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01may04


¿Qué hacían los partidos políticos durante la crisis de Ilave?

Por Glatzer Tuesta


Cuando Alejandro Toledo alcanzó la presidencia de la Republica, una serie de expectativas -que él mismo se encargó de generar- llegaron de la mano.

Creció la esperanza que un hombre del Perú profundo, de trayectoria admirable y no menos sacrificada, podía cambiar el rumbo de un país caracterizado por la exclusión y la discriminación. Era un economista recorrido y podría(con conocimiento de causa), interesarse por que la economía tuviera rostro humano. Era el símbolo de una descentralización que respondería a lo que minimamente exigían miles de peruanos y peruanas en la marcha de los cuatro suyos. Un poco de respeto. Era en gran medida un signo diferenciado de lo que aparecía como tradicional incluyendo ya a Fujimori.

En esas mismas elecciones, se regresó después de 11 años a un sistema de elección por distrito múltiple. Donde los que no son de Lima podían tener como representantes a alguien que por lo menos haya nacido en su tierra. Así, conociendo a sus representante podrían interpelarlos, fiscalizarlos y/o apoyarlos en su gestión parlamentaria. Esto se dio en un contexto difícil, pero se logró finalmente. El panorama pintaba bien.

Desde la campaña electoral la descentralización fue una de las banderas que agitaron los candidatos en mítines multitudinarios, y por supuesto todos estábamos de acuerdo. Alejandro Toledo dio el gran paso. Pero lo dio mal. Por responder a una oferta electoral de hacer elecciones regionales a como diera lugar el 2002, se eligieron sin siquiera saber cuales iban a ser sus funciones(el Congreso aquí tiene una gran responsabilidad). El 17 de noviembre de ese año junto a las elecciones regionales se dieron las municipales. El escenario parecía favorable para una democracia que había

que fortalecerse y extenderse. Pero lamentablemente no fue así. Eso tiene algunas explicaciones que hoy a propósito del caso Ilave saltan a la vista.

El alcalde asesinado en Ilave fue elegido con el 19% de electores y pocos meses después su movimiento se dividió en dos .Es decir que había un 81% que no votaron por él. Esto originó - como pasa en muchos otros lugares - una inestabilidad política desde el comienzo. Es evidente que detrás de estos hechos hay intereses políticos.. Cuando la crisis se produjo hubo que entablar un proceso de negociación e intermediación y ahí hay que reconocer que se hicieron esfuerzos importantes, (el trabajo de la Vicaria de Juli, la Defensoria del Pueblo y del propio prefecto)pero también hubieron ausencias notorias. El presidente Regional de Puno David Jiménez Sardón no estuvo presente, rehusándose a participar aduciendo mucho trabajo. Jiménez Sardón, tiene denuncias por abuso de autoridad, malversación de fondos, falsificación de documentos, y no es un secreto que no puede desplazarse libremente por algunas zonas de Puno por temor a que lo pifien o intenten agredirlo. Es decir, esta instancia de gobierno no intermedió en una situación critica de su jurisdicción. No se puede alegar en una situación como la vivida en Ilave que se respetó la autonomía local, como han mencionado algunos.

Si nos trasladamos a otra instancia como el Congreso de la Republica encontraremos que son pocos los parlamentarios que regresan a sus zonas permanentemente y que tienen un nexo establecido y funcionando con sus representados. Hay un sector que no puede regresar porque la cara se les cae de vergüenza por haber ofrecido el oro y el moro y no haber cumplido (hay casos en los que los ofrecimientos son alucinantes), porque hay un hijo no reconocido reclamando paternidad, porque sus acreedores hacen cola, etc... La delegación puneña no es la excepción. A pesar de que el congresista Gustavo Pacheco se rasgue las vestiduras, diciendo que, como le dijeron que todo estaba calmado él se sintió satisfecho Lo que no dice es que cuando le pidieron que fuera a Ilave desistió fácilmente de su mediático afán justiciero. Lo cierto es que Pacheco, Torres, Arpasi, no estuvieron por una sencilla razón: Porque su sola presencia hubiera provocado probablemente una tragedia mayor. No justifico su ausencia sino cuestiono su legitimidad.

En este contexto de ausencias resultan responsables solamente los funcionarios del Ministerio del Interior como si éste fuera un problema estrictamente policial. Era también un problema político donde sin tratar de exculparse los políticos y las autoridades elegidas deberían reflexionar sobre su rol, inclusive ahora que éste es un tema judicial. Si este es un problema de fragilidad política, baja legitimidad, necedad y desconocimiento de las reglas de la democracia, tendría que darse respuesta a los problemas centrales: La distancia entre los representados y sus representantes, la democracia que no alcanza, los políticos que no promueven ciudadanía.

Estamos frente al pedido insistente de algunos sectores políticos de censurar al Ministro Rospigliosi por lo sucedido en Ilave, mirando con estrechez el problema. "Es mas fácil maldecir la oscuridad, que intentar prender la vela", como diría don Valentín Paniagua. Ahora que la ley de partidos políticos exige presencia a nivel nacional en por lo menos 64 provincias de nuestro país con militantes activos, las preguntas que deberían(estos personajes) intentar responderse son: ¿Qué hacían los militantes de Unidad nacional, el APRA, Acción Popular y otros en Ilave mientras esto ocurría?, ¿Qué propuestas políticas plantearon localmente para ayudar a resolver el conflicto? ¿Advirtieron a su dirigencia nacional sobre lo que podía venirse?. O sencillamente respondernos ¿Hay comités de estos grupos políticos en esa zona?. Si la respuesta es no, se evidenciaría(una vez mas) que la democracia que pregonan tampoco ha incorporado a miles de peruanos que hoy reaccionan frente al sistema.

[Fuente: Instituto de Defensa Legal, Ideele nº 46, Lima, Per, 01may04]

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small logoEste documento ha sido publicado el 02may04 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights