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20nov02
Ética, politica y derechos humanos: hacia el futuro.
Por José Comblin
El título que me dieron decía Ética, política y derechos humanos bajo el neoliberalismo: caminos hacia el futuro. Sin embargo desde el 20 de septiembre de 2002 la situación ha cambiado. La administración norte-americana publicó un documento definiendo la nueva estrategia nacional de seguridad de los Estados Unidos. Este documento marca el inicio oficial del Imperio americano. Hace un siglo que los Estados Unidos estaban caminando hacia ese realización. Desde Theodor Roosevelt querían ser potencia imperial, el único imperio mundial, que sería necesariamente un imperio moral y justo porque americano y no imperio dominador como los anteriores Ahora ellos se atribuyen el derecho de guerra preventiva en cualquier lugar del mundo. Basta que ellos sientan una amenaza. Estados Unidos asume la soberanía sobre el mundo entero. Pues sus fuerzas armadas serán la policía del mundo.
La adopción oficial del concepto de guerra preventiva cambia el sentido de la política. En adelante hay una sola nación soberana y la política de las demás naciones está sometida al acuerdo de los Estados Unidos. El derecho internacional está subordinado al acuerdo con los objetivos de la estrategia norteamericana. En Europa solo resisten todavía Francia y Alemania. Los demás países han recibido con aclamaciones su nuevo estatuto de colonia norte-americana. Podemos imaginar que los gobiernos latino-americanos aclamarán también con delirio su nuevo status de colonia. Después de 200 años de semi- independencia vuelven a lo que eran antes. La integración en el ALCA será la consecuencia económica del nuevo estatuto político.
Podemos prever que poco a poco las normas éticas y políticas de los Estados Unidos serán introducidas en todo el imperio. Por ejemplo los americanos han establecido la tortura para todos los sospechosos de "terrorismo". La practican en Guantánamo. También la aceptan en Israel en donde la tortura es reconocida lícita por la misma Constitución. Todas las convenciones internacionales sobre las reglas de los conflictos armados pierden su valor, porque todo está subordinado a las exigencias de la seguridad de los Estados Unidos. Los Estados Unidos no aceptan ninguna obligación resultante de un tratado internacional. Además ya no hay más tratados internacionales. Hay disposiciones enviadas por Estados Unidos a los Estados vasallos. Las Naciones Unidos que ya tenían poco poder, ahora ya no son nada más que una representación teatral.
En muchos países la tortura nunca había sido abolida salvo en los textos jurídicos. La adaptación a la nueva legislación no será difícil. Aún para los países en los que estaba casi desapareciendo la tortura, la propaganda mundial sobre los peligros del terrorismo y la necesidad de acciones preventivas rápidamente los llevará a reconocer que de hecho la tortura es indispensable a pesar de una cierta repugnancia sentimental que hay que apagar. La defensa preventiva contra el terrorismo lo justifica todo.
Esta nueva geopolítica de los Estados Unidos refuerza la posición del FMI y de las otras organizaciones financieras mantenidas por los Estados Unidos, la posición de las multinacionales y de los grandes bancos norte-americanos, porque cualquier posición que pueda tender a limitar los efectos nocivos de estas instituciones, puede ser cualificada de terrorismo. Pues el neoliberalismo está ahora incluido en un gran programa político imperial. Cualquier acción que pueda perjudicar el dominio americano puede ser acusada de terrorismo. Por ejemplo nadie duda que la actual política de guerra preventiva contra el Irak no tiene nada a ver con Saddam Hussein. El problema es el petróleo del que Irak tiene las mayores reservas del mundo con Arabia Saudita. Estados Unidos quiere tener solo el control de ese petróleo. Instalará un protectorado americano en Irak con un gobierno ficticio que no gobierna nada, como en Afganistán, pero con ocupación militar permanente del país para controlar el petróleo. El que se opone a esa política del petróleo es un terrorista. Las armas químicas y biológicas del Irak han sido entregadas por los mismos Estados Unidos que no reaccionaron en nada cuando Saddam Hussein las usó contra los kurdos. Israel tiene las mismas armas, pero no suscita ninguna preocupación. El hecho de que los mismos Estados Unidos sean los grandes productores de tales armas por supuesto no levanta ningún problema ético. Están en buenas manos y los Estados Unidos las entregarán a sus amigos. Con el peligro de que el amigo de hoy puede ser el enemigo de mañana.
