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30jun14
EE.UU. realizó casi 90.000 misiones de espionaje en 2013
El gobierno estadounidense reconoció ayer por primera vez en forma pública y con cifras concretas, el masivo alcance de su controvertido programa de espionaje global. Un informe de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA), denominado "Transparencia", reveló que sus servicios espiaron a 89.138 "objetivos" extranjeros sólo en el año pasado.
El uso y abuso de este circuito de recolección de datos de inteligencia internacional se conoció en junio de 2013 gracias a los archivos confidenciales filtrados a la prensa por Edward Snowden, ex analista de Inteligencia de la NSA y la CIA. El ex topo es perseguido por la Justicia estadounidense y se encuentra actualmente asilado en Rusia.
Más allá del sorprendente número de personas, instituciones y países espiados que admite el informe, su contenido es bastante básico y superficial, evitando en todo momento dar detalles comprometedores. Por ejemplo habla de "objetivo", pero sin precisar si se refiere a individuos, organizaciones, grupo de múltiples personas o incluso a un gobierno extranjero.
La agencia de inteligencia explicó que publicó el informe en virtud de una directiva del presidente Barack Obama, emitida en junio de 2013. En esa orden el mandatario le pedía a la agencia " desclasificar y hacer públicos la mayor cantidad de información posible acerca de ciertos programas sensibles de vigilancia del gobierno estadounidense, al tiempo que proteja la información clasificada sensible y la información de seguridad nacional".
De acuerdo a la legislación estadounidense, la NSA no necesita una orden judicial para interceptar las comunicaciones de extranjeros sospechosos que vivan afuera de Estados Unidos. A esto se suma que un tribunal secreto creado tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, conocido como FISA, dio luz verde a la recolección diaria de prácticamente todas las llamadas de teléfono realizadas dentro de Estados Unidos.
La Cámara de Representantes estadounidense dio en mayo pasado un primer paso para limitar estos poderes de la polémica agencia de inteligencia, considerados abusivos por parte de las principales entidades de derechos civiles. Lo hizo al aprobar la finalización del almacenamiento masivo de datos telefónicos por parte de la agencia y sus filiales.
En concreto, el proyecto de ley prohíbe a la NSA almacenar por su cuenta miles de millones de "metadatos" telefónicos, incluidos los de la totalidad de las conexiones telefónicas de los estadounidenses. Ahora deberán ser las compañías telefónicas estadounidenses las que mantengan esa información durante 18 meses, que se limitan a números telefónicos, duración de la llamada o localización.
La NSA tendrá acceso a esos datos solo mediante una autorización judicial en la que provea detalles de la razón específica por la que se desean rastrear comunicaciones y para investigar planes terroristas orquestados desde el extranjero. La medida todavía no entró en vigencia porque aún está pendiente de aprobación en el Senado.
El escándalo debido al espionaje global que lleva adelante la NSA estalló el año pasado cuando Snowden, quebrado anímicamente por las operaciones de los servicios de inteligencia, decidió revelar las maniobras entregando documentos secretos al diario inglés The Guardian y al estadounidense The Washington Post.
Allí se pudo constatar que la agencia estadounidense interceptaba llamadas telefónicos y comunicaciones a través de Internet mediante un sofisticado sistema llamado Prisma. Para poder llevarlo a cabo contaba con la colaboración de grandes empresas de la Web y de telefonía, entre ellas Google, Yahoo, Facebook, Apple, Skyp y AT&T.
Pero no solo espiaba a sospechosos de delitos comunes y terrorismo, sino también a personalidades políticas de alto nivel como presidentes y jefes de Estado. Inclusive vigiló a sus propios aliados en Europa, como el premier británico David Cameron y la jefa de Gobierno alemana Angela Merkel.
Esto tuvo una fuerte repercusión internacional y llevó a varios gobiernos a quejarse en organismos de la ONU, indignados por la intromisión de los topos norteamericanos. La brasileña Dilma Rousseff fue una de las más enojadas. En octubre pasado canceló un viaje que tenía previsto a Washington como señal de protesta.
Merkel, también muy molesta, elevó una protesta formal a la administración Obama. Y hace dos días su gobierno decidió cancelar el contrato que tenía con el operador de red estadounidense Venizon, empresa acusada de pasar datos telefónicos diariamente y de forma continua a la NSA.
La oficina del Director Nacional de Inteligencia, que firmó el informe, dijo que todos los años emitirán uno similar.
[Fuente: Clarín, Bs As, 30jun14]
Privacy and counterintelligence
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