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13nov18


Casado cedió a Sánchez el Poder Judicial y el juicio del 1-O a cambio de impunidad para Rajoy


Un pacto de inmunidad política y judicial para Mariano Rajoy hallado entre Pablo Casado y Pedro Sánchez es el motivo por el que -según fuentes bien informadas- Casado ha entregado el control del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al PSOE (y a Podemos) y que el PP haya renunciado a la Presidencia de la Sala Segunda Penal Tribunal Supremo y a la Presidencia y la ponencia del Tribunal Juzgador del golpe de Estado catalán, cargos que hasta ahora ostentaba el magistrado conservador Manuel Marchena.

El que a partir de finales de año quedará convertido en Presidente ficticio y en rehén del Consejo General del Poder Judicial de mayoría progresista. Y todo ello para salvar al ‘soldado Rajoy’ de ser imputado y procesado por los casos de corrupción del PP. Lo que sería un caso único en la Transición y lo que tendría consecuencias en el desafío catalán, si finalmente el Presidente español que aplicó el 155 en Cataluña es condenado por corrupción.

Precisamente para hablar del pacto hallado entre Casado y Sánchez sobre la ‘inmunidad’ de Rajoy, el reparto Poder Judicial y el juicio del 1-O se reunieron el pasado lunes en la sede nacional del PP de Génova 13 y luego en un almuerzo Mariano Rajoy y Pablo Casado. Siendo este el encargado de transmitir a Rajoy su pacto con Sánchez que, por ahora, le otorga impunidad a un alto precio en la corrupción del PP.

Lo que según nuestros informantes se empezó a fraguar durante la moción de censura de finales de mayo cuando Rajoy renunció a dimitir para impedir que Sánchez llegara al poder. Iniciando así Rajoy su retirada de la política con la promesa ‘verbal’ de Sánchez de que el nuevo Gobierno del PSOE no lo iba a investigar ni perseguir a Rajoy.

Un pacto inicial entre Sánchez y Rajoy que ahora habrían sellado Sánchez y Casado con la entrega al PSOE del control del Poder Judicial a Sánchez y la retirada de Marchena -al que van a convertir en presidente ‘títere’ del CGPJ- de la presidencia y ponencia del juicio del golpe catalán para que prospere el delito de ‘sedición’ que apoyan Sánchez y Abogacía del Estado contra el delito de ‘rebelión’ que amparaba el magistrado Marchena, la Fiscalía y el juez instructor, Pablo Llarena.

El terror que sufre Rajoy sobre su posible imputación en la corrupción del PP le ha acompañado en los últimos años -Sánchez dijo a Rajoy en el debate en TV de los comicios generales de 2015: ‘usted no es una persona decente’- y sobre todo desde sus SMS a Bárcenas donde decía ‘Luis, se fuerte’. Desde entonces esta cuestión de su posible implicación en la corrupción del PP ha sido una obsesión primordial y continua para Rajoy.

Y es por ello que, cuando conoció la sentencia del caso Gürtel (antes de hacerse pública) y pocos días antes de la aprobación de los Presupuestos de 2018 y de la moción de censura de Sánchez, Rajoy impulsó un hecho tan insólito como relevante: el que el Presidente del Poder Judicial Carlos Lesmes se entrometiera en la formación de la Sala de ‘vistilla’ que decidiría quién de los condenados en la Gürtel entrarían en prisión y quiénes no.

Lesmes apartó de esa Sala al magistrado Prada (que ahora será consejero del Poder Judicial a propuesta de Podemos) para que finalmente la esposa de Luis Bárcenas, Rosalía Iglesias, no entrara en prisión inmediata a pesar de los 13 años de condena dictados en la Audiencia Nacional (por condena similar Álvaro Pérez ‘El Bigotes’ está en prisión).

Y ¿por qué Lesmes se movilizó para salvar a Rosalía en las vísperas de la moción de censura? Pues porque, al parecer y según fuentes informadas, Bárcenas advirtió a Javier Arenas que si Rosalía entraba en prisión (que no entró) él haría pública la prueba que metía a Rajoy en la corrupción del PP.

Por eso Rajoy habría entrado en pánico y movilizado a Lesmes para salvar a Rosalía, salvarse él y ganar tiempo. Pero a sabiendas, desde ese momento, que estaba en las manos de Bárcenas y que, si finalmente soltaba su obús, Rajoy no quería que por nada del mundo ese bombazo lo pillara sentado en La Moncloa. Y por eso no dimitió durante la moción de censura y facilitó la investidura de Sánchez con los apoyos de Podemos, PNV, ERC y PDeCAT.

Y además se llevó la promesa verbal -se dice que pactada entre Calvo y Cospedal- de que Sánchez no atacaría ni investigaría a Rajoy. Un pacto que ahora Casado y Sánchez (a través de Catalá y Delgado) habrían formalizado entregando el PP del Poder Judicial al PSOE y con la retirada de Marchena de la importante Sala de lo Penal del Supremo y la Presidencia y ponencia del juicio del golpe catalán, para que Sánchez tenga en sus manos todo el Poder Judicial y la sentencia del juicio del ‘procés’.

Y para que Rajoy no sea imputado, procesado y eventualmente condenado por la corrupción del PP donde a buen seguro tiene alguna responsabilidad. Asunto que casi se ha convertido en ‘razón de Estado’, aunque puede que, a pesar de estos movimientos orquestales en la oscuridad, todo ello no se pueda controlar.

[Fuente: Por Rafael Halcón, República de las ideas, Madrid, 13nov18]

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