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21nov13


Afganistán decide si quiere que EEUU continúe en su territorio


Comercios cerrados, calles desiertas, controles de seguridad por todas partes, y helicópteros que sobrevuelan la capital. Kabul parece una ciudad sitiada desde el martes, cuando el Gobierno afgano decretó que nadie debía ir a trabajar durante seis días y cerró al tráfico de vehículos buena parte de la capital por razones de seguridad.

Este jueves empieza en la ciudad una Loya Jirga, una gran asamblea de notables que reúne a casi tres mil representantes de todo el país para decidir si el Gobierno afgano debe firmar o no un acuerdo con Estados Unidos para que sus tropas continúen en Afganistán más allá de 2014, año en que está prevista la retirada del grueso de las fuerzas extranjeras del país. El tema no podía ser más espinoso, y los talibán ya han amenazado en atacar la gran asamblea.

"¡No nos importa que Estados Unidos se quede o no! Lo que queremos es que abran las calles de una vez para que tengamos clientes", decía ayer con fastidio Daud Fasli, un vendedor de recambios de vehículos afectado por el cierre al tráfico de buena parte de la ciudad. Como él, otros comerciantes se quejaban de las pérdidas económicas que la Loya Jirga les va a comportar, y del poco sentido que tiene que centenares de representantes de todo el país se reúnan en Kabul para ratificar un pacto que ya todo el mundo da por decidido.

Principales puntos del acuerdo

De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores afgano ya ha colgado en su página web el borrador de dicho Acuerdo Bilateral de Seguridad (BSA, en sus siglas en inglés), como se conoce el pacto que ambos países pretenden firmar. El acuerdo no puede ser más beneficioso para Washington.

Reconoce la inmunidad de las tropas estadounidenses en Afganistán para que no puedan ser juzgadas por tribunales afganos, sino sólo por americanos, cosa que supone que el presidente afgano, Hamid Karzai, daría su brazo a torcer. Ése era uno de los aspectos más controvertidos del pacto que el Gobierno afgano se había negado en redondo a aceptar, pero también una de las condiciones innegociables que Washington había puesto sobre la mesa para la continuidad de sus soldados en Afganistán más allá de 2014.

Pero no sólo eso. Según el borrador del acuerdo,el Gobierno afgano también admitiría que vuelos militares y civiles estadounidenses pudieran sobrevolar, aterrizar y despegar en Afganistán sin restricciones y sin pago de tasas; que Estados Unidos tuviera en el país su propio sistema de comunicaciones; que los militares norteamericanos estuvieran exentos de necesitar visado o pasaporte para entrar en Afganistán; y que los efectivos estadounidenses dispusieran de hasta nueve bases militares en el país en las localidades de Kabul, Bagram, Mazar-e-Sharif, Herat, Kandahar, Shorab (en la provincia sureña de Helmand), Gardez, Jalalabad, y Shindand.

A cambio, Washington se comprometería a financiar el coste del mantenimiento y equipamiento de las fuerzas de seguridad afganas, además de ofrecerles formación y asesoramiento. Y también apoyaría Afganistán en caso de una agresión exterior. De hecho, ése es uno de los aspectos más repetido por los partidarios de que el acuerdo se firme.

"Es necesario el pacto porque tenemos dos vecinos, Pakistán e Irán, que en el pasado siempre han intentado minar la seguridad de nuestro país", afirmaba Majid Khan, miembro del Consejo Provincial de Badghis -provincia donde el grueso de las tropas españolas han estado destinadas hasta el pasado septiembre en el noroeste de Afganistán-, y uno de los participantes en la Loya Jirga que han sido escogidos sin estar claro qué criterio.

En la gran asamblea participan parlamentarios, miembros de los consejos provinciales, y supuestos líderes comunitarios, pero todo el mundo da por hecho que la mayoría de asistentes son partidarios de Karzai que difícilmente se opondrán a la rúbrica del pacto con Estados Unidos.

En Afganistán el evento es el tema estrella de todos los informativos. Sin embargo, la mayoría de afganos le hacen poco caso, y muchos pretenden aprovechar los días que no tendrán que ir a trabajar para irse de viaje o picnic con la familia.

[Fuente: Por Mónica Bernabé, El Mundo, Madrid, 21nov13]

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