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06ago09
"Todo depende de la actitud de E.U.A. contra los golpistas"
Sindicalista y líder de la resistencia contra el golpe, Reyes habla desde un hospital sobre la radicalización de Honduras y asegura que los golpistas se mantienen con el apoyo de un poderoso sector del gobierno estdounidense. El candidato presidencial cree que el golpe trasciende Honduras y se mantiene para mandar un mensaje a Latinoamérica: "de aquí no pasan", dice, en alusión a los fantasmas del Socialismo del Siglo XXI. ¿La salida? Depende, dice otra vez, de la actitud de Washington.
Carlos H. Reyes es más sindicalista que político. La camisa de la última condición se la puso hasta abril de este año, cuando asegura que motivado por el "movimiento popular", por el desencanto de los partidos tradicionales y por el anhelo reivindicativo de los derechos civiles y laborales, aceptó poner su nombre para la historia. Reyes es el primer candidato independiente que busca la presidencia de su país.
Dice que está metido en el movimiento popular desde que era estudiante, y en el movimiento sindical desde el 59. Antes de ser candidato era -y es- el presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de las Bebidas (Stibys) "donde está el de la Coca Cola, el de la Pepsi Cola, el de los rones y el aguardiente", dice.
Después del golpe, H. Reyes se convirtió en uno de los líderes del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado y hasta la semana pasada ejercía su liderazgo encabezando marchas.
El jueves 30 de julio, el veterano sindicalista de 68 años y candidato oficialmente inscrito -lanzó su candidatura el 29 de abril - se fue a marchar para protestar contra el golpe, apostándole a cerrar la carretera hacia el norte, en Tegucigalpa. Esa marcha se dividió en dos grupos y en uno de ellos cayó herido el profesor Roger Vallejo, que falleció dos días después. El grupo que lideró H. Reyes también fue alcanzado y a él un policía le asestó un macanazo en la oreja derecha que le hizo perder el equilibrio y caer detrás de un alto muro, con todo el peso de su cuerpo sobre su brazo derecho, que se quebró.
Fue capturado junto a otros 67 manifestantes y a él, por sus fracturas, lograron sacarlo de la posta policial y trasladarlo a un hospital del Seguro Social de la capital. Ahí, un grupo de vigilantes liados a la causa lo custodian, y no dejan pasar a nadie que no tenga autorización ni dan la ubicación de su cuarto, resguardado en un edificio de cinco plantas, hasta no tener certeza de que su vida, dicen, no corre peligro. Hasta los doctores que llegan a hacerle las rondas son auscultados por dos de sus compañeros del movimiento, apostados en uno de los pasillos del hospital.
Carlos H. Reyes está acostado en su cama, tiene el brazo derecho enyesado y colgado de los hierros superiores del camastro. Viste camisa de hospital y pijama y está leyendo "Vivir para contarla", de Gabriel García Márquez. Va por la página 18. "Es que es bien difícil leer con una sola mano", comenta. Esta entrevista la concedió dos días antes de las manifestaciones de esta semana.
¿Qué hacía el primer candidato independiente a la presidencia de Honduras al frente de una de las marchas en contra del golpe?
Antes de candidato presidencial formo parte del movimiento popular. Esa es mi razón de ser. Lo que nos interesa es resolver este problema de la institucionalidad, y a eso nos hemos dedicado fundamentalmente los últimos días, desde el día 28. Lo de la candidatura ahí está todavía pendiente, pero lo importante para nosotros es ver lo demás. Uno no sabe qué pasará en definitiva en el proceso electoral.
Curioso su papel en esta etapa política de su país. El primer candidato independiente en la historia, que propone un cambio frente a los partidos tradicionales, decide apartarse para unirse a la Resistencia.
Lo que se quiere es romper el cerco de las formas en que se maneja la política en Honduras.
¿Por qué se arriesga en las marchas?
