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13jul15
Guadalupe, el pueblo mexicano al que le mataron el último policía que tenía
Ubicado al norte del país, a 60 kilómetros de Ciudad Juárez y en el límite con Estados Unidos, allí los narcos barren con toda autoridad que se anime a enfrentarlos. La semana pasada aesinaron al comisario, quien patrullaba el poblado junto a su hijo.
En el municipio mexicano de Guadalupe, en la frontera con Texas, la ley no tiene quien la defienda. El último policía de la ciudad, Joaquín Hernández Aldaba, murió cuando patrullaba en compañía de su hijo Jonathan, de 14 años. El agente había recibido una falsa llamada de accidente y, al entrar en una zona semiabandonada, fue ametrallado.
Sobre el asfalto quedaron 23 vainas servidas, mientras que el vehículo policial, dos cadáveres: padre e hijo. Con este asesinato se consuma un infernal ciclo iniciado hace cinco años, cuando otra agente, Erika Gándara, también se quedó sola al frente de la Policía Municipal y también fue asesinada por los narcos.
Hernández Aldaba iba siempre desarmado. Héroe o loco, había asumido en solitario la defensa del pueblo hace tres semanas, cuando el jefe de la Policía Municipal fue secuestrado a plena luz durante un partido de béisbol. Le ataron los tobillos, le amordazaron y le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico. Después le torturaron hasta la muerte.
Espantados por el crimen, tres agentes abandonaron el empleo. Sólo Hernández Aldaba se mantuvo en el puesto. Asesinado este, el alcalde de Guadalupe, el veterinario Gabriel Urteaga Núñez, anunció la disolución de la Policía Municipal, dejando a la localidad sólo bajo la protección de las patrullas de la policía estatal y el Ejército. "Quieren que no haya elementos de seguridad, ese es el mensaje, pues bien, la vamos a quitar. Y si las autoridades nos quieren ayudar, que lo hagan".
Guadalupe es una tierra de sangre. El municipio se asienta en la desértica planicie del norte de México. Situado a 60 kilómetros de Ciudad Juárez, hace años que sus sembrados de algodón decayeron y ahora su principal riqueza radica en tener frontera con Estados Unidos. Un paso estratégico que se disputan el cártel de Sinaloa y La Línea, el brazo armado del cártel de Juárez.
La guerra por el control del territorio, bestial y abierta, espantó a los habitantes: en 2008 eran 10.500 habitantes, ahora sólo quedan 2.500.
Hace cinco años, el entonces alcalde de Guadalupe, el profesor Jesús Manuel Lara Rodríguez, sufrió sus consecuencias. Lara había plantado cara al crimen organizado y tras recibir amenazas, decidió irse a vivir en un domicilio secreto de Ciudad Juárez. De poco sirvió. El 19 de junio de 2010, tres sicarios le acribillaron en su refugio delante de su mujer e hijo.
El crimen logró su objetivo. No sólo eliminó a uno de los pocos alcaldes indomables, sino que sembró el miedo en Guadalupe. Los policías municipales, ya diezmados, abandonaron su empleo. Únicamente la operadora de radio de la comisaría, Erika Gándara, de 28 años, se mantuvo firme. Tomó un arma y se dedicó a patrullar las calles. Al igual que el agente Hernández Aldaba, su destino no sorprendió a nadie. La mañana del 23 de diciembre, media docena de sicarios irrumpieron en su vivienda y se la llevaron. La casa ardió a sus espaldas. El cadáver fue hallado dos meses después en una zanja. Guadalupe entonces, al igual que hoy, quedó sola.
[Fuente: Clarín, Bs As, 13jul15]
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