1. La criminalidad en los negocios.
En 2001 la opinión mundial estuvo espantada por la revelación de escándalos gigantescos en los mayores conjuntos económicos de los Estados Unidos Se habló de la caída de los ídolos. Sucesivamente hubo los escándalos de Enrón, Dynegy, WorldCom, lmclone, Qwets, Rite Aid, Tyco, Adelphia, Xerox, Merck. En Francia la caída de Messier, el gran patrón de Vivendi va en el mismo sentido. Los ídolos del gran negocio han caído. La corrupción y la criminalidad están en medio de las grandes corporaciones del capitalismo mundial. Estos gigantes de la economía se revelaron ladrones, fraudulentos, corruptores y corruptos. También aparecieron sus conexiones con personalidades políticas importantes, tal como el actual vicepresidente de los Estados Unidos. Actualmente nadie presta atención a la corrupción de los dirigentes. Esto entró en la rutina de la vida
En este momento hablar de ética en el mundo de los negocios, parece chiste de mal gusto. Gran parte de la opinión americana está convencida de que de hecho los negocios son inmorales en Estados Unidos. Claro que en otros países nadie jamás lo había dudado, pero en los Estados Unidos había un cierto idealismo que se negaba a ver la realidad.
¿Habrá un remedio a esta situación? El remedio que parece obvio sería el Estado con sus poderes legislativo, ejecutivo, judicial.
En cuanto al poder legislativo, hay que reconocer que en muchos países hace Constituciones de alto nivel moral en las que todos los derechos son afirmados enfáticamente. De Chile no hablemos porque todavía no se ha concedido el derecho de darse una Constitución. En Chile todavía no existe la soberanía popular. Todavía es un Estado autoritario dirigida por una casta militar que mantiene una constitución dictada por ella. Todavía no hay democracia en Chile pero hay señales de que el país puede caminar en ese sentido. Pues el hecho de elegir al presidente no basta para tener una democracia, si no hay derecho de hacer una Constitución.
De todos modos si la Constitución es excelente todavía no vale nada si no están definidas por leyes las modalidades de su aplicación. Cuando una aplicación no le conviene a las clases dirigentes y los grupos económicos dominantes, no se hace la ley. Además las leyes son hechas para ser impuestas a los pobres. Siempre en las leyes se prevé alguna inciso que un buen ahogado podrá interpretar en el sentido de que la ley no se aplica si se trata de personas ricas y poderosas. Si el legislador se olvidó de insertar en la ley las dispensas necesarias para los poderosos, entonces intervienen los tribunales que pueden suplir y suspender la aplicación de las leyes para los privilegiados que gozan de inmunidad judicial.
Aquí interviene el poder judicial. En todos los países del mundo los jueces son más severos en la aplicación de las leyes para los pobres que para los ricos. En América latina la diferencia es extrema. Hay un proverbio en Brasil que dice: nunca se ha visto un rico en la cárcel. Además esto se reveló falso, porque hace dos meses en el Estado de Paraíba un gran propietario estuvo algunos días en la cárcel después de haber el mismo puesto fuego a las barracas de 19 familias de campesinos acampados cerca de su propiedad para exigir la aplicación de la ley de reforma agraria que prevé la expropiación de las tierras no productivas. Hubo una alianza entre el partido del gobernador y el partido de los trabajadores en vista de las elecciones lo que permitió que por primera vez en 500 años la policía prendió a un propietario. Por supuesto después viene el habeas hábeas (corpus) y otros privilegios que solo se aplican a los ricos.
Entonces viene el poder ejecutivo. La fuerza de un Estado se mide por su capacidad de obligar a los ricos a pagar sus impuestos. En Brasil es tan imposible que la administración ni lo piensa. Tienen miedo de perder sus puestos si quieren incomodar a los ricos. Todavía falta un Richelieu que en la Francia del siglo XVII obligó a los grandes del reino a bajar la cabeza y someterse a las leyes. Desgraciadamente, el sistema representativo del Congreso sirve sobretodo para impedir que el gobierno pueda tomar medidas para forzar a los grandes.
El poder ejecutivo es el poder de aplicar las decisiones tomadas por el FMI o los grupos económicos dominantes del país. Los funcionarios pasan su tiempo tratando de elaborar discursos justificativos, y los ministros son encargados de explicar a la opinión pública que el gobierno hace lo contrario de lo que hace en la realidad. Se necesita mucha inteligencia pero no faltan personas inteligentes para colaborar. Para eso existen las Universidades.
