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02feb15
Incertidumbre sobre resultados de la campaña contra el EI
Los jefes de la campaña militar de la coalición encabezada por Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Iraq, tienen aún pendiente su misión de destruir las estructuras de los yihadistas y liquidar sus capacidades ofensivas.
Funcionarios norteamericanos son cautos al evaluar públicamente el resultado de los más de dos mil golpes aéreos contra los radicales, y reconocen que han tenido poco éxito en detener el flujo de combatientes extranjeros hacia las extensas zonas que ellos controlan.
Al respecto, el secretario de Estado norteamericano,John Kerry, dijo el 22 de enero que los ataques aéreos de la coalición lograron disminuir el ritmo de ofensiva del EI, afectaron seriamente sus finanzas y aniquilaron cerca de la mitad de sus líderes.
Sin embargo, Kerry reconoció que todavía es una aspiración distante desplazar a los fundamentalistas de los territorios que hoy ocupan, a pesar de que los operativos para lograr ese fin han costado más de mil 200 millones de dólares.
Desde el 8 de agosto de 2014, Washington y sus aliados bombardean casi a diario agrupaciones de los extremistas en Iraq, y extendieron el 23 de septiembre esas acciones a Siria, contra la voluntad del gobierno de Damasco, que calificó esas operaciones de una violación a la soberanía del país.
En los ataques en suelo iraquí habitualmente participan aeronaves de Francia, Reino Unido, Australia, Bélgica y Holanda, junto a Estados Unidos, mientras que aviones de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Bahrein cooperan con las acciones norteamericanas en suelo sirio.
Una buena parte de los golpes han estado concentrados contra las agrupaciones de los irregulares en los alrededores de la ciudad de Ain al Arab (Kobane), cercana a la frontera con Turquía.
El Comando Central (Centcom), entidad del Pentágono encargada de dirigir las operaciones en el Medio Oriente y zonas aledañas, confirmó el 26 de enero pasado que aproximadamente el 90 por ciento de Kobane, considerada un objetivo estratégico, está bajo control de las fuerzas que combaten al EI.
Los escuetos reportes del Centcom, emitidos tres o cuatro veces por semana, muestran que Washington y sus aliados realizaron entre 15 y 20 golpes aéreos diarios como promedio en la segunda quincena de diciembre y la primera de enero, aunque las informaciones son imprecisas.
En esta coyuntura, la Casa Blanca ha reiterado su promesa de no involucrar tropas terrestres directamente en combate, a pesar de lo cual el Pentágono, de forma paulatina, ha incrementado el número de tropas en Iraq, donde mantiene alrededor de tres mil efectivos.
Respecto a la lucha en el Capitolio, al presidente Obama no le queda más remedio que llegar a un compromiso con la Legislatura 114, que asumió sus funciones el 6 de enero, con mayoría republicana en ambas cámaras.
Para ello busca un punto de equilibrio entre las posiciones radicales de quienes piden una intervención a todo tren, hasta aquellos que intentan poner límites y evitar otro descalabro de Washington en un conflicto armado.
El mandatario solicitó al Congreso la aprobación de una medida que autorice el uso de la fuerza contra el EI en Iraq y Siria, con el fin de actualizar un permiso ya obsoleto otorgado al presidente George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La discusión de este proyecto reabrió la controversia sobre las facultades del jefe de la Casa Blanca para realizar operaciones bélicas y la inquietud entre algunos congresistas, la mayoría demócratas, sobre la posibilidad de que Estados Unidos se vea involucrado en un conflicto prolongado.
Entre los más recalcitrantes en este tema está el senador republicano John McCain, quien comenzó este año como presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, cargo que añoró durante mucho tiempo.
De igual forma, este senador es partidario de una intervención directa contra el gobierno del presidente Bashar Al Assad y del incremento de la ayuda a las bandas armadas que intentan derrocarlo.
Precisamente con ese objetivo en su agenda, una delegación de legisladores estadounidenses, encabezada por McCain, viajó a mediados de enero a Arabia Saudita y Qatar, donde sostuvo extensas reuniones con autoridades locales.
También conformaban la delegación el senador republicano Lindsey Graham, los demócratas Joe Donnelly y Tim Kaine, así como el independiente Angus King, todos miembros del Comité de Servicios Armados de la Cámara alta.
En ese sentido, el Departamento de Defensa confirmó el 16 de enero que Estados Unidos enviará en los próximos meses más de 400 asesores y unos 600 efectivos de las tropas terrestres al Medio Oriente, para entrenar a las bandas antigubernamentales sirias.
Esta misión prevé en los próximos tres años entrenar a más de 15 mil de dichos irregulares, al parecer en centros de adiestramiento ubicados en Turquía, Qatar y Arabia Saudita.
Por otra parte, el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes estadounidense, el republicano Mac Thornberry, dijo la semana pasada que la Casa Blanca debe considerar el envío de tropas terrestres a Siria para combatir al EI.
El legislador añadió que Obama ha sumido a la nación norteña en una estrategia inefectiva que solo se basa en la campaña aérea, pero es necesario el apoyo de militares en el terreno, que guíen a la aviación hacia los blancos a batir y recopilen información de inteligencia.
En cuanto a Iraq, la coalición encabezada por Washington ha llevado a cabo alrededor de mil golpes aéreos contra las agrupaciones yihadistas en ese país, pero las autoridades de Bagdad cada vez critican con más fuerza el resultado de esas operaciones.
Según medios de prensa estadounidenses, el Gobierno iraquí ha calificado de erráticos y poco efectivos los bombardeos de Washington y sus aliados, a la vez que se queja de que las fuerzas de seguridad locales carecen del armamento que necesitan, y tienen un bajo nivel de disposición combativa.
Por ejemplo, el primer ministro iraquí Haider al-Abadi considera que Estados Unidos y sus aliados no realizan lo suficientemente rápido la entrega de armas a las fuerzas de ese país y que "se habla mucho al respecto pero se hace poco en el terreno".
Este comentario fue rechazado casi de inmediato por el jefe del Pentágono, Charles Hagel, quien señaló que Estados Unidos ha entregado a Iraq en los últimos meses mil 500 cohetes antitanques Hellfire, 250 vehículos blindados y miles de armas de infantería.
Hagel, quien dejará su cargo en febrero, añadió que tres de los campos de entrenamiento para las fuerzas iraquíes ya están funcionando y el cuarto comenzará a trabajar muy pronto.
De cualquier manera resulta muy difícil hacer una evaluación objetiva sobre esta operación militar contra el EI.
El problema radica en que existe poca información pública disponible, razón por la cual el diario Stars and Stripes califica esta contienda como la menos transparente en la larga historia de las intervenciones militares norteamericanas.
[Fuente: Por Roberto García Hernández, Jefe de la Redacción Norteamérica, Prensa Latina, La Habana, 02feb15]
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