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26oct10
Niños abandonados, escena común en la frontera
Hilegia Ramona Fernández recuerda al niño, de unos 10 años, dormido junto a la carretera frente a la estación de gasolina.
"El muchacho oyó los pasos de mi esposo y se levantó'', dijo Hilegia. "Y le suplicó que se lo llevara con él''.
El niño había salido de algún lugar de Haití, unos cinco días después del terremoto, y después de haber caminado durante muchas horas se encontraba abatido por el hambre y el cansancio, dijo Hilegia a El Nuevo Herald.
Richard Fernández se llevó al niño a su casa, algo que no resulta raro en esa familia. Como muchos de los residentes de pueblos y aldeas campesinos a lo largo de los senderos utilizados por los traficantes para traer niños desde Haití, los Fernández están acostumbrados a estos desgarradores encuentros.
Trabajadores de organizaciones humanitarias que vigilan el tráfico de niños, dijeron que no era nada infrecuente encontrar a niños abandonados en las rutas del contrabando.
"A veces, estos niños son abandonados por traficantes que salen corriendo porque han sido descubiertos por algún militar. 'Sálvese quien pueda', dicen, y los dejan en los matorrales o en la carretera'', dijo la monja Nidia Victoria Zuluaga, directora de la congregación San Juan Evangelista en Juanaméndez, un pueblo fronterizo haitiano.
Hilegia dijo que su familia, que vive en una pequeña casa de ladrillos a unos 10 kilómetros de la frontera con Haití, se ocupó del niño durante tres meses, hasta que su comportamiento se hizo incontrolable.
"El niño no se apartaba de mi lado ni por un minuto. Se fue volviendo desobediente y si yo lo dejaba empezaba a gritar. Nadie lo podía calmar'', dijo Hilegia.
Entregó el niño a Solidaridad Fronteriza, una organización no gubernamental de Dajabón, que coordina esfuerzos para ayudar a menores víctimas de abusos o abandonados, entre otras funciones.
Posteriormente, el pequeño fue entregado a la Procuraduría Fiscal del Tribunal de Niños y Niñas Adolescentes en Dajabón, a fin de que localizaran a sus familiares o le buscaran hogar.
La fiscal Carmen Minaya dijo a El Nuevo Herald que en una ocasión recibió a una niña haitiana de 2 años que había sido abandonada por contrabandistas.
Un soldado dominicano contó a Minaya que, mientras estaba cambiando una goma ponchada a su motocicleta, oyó un grito cerca.
"Encontró a la niña, deshidratada, bajo unos matorrales'', dijo Minaya. ''Los médicos calcularon que llevaba allí dos días''.
Hilegia comentó que su familia también se hizo cargo de otro niño, de 5 años, al que encontraron abandonado en la misma zona, cerca de la estación de gasolina, a punto de desmayarse de hambre. Lo adoptaron y al cabo de tres años se lo devolvieron a sus padres. Ahora el muchacho trabaja en Dajabón cargando plátanos.
"Cuando me lo encuentro en el mercado, viene y me dice: 'Mamá, mira, toma estos 50 pesos' '', dijo Hilegia.
Viajar con sus padres tampoco es garantía para los niños cuando quedan en manos de buscones sin escrúpulos.
Cuando su casa en Puerto Príncipe quedó en ruinas por el terremot, Mathelus Lea pagó a un contrabandista $150 por llevarla ilegalmente a ella y a su hijo de un año en un automóvil hasta Santo Domingo.
A pocos kilómetros de la frontera, el hombre aprovechó el momento en que su pasajera había bajado a descansar con el bebé, puso en marcha su automóvil y la abandonó en la carretera, en medio de un monte desolado de la frontera de ambos países.
[Fuente: Gerardo Reyes, El Nuevo Herald, Miami, 26oct10]
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