Está claro que el problema básico es el problema del Estado. Para que sea un Estado de derecho no basta que funcione aplicando reglas formales aparentemente de derecho. Se necesita que sea un Estado capaz de imponer el derecho a los poderosos. Se cita el caso pintoresco de un alcalde de Guayaquil, Bucaram, que tuvo desde entonces un destino político muy divertido. Un día Bucaram fue a visitar a un magnate de la ciudad de Guayaquil y le dijo: no saldré de aquí hasta que Ud. pague los impuestos que debe a la municipalidad. El tipo pagó. No conozco muchos dirigentes políticos, ministros o alcaldes que hagan lo mismo. Prefieren cerrar los ojos. Además muchas veces los dirigentes políticos han trabajado al servicio de un gran conjunto económico y son poco menos que los representantes de las fuerzas económicas en el gobierno.
Un Estado de derecho sería un Estado capaz de luchar contra la corrupción de la policía, de las fuerzas armadas, de la administración que permiten que el tráfico de drogas pueda mantenerse con toda tranquilidad, o el tráfico de armas, de mujeres, de niños, la deforestación ilegal, la venta de productos ilegales. Todo eso porque los representantes del Estado se dejan comprar.
2. La crisis de la concepción liberal de la sociedad.
La mayoría de las nuevas naciones latino-americanas se han dado instituciones inspiradas en el modelo liberal lanzado por la Revolución francesa. En primer lugar se han dado Constituciones que han definido los principios formales que idealmente debían orientar la nueva sociedad, Estos principios eran un resumen de la ideología del Iluminismo del siglo XVIII. El-modelo de sociedad propuesto era un modelo esencialmente laico y democrático, reemplazando la sociedad dominada por las dos clases superiores, el clero y la nobleza.
Los intelectuales imaginaron que sería posible construir la nueva Jerusalén en la tierra mediante ese cambio. Lo que la Iglesia no había podido realizar en 1800 años, la realización del reino de Dios en la tierra, ahora la revolución lo haría en pocos años.
La nueva sociedad liberal estaba fundada sobre tres pilares: libertad, igualdad, propiedad. Los tres pilares se justificaban por razones teóricas, eran la secularización de los pilares del cristianismo.
Sin embargo los fundadores de la nueva sociedad liberal no percibían claramente la ambigüedad de sus principios. Proclamaban la libertad, pero lo que querían eran suprimir la dominación del clero y de la aristocracia, que en América era la administración colonial a nombre del rey. Lo lograron. Pero en su mente la nueva libertad se dirigía a los burgueses. Era la libertad de la burguesía. Ni siquiera pensaban en la libertad de los esclavos negros, ni de las mujeres, ni de los campesinos sin tierra, ni del proletariado naciente en las manufacturas y las fábricas.
Más tarde apareció el conflicto entre los intereses de la burguesía y los principios que proclamaban. Poco a poco tuvieron que extender a las categorías dominadas ciertos derechos de libertad: a los esclavos, las mujeres, los campesinos, los proletarios. Esto fue posible por la fuerte acción de movimientos sociales.
Hoy en día la crisis viene del debilitamiento de los movimientos populares que han perdido la capacidad de lucha y reivindicación. La burguesía ya no teme a las clases sociales inferiores. Adquirió un poder total en la sociedad. La libertad subsiste ahora en su versión burguesa radicalizada. La libertad es la autonomía de las grandes empresas que les permite ganar siempre más plata, sin asumir la responsabilidad de las clases inferiores. La libertad es la libertad de ganar dinero por todos los medios sin límite. Las otras formas de libertad son amenaza al orden social, terrorismo. La burguesía se aísla. En Brasil el 1% de la población dispone de más del 50% de los bienes de la nación. Para ellos la libertad es la defensa de sus bienes.
La igualdad era la supresión de los privilegios, de las inmunidades del clero y de la nobleza. Antes, el peso de los impuestos oprimía a la clase burguesa que no soportaba que clases no productivas como el clero y la nobleza monopolizaran gran parte de la riqueza del país. Nunca pensaron en una igualdad con sus campesinos, sus empleados, sus obreros. Era la igualdad de los burgueses con el clero y la nobleza. Cuando se levantaron movimientos populares, los burgueses tuvieron que hacer algunas concesiones y los trabajadores conquistaron algunos derechos sociales. Para la burguesía cada ventaja dada a los trabajadores era una herida para ellos.
