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16dic05


El escuadrón de Fujimori.


Cuaderno de extradición nº 1

Ex mandatario creó el grupo Colina, conoció de sus crímenes y los estimuló. Era la cúspide de la cadena de mando, seguía Montesinos, Hermoza, hasta llegar a Martin Rivas. Su “bautizo de fuego” fue la matanza de Barrios Altos.

Martin Rivas: "(Fujimori) tomó decisiones con su comandante general Hermoza Ríos, y con su otro jefe, Vladimiro, que sabía muy bien de qué se trataba. él se lo hizo entender al Chino. Los grupos operativos, como Colina, eran eso: o-pe-ra-ti-vos. No eran de-ci-so-rios. ¿Queda claro o no?” Umberto Jara, “Ojo por ojo”, setiembre 2003, página 67.

Los hechos

El grupo Colina no existía el 28 de julio de 1990, cuando Alberto Fujimori asumió la Presidencia de la República. El grupo se formó y actuó en los dos primeros años de gestión del entonces presidente.

Contando con su estímulo fue organizado un destacamento de operaciones especiales de inteligencia dentro de las estructuras de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINTE), el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).

El destacamento se montó secretamente con licencia para realizar ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Lo que se llama, un escuadrón de aniquilamiento.

Operó de noviembre de 1991 a julio de 1992, con carácter estable, a diferencia de grupos eventuales anteriores.

El contexto

Fujimori asumió el poder en momentos en que Sendero Luminoso (SL) había centrado su acción en la ciudad. De abril de 1989 a diciembre de 1992, Lima soportó 907 ataques y atentados, el 47% de los ocurridos en todo el país, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Los documentos, fotos y videos encontrados en la casa de Monterrico (junio 1990), y poco después en las de Chacarilla y Balconcillo (enero 1991), demostraron que Abimael Guzmán y la cúpula de SL operaban desde escondites capitalinos. Capturarlos vivos o muertos se convirtió en el gran objetivo.

Con este fin, la Dirección Nacional contra el Terrorismo (DINCOTE) de la Policía Nacional del Perú había creado, el primero de marzo de 1990, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), un núcleo policial que priorizó el trabajo de inteligencia y seguimiento hasta llegar al cerebro de SL y el MRTA.

En las fuerzas armadas y en el SIN prevaleció el planteamiento del escuadrón de aniquilamiento para arrasar al terrorismo. Su implementación fue encomendada a los entes de inteligencia del Ejército: la DINTE, organismo de planeamiento, y el SIE, órgano operativo, colocados para este efecto bajo la dependencia del SIN. La dependencia del SIN respecto del Presidente de la República se tornó más funcional y cotidiana.

Etapas

La decisión al más alto nivel y todos los problemas organizativos para conformar el escuadrón de aniquilamiento estuvieron resueltos en junio de 1991. El destacamento se constituyó en agosto. Setiembre y octubre fueron de intenso entrenamiento.

El “bautizo de fuego” se dio en Barrios Altos la noche del 3 de noviembre de 1991. Quince supuestos senderistas, entre ellos un niño de ocho años, fueron asesinados a mansalva. La madrugada siguiente, en la playa La Tiza, el propio grupo se autobautizó con el nombre de “Colina”, en homenaje al capitán José Colina Gaige, oficial del Ejército infiltrado en SL, ejecutado en una emboscada militar (1984) antes de que lograra identificarse.

En los siguientes nueve meses intensos, el grupo perpetró un número aún desconocido de crímenes. La justicia ha documentado la matanza del Santa ( 2 de mayo de 1992) y la eliminación del periodista Pedro Yauri, en Huacho, el siguiente 24 de junio.

La madrugada del 18 de julio de ese mismo año fueron secuestrados el profesor y los nueve estudiantes de La Cantuta. Asesinados con disparos en el cráneo, sus cuerpos fueron objeto de dos y hasta tres entierros y sus restos incinerados. El operativo fue aprobado al más alto nivel del Estado en respuesta al coche-bomba de Tarata. Las características horrendas del crimen de La Cantuta trascendieron a la opinión pública y precipitaron la desactivación del destacamento, a fines de 1992.

Hasta la publicación del testimonio del mayor Santiago Enrique Martin Rivas (Umberto Jara, “Ojo por ojo”), se creía que la eliminación de 28 internos en el pabellón snderista del penal Castro Castro (Cantogrande), del 6 al 9 de mayo de 1992, había sido obra de un contingente policial regular. Por boca del propio Martin Rivas, ahora se sabe que esa incursión fue un operativo selectivo del grupo Colina y que 13 de los subversivos eliminados eran miembros del Comité Central fundacional de SL. El entonces mandatario siguió el operativo al detalle y al día siguiente informó sobre los resultados en conferencia de prensa, ha contado Rivas.

