EQUIPO NIZKOR |
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19ago04
Informe sobre las elecciones en Venezuela del 13 al 18 de agosto de 2004.
"Después de dejar Georgetown, llegué a Caracas por la tarde del 13 de agosto y fui informado por el embajador Shapiro, Jennifer McCoy, Francisco Diez, Rachel Fowler y otros miembros del Centro Carter. Les di una evaluación de mi visita a Guayana y me informaron de altas tensiones en Venezuela ante la proximidad del referéndum revocatorio programado para el 15 de agosto. A la mañana siguiente me reuní con Gaviria, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, y con los ex presidentes Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde, ambos de Argentina, Belisario Betancur de Colombia, y Rodrigo Carazo de Costa Rica, y con el personal de nuestro Centro Carter para discutir nuestro enfoque común de nuestros deberes de control.
Con la exclusión de los presidentes, nuestro grupo se reunió a continuación con el presidente Chávez durante cerca de dos horas. Parecía bastante confiado, pero prometió que renunciaría de inmediato si perdía la votación del referéndum y dijo que en ese caso descansaría durante una semana y luego reiniciaría la campaña para la reelección. Hacia el fin de nuestra reunión, le rogué que fuera generoso en la victoria, que hiciera todo esfuerzo posible por reunir al país dividido, y que nos permitiera que ayudásemos a establecer un foro para el diálogo entre el gobierno y los grupos de oposición. No respondió directamente pero se mantuvo muy tranquilo mientras yo hablaba y luego dijo que siempre había deseado que el país estuviese unido. Subsiguientemente, dijo que necesitaba pasar más tiempo conmigo y preguntó si podíamos almorzar juntos el lunes.
Después visitamos el Consejo Nacional Electoral (CNE) donde respondieron a muchas de nuestras preguntas, incluyendo algunas sobre cambios de personal a última hora en los centros y trabajadores electorales, y nuestro acceso a todos los aspectos de los procedimientos de votación. En general, quedamos satisfechos. Luego nos reunimos con dirigentes militares, cuyas fuerzas siempre han jugado un papel importante en las elecciones. El ministro de defensa estuvo finalmente de acuerdo con ajustarse a todas las directivas del CNE y a cancelar el plan militar de examinar todas las tarjetas de identidad de los votantes, lo que podría haber sido considerado como intimidación.
Nuestra siguiente reunión fue con dirigentes de la oposición, donde escuchamos una letanía de predicciones catastróficas sobre engaños, intimidación y violencia real planeada por el gobierno para el día de la elección. Informamos sobre las seguridades que nos habían dado el CNE y los militares, que respondían a la mayoría de sus preocupaciones.
Gaviria y yo tuvimos entonces una conferencia de prensa desbordante, en la que pudimos responder a numerosas preguntas que se habían presentado sobre nuestra libertad como observadores y sobre rumores de planes del CNE y de los militares. Nuestra última reunión del día fue con los medios noticiosos de propiedad estatal y privada. Este último grupo predijo que habría violentos ataques contra su propiedad y dijeron que las fuerzas militares del gobierno no los protegerían. Prometí que compartiría su preocupación con el ministro de defensa, y éste cumplió con mi pedido de reforzar la seguridad.
Salimos temprano la mañana de la elección y nos sorprendió la increíblemente gran participación, con miles de personas que esperaban en fila antes de que las votaciones comenzaran. Venezuela tiene un sistema de votación electrónico (con el respaldo de boletas electrónicas de papel) y las impresiones digitales de los votantes son registradas electrónicamente, transmitidas por satélite, y comparadas casi instantáneamente para impedir el voto múltiple. Un voto “No” apoyaba a Chávez y un “Sí” pedía su salida. El comienzo fue relativamente lento, pero un 99,5 por ciento de las máquinas de votar estaban en línea a las 10.30 de la mañana. Algunos de los operadores de huellas digitales no se presentaron al trabajo, pero no se permitió que eso interfiriera con la votación. Las inmensas multitudes que esperaban estaban de buen humor, y saludaban ruidosamente cada vez que nos presentábamos.
Durante el día, los líderes de la oposición nos presentaron a nosotros y a sus partidarios lo que resultó ser datos erróneos de boca de urna que mostraban que Chávez perdía la votación por 20 puntos o más, y también enviaron esta información a su propia gente y a los medios de noticias extranjeros. Sin embargo, los medios noticiosos cumplieron con la decisión del CNE contra la emisión de cualquier clase de presuntos resultados de la votación en el interior. Mientras tanto, las largas filas de votantes permanecieron intactas hasta después de la hora de clausura a las 4 de la tarde; más allá de otra hora de clausura a las 8 de la noche, y hasta medianoche, cuando finalmente terminó. Unos pocos votaron hasta a las 3 de la mañana.