Yo no soy más que parte de la Resistencia. Toda la vida he pertenecido al movimiento popular, mi candidatura es de los últimos días. No es que yo vengo de la candidatura para abajo. Es a la inversa. La candidatura surge por la necesidad del movimiento popular de tener una representación político electoral.
Sus opositores podrían decir que en esta coyuntura, que usted aparezca en las marchas, es un acto de proselitismo.
Quien lo diga ya me conoce. Y sabe que yo no estoy buscando figurar. Pertenezco al movimiento popular desde hace muchos años. Incluso desde el 54, cuando estudiante… y no digamos en el 59 cuando entro al movimiento sindical. Desde el 59.
¿Usted se ha sumado a la Resistencia para pedir institucionalidad o para pedir que regrese el presidente Manuel Zelaya?
La cuestión de la institucionalidad es importante. La restitución de esta es importante. ¿Qué pasara en el proceso electoral? En las condiciones actuales es incierto. Y más con los niveles de represión generalizada que hay actualmente. Nuestro papel es ver que se restituya esa institucionalidad y continuar. El problema no es porque se fue Mel, si a él poco tiempo le falta. Pero aquí se ha destruido todo el tejido político con los propósitos que siempre tuvieron: implantar un régimen como el que estamos viendo.
¿Qué generó el golpe? ¿Qué hay detrás?
El control del grupo de poder económico, de todas las circunstancias políticas y económicas del país. Considero que se les iban de la mano y por eso las acciones represivas. Esto que se está dando es un proceso dictatorial y nadie esperaba eso. Y si se ha dado es porque precisamente los sectores oligárquicos han sentido que la población no está de acuerdo con nada de lo que está pasando.
¿Y la cuarta urna?
Siempre hemos considerado la necesidad de un proceso distinto, porque aquí la Constitución ya días la lanzaron al cesto de la basura.
¿Un "proceso distinto" pasa por apoyar la cuarta urna de Zelaya?
El proceso que estamos viviendo es un proceso necesario. No podemos seguir en la misma forma que se ha venido gobernando al país. Los distintos sectores sociales, populares, no están de acuerdo ya con eso. Los niveles de represión del poder económico sobre le pueblos son terribles. Aunque las condiciones de vida de la gente cada vez son peores. Hablar de democracia en este país es mentira. Y hoy quieren volver a lo mismo porque están más que preocupados por lo que está pasando y porque las cosas no les han salido como ellos esperaban.
Aquí usted ve los niveles de sindicalización en la empresa privada son bajísimos, los niveles de empleo temporal son altísimos, las injusticias en los trabajos son enormes, y no digamos así en los aspectos políticos. Lo que estamos viendo y lo que hemos visto es un proceso de aceleración de las cosas. Y quienes lo han hecho son lo que están en el poder, porque saben que están perdiendo el poder.
¿Un "aceleramiento" de las condiciones que ya existían con Mel Zelaya?
¡Claro!
¿Lo que usted plantea es que la sociedad hondureña solo pudo reaccionar hasta que tuvo el garrote enfrente?
Aquí hemos tenido un país con niveles de organización más o menos aceptables. No es como en otros países. Y ahorita con esto del golpe del estado la cuestión se ha radicalizado más. Tanto de la derecha como de parte nuestra, pero nosotros enmarcándonos en la coexistencia pacífica, porque eso es lo único que nos puede garantizar el retorno de la institucionalidad y que haya elecciones.
Institucionalidad se entiende en ambos sentidos. Desde que un presidente es elegido en un proceso que no es 100% transparente, hasta el extremo: que a ese presidente lo sacaron a punta de fusil.
Claro. Pero en ese proceso electoral se vio un triunfo en el partido liberal, pero el problema no es tanto eso, sino el comportamiento posterior de los grupos oligárquicos. La situación es más de fondo que simplemente una cuestión electorera pasada.
¿Hasta dónde llegará esta crisis?
El primer día fuimos, llegamos a casa presidencial y empezamos el movimiento de resistencia contra el golpe. Y así hemos estado funcionando todos los días, con el propósito de restituir la institucionalidad para llegar al proceso electoral de noviembre. Porque en las condiciones actuales es incierto. Y es preocupante que la gente que dirige ahora la cuestión, que fue la misma que dirigió la represión en los años ochenta, sea la que nos lleve a este proceso electoral.
¿A mayor represión mayor qué de la Resistencia?
Nosotros seguimos tal y como lo hemos venido haciendo: manifestaciones, movilizaciones de resistencia pacífica. No hemos tenido ninguna intención más allá de esa. Porque en el proceso, la mayor parte de los países del mundo están en contra de lo que ha pasado aquí, a diferencia de cómo ha sucedido en otros casos. Y eso no deja de ser positivo para la lucha interna que se está librando.
¿Cómo se soluciona este conflicto? ¿Cómo se junta lo que piden los golpistas, lo que pide Zelaya y sus seguidores y lo que pide la Resistencia como tercer actor?
La correlación de fuerzas internas más la posición internacional es muy importante para buscar ese desenlace. Y tiene que llegar porque no puede seguir esto.
La correlación ya dijo no al golpe, pero ese acuerdo no ha llegado. ¿Qué puede hacer que llegue?
Ahí es donde está el problema. Eso que usted dice es cierto, pero por potro lado hay un sector del gobierno de los Estados Unidos que está apoyando a los golpistas. Entonces no es cierto que porque la comunidad internacional diga una cosa, eso signifique que no hay un apoyo real de parte de cierta parte del gobierno de los Estados Unidos a los golpistas.
¿No le parece demasiado atrevida esa declaración?
A mi me parece que así es. Aquí no se trata de la calificación, porque de ellos depende mucho esto.
¿Pero de dónde saca eso?
Hay un gobierno que se siente fuerte porque continúa exportando, continúa con todas sus acciones, con todo su tipo de relaciones, porque no hay ninguna acción de parte de Estados Unidos en contra de ellos, aparte de las declaraciones. Fuera de eso no hay nada y ahí está el problema.
¿Y qué interés tiene Estados Unidos para apoyar el golpe?
Yo más bien diría qué interés tiene para no contribuir efectivamente a resolver el problema. Y cuando hablamos de Estados Unidos, ¿quiénes, qué parte del gobierno? Lo que si es cierto es que esta gente tiene un apoyo de un sector del gobierno de Estados Unidos. Y eso los tiene aquí.
¿Cuál es ese sector?
Lo que se le ha llamado el complejo industrial y militar de la ultra derecha de Estados Unidos.
¿Usted está planteando que hay un sector capaz de hacer que el nuevo gobierno de Estados Unidos se quede de brazos cruzados?
Ese es el problema. Si hubiera una decisión de ellos ya lo hubieran resuelto, pero ahí hay un contubernio, una decisión de apoyar a este gente. Y claro, eso trasciende Honduras, eso va hacia el continente latinoamericano. Ellos consideran que en Latinoamérica se están dando muchos cambios que no le convienen a sectores poderosos de Estados Unidos.
¿Honduras seguía el camino del socialismo del Siglo XXI?
Ja, ja, ja. Aquí de socialismo no me hable. Aquí solo hay problemitas pequeños. ¡Por problemas pequeños se ha dado toda esta cosa! Aquí no son cuestiones de fondo en donde el país estaba caminando hacia el socialismo. Aquí se da por cuestiones que tienen que ver con el salario mínimo, el proceso electoral con la necesidad quizá de ir por una constituyente. Ese es el problema. ¿Y una constituyente cómo la arma aquí? No es cierto que le saldría una constitución del otro mundo. Es dentro de las condiciones que tenemos.
Si Honduras no iba caminando al socialismo del Siglo XXI, ¿cuál era la apuesta para la nueva Honduras, según los candidatos como usted que se inscribieron antes del golpe?
