La situación de los derechos humanos en América Latina varía mucho de país a país. En algunos, como en Colombia, las desapariciones, las ejecuciones sumarias y la tortura han alcanzado proporciones epidémicas. En otros, como en Perú, cientos de presos inocentes continúan en la cárcel, falsamente acusados de "actividades subversivas". En otros más, las violaciones más comunes son la brutalidad policial, las condiciones inhumanas en las cárceles, y las violaciones a los derechos económicos y culturales. Si hay una violación que es común, hoy en día, a la mayor parte de los países de América Latina, es la impunidad, la falta de castigo - y amenudo de investigación - a aquellos que son responsables por cometer los abusos más viles contra los derechos humanos.
Sea de jure - consagradas por leyes de amnistía perdonando a los agentes del gobierno de sus crímenes - o de facto - ilustradas por la falta de investigación y procesamiento de los violadores, o sus juicios por tribunales militares, que muy raramente los condenan -, la impunidad tiene el efecto de no sólo dejar totalmente libre a aquellos que cometieron los abusos, pero de comunicarle al resto que pueden hacer lo que quieran con la población, y no van a sufrir por ello. Es una lección que los militares y los policías aprenden muy bien, y mantienen presente en todas sus acciones. La impunidad tambieín atemoriza a la población, le comunica que si hace lo que no le gusta al gobierno, sus destinos serán los de las víctimas anteriores.
Derechos y el Equipo Nizkor creen que denunciar las violaciones a los derechos humanos es el primer paso en la lucha contra ellas. Es mucho más fácil matar, violar, torturar y encarcelar injustamente bajo el manto de la oscuridad. Esperamos que los informes que presentamos les serán útiles, y que les animarán a trabajar para parar las violaciones a los derechos humanos en América Latina y en el mundo.
Mantenido por Margarita Lacabe y Gregorio Dionis