Aproximadamente a las 12.30 de la noche, nosotros y dirigentes de la OEA fuimos invitados a presenciar la información sobre la primera tabulación electrónica, que mostró los votos por el “No” con un 57 por ciento y los por el “Sí” con un 43 por ciento, entre los 6,6 millones de votos contados hasta esa hora (de 10,5 millones que se esperaba que votarían). Gaviria y yo decidimos invitar a los dueños de los medios privados y a otros dirigentes de la oposición a mi suite en el hotel para informarles al respecto y para decirles que era compatible con nuestros propios resultados rápidos del recuento. Algunos de ellos dijeron que aceptarían nuestra opinión mientras que otros estaban furiosos, resentidos, y afirmaron que toda la votación era fraudulenta. Los instamos a que controlaran sus propias muestras de los resultados de la votación e indicamos que obtendríamos resultados actualizados durante la mañana siguiente antes de hacer una declaración pública sobre nuestra opinión. Estábamos en Venezuela para ser neutrales, para observar el sistema electoral, y para hacer una cuidadosa y sana evaluación final sobre si se expresaba la voluntad del pueblo. Chávez me llamó, y yo lo exhorté a que esperara con toda reivindicación de la victoria hasta después de un anuncio del CNE y a que fuera generoso y positivo en su declaración de victoria. Prometió que lo haría.
Finalmente, después de tres horas, ofrecimos a los líderes de la oposición, que seguían iracundos, nuestros servicios para resolver cualesquiera de sus dudas restantes antes de tener que partir (después de dos días más). Luego de haber insistido durante el día de la elección en una derrota de 20 puntos para Chávez, su encuestador (Súmate) admitió antes de partir que sus datos mostraban ahora una derrota de sólo cinco puntos y que todavía seguían recibiendo datos de recuentos rápidos. Temprano, la mañana siguiente, informaron que esos resultados se habían invertido, con un 55 por ciento a favor de Chávez, pero los dirigentes de la oposición seguían afirmando que había un masivo fraude y que su lado había obtenido la victoria. Los resultados finales de la votación, incluyendo los centros con votos manuales, mostraron 59-41 a favor de Chávez, con su victoria en 22 de los 24 estados.
Gaviria y yo tuvimos otra conferencia de prensa temprano en la tarde del lunes para confirmar la legitimidad de los resultados del CNE. Llamé al Secretario de Estado Colin Powell para informarle de nuestra corroboración de los resultados, y prometió que publicaría una declaración desde Washington refrendando nuestros resultados.
El lunes, cenamos con Chávez y lo vimos ansioso de iniciar diálogos fundamentales con dirigentes responsables de la oposición que estén dispuestos a reciprocar. Lo instamos a que mostrara generosidad hacia Súmate y algunos otros que están siendo acusados de crímenes que datan del golpe en su contra, que asegure una participación equilibrada en el CNE ya que hay elecciones locales y estatales planificadas para fines de septiembre, y que permita que Bill Ury vuelva a Venezuela para orquestar esfuerzos a fin de reducir la tensión en el país. Se mostró receptivo a estas sugerencias y apoyó una auditoría adicional de las papeletas electrónicas de papel de respaldo de las máquinas que calmen a todos los escépticos que puedan quedar.
Aunque el país estaba tranquilo, algunos dirigentes de la oposición seguían angustiados, como lo indicaron los titulares de los matutinos del martes. “Catástrofe”, “El fraude permanente” y “serias dudas”. Después de reunirnos con Súmate y otros representantes de la oposición que afirmaban que había diferencias entre las papeletas de respaldo y los resultados transmitidos por vía electrónica, acordamos que habría un segundo proceso de auditoría para un doble control de la correlación. Les aclaramos a ellos y al público que esto no implicaba ninguna duda por parte del Centro Carter o de la OEA respecto a la integridad del proceso electoral o a la exactitud de los resultados entregados.
Después de tomar estas medidas, nos reunimos con obispos católicos y luego tuvimos una cena final con un grupo de unos 20 empresarios.
Jennifer McCoy y Rachel Fowler permanecieron en Caracas para supervisar la segunda auditoría de las máquinas que haremos con la OEA y el CNE.
[Fuente: By Jimmy Carter, The Carter Centre, US, 19Ago04]
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