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08jun09
Carne de cañón
La mayor matanza de policías en la historia del Perú -24 es el número que se conoce hasta este momento- no ha sido producto de un combate contra fuerzas superiores, armadas hasta los dientes, sino por la absoluta incompetencia de la ministra del Interior Mercedes Cabanillas y las órdenes confusas y contradictorias que ella impartió.
La información disponible de los hechos, indica que los nativos que asesinaron a los policías estaban armados con lanzas, flechas y, en algunos casos, con escopetas de caza. En la refriega, se apoderaron de más de 40 fusiles AKM que luego utilizaron contra los propios policías.
Los nativos estaban particularmente irritados porque el día anterior, el jueves 4, el Apra se había burlado de ellos nuevamente postergando la discusión de la derogatoria del decreto cuestionado en el Congreso.
Los nativos de esa zona son particularmente agresivos y en ocasiones anteriores han asesinado de manera brutal a colonos desarmados que ocupaban sus tierras. Además, muchos de ellos tienen instrucción militar, porque han servido en el Ejército. Pero no tenían posibilidades de asesinar a 24 policías armados con fusiles, si estos hubieran estado bien comandados y con órdenes adecuadas.
Existían informes de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (DIGIMIN) desde hace varias semanas, que alertaban sobre la gravedad de la situación y la necesidad de tomar medidas de inmediato.
Sin embargo, Cabanillas, que sólo está pendiente de ella misma y de su popularidad, no hizo nada, para no correr riesgos. Hasta que el miércoles 3, en el Consejo de Ministros, Alan García la conminó a desbloquear los caminos y liberar las estaciones de bombeo de Petro Perú.
Recién entonces se animó a tomar acciones y lo hizo de la manera más torpe posible, con los resultados que se conocen.
El domingo 7, Miguel Ramírez publicó en “El Comercio” un reportaje donde revelaba la existencia de los informes de DIGIMIN. Cabanillas dijo a “El Comercio” que no los conocía e insultó al periodista. Después le pidió que no publicara su histérica reacción (cosa que ya conocen los policías que tienen que soportar los insultos y maltratos de la incapaz ministra).
Como reitera “El Comercio el lunes 8, esos informes si existían y Miguel Ramírez los vio. Pero Cabanillas, en su típico estilo hamponesco, obligó al general (r) Abed, jefe de DIGIMIN, a firmar una carta diciendo que es falso.
Todo para eludir su responsabilidad. Incluso ha afirmado que ella no apretó el gatillo, por tanto, no es responsable de nada.
Ahora la estrategia es desviar la atención atacando ferozmente a los nativos y sus líderes. Ellos son culpables, por supuesto, y tienen que ser sancionados de acuerdo a ley.
Pero Cabanillas no puede eludir su responsabilidad por la muerte de 24 policías utilizados como carne de cañón en un operativo mal planeado y peor ejecutado. Que fueron asesinados no por un ejército invasor o una columna terrorista numerosa y bien armada, sino por nativos premunidos de arcos y flechas.
Sin embargo, a su total ineptitud, Cabanillas suma una falta de vergüenza y dignidad absolutas.
Esa es una de las dirigentes más importantes que tiene el Apra en la actualidad, junto con Luis Alva Castro, Jorge del Castillo y Mauricio Mulder. Ese es el Apra, que les parece.
PD: algún comentario al artículo anterior señalaba que no solo debía dar mis condolencias a los familiares de los policías fallecidos. Tiene razón, las condolencias deben ser para todos.
[Fuente: Por Fernando Rospigliosi, Revista Ideele, 08jun09]
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