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20may03
Una multitudinaria manifestación dice no al punto final.
Multitudinaria, como lo ha sido desde sus inicios, la marcha del silencio realizada en la pasada jornada demostró que la sociedad uruguaya rechaza el punto final del discurso oficial. Tabaré Vázquez se sumó al reclamo de investigar y sostuvo que "no se ha cumplido cabalmente el artículo 4º de la Ley de Caducidad".
Más de 40 mil personas participaron ayer en Montevideo en la octava marcha que, organizada por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, exigió la continuidad de la investigación de las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la pasada dictadura.
La movilización ocurre casi un mes y medio después que la Comisión para la Paz entregó su informe final al Presidente de la República, que oficializó la aplicación, en los años de la dictadura, del terrorismo de Estado y confirmó la activa participación de las Fuerzas Armadas en el secuestro y desaparición forzada de personas. También se produce en el contexto de un fuerte pronunciamiento militar por parte del Ejército, que rechazó el "revisionismo inconducente" y las iniciativas legales tendientes a aclarar varios crímenes cometidos antes y durante el gobierno cívico-militar.
En silencio, con la sola presencia de las fotografías de los detenidos desaparecidos y banderas uruguayas, la manifestación arrancó de Rivera y Jackson para llegar hasta la Plaza Cagancha, donde uno a uno se fueron nombrando los desaparecidos. La respuesta de la multitud fue gritar "¡Presente!" ante cada nombre y entonar el Himno Nacional, al fin de la concentración. En total, se leyeron los nombres de 206 detenidos desaparecidos.
Previamente, un verdadero tubo humano, con las veredas repletas de gente que posteriormente se sumaba a la marcha, fue la característica de la demostración. Encabezó la columna una pancarta que, sostenida por Familiares, decía "¿Dónde están? Hoy más que nunca, nunca más".
Entre los manifestantes, con mucha participación de jóvenes, se destacó la presencia de personalidades de la cultura y el deporte, así como de los dirigentes del EP-FA, Nuevo Espacio, del PIT-CNT, Fucvam, FEUU y otras organizaciones de la sociedad civil uruguaya.
Como en otros años, los principales dirigentes de la izquierda uruguaya (especialmente Tabaré Vázquez, Rafael Michelini, Alberto Couriel, José Mujica y muchos otros) caminaron en medio de la multitud, sin aparecer en la cabeza de la misma. Vázquez dijo a la prensa que le correspondía participar desde ese lugar, pues los protagonistas de cada 20 de mayo "son los familiares" de los detenidos desaparecidos.
Durante el camino no se coreó ninguna consigna y los elementos más demostrativos fueron las velas encendidas, que muchas de las personas portaban y luego depositaron ante la estatua de la Libertad, delante de la cual habían sido colocadas cuatro manos extendidas hacia arriba.
La masiva demostración, según los participantes, es expresión de que no existe la posibilidad de un "punto final", sino que se deberá proseguir la investigación hasta saber la verdad de la suerte de los detenidos desaparecidos. También fue visible, en las miles de conversaciones que se producían, en los reencuentros característicos de estas movilizaciones, el repudio al discurso que el comandante en jefe del Ejército, Carlos Daners, pronunció el pasado 18 de mayo, en reivindicación de lo actuado por las Fuerzas Armadas en la última dictadura que vivió el país.
Sobre las 20 y 30 horas, la marcha, que arrancó con escaso minutos de retraso, se disolvió en orden, como ha sido característico desde 1996 cuando se inició esta forma de exigir la verdad sobre las violaciones de los derechos humanos cometidos a partir del golpe de Estado de 1973.
LA REPUBLICA consultó a algunos los dirigentes políticos y sociales que concurrieron a la marcha, sobre dos tópicos: el discurso del comandante en jefe del Ejército, Carlos Daners, y la opinión sobre un posible punto final.
Tabaré Vázquez (presidente del EP-FA).
"No lo hemos tratado en la orgánica del FA ni del EP, porque estuvimos con otros temas, importantes también para la vida del país, y alguno de ellos para el departamento de Montevideo, en particular. Así que ese asunto no ha sido tratado.
La marcha tiene el significado de todos los años, la importancia de una respuesta que la sociedad uruguaya da sobre este tema. Una respuesta categórica por la importancia de la demostración.
Hay un artículo 4º de una Ley de Caducidad e impunidad que no ha sido cabalmente cumplido. Creo que la gente se manifiesta en esa dirección".
Mariano Arana (intendente de Montevideo).
"Yo no diría que fue un discurso (el del comandante en jefe del Ejército); lo sentí, sinceramente, como un alegato de algo que creíamos absolutamente superado. Realmente, me dio pena. Por el Uruguay y por la gente, que es incapaz de admitir las barbaries que se cometieron en este país. Más cuando la Comisión para la Paz dio un paso tan importante, ciertamente incompleto, pero absolutamente trascendente.
Todos los años nos conmueve la multitud que acompaña al Uruguay en un desafío ético".
Luis Puig (PIT-CNT).
"Lo dicho por el comandante en jefe del Ejército, y avalado por el Ministerio de Defensa y el gobierno, constituye claramente una apología del terrorismo de Estado.
Creo que para el pueblo uruguayo está muy claro que no puede haber punto final, si no hay justicia. Reivindicar el nunca más y el tema permanente de las acciones que se encaran ante la Justicia, darán como resultado que el gobierno, como no pudo la administración de Sanguinetti, no podrá imponer la impunidad".
Marina Arismendi (1001, EP-FA).
"El discurso de Daners es doblemente grave. Lo es por lo que él dijo, y por la influencia, además, que intenta tener (sin éxito, seguramente) en la interna de las Fuerzas Armadas y la sociedad toda. Busca amedrentar a los uruguayos. Es grave, porque ese discurso no fue una sorpresa, ni para el Presidente de la República ni para el ministro de Defensa. Creemos que es inadmisible que el Poder Ejecutivo no sólo avale, sino que de hecho impulse un pronunciamiento de este tipo, contradictorio con el pensamiento de la sociedad uruguaya.
Esta es una marcha que se ha transformado en parte de las tradiciones de este país".
Enrique Pintado (AU, EP-FA).
"Creo que no son declaraciones que le vengan bien al país, más allá de que en su enunciado dicen que no hay que mirar hacia el pasado, yo creo que es lo que están haciendo.
Tengo toda la impresión personal de que esto se inscribe en una estrategia que es la que el Foro Batllista le ha planteado a la ciudadanía, que es llegar a la elección con el eje caos-orden. Pienso que la idea de un punto final sería totalmente inadecuada, incorrecta, e inoportuna la presentación de un proyecto de ese tipo.
No creo que cuente con la mayoría de las voluntades, o por lo menos de mi parte y de Asamblea Uruguay contaría con su rechazo".
Daisy Tourné (E90, EP-FA).
"Me parecen lamentables las declaraciones de Daners. Espero que pida perdón públicamente. Siento que reproduce lo peor de los recuerdos, por lo menos míos, de una época que no quiero que se repita en el país. No hay justificación para darle un punto final a las investigaciones. Creo que hay un derecho de los familiares de seguir investigando.
[Fuente: Diario La República, Montevideo, Ury, 21may03]
La marcha del silencio del 20may reclamo verdad y justicia sobre las desapariciones durante la dictadura.
Una "Marcha del silencio", en la que participaron cerca de 20.000 personas según los organizadores, reclamó este martes "verdad y justicia" sobre las desapariciones durante la dictadura de Uruguay (1973-85) y cuestionó el "punto final" que el gobierno del presidente Jorge Batlle le puso al tema.
La manifestación, convocado por el movimiento de Familiares de Desaparecidos (Fedefam-Uruguay) y varios grupos sociales, desfiló en silencio por el centro de Montevideo con carteles con fotos de cerca de 200 detenidos desaparecidos.
Cerca del punto final de concentración, por una red de altoparlantes se "pasó lista" de las personas desaparecidas en Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay y Chile, y a cada nombre la multitud contestaba "presente".
La "Marcha del Silencio", que se realiza cada 20 de mayo desde 1996, se celebró en medio de la polémica por la liberación después de seis meses de prisión del ex canciller (1972-76) Juan Carlos Blanco, único procesado por crímenes de la dictadura militar.
Ningún uniformado, militar ni policía, fue juzgado por los secuestros y asesinatos cometidos durante la dictadura y admitidos como responsabilidad del Estado en el informe final del 10 de abril de la Comisión para la Paz, porque fueron aminstiados genéricamente por una ley dictada en 1986 y refrendada en un plebiscito.
El telón de fondo de la protesta de este martes fue el informe final de la Comisión para la Paz, que trabajó por mandato presidencial de agosto de 2000 a abril de 2003 para investigar la suerte de los desaparecidos en Uruguay, y que estableció que la mayoría de ellos fueron asesinados, cremados y sus restos arrojados al mar.
El gobierno declaró ese informe como la "versión oficial" de los hechos, con lo que pretendió poner al tema un "punto final".
"No olvidaremos lo ocurrido", dijo el senador Rafael Michelini, hijo del también senador Zelmar Michelini, asesinado el 20 de mayo de 1976 en Buenos Aires por un comando paramilitar junto al diputado Héctor Gutiérrez Ruiz y otros dos militantes antidictatoriales.
"No renunciamos a la verdad, y decimos que a los familiares de las víctimas se les debe una explicación como en parte ha dado la Comisión para la Paz, pero también de les debe un repudio a los hechos, pedir perdón, y entregar los restos", añadió.
Para Michelini, faltan pasos hacia la justicia y "uno de ellos es condenar los hechos: yo quiero que las Fuerzas Armadas de mi país condenen los horrores cometidos y que pidan perdón a las víctimas, porque las víctimas debieron tener otro trato".
Sobre los restos de los desaparecidos, cuestiono la hipótesis de la cremación. "Yo tengo otra versión y creo que se debería investigar seriamente en ese sentido", dijo.
De 38 denuncias de desaparecidos (32 uruguayos y 6 argentinos) en Uruguay, el gobierno aceptó el asesinato en el país de 26 uruguayos entre 1973 y 1984. La mayoría de los restos, según la Comisión, fueron cremados y arrojados al mar.
Fedefam-Uruguay proclamó que "mientras exista una sola situación de un desaparecido por esclarecer, no hay punto final posible".
Para Fedefam, "el propio informe final de la Comisión demuestra que no hay punto final en la medida en que de las 222 denuncias que tramitara (...) no obtuvo información relevante de más de cien situaciones denunciadas" de uruguayos desaparecidos en Argentina, Brasil, Chile y Paraguay.
[Fuente: Agencia AFP, Paris, Fra, 20may03]
Este documento ha sido publicado el 26may03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights