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05jun06
La masacre del 5 de junio
“De aquí que los demagógicos lemas autoritarios del caudillaje militarista Criollo “restauración”, “justicia”, progreso material”, “poca política y mucha administración”-o como el del prototipo cavernícola general JuanVicente Gómez: “orden, paz y trabajo”-recuerden a los del totalitarismo que desencadenó en Europa y Asia la segunda guerra mundial.”
Haya de la Torre, “Treinta años de Aprismo”, p 442, Obras Completas, 1976.
Lo dije en enero de año en curso: “Este gobierno no es aprista”, y ahora lo repito y reafirmo con la misma convicción y sin temor alguno, habida cuenta de los hechos trágicos acaecidos el día de ayer, que enlutan al país y cubren con un manto lúgubre la frágil democracia en que vivimos. Y lo más indignante es que los responsables son aquellos que tienen la desfachatez de autotitularse “apristas” sin el más mínimo respeto por los principios que siempre animaron la vida del Partido Aprista y de su fundador y conductor Víctor Raúl Haya de la Torre, juntos con los amigos y compadres que cual aquelarre de inconsecuentes, irresponsables y autócratas dirigen los destinos de nuestra patria. Si de veras hubieran conocido la historia del APRA y su doctrina, la solución a la demanda de nuestros hermanos nativos de la Amazonía, que es justa y razonable, la habrían encontrado en 24 horas sin esperar a mancharse las manos de sangre como cualquier régimen tiránico. Son vergonzosas las declaraciones del presidente de la República, del presidente del consejo de ministros, de sus pares y epígonos como la ministra de Justicia que se llenan de valor con el apoyo de la prensa hablada y escrita de la derecha para tildar a las etnias amazónicas de “terroristas”, de “complot contra el gobierno, de “desestabilizar la democracia”, “de impedir el desarrollo del Perú”, frases que nos recuerdan las que esgrimían los dictadores en circunstancias parecidas.
Y lo más grave es que nadie asume con coraje su responsabilidad política como si lo que ha sucedido no fuera más que rutina a la que debiéramos acostumbrarnos. Yo siento vergüenza ajena por la forma cómo el gobierno actuó en complicidad con el Congreso vasallo que postergó la solución irresponsablemente, olvidando cómo los apristas a lo largo de la historia sufrimos en carne propia la represión cruel de los sátrapas de turno por demandar justicia y libertad y ahora lo hacen igual presionando al Poder Judicial para que detengan a su máximo dirigente. ¿Es tal vez que se olvidaron, o no importaba, que fuimos perseguidos sin tregua por los gobiernos que de espaldas al pueblo criminalizaron las protestas sociales y respondieron con balas y metralla asesinando a Manuel Arévalo, Luis Negreiros Vega, y a miles de mártires apristas?. No, lo hicieron con conocimiento de causa por lo cual reafirmo que Alan García y sus seguidores no son ya apristas, si alguna vez lo fueron.
Es la suscripción de la política de “El perro del hortelano” lo que pone al gobierno al lado de los más ricos y poderosos, lo que explica su conducta irracional y terca en contra de los intereses de los trabajadores manuales e intelectuales y los hace obsecuentes con el imperio, firmando TLCs a diestra y siniestra sin importarles las consecuencias como las que ahora lamentamos aislándose de la integración continental y proclamándose campeones del neoliberalismo trasnochado y fracasado.
Si a todo esto le sumamos el fraude electoral de las últimas elecciones internas del 24 de mayo, la frustrada salvación de un amigo del gobierno y magnate de la televisión urdida por la Sunat, veremos que se hace más urgente que nunca la inmediata convocatoria al Congreso nacional del Partido Aprista, para hacer un deslinde definitivo con el gobierno, cesar a la dirigencia cómplice y devolverle una identidad a nuestro movimiento que nunca debió perder.
Sin avalar ninguna forma de violencia, reitero la inmortal admonición de Manuel González Prada: “Ya no es posible callar, rompamos el pacto infame de hablar a media voz” y me adhiero a la frase de respuesta de Miguel de Unamuno al fascista Millán Astray, que gritó sin respeto al claustro universitario ¡Viva la muerte!, y que el insigne intelectual retrucó con valentía: ¡Viva la vida!.
Lima, 05 de junio de 2009
Por Jesús Guzmán Gallardo, candidato a la Sec. Gral del PAP y ex Secretario General Colegiado en el CEN con Haya de la Torre.
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