Delitos

* Homicidio Calificado, asesinato. Será reprimido con pena privativa de libertad de 15 hasta 35 años el que mate a otro con ferocidad, crueldad y alevosía (art. 108 del Código Penal).

* Desaparición forzada de personas. El funcionario o servidor público que prive a una persona de su libertad, ordenando o ejecutando acciones que tengan por resultado su desaparición debidamente comprobada, será reprimido con pena privativa de libertad de quince años a más (art. 320).

* Lesiones graves. El que causa a otro daño grave en el cuerpo o en la salud, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años (art. 121).

Las pruebas

Los documentos del “Pentagonito”

1991-1992. En diligencias sorpresivas a los archivos de la Comandancia General del Ejército, abril del 2002, la jueza Victoria Sánchez Espinoza descubrió 54 documentos oficiales de esa institución referidos al “Desto. Colina” (léase Destacamento Colina). Registran destaques de los miembros del grupo, sus seudónimos, apersonamientos al galpón de mantenimiento del SIE en el SIN –el primer cuartel general del grupo Colina–, otorgamiento de cintillos de pacificación y la famosa felicitación del Presidente de la República para cuatro de ellos. Todos, documentos comprobatorios.

Adecuaciones de un manual

Abril 1991. Una de las primeras señas de la gestación del grupo Colina son las modificaciones al manual de “Operaciones Especiales de Inteligencia (OEI)” del Ejército, aprobadas por el general Pedro Villanueva Valdivia, comandante general, y el general Juan Rivero Lazo, director de la DINTE.

Uno de los cambios más notorios otorgó “el más alto nivel de planeamiento y decisión al Servicio de Inteligencia Nacional” en materia de operaciones especiales de inteligencia, como las que cumplió el “Desto. Colina”. El SIN no tenía antes tal facultad decisoria.

Modificaciones de esa trascendencia requerían aprobación de la más alta autoridad del Sistema Nacional de Inteligencia (SINA): el Presidente de la República.

La orden presidencial, según Martin

Junio 1991. Un miércoles de este mes, dice Martin Rivas, Fujimori aprobó una nueva estrategia enfilada a “enfrentar al terrorismo con sus propios métodos”. La propuesta pasó por una “Mesa Redonda” de oficiales generales del Ejército, así la llama Rivas. “Por cada autoridad caída por actos terroristas, se debería responder con operativos de inteligencia que también generen el temor interno en Sendero Luminoso”. Rivas sintetizó así los acuerdos.

“Días después se nos informó que, en su condición de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, (el Presidente de la República) tomaría las decisiones y acciones políticas que fuesen necesarias. La orden estaba impartida”, concluye. Se sobreentiende que Martin Rivas se refiere a la orden para formar el grupo Colina.

“Memos” de felicitación

25 de junio y 30 de julio de 1991. Son las fechas de los dos memos, con la rúbrica del Presidente de la República, de reconocimiento a los oficiales del Ejército Fernando Rodríguez Zabalbeascoa, Santiago Martin Rivas y Carlos Pichilingüe Guevara. En un documento de agosto de 1991, los tres oficiales aparecen como jefes del grupo Colina.

¿Motivo de la felicitación? Los dos memos hablan de “trabajos especiales en materia de Seguridad Nacional efectuados durante los años 1990 y en lo que va del presente año”.

Martin Rivas ha intentado explicar que Fujimori premió su labor como analistas de los documentos incautados a la cúpula de Sendero. Misión que los oficiales del SIE realizaron de febrero a junio de 1991 conjuntamente con el equipo del GEIN, en la sede policial. ¿Por qué el Presidente habría reconocido sólo a los oficiales del SIE y no a los de la DINCOTE?

Un tercer documento reproducido por la revista “Oiga” (14 junio 1993) da una pista más transparente sobre la razón de la gracia presidencial. Se trata de la “Hoja de recomendación”, firmada por el jefe del comando de personal del Ejército, general Alfonso Robledo del águila, el 10 de agosto de 1991.

El general Robledo informa a su comandante general que el pedido del Presidente de la República es un mandato de atención inmediata “por representar una recompensa a una acción de gran trascendencia nacional con relación a la participación del Ejército en las Universidades del país”. Este último es el detalle que faltaba.

¿A qué participación del Ejército en las universidades se refiere? Cifras reveladoras contenidas en un Informe Especial de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, de marzo de 1993, citado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), responden la pregunta.

En el primer año del gobierno de Fujimori se registraron 375 desapariciones forzadas, 236 quedaron sin resolver y, de ellas, 184 ocurrieron del primero de enero al 28 de julio de 1991, la etapa previa a la premiación de los Colina.

En esa relación destacan casos ocurridos en Huancayo y Lima, “donde aparecen involucrados siempre como víctimas estudiantes universitarios”, comenta el informe de la CVR.

Coincidentemente, los tres oficiales reconocidos comandaron el grupo “Escorpio”, un contingente eventual dedicado a operaciones especiales de inteligencia, que fue el núcleo formativo del grupo Colina y actuó en todo el período anterior a que se refieren los menos presidenciales.

El Plan Cipango

Agosto 1991. El “Plan de Operaciones ‘Cipango’” fue otro de los hallazgos de la justicia anticorrupción en sus incursiones a la DINTE. Cipango suena adulatorio. Era la denominación que se daba a Japón en los antiguos escritos de Marco Polo y Cristóbal Colón.

El plan “Cipango” da fe de la constitución del grupo en agosto de 1991. En el ángulo superior derecho de la primera de sus ocho páginas se lee el código: “DINTE/MONTERRICO/ AGO 91/ RL 91”. Está suscrito por el general Juan Rivero Lazo, jefe de la DINTE.

Se dice que la misión del grupo fue “detectar, ubicar e identificar a los miembros del Comité Central y Dirección Nacional del PCP-SL y MRTA”.

El plan también describe la organización del grupo. Como Jefe de la operación figura el general de brigada Juan Rivero Lazo. Oficial de control, el comandante Fernando Rodríguez Zabalbeascoa. Y como oficiales del caso, los capitanes Santiago Enrique Martin Rivas y Carlos Pichilingüe Guevara. En la base: 25 agentes organizados en tres destacamentos.

Sobre la línea de mando del grupo, el plan norma que el general Rivero Lazo, jefe de la DINTE, mantendrá coordinación permanente con el comandante general del Ejército (general Nicolás Hermoza), con el jefe del Comando Conjunto (también el general Hermoza) y con el comando del SIN. Esto es, con Vladimiro Montesinos.

En los hechos las cosas funcionaron de manera diferente. Por ejemplo: sobre la eliminación del profesor y los nueve estudiantes de La Cantuta, el mismo general Hermoza ha reafirmado que se enteró de los resultados del evento no por el jefe de la DINTE, como correspondía, sino por el propio Montesinos.

La cadena de mando no terminaba allí. Lo dicen los hechos. Montesinos no sólo tuvo oportunidad de discutir con Fujimori el tema del grupo Colina en sus despachos diarios con el presidente. Sino que fue imposible que no los abordaran en conjunto, porque –como se verá en el siguiente cuadernillo– asesor y asesorado prácticamente convivieron en esos dos años y en casi toda la década de los 90.

Testimonios

Coronel Clever Pino Benamu
Ex director del Frente Interno de la DINTE, a comienzos de 1991. Supervisó las actividades del grupo Colina en su fase inicial. Formuló la siguiente declaración ante el vocal instructor supremo José Luis Lecaros Cornejo, el 13 de abril de 2002.

"Tengo la seguridad de que Fujimori sabía de la existencia del grupo Colina y las actividades a las que se dedicaba, con las que estaba de acuerdo, ya que incluso los felicitó por escrito y bajo firma; se sabe que Fujimori asistió a varias reuniones con los altos mandos de Inteligencia de las tres fuerzas armadas y el SIN, en las cuales el general Rivero y Martin Rivas explicaban las actividades del grupo Colina”.

General de división Rodolfo Robles Espinoza (*)
Declaración ante la Subcomisión del Congreso de la República, del 25 de mayo de 2001:

"Existen sólidas evidencias de que el presidente Fujimori sí conocía de la existencia del autodenominado Grupo Colina y que autorizó sus operaciones y actividades. Como jefe supremo de las fuerzas armadas estaba completa y permanentemente informado por sus dos colaboradores inmediatos, Montesinos en el campo de la inteligencia y seguridad y Hermoza Ríos en el campo operativo militar y de empleo de tropas... Fujimori autorizaba los operativos más importantes...”.

[Fuente: La República, Lima, Perú, 16dic05]

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