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24sep03


La reconciliación con el Perú profundo
Por Eduardo Arroyo


Tras el informe de la Comisión de la Verdad, el Perú se encuentra en el dilema de asumir con seriedad sus culpas o negarlas. ¿Qué significa el genocidio en regiones centralmente quechuahablantes a manos de SL como de las FFAA? Delata que el país está fracturado. No olvidemos que la invasión hispana nos dividió en un Perú de españoles y de indios convenciéndonos de que nuestros paisanos eran seres de segunda categoría. Vivimos desde entonces cargados de culpa lo que se refleja en la conciencia de nuestras capacidades y en el complejo de inferioridad frente a lo extranjero.

Posteriormente, la minoría criolla en el poder tras la expulsión del invasor colonial hostilizó y excluyó a los quechuas, aymaras y más de cincuenta nacionalidades y hoy se presenta el país dividido en un Perú oficial versus un Perú real, profundo como lo llamara Basadre, Mariátegui y Arguedas. La República, pues, no supera cualitativamente este trauma histórico vaciando de contenido nuestra autoestima y el alma nacional. Así se explica el genocidio sobre el mundo quechuahablante de bases racistas y etnocéntricas tanto de SL como de las FFAA, ambos educados en moldes fundamentalistas. Por ello, la tarea de fondo es reconciliar el país consigo mismo, con su historia, tradiciones, la belleza espiritual de la civilización que aquí floreció, con nuestros errores, promesas y posibilidades.

El informe de la CVR nos lleva a aceptar la verdad del genocidio con dolor y culpa sin huir de lo cierto ni despotricar de los resultados de la investigación. Nada de reconciliaciones con los terroristas ya que hay que extirparlos de raíz y eso implica erradicar también la ancestral miseria de nuestras comunidades altoandinas así como la discriminación de los criollos contra los andinos integrándolos en una unidad porque somos un solo pueblo. Reconciliar al país es unir el Perú oficial con el Perú profundo de una vez por todas. De lo contrario, nuestra identidad seguirá siempre devaluada y tendremos híbridos como los cholos de Harvard que privilegian a las empresas extranjeras antes que el bienestar nacional y una clase política renuente a aceptar sus responsabilidades históricas.

Combatir a favor de la verdad, la justicia, la igualdad, el respeto a los derechos humanos es luchar contra el rebrote fujimontesinista como contra los brotes fascistas y ultramontanos (Barba, Rey Rey, Cipriani, Vega Llona y su defensa de los militares comprometidos) a los que hay que derrotar ideológica y políticamente. Reconciliar pasa por no tolerar ninguna inmunidad ni impunidad para los crímenes cometidos. Reencontrar el país con su historia, sus grandezas, desviaciones, victorias y errores es refundar la república como dice Nicolás Lynch en la revista "Nosotros y Nosotras" Nº 1 pero no como el orden excluyente heredado de la colonia que parece engullirse todo lo bueno que buscamos incluir en él, sino como una República democrática que cumpla con "la promesa de la vida peruana" que suponía darle bienestar a los habitantes de esta tierra.

[Fuente: Por Eduardo Arroyo, La República, Lima, 24sep03]

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Este documento ha sido publicado el 16oct03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights