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21ene11
Duvalier dice estar 'apenado por los que se sienten víctimas de su gobierno'
Tras 25 años de silencioso y dulce exilio, los 15 años de gobierno con cientos de muertos, desaparecidos y torturados apenas ocuparon una frase en el discurso del ex dictador a su regreso a Haití. Un puñado de palabras tan ambiguas como calculadas: "Siento una profunda tristeza por aquellos que se reconocen como víctimas de mi gobierno".
Como si no fuera suficiente con un terremoto, una epidemia de cólera y la crisis electoral que ha paralizado el país, el dictador caribeño se permite pasearse por la capital del país y dar ruedas de prensa protegido por la Policía. Así es Haití y así es Jean Claude Duvalier.
Vestido de traje y corbata y en un tono débil y semigangoso, Duvalier se presentó ante los Haitianos un cuarto de siglo después como si nada hubiera pasado.
"Atención, les habla el presidente Jean Claude Duvalier", dijo una voz a los periodistas. Empezó a leer los cinco folios de mensaje al país: "Estoy muy contento por el recibimiento tanto en el aeropuerto como en la calle. Era una multitud de jóvenes la que me esperaba", comenzó.
"El motivo de mi regreso es la pena que tengo por el terremoto de hace un año para dar testimonio de mi solidaridad. ¿Por qué hay todavía cientos de personas durmiendo bajo las estrellas. Estoy aquí para conmemorar aquella trágica fecha y contribuir a la reconstrucción del país", dijo.
No permitió preguntas
Durante siete minutos, y sin admitir preguntas, Duvalier insistió en que regresó para estar junto a su gente en estos duros momentos, en referencia al terremoto de hace un año "es importante para mí estar con mi gente en un momento como este. Me siento disgustado por no haber podido llegar antes. Y quiero decirles a los haitianos ¡cómo los quiero!", señaló.
En la única referencia que hizo a su etapa como presidente, 'Baby-Doc' expresó su "profunda tristeza por quienes se consideran víctimas de su gobierno". Habló también de los que sufrieron en su bando: "quiero mostrar mis simpatías a los millones de simpatizantes que después de mi salida voluntaria del poder, para evitar un baño de sangre en 1986, sufrieron las consecuencias. Muchos fueron asesinados, quemados y sus casas robadas y destrozadas. Y Todo esto frente a las cámaras del mundo entero", dijo con un tono de voz tan débil y quebradizo que por momentos se hacía difícil entenderle.
"Quise venir antes pero no pude, pero ahora he regresado para colaborar tanto en la reconstrucción como en la reconciliación del país para que haitianos y haitianas vivan como hermanos. Niños y niñas, ricos y pobres... Todos los haitianos tenemos derecho a ayudar. Los que viven fuera y dentro del país", dijo el dictador que abandonó el país en 1986 en un avión de Estados Unidos, tras una revuelta popular.
Acusaciones en su contra
Duvalier, quien llegó por sorpresa el domingo a su país tras 25 años exiliado en Francia, se enfrenta a varias demandas por robo y crímenes. Organizaciones de DDHH como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watchs (HRW) denunciaron este viernes en Puerto Príncipe que disponen de "más de cien documentos acreditando detenciones, torturas y desapariciones forzadas" durante su gobierno. Un régimen especialmente sanguinario con estudiantes, periodistas, sindicalistas y opositores.
Según AI, el Gobierno de Haití se ha comprometido a investigar y perseguir los crímenes cometidos por Duvalier. Hasta ahora, cinco haitianos han presentado formalmente querellas contra el hijo Françoise Duvalier, 'Papa-Doc', que le heredó el cargo. Un juez le ha prohibido dejar el país durante el tiempo que dure la investigación del caso.
Según las previsiones de la ley haitiana, la investigación debería durar tres meses, con la posibilidad de que el juez de instrucción solicite una prórroga. Cuando terminó de leer el comunicado, Duvalier se subió a la azotea de la mansión en la que se aloja y saludó a un puñado de simpatizantes que empezaban a hacer música con rudimentarios instrumentos de viento fabricados con cañerías del agua.
Desde que llegó a suelo haitiano menos de cien personas han aclamado su llegada. La paradoja es que el día de su histórica reaparición la gran mayoría de compatriotas seguirán sin entender nada porque ni siquiera habló en creóle, el idioma local que su padre tanto persiguió, si no que lo hizo en francés.
[Fuente: Jacobo G. García, Enviado especial, El Mundo, Madrid, 21ene11]
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