EQUIPO NIZKOR |
|
24sep03
Ayacucho: región de vida.
Por Francisco Miró Quesada Rada
Ayacucho merece una atención especial que compromete a todos los peruanos, en homenaje al heroísmo de su pueblo que luchó por la vida Desde Ayacucho como símbolo para la recuperación del ideal de vida como valor, los peruanos debemos comenzar a escribir una nueva historia. La recuperación de nuestra dignidad como pueblo, que tiene derecho humano a vivir integradamente, sin discriminación, en libertad y en justicia. Comprometerse solidariamente con el pueblo ayacuchano es una obligación moral.
Ahora que retorné a Ayacucho quedé conmovido con el dolor de un pueblo, pero también gratamente impresionado por su coraje, que desafiando la violencia comienza a levantar vuelo como un cóndor majestuoso.
Está luchando frente a la adversidad, para progresar en paz y en libertad. Por lo que vi, por lo que me contaron las autoridades y los ciudadanos organizados, todavía el pueblo ayacuchano está procesando el impacto de lo que ellos llaman guerra. Mientras los que estábamos fuera de la realidad cotidiana de este pueblo, durante el terrorismo fue represión, ellos lo entienden de otra manera. Una guerra que además le agregan el término de guerra sucia.
El impacto de esta guerra ha sido feroz para los ayacuchanos, pero a pesar de todo muchos decidieron quedarse para seguir luchando por sus distritos, sus comunidades y por todas las provincias. Otros porque son muy pobres y no pudieron desplazarse y un tercer grupo, los que viajaron muy lejos, constituyeron este conglomerado humano que denominamos desplazados.
Ahora algunos han regresado a sus pueblos. Puesto que la guerra significa muerte y destrucción, la secuela de este fenómeno ha minado fuertemente la hoy denominada región. Pero lo más extraordinario es que por iniciativa de diversos sectores, se ha tomado conciencia de iniciar una reconstrucción y el momento es oportuno para que todos los peruanos pongamos el hombro por Ayacucho, si no queremos que el fenómeno se repita. Por eso debemos asumir un compromiso nacional para contribuir con el despertar de este pueblo, con la participación de los sectores público, privado y la cooperación técnica internacional.
Ayacucho, como otros rincones del Perú, afronta problemas de autoestima, exclusión social, retraso e infraestructura, con la única diferencia que estos problemas son mucho más agudos que en otros lugares de nuestra patria. No solo por lo que simboliza Ayacucho frente a una realidad cruel e inhumana, sino porque fue el punto de partida de una violencia que abarcó gran parte de nuestro territorio, es que merece una especial atención. Pero dentro de este contexto desolador, debemos valorar el coraje del pueblo ayacuchano frente a la adversidad que ahora ha decidido levantarse con todas sus fuerzas y capacidad.
Un pueblo heroico en el verdadero sentido de esta palabra, porque fue defensor de la vida, de sus tradiciones y de su verdad.
Este pueblo que empieza a construir una nueva vida merece nuestro más profundo respeto y homenaje. Por eso, para reconciliarnos con él, además de poner en marcha una obra tangible, se debe hacer justicia, por su grandeza actual y futura.
[Fuente: Por Francisco Miró Quesada Rada (politicólogo), El Comercio, Lima, 24sep03.]
Este
documento ha sido publicado el 16oct03 por el Equipo
Nizkor y Derechos Human
Rights