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28feb08
Macarena Gelman habla por primera vez de su madre desaparecida
Hasta el 2005, Macarena Gelman era Macarena Tauriño. Cinco años antes había conocido su historia: era hija de desaparecidos y la nieta que el poeta Juan Gelman buscaba. Hasta ayer, nunca había hablado con la prensa argentina. Lo hizo con Clarín desde Uruguay.
-Macarena, ahora que se conoce tu historia ¿Cómo es tu vida?
-Tengo 31 años. Trabajo en el Hospital Policial y estudio química. Tengo una vida normal, todo lo normal que me ha permitido esta situación que escapa por completo a lo que uno tenía pensado. Me gusta lo que a cualquiera: salir con sus amigos, disfrutar de casa, escuchar música.
-¿Qué idea tenía la pareja que te crió de los años duros?
-En mi casa, la verdad, es que no se hablaba mucho de lo que fue aquella época. De todas formas, las veces que el tema se tocó, lo hicieron con bastante neutralidad. Recuerdo sí que mi padre solía manifestar cierto rechazo hacia algunos militares.
-¿Siendo policía los rechazaba?
-Sí, sí. En esa época en Uruguay el Ejército y la Policía se enfrentaban. Por eso algo no me cierra.
-¿Qué exactamente?
-El porqué me dejaron en la casa en la que vivía mi papá, que era policía. Al no tener demasiadas referencias en Uruguay, donde se encontraron pocos hijos de desaparecidos y con la referencia de lo que sucedió en Argentina, que esas cosas no fueron de casualidad, es uno de los grandes interrogantes que hoy tengo.
-¿Y nunca le preguntaste a tu madre cómo te dieron a ellos?
-Sí, pero ella me aseguró no tener ninguna información. ¿Si la desinformación me genera dudas? Por supuesto, aunque ahora menos que antes. Quiero dejar en claro que ella ha sido mi mamá toda la vida, y eso no va a cambiar bajo ningún concepto. Sobre el punto sólo hablé con mi madre, no le he planteado nada a ningún otro familiar. Sin duda que es un interrogante que da vueltas en mi cabeza, pero hoy por hoy tengo otros interrogantes de mayor relevancia.
-¿Por ejemplo?
-Saber qué paso desde el 22 de diciembre de 1976, fecha en la que se vio a mi mamá en la sede del SID (Servicio de Información de Defensa) por última vez con vida aquí en Uruguay, hasta el 14 de enero de 1977, día en el que me dejaron en la puerta de la casa de mis padres (de crianza), con un cartelito que decía "esta niña nació el 1ø de noviembre". Aparentemente en esos días estuvimos juntas un tiempo, me gustaría saber hasta cuándo, con quién hablaba, cómo vivió esos momentos (se le llenan los ojos de lágrimas, y respira hondo). A veces intento imaginarme lo que deben haber sido esos días para ella, que era una niña, tenía sólo 19 años. Es terrible, terrible.
-¿Qué otras cosas querés saber?
-Si efectivamente se le dio muerte acá y, en ese caso, dónde realmente están sus restos.
-En 1999 tu abuelo expuso más públicamente el caso, ¿estuviste al tanto de su búsqueda?
-No, para nada. Nunca supe del tema. Inclusive luego relacioné que en la facultad había enormes afiches de la búsqueda de mi abuelo, y yo nunca lo advertí. Es increíble que todo esto me haya pasado por delante de mis narices y no lo haya visto (se ríe).
-A Gelman tampoco lo habías oído nombrar, ¿verdad?
-No, para nada.
-Y luego de que te enteraste que era tu abuelo, y al ver de quién se trataba. ¿Te interesaste en conocer su obra?
-Sí, por supuesto. Y me gusta.
-Vos también escribís poesía.
-Escribía. Pero fueron cosas que jamás salieron a la luz.
-¿Le mostraste algunos de esos texto a tu abuelo? ¿Te los pidió?
-Sí, alguna vez me los pidió. Pero nunca le mostré nada. Me cuesta mucho sacarlas, además es una presión mostrarle esos texto a un poeta de su talla, ¿no? La verdad es que la otra vez los busqué y no las encontré. ¡No sé si los habré perdido a propósito! (se ríe). Algún día se los daré.
-¿Cómo es tu relación hoy con él?
-Nos tenemos un gran afecto, si bien hemos tenido algunas dificultades al relacionarnos porque en esta situación cada uno hace lo que puede. Pero, en general, es una relación muy linda, lo quiero muchísimo.
-¿Por qué ahora decidiste involucrarte totalmente y pedir que se reabra la causa?
-Me mueve la búsqueda de la verdad. Creo que hay otras instancias que se han agotado, y que si bien han hecho un trabajo importante, el tiempo ha pasado y no he tenido resultado concreto en lo que respecta a mi mamá.
-¿Qué te pasó al saber que era mentira que los restos de tu madre eran los del Batallón 14?
-Sentí tristeza y una gran decepción. Pero por los hallazgos que hubo, saqué una conclusión: creo que los militares deben saber dónde están los restos de mi mamá.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 28feb08]
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