¿La presidencia de la República cuánto te dura? Cuatro años. ¿En cuatro años qué tantas cosas puedes hacer? Muy poco. Alguien me dirá que está asustado por lo que podía venir. Esto es una posición que tiene un eje superior, un eje contra todo lo que se está dado en el continente. Yo no creo que esto sea solamente contra Honduras, esto es más y lo trasciende. Y ahí está el meollo del problema.
¿Eso que se da en el continente es Chávez, Morales, Correa..?
En Latinoamérica el panorama es bien diverso. No hay una sola línea de estos presidentes. Son distintas condiciones en distintos países. Tu no puedes hacer en Honduras lo que haces en Brasil, o que los cambios que se dan en Brasil, Bolivia, se darán en Honduras. Son situaciones distintas. Pero este golpe tiene como trasfondo hacer retroceder esas situaciones.
¿Y usted para dónde ofrece llevar al país?
Tenemos un planteamiento que tiene que ver fundamentalmente con procesos reivindicativos del país, la institucionalidad, el respeto a los derechos laborales, avanzar en el proceso de desarrollo económico y social. En cuatro años no puedo hacer gran cosa, y más en un país tan atrasado como este. Pero por lo menos entrar en un proceso de libertades que le permita a la gente organizarse y pelear por sus derechos. En Honduras, por ejemplo, uno de los graves problemas que tenemos es que no hay contratos de trabajo permanentes en la empresa privada. Todos son temporales, y esas son las cosas que están peleando esta gente a favor del golpe. Ese es el asunto. Aquí no es que vas a hacer una revolución en cuatro años. ¡Qué vas a hacer una revolución en cuatro años! Hablamos de libertades y derechos de los ciudadanos, de los campesinos, de los indígenas. Esas son las luchas justas. Aquí no se tira una revolución en cuatro años. No es eso lo que les puede preocupar. Aquí el golpe va más a fondo, como quien dice un mensaje a todos los países de Latinoamérica: entiendan que no pueden pasar de aquí y empezamos con Honduras.
¿Su candidatura es una candidatura de izquierda?
Yo toda la vida he pertenecido al movimiento sindical y popular. No sé en dónde ponen eso y no me preocupa. Siempre hemos tenido una lucha permanente contra la explotación del capital, hemos tenido una lucha por la reforma agraria, por el acceso del pueblo a la educación cultura, liberta y justicia, Eso nos impulsa y nos ha impulsado toda la vida. El Salvador y Honduras son países muy chiquitos. A nosotros desde que nos dividieron se pasearon en la vida de nosotros. Desde que nos dividieron en cinco países minusválidos se han paseado en nosotros. Entonces la tendencia tiene que ser en ver cómo nos juntamos otra vez.
Hay políticos liberales y conservadores que ya plantearon en algún momento que en Honduras no hay una fuerza política de izquierda. ¿Eso es cierto o se equivocaron?
Si te refieres a lo que vemos en las calles eso es un movimiento popular. No sé si lo llamarás de izquierda o qué, pero es un movimiento popular que tiene bases sindicales, de organizaciones campesinas, de gente de derechos humanos, de indígenas de todo mundo. En Honduras hemos tenido esa posibilidad de hacerlo, y hoy nuevamente se ve cómo funciona. Y esa es la lucha. Llevar esta Resistencia a tantos días, cuando aquí los que dieron el golpe pensaron que eso solo iba a durar dos días, cuando aquí llevamos más de un mes. Y la represión va aumentando cada vez más.
¿Cree que llegará a las elecciones con la institucioinalidad restituida?
Veo difícil el panorama y no me atrevería a decir qué pasará. Cualquier cosa que diga no tendrá sustento. Y todo depende de la actitud que tome el gobierno de Estados Unidos frente a los golpistas. Por eso hay que apoyar al pueblo hondureño. Yo no veo las razones para todo lo que se hizo. ¿Qué razones hay para un golpe de estado de esa naturaleza? ¿Qué estaba pasando en el país para que se diera un golpe de esta naturaleza?
[Fuente: Por Daniel Valencia, Tegucigalpa, El Faro, Slv, 06ago09]
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