EXPERIENCIAS A NIVEL DE COMUNICACION, EN BOLIVIA, DE LA LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD
Edwin Pérez Uberhuaga
Unidad de Cambio Generacional de La Paz
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En principio deseo expresar un saludo a todos los asistentes a este acontecimiento, que permitirá
encontrar puntos de coincidencia, a partir de las experiencias que hemos vivido en cada uno de
nuestros países.
Mi participación en este seminario internacional se basará en dos pilares fundamentales de mi vida
y que tendrán un resultado que espero sea enriquecedor para el resto de los asistentes.
Primero, en mi condición de Vicepresidente del Grupo Juvenil "Unidad de Cambio Generacional",
fundado en 1990, he tenido estrecho contacto con la problemática juvenil en todos los campos
(drogadicción, alcoholismo, marginalidad, desempleo, etc.).
El panorama era bastante complejo por lo que, junto a profesionales y estudiantes, dirigí mis
esfuerzos a atender un sector que, antes y ahora, es el más desprotegido: me refiero a la situación de
los conscriptos en el Servicio Militar Obligatorio.
La permanente violación a los derechos humanos de los jóvenes en el cuartel, la discriminación y
la plena vigencia del militarismo, hizo que con mi grupo asumiéramos una posición de denuncia,
pero también de propuestas específicas, reflejadas en el proyecto del Servicio Social Obligatorio,
Alternativo o Complementario al Servicio Militar y la Objeción de Conciencia.
La otra vertiente de mi participación, tiene que ver con la profesión de periodista que ejerzo desde
hace 13 años y que me permite una visión integral de las violaciones de los Derechos Humanos en
Bolivia y Latinoamérica.
Como periodista, en muchas ocasiones dejé de ser simplemente una persona que refleja los
acontecimientos y me involucré en determinados hechos. Por ejemplo, a través del periódico "Hoy",
de tendencia izquierdista, estimulé la campaña para la emisión del mandamiento de apremio contra
el dictador Luis García Meza (en ese entonces libre), por el robo y venta de los diarios del "Ché"
Guevara y Harry "Pombo" Villegas.
Quiero hacer notar que, personalmente, no fui víctima directa de dictaduras ni hechos de sangre, pero
mi vocación de justicia y de lucha contra la impunidad, en sus diversas manifestaciones, me llevó
a desenterrar hechos del pasado, para que no se repitan en el futuro.
Tengo la suerte de haber trabajado en medios de comunicación de izquierda y derecha (prensa, radio
y televisión), lo que me permite tener un conocimiento de lo que pasa "detrás de bambalinas" a la
hora de decidir la forma y el fondo de las noticias. También dejo establecido que no tengo militancia
política, pero sí una forma de pensar al país y al mundo en el siglo XXI.
Es así que quiero ingresar de lleno a mi exposición titulada "Experiencias a nivel de comunicación
en Bolivia de lucha contra la impunidad".
Primero, describiré la forma en que la impunidad se mueve en Bolivia y luego mencionaré su
impacto en la opinión pública a través de los medios de comunicación.
A lo largo de este siglo, en el marco de dictaduras y pseudo democracias, hubo violaciones directas
a los Derechos Humanos y graves atentados contra la dignidad y soberanía de un país que merecía
otros destinos.
Por ejemplo, están los campos de concentración (década del 50, con Víctor Paz Estenssoro), las
masacres a mineros en Catavi y San Juan, a los campesinos en Tolata y Epizana (década de los 70,
dictadura banzerista), asesinatos a dirigentes políticos en la calle Harrington y a dirigentes sindicales
de la Central Obrera Boliviana(dictadura garciamecista), con el asesinato del P. Luis Espinal y el
líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz.
También están delitos de corrupción y escándalos más actuales, relacionados con el narcotráfico
(Huanchaca, narcoavión, narcovínculos, narcofiestas), en los que están involucrados por omisión o
comisión los dos anteriores gobiernos. Un alto dirigente del ex-gobernante MIR está en la cárcel por
su presunta complicidad con el narcotráfico, pero las ramificaciones de este delito aún no han sido
plenamente esclarecidas.
En ese marco, las violaciones a los DDHH van desde la extrema pobreza hasta las torturas que en
democracia se realizan sobre sospechosos de actos delictivos o de grupos terroristas.
Y también esa especie de "cultura de la impunidad" se manifiesta en casos no esclarecidos totalmente
de financiamientos de campañas políticas con fondos oscuros. Hay un ministro en Bolivia que
maneja la capitalización o privatización de las empresas estatales estratégicas, quien dijo que tiene
el "cuero muy duro", como para que esas denuncias le hagan daño.
A ello se suma los abusos y hasta crímenes de una veintena de conscriptos, que no pueden ser
sancionados por la impunidad que les da los tribunales militares.
Pero, cuál es el papel de la prensa en medio de tantas violaciones a los DDHH y daños a la dignidad
de los bolivianos?.
Los periodistas bolivianos siempre fueron muy combativos, lo que se refleja en la muerte de algunos
de ellos (caso Alexander, director del periódico "Hoy" o del Director de Radio Fides, P. Luis Espinal,
en la década del 70'), las torturas simultáneas a las cadenas radiales o los exilios.
El papel de la prensa en la denuncia internacional de lo que en realidad pasaba dentro del país,
contribuyeron al retorno de la democracia hace 14 años.
Cabe destacar el papel de los periódicos "Presencia"(católico), "Hoy" (centroizquierda) o el
semanario "Aquí" (izquierda), que publicaron varios hechos de corrupción.
Hoy los periodistas bolivianos son más profesionales y no hay duda que la juventud está tomando
los espacios de poder en varios medios de comunicación.
A esta sangre nueva se la puede dividir en dos: los que apoyan radicalmente el modelo neoliberal,
con el manto de impunidad que ello implica, y aquellos que consideran que su trabajo es un
mecanismo de denuncia.
Su papel y tendencia se pudo establecer claramente en la reciente marcha indígena a La Paz, en la
que más de 15.000 campesinos buscaron en la sede de gobierno la Ley Agraria, o en los planes de
capitalización de Yacimientos Petrolíferos, Minería, Pensiones o Reforma Educativa.
Pero, qué pasó con la impunidad?
Ocurre que muchos de los protagonistas de la noticia de hoy, tienen una "cola de paja" del tamaño
de un edificio.
Políticos, tecnócratas y autoridades de gobierno, pertenecieron a las estructuras dictatoriales y hoy
son defensores de una democracia formal que les protege, por la especie de "perdón y olvido" que
se aplica en el país.
Bolivia es un país con escasa población y prácticamente todos nos conocemos y sabemos quién actuó
a favor o en contra de los DDHH.
En ese marco, los periodistas del primero tipo que mencioné anteriormente, realizan una actitud
vigilante, para no dar lugar a discursos hipócritas que quieren aumentar la amnesia del pueblo.
Pero eso no es fácil porque quienes detentan el poder tienen mecanismos de amordazamiento, que
van desde las presiones sutiles, como la suspensión del avisaje y publicidad en medios de
comunicación, hasta las presiones psicológicas.
Pero lo bueno de la democracia es que ahora hay más pluralismo informativo. Periódicos que eran
la vanguardia del derechismo, como "El Diario" de La Paz, hoy cobijan en sus páginas informaciones
sindicales o de políticos de izquierda. En esa apertura también hay intereses políticos.
La etapa electoral en la que está inmersa Bolivia, motivará que, al calor político, los casos de
corrupción sean denunciados por uno u otro partido. Será importante saber más detalles de la
corrupción y la prensa sin duda reflejará en grandes caracteres esas revelaciones.
Lo triste es que, pasada la etapa proselitista, las denuncias posiblemente quedarán en el vacío, los
pactos y alianzas borrarán todo, y las estructuras que permiten la impunidad continuarán con
intensidad.
Creo que ahí está el verdadero papel del periodista: no dejarse llevar por la pasajera moda de la
denuncia política, sino más bien adentrarse en investigaciones profundas orientadas a castigar a
quienes asesinaron, golpearon y maltrataron a todo un país y lo dejaron en los últimos peldaños de
la escalera del desarrollo.
Esta lucha no necesariamente debería en marcarse en doctrinas o ideologías políticas, sino en la
necesidad de construir la cultura de la paz, en la que tengamos un mundo libre de violaciones a los
DDHH y en un uso irrestricto de la libertad.
La Paz, diciembre de 1996