EQUIPO NIZKOR |
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23jun05
Chiapas, el territorio de amor y de guerra.
La declaratoria de alerta roja recorre como pólvora por todo el Estado Rebelde de Chiapas controlado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha concluido la etapa del silencio, esa etapa tan misteriosa que permitió a los sin rostro construir las Juntas de Buen Gobierno ante lo que denominan “el mal gobierno” de Vicente Fox, en México.
Quienes tuvimos el privilegio de dejar huella en las comunidades de Oventik, Zinacantán, Elambó o La Realidad del Estado de Chiapas, convivir días y noches en territorio zapatista, ser testigos de los avances y retrocesos del proceso revolucionario de los insurrectos y compartir experiencias con los niños y ancianos, mujeres y hombres –la mayoría indígenas- sin duda, que la sentimos como una experiencia también nuestra.
“Si nosotros no hacemos nada por nosotros mismos estamos acabados. Después de más de 10 años de guerra y 21 de organización no podemos dar un solo paso atrás, todos deben ser para adelante. Del mal gobierno ya no esperamos nada, de la comunidad internacional sí, pero de quienes esperamos más es de nuestras propias fuerzas”, nos dijo Pedro, un indígena de La Realidad.
Basados en el lema: democracia, igualdad y libertad, los insurrectos fueron capaces de consolidar el poder local y la autonomía de sus municipios organizando las Juntas de Buen Gobierno para beneficiar a los indígenas tojolabales, tzotziles, tzetzales, chomes, mochós, jacaltecas, kanjobales y otros.
Aunque la pobreza –como en todo el mundo- aún es un elemento común en las poblaciones indígenas, los indígenas que están en guerra aseguran que están mejor que antes de su revolución, en los aspectos de educación, salud, vivienda, caminos, producción y comunicación.
Cada Junta de Buen Gobierno tiene sus propias autoridades, quienes por sus propios medios y el apoyo solidario de varias instituciones del mundo, construyeron escuelas, caminos, cooperativas, hospitales y microclínicas en la mayoría de las comunidades zapatistas. Como dicen “todo es para todos y nada para nosotros”.
En el Estado de Chiapas, los poblados generalmente son ordenados y limpios, diversos letreros con mensajes revolucionarios y de preservación de la ecología y el medio ambiente destacan en varios lugares, la mayoría de las viviendas están construidas de madera y techo de aluminio y casi todas tienen energía eléctrica; es común en las poblaciones insurgentes observar una serie de murales con leyendas que acompañan las imágenes de Emiliano Zapata, Ernesto “Che” Guevara y el Sub Comandante Insurgente Marcos.
Las Juntas de Buen Gobierno.
Desde el 10 de agosto de 2003, los zapatistas eligieron una nueva forma de organización: de los denominados “aguascalientes” pasaron a formar los “caracoles” controlados por las Juntas de Buen Gobierno.
Estas juntas son la máxima organización de los zapatistas. Están compuestas por 14 representantes, todos con los mismos derechos y con las mismas obligaciones, cada municipio autónomo delega a dos representantes con una gestión de tres años. Si el pueblo que les manda-obedeciendo, evalúa una mala gestión, tiene la potestad de un cambio inmediato.
“Cada día tenemos un chingo (mucho) trabajo, pero como el pueblo nos mandó a cumplir con este derecho, debemos cumplir la palabra del pueblo zapatista. Una Junta de Buen Gobierno no es como el mal gobierno federal porque aquí lo primero que hacemos es cumplir con lo que prometemos. Nuestra organización no sólo es una respuesta al mal gobierno mexicano sino también al modelo neoliberal y a la política imperialista que se aplica sin piedad en nuestros pueblos”, afirmó Abraham, uno de los representantes del Municipio de Oventik.
En cada Junta de Buen Gobierno los insurrectos tienen elegidos a sus ministros de justicia, trabajo, educación, salud, vivienda, producción y otros.
En forma silenciosa, como este ejemplo de organización, el EZLN también irrumpió en el mundo con el rechazo al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, con el movimiento antiglobalización o con la multitudinaria movilización denominada la Marcha del Color de Tierra. Así son los zapatistas.
En todo el territorio controlado por el EZLN está absolutamente prohibido el consumo de bebidas alcohólicas y sustancias nocivas para la salud, quienes no cumplen con esa prohibición, son pasibles a sanciones como los trabajos extraordinarios obligatorios, incluida la expulsión de su pueblo. La justicia comunitaria está vigente.
Durante los 11 años de insurgencia de las comunidades indígenas en Chiapas y de más de 21 años de fundación del EZLN evitaron dar pretextos al gobierno mexicano y la embajada norteamericana para una posible invasión a su territorio.
En la actualidad, el gobierno de Fox ha instruido al ejército mexicano que realice un trazado de toda la zona zapatista, colocando cuarteles e instalando campamentos militares, abriendo caminos, haciendo ejercicios de patrullaje y entrenamiento, sobretodo en la zona de Montes Azules, considerada reserva de la biósfera; además se realizan una serie de operativos para destruir cultivos de marihuana presuntamente en tierras zapatistas y evitar el tráfico de migrantes de la frontera con Guatemala.
Todo el plan responde a la estrategia de “lucha contra el terrorismo” y la falsa “lucha contra las drogas”.
[Fuente: Por Alex Contreras Baspineiro, Alai-Amlatina, Cochabamba, 23jun05]
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