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26sep03
"Martin Rivas guarda pruebas contra Fujimori, Montesinos y Hermoza"
Umberto Jara revela detalles desconocidos de sus encuentros clandestinos con el jefe de la banda criminal Colina
- ¿Cómo nació la idea del libro y cómo te acercaste a Martin Rivas para persuadirlo? ¿O fue él quien te buscó?
- La idea nació de una observación. Las investigaciones para la extradición de Alberto Fujimori no se habían conducido de manera eficaz. Entonces, me pregunté cuál sería el gran tema que podía lograr ese objetivo. La respuesta fue derechos humanos, delitos de lesa humanidad. Ahora, sobre la toma de contacto, no soy el único periodista que lo hizo.
- Pero, ¿por qué tú y no otros?
- Habían guardado silencio tantos años y consideraban que su historia debía ser contada, además estaban prófugos y temían que al ser capturados los matarían. Entre llevarse su historia a la tumba y contarla, optaron por lo segundo. En mi caso personal funcionó otro elemento. Me crié en Ayacucho y ellos sabían que tenía familiares y amigos entre las víctimas del terrorismo. "Su visión es menos partidarizada, menos tirada a un lado, nos garantiza mejor entendimiento", eso me dijeron.
- Aparte de los testimonios, ¿Santiago Martin Rivas te ha alcanzado o mostrado pruebas documentales? La esposa del profesor cantuteño Hugo Muñoz vio que un miembro del grupo filmaba la escena del secuestro del 18 de julio de 1992.
- No me entregó ninguna prueba. Del tema de la filmación nunca hablamos, no sabía, recién me estoy enterando.
Relatos de muerte.
- En su libro "Ojo por ojo", Martin Rivas cuenta que para obtener la amnistía de 1995 amenazaron con destapar unos sobres manila conteniendo información sobre los operativos. ¿Hablaron sobre el contenido de esos sobres?
- Sí, esos sobres encierran los relatos de las acciones específicas del grupo Colina, las que cumplieron según las órdenes e indicaciones que Fujimori, Montesinos y Hermoza dieron. Los sobres, las pruebas las tiene Martin Rivas, y entregó copias a otros como garantía.
- Aparte de esos relatos, ¿indagaste sobre el "Plan Cipango" que dio origen al grupo Colina, o solicitaste documentación sobre las partidas secretas que recibían, por ejemplo?
- Martin Rivas es muy claro. Dice que en materia de inteligencia no se dejan rastros. El trabajo de inteligencia es compartimentado y anónimo. Nunca se cursan este tipo de documentos, y si los hay, se destruyen.
En la clandestinidad.
-¿Arrancaste el testimonio en una sola entrevista y de un solo tirón, o en varias? ¿Buscaste un ambiente especial?
- No puedo dar datos específicos porque hay que resguardar las fuentes y todo lo que eso significa. Lo que te puedo decir es que no ha sido una sino varias entrevistas. Los encuentros de alguna manera se relatan en el libro.
- ¿En qué momento de la elaboración del libro te encontrabas cuando capturaron a Martin Rivas junto contigo? ¿Algún seguimiento a tu persona permitió la detención de Rivas?
- Me encontraba en el punto final. Había avanzado todo. Estaba chequeando datos. Sobre el seguimiento, no. Se probó que la policía detectó a Martin Rivas rastreando a una hermana suya que iba a esa casa. Lo que sí hubo fue la cortina de humo que el gobierno utilizó y allí me utilizaron.
- ¿Hubo un trato para acceder a los testimonios de Martin Rivas?
- La condición fue que el material no se usara en la coyuntura. Sabían que yo estaba haciendo un libro y consideraron que esa era la vía apropiada.
A sangre fría.
- El testimonio de Martin Rivas recogido en tu libro se percibe orientado a justificar la concepción de lo que se llama "guerra de baja intensidad" o "guerra clandestina" o "guerra sucia". ¿Compartes ese criterio? ¿Fue esa la condición para que él decidiera convertirte en el intermediario de su confesión?
- No. Yo no diría "justificar". Lo que se hace es mostrar. Así como cuando hay un cataclismo queremos saber qué razones originaron eso. Cuando atentan contra los torres gemelas, se hurga en la locura de los autores. En este caso, igual. El concepto de guerra clandestina no lo inventó Dios, no lo inventó el Ejército Peruano, existe. Entonces, lo único que se ha hecho es mostrar y decir, señor, este tipo de pensamiento es el que llevó a las acciones que degeneraron, y este tipo de pensamiento fue aceptado por Fujimori y Montesinos.
- Martin Rivas, su grupo, Fujimori, Montesinos y Hermoza, encarnan una concepción de nuestra experiencia que se expresa en operativos como el del penal de Canto Grande, que implicó el asesinato de miembros del Comité Central senderistas recluidos. En la misma experiencia se dio otra concepción, expresada en los logros de los grupos operativos de la policía antiterrorista. Su resultado fue la captura de Abimael Guzmán, Elena Iparraguirre y el secretariado o buró de Sendero Luminoso sin derramar una gota de sangre. ¿No sientes que te has prestado para una apología de la primera de esas concepciones?
- En absoluto. No porque yo lo diga, sino porque si uno lee el libro va a encontrar que es una exposición de hechos que han ocurrido en la realidad. Yo no tomo ningún partido. Mi opinión está en el prólogo. Allí sostengo que una de las cosas que quiero es mostrar las atrocidades que tiene la guerra clandestina para que no se vuelva a aplicar porque eso daña al país, al Ejercito, a la población. Lo que sí sostengo es que aquí hubo un movimiento criminal que se llamó Sendero Luminoso, y que la guerra se dio porque existió ese grupo.
La línea de mando.
- Umberto Jara, según tu investigación y conversación con Martin Rivas, ¿cuál era la línea de mando que ordenó los operativos de Barrios Altos, La Cantuta y Canto Grande? ¿Quién estaba en la cúspide y cuáles eran los escalones hasta llegar al grupo Colina?
- Los escalones eran primero Alberto Fujimori, luego Vladimiro Montesinos, después el comandante general del Ejército, Nicolás Hermoza Ríos, y por último el grupo operativo.
- ¿O sea que el propio comandante general del Ejército estaba por debajo de Montesinos?
- De lo que estoy persuadido es de que, en los hechos, Montesinos fue el jefe del Ejército, y resalto en el libro aquel vladivideo en el cual el asesor hace firmar la adhesión de todos los jefes militares (marzo de 1999). Ese acto fue la asunción de Vladimiro Montesinos como comandante general de las fuerzas armadas.
El cabecilla quiere trato especial.
- Crees que Martin Rivas está dispuesto a someterse a derecho y a ratificar y corroborar sus testimonios ante la justicia.
- No lo sé, no lo creo, además, por una razón: él tiene la visión de que la justicia actual es sesgada. Antes había tres instancias, los juzgados, la Corte Superior y la Corte Suprema como última instancia. En los últimos tiempos se ha añadido una nueva instancia, la prensa. El gran tribunal donde se juzga ahora en el Perú es la prensa. Después, cuando las personas van al Poder Judicial, sucede que los jueces tienen miedo de que sus fallos puedan ir en contra de lo que dijo la prensa. Pienso que Martin Rivas no se va a someter a este sistema.
- O sea, vamos a tener una verdad de Martin Rivas testimoniada ante el periodista Umberto Jara, y otra verdad ante la justicia.
- Yo no lo pondría así, porque ese es un modo de tergiversar mi planteamiento. Me explico, hoy en día el Perú, y no me refiero al caso específico del grupo Colina, sino en general, muchos de los procesos judiciales no coinciden con la realidad, porque en las investigaciones se mueven intereses determinados. Hay dos instancias paralelas, por un lado el Poder Judicial, y por otro lado el Congreso. Luego, con la filtración de documentos sobre procesos reservados se ha creado otra instancia que es la prensa. Entonces, dónde está la realidad.
- Pero, ¿cuál es el valor que tiene la decisión de Rivas de decir su verdad y ese valor puede menoscabarse si no se ratifica?
- Es que en el Perú no se respeta el debido proceso. El aporte de la investigación contenida en mi libro es valioso, pero me pregunto, ¿tendrán las autoridades la coherencia necesaria como para valorar esta confesión, y utilizarla para buscar la extradición de Alberto Fujimori, o van a primar otros elementos?
- Está en curso un proyecto para flexiblizar la Ley de Colaboracion Eficaz, y la idea es que personas que hayan tenido responsabilidades, que no son las más altas, pero que tienen testimonios, contribuyan a evitar la impunidad. ¿Bajo estas nuevas condiciones Martin Rivas estaría dispuesto a testimoniar?
- Yo creo que sí. No hay nada en la vida que sea al cien por ciento. Tenemos que poner en una balanza qué queremos, ¿que el señor Fujimori siga impune, que Montesinos reciba sanciones benignas? O queremos que Martin Rivas esté preso de por vida. Lamentablemente estamos en una situacion en la que determinados beneficios o negociacion con Martin Rivas puedan permitir el objetivo mayor.
"Lo de 'Hora 20' fue un error".
- Estuviste en Buenos Aires. Por curiosdidad, ¿no te cruzaste con los Crousillat o Schütz. Ellos también guardan testimonios que podrían ayudar al objetivo de encausar a Fujmori y Montesinos, y de repente es tentador un libro sobre los testimonios de ellos.
- Quiero ser claro. He estado en Buenos Aires porque he tenido el apoyo de una fundación que calificó mi caso como uno de persecución política y me dio amparo. Luego, mi posición sober Schütz y Crousillat es clarísima, cometieron delitos, están impunes y también allí las autoridades no han demostrado efectividad. A mí me llama la atención que se ha puesto en prisión a un montón de gente, centenares de personas, pero a los más importantes, a los más grandes, no.
- Tu libro "Ojo por ojo" implica un reconocimiento de los errores en los que incurriste durante el régimen de Fujimori como fue tu actuación en el programa Hora Veinte?
- En "Hora 20", el error fue trabajar con los Crousillat, pero de ahí a que me puedan cuestionar periodísticamente, no. Yo tomé una opción que hasta hoy mantengo, estoy en contra de Toledo, y listo, y eso no es punible ni mucho menos. El periodista habla con su trabajo.
- ¿Cuál es el tema de tu próximo libro?
- ¿Por qué?
- Curiosidad
- Sobre fútbol.
[Fuente: Por Edmundo Cruz en La República, Lima, 26sep03]
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documento ha sido publicado el 17oct03 por el Equipo
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