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06may18


Por qué un juez francés habría detectado el bloqueo de la víctima de La Manada


Es posible que usted no haya oído jamás hablar de la "sideración", una reacción psicológica de autodefensa que afecta a algunas personas ante una situación traumática y que les produce un bloqueo físico y mental y un distanciamiento de la realidad. Cuando un magistrado encargado de juzgar un proceso de violación en el que la víctima quedó paralizada y no gritó ni se resistió tampoco ha oído hablar del proceso, las consecuencias son graves.

En Francia llevan cinco años intentando poner remedio a esta importante laguna por la que la justicia acaba rechazando el 70% de las denuncias interpuestas por violación. Un curso de la Escuela Nacional de Magistratura confronta a magistrados, fiscales, médicos forenses o policías con casos reales, historias terribles de violaciones, torturas y violencia extrema en los que las víctimas han contado los hechos como si le hubieran sucedido a otra persona, con una distancia tan sorprendente como profundo es el trauma infligido sobre ellas.

El cursillo dura cuatro días y en él intervienen psiquiatras, psicólogos, expertos de las unidades médico-judiciales, de la policía o colectivos feministas que explican, cada uno dentro de su área, cómo se comportan las víctimas de violencia sexual, qué consecuencias tiene una agresión para la salud, la personalidad de los agresores y estrategias para escuchar y acompañar a los que han sufrido esta pesadilla. Las problemáticas ligadas a la violencia sexual se enseñan en este centro de formación de magistrados desde hace 25 años, pero es desde hace tan solo tres años cuando se han añadido al currículum los aspectos relacionados con los psico-traumas. Según la magistrada Laurence Bégon-Bordreuil, coordinadora de la formación continua en la Escuela Nacional de Magistratura, unas 150 personas se han formado desde entonces.

"Los participantes son muy receptivos, hacen muchas preguntas sobre casos que han tratado ellos mismos, y en los que en ocasiones no han sabido percibir ese trauma", explica a El Confidencial la psiquiatra Muriel Salmona, experta en psico-traumatología y victimología y posiblemente una de las personas que más ha hecho en Francia por sensibilizar sobre el fenómeno de la sideración. La atención pública a este trastorno, que afecta al 70% de las personas adultas que sufren una violación y al 100% de los niños, según un estudio del Karolinksa Institutet de Suecia, ha empezado a extenderse en Francia tras los atentados terroristas de los últimos años.

La doctora Salmona imparte un seminario de tres horas en este curso en el que explica, utilizando casos prácticos, todos estos mecanismos de la mente, los trastornos psico-traumáticos, qué es la sideración, la disociación traumática o la memoria traumática, qué consecuencias tiene sobre la salud y el comportamiento de la víctima y cómo perciben ellas lo que están viviendo. "Los magistrados tienen un gran interés, sobre todo, en conocer el impacto que ese psico-trauma va a tener sobre la memoria y la conducta de las víctimas durante la audiencia en un proceso judicial", explica Bégon-Bordreuil.

A mayor trauma, más disociación

La respuesta es, según la psiquiatra, formidable. "Tras el curso, algunos fiscales, por ejemplo, me han llamado para hacerme consultas sobre casos en los que estaban trabajando. Algunos incluso muestran remordimientos. Un fiscal, por ejemplo me contaba que había tenido un caso de una mujer que relataba que había sido víctima de violación, de actos de tortura y barbarie. Él creyó esa denuncia, pero como le parecía que no había tenido ningún tipo de consecuencia sobre ella, no lo había llevado a juicio. Cuanto más graves son las consecuencias sobre las víctimas, más disociadas están, más traumatizadas, menos enjuiciamientos hay. A no ser que te maten", ironiza Salmona.

En el curso se intenta hacer hincapié en la importancia de que, durante los juicios, se pidan informes sobre posibles trastornos psico-traumáticos de las víctimas y no meramente estudios psiquiátricos, "que lo que hacen es cuestionar la credibilidad de la denunciante", argumenta la psiquiatra. Y es que el problema no solo radica en el ámbito judicial, también en la medicina, donde la enorme mayoría del personal sanitario no ha sido formado en cuestiones de violencia y los trastornos psicológicos asociados a ella.

La formación que ofrece la Escuela nacional de Magistratura es, sin embargo, voluntaria. Sus asistentes son personas ya interesadas, conscientes de que tienen esa laguna en su formación, señala la jurista Catherine La Magueresse, expresidenta de la Asociación europea contra la violencia sufrida por las mujeres en el trabajo. "No es suficiente. El trabajo hay que hacerlo sobre todo en la formación inicial, donde ya se imparte desde hace dos años. Y no solo con jueces, sino con abogados, policías y todos los que intervienen en la cadena de un proceso judicial, y ahí no hay nada de nada", afirma tajante.

Las cifras son espeluznantes. Según un estudio de la fundación Jean-Jaurès publicado el pasado febrero, el 12% de las francesas ha sido violada alguna vez en su vida. El porcentaje de las que ha sufrido tocamientos asciende al 43%. Sin embargo, solo una de cada diez francesas violadas presenta denuncia, según el Observatorio nacional de la delincuencia y las respuestas penales. Y solo una de cada diez denuncias acaba en condena. "Del total de las denuncias por violación, hay un 70% rechazadas y del 30% que son instruidas, la mitad son descalificadas en agresión sexual o abuso sexual", se lamenta Salmona.

Una mayor conciencia de estos mecanismos psicológicos de autodefensa de las víctimas y de sus reacciones, no solo durante la agresión, sino a la hora de explicar en una comisaría o durante el juicio la situación traumática que han vivido, evitaría casos como los que describe La Magueresse: "He escuchado preguntas escandalosas de jueces, como una magistrada que en un caso de violación le preguntó a la víctima que por qué no le dio una bofetada al agresor. O casos de mujeres víctimas de abusos en el ámbito laboral, a las que se pregunta que por qué no dejaron el trabajo, como si la gente pudiera dejar su trabajo así de un día para otro y quedarse sin paro ni ingresos". La víctima, explica esta jurista que lleva más de 20 años trabajando sobre la violencia sexual contra las mujeres, es el mejor testigo. "Cuanto mejor la tratemos, tendremos respuestas más precisas, que es lo que se busca en un juicio. Pero si no la cuidamos, se cerrará y habrá cosas que no querrá contar".

Romper ideas preconcebidas

Desde el curso se intentan desmontar los estereotipos sobre la cultura de la violación. Una víctima en estado de sideración, disociada, se encuentra distanciada de la realidad y es incapaz de reaccionar. "Les explico cómo algunas víctimas, al sufrir este trauma, luego pueden tener conductas sexuales peligrosas, pueden ponerse ellas mismas en peligro, lo que a veces lleva a pensar que mentía cuando dijo que fue violada. Asimismo, cómo la sideración está ligada a la violencia extrema y al terror, pero también a la conducta del agresor, puede producirse por comportamientos completamente incoherentes, como que le diga "te gusta lo que te estoy haciendo", cuando está casi matándola, y eso puede bloquear a la víctima", afirma la psiquiatra. Salmona es requerida en algunas ocasiones por la fiscalía para explicar en un juicio cómo funcionan estos mecanismos, lo que suele ser muy eficaz para que haya una condena justa.

Casos hay que lamentar muchos. Quizás el más polémico de los últimos tiempos es el de una niña de 11 años violada por un hombre de 28 en Pontoise, a las afueras de París. El tribunal consideró que hubo consentimiento, según Salmona, por no tener en consideración el fenómeno de la sideración, que en los niños es muy grave. Las situaciones extremas les llevan a no estar presentes, a salir de sí mismos y a tener comportamientos automáticos, incluso a sonreír. "Hemos tenido el caso de un hombre que degolló a su mujer y a su suegra delante de sus tres hijos. Los dos más pequeños, que habían entrado en un sistema completamente automático, estaban bañados en sangre cuando los encontraron, pero estaban jugando. Podía parecer que no lo estaban pasando tan mal, pero estaban absolutamente en estado de 'shock'".

Lo mismo sucede con los demandantes de asilo, con quienes también trabaja la psiquiatra. "Cuanta más violencia han sufrido, menos se les cree porque tienen un discurso con un montón de lagunas y un comportamiento que no parece ligado a lo que dicen haber vivido".

Catherine Le Magueresse pone en valor movimientos como 'MeToo' o su versión francesa, "Balance ton porc", para tomar conciencia ante el tremendo daño que la violencia sexual contra las mujeres imprime en la sociedad. "Hay que sensibilizar, formar los profesionales del derecho, pero también cambiar el propio Derecho para introducir en el código penal una definición de violación y de agresión sexual que añada la necesidad del consentimiento positivo y libre de la persona para mantener una relación sexual", señala la jurista. "Estamos todavía muy al principio".

[Fuente: Por Paula Rosas, El Confidencial, Madrid, 06may18]

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