la que debía discutirse su situación, cada vez más precaria desde que el 9 de junio los escuadrones del IS capturaran Mosul -otrora hogar de miles de cristianos y de una rica herencia asiria-.
Desde entonces, los altavoces de las mezquitas y los vehículos que patrullan la ciudad habían difundido una amenaza confirmada el viernes en los pasquines repartidos tras el rezo. Entre otras sanciones, a los funcionarios cristianos se les ha retirado el sueldo y se ha dejado de distribuir alimentos a las familias no musulmanas. Sus casas han sufrido, además, cortes de electricidad.
En las últimas horas, decenas de familias -los últimos representantes cristianos de la ciudad- han abandonado el lugar rumbo a las localidades de la provincia de Nínive fuera del control del IS o a la vecina región autónoma del Kurdistán, que ha acogido a los cientos de miles de desplazados por el conflicto. En la desbandada, han padecido los puestos de control de los yihadistas, que -según los testimonios de algunas víctimas- han confiscado bienes y dinero a quienes huían.
Tras dejar sus viviendas, los insurgentes suníes garabatean en sus fachadas "Nasrani" -una palabra usada para referirse a los cristianos- y una advertencia en negro: "Propiedad del Estado Islámico". Además, los nuevos gobernantes de Mosul han comunicado a los vecinos musulmanes que viven en casas arrendadas a cristianos que a partir de ahora no tendrán que pagar el alquiler.
Destino Kurdistán
El acoso a los cristianos ha crecido en las últimas semanas. A principios de mes, cuando este trágico desenlace parecía aún remoto, los combatientes del IS -defensores de la interpretación más rigorista y brutal del islam- asaltaron las catedrales caldea y ortodoxa siria de Mosul y reemplazaron las cruces del exterior con banderas de la organización. También destruyeron la escultura de una virgen colocada en la fachada de una iglesia de la ciudad. En la vecina Siria, el IS -con un largo historial de torturas, vejaciones, secuestros y amputaciones- ha llegado a crucificar a cristianos por desafiar su yugo.
Uno de los refugios elegidos por los expulsados es Al Qosh, una aldea cristiana a 45 kilómetros de Mosul. La villa, protegida por los 'peshmergas' (tropas kurdas), se ha convertido en el refugio de traumatizadas familias cristianas, según constató EL MUNDO el pasado junio. "En Al Qosh estamos acostumbrados a recibir invitados. No es la primera vez que acogemos a familias cristianas que escapan de problemas sectarios", reconoció a este diario el párroco del pueblo Ghazwzn Baho.
El censo de cristianos iraquíes, una de las comunidades más antiguas de la Iglesia, ha adelgazado dramáticamente en el último decenio. En 2003 se contaban por millón y medio y representaban el 5% de la población. El año pasado no llegaban a 450.000 fieles. Tras la invasión estadounidense del país, la insurgencia suní les puso en el punto de mira de ataques y secuestros.
En febrero de 2008 el cardenal católico caldeo y obispo de Mosul Paulos Faraj Raho fue raptado. Unas semanas después, una llamada anónima comunicó que su cuerpo se hallaba enterrado en las afueras de la ciudad. "Cuando sales a la calle en Mosul, nunca sabes si volverás viva a casa", relató a este diario Kalda Suleiman, una vecina cristiana de Mosul refugiada en Al Qosh. Atormentados, miles optaron por emigrar a Europa o América.
Desde junio, Irak vive hundido en la violencia sectaria y abocado a la fragmentación del país. En un informe publicado este viernes, la ONU denunció que 1531 personas fallecieron y 1763 resultaron heridas el mes pasado y acusó a los militantes del Estado Islámico y las fuerzas de seguridad iraquíes de haber cometido violaciones de derechos humanos.
[Fuente: Por Francisco Carrión, El Cairo, El Mundo, Madrid, 19jul14]
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