El tercer principio era la defensa de la propiedad. Con eso los burgueses querían defenderse contra las arbitrariedades de los reyes, la codicia del clero y de la nobleza. No querían trabajar para mantener clases ociosas con su trabajo. Pero hoy día la burguesía ha acumulado una riqueza tal que la desigualdad es más evidente que nunca. El principio de propiedad privada sirvió para constituir grupos financieros que logran manipular las sumas extravagantes de dinero del que no son propietarios, pero sí beneficiarios porque usan el poder que le da el manejo de tantas riquezas. La propiedad ha servido para formar una clase de manipuladores de los capitales, especuladores que monopolizan todos los poderes y logran la sumisión de los Estados. La defensa de la propiedad podría ser un fermento de desorden si se convierte en un movimiento para difundir la propiedad. Sería una amenaza para los gigantes de las finanzas.
Como paradoja, la nueva burguesía es también una clase social que nada produce, una nueva aristocracia que gana especulando con el dinero de otros. Los ricos de hoy son ellos.
Ante esta situación se entiende que algunos burgueses todavía afirman que son defensores de los ideales liberales, incluyendo los derechos humanos proclamados por la revolución francesa. Los defienden, pero con la condición de que no se apliquen. Gran parte de la burguesía ya no tiene más afecto para con los principios liberales. Los toleran en la medida en que pueden controlar las elecciones y los gobiernos salidos de ellas. Desde el momento que perciben un peligro en las fuerzas populares, abandonan todos sus principios liberales y piden una intervención de las fuerzas armadas para constituir un gobierno burgués autoritario. Es lo que se ha visto y lo que se verá más veces en adelante porque la burguesía se hizo más fuerte todavía que en 1973. Habrá nuevos golpes militares, no tengamos ninguna duda, porque la burguesía lo decidirá así.
Dada la situación hay una crisis generalizada de la teoría liberal, o sea, de la teoría de los derechos humanos proclamados en forma universal, general, abstracta. Habrá nuevos movimientos revolucionarios violentos cuando las clases bajas se den cuenta que la democracia siempre juega en contra de ellos. Todavía tienen malos recuerdos de las tentativas del pasado. Pero esto se olvida, se idealiza, y de nuevo reaparece la esperanza de una posibilidad de destruir el poder de las burguesías.
Podemos preguntarnos si la ideología del siglo XVIII, el cristianismo secularizado y laico, todavía tiene fuerza suficiente para educar una sociedad en el respeto a los derechos universales de 1791 o de 1948. La ideología que se enseña de hecho en las escuelas - ¿tendrá fuerza suficiente para valorar los derechos humanos a los ojos de la juventud? Se puede dudar. Lo que los jóvenes tienen ante los ojos, es que los dueños del mundo no los respetan y que al final las víctimas son siempre las mismas. La evolución de la sociedad burguesa no inclina en ese sentido. La ideología abstracta de los derechos humanos ya no tiene fuerza. La democracia se mantiene como fachada, pero la sociedad ya no cree en ella, por lo menos en los países desarrollados y en las burguesías latino-americanas. La usan como argumento para refutar las reivindicaciones de los pocos movimientos populares que todavía existen, pero no tienen ninguna intención de sacrificar algo de sus fortunas para favorecer la democracia.
Si el cristianismo secularizado fracasó, como había constatado el fracaso de las Iglesias cristianas, ¿qué pensar del porvenir del cristianismo renovado? ¿ Puede tener una chance ? ¿Puede influir en la evolución de la sociedad?
3. La crisis del pensamiento.
Con el advenimiento del neoliberalismo se impuso el pensamiento único. Hay una ortodoxia financiera, económica y política definida en Washington, no por una sola institución, sino por el conjunto institucional que gobierna los Estados Unidos. No hay ninguna ley que imponga el pensamiento único, pero hay una censura implícita que es implacable. El que no piensa según el pensamiento único, está excluido, reducido al aislamiento. Nadie lo escucha y no tiene acceso a los medios de comunicación. No existe libertad de información, de prensa o de pensamiento. Todo eso es ilusión que nos viene del pensamiento liberal idealista de la época anterior. Este pensamiento único consiste en no pensar. Hay una versión oficial de toda la realidad que no se discute. En realidad es prohibido pensar. De allí una inflación de discursos todos para decir nada.
El discurso sigue las modas. El discurso oficial recupera todos los temas que aparecen. Por ejemplo, la opción por los pobres ahora es el discurso de los grandes banqueros o del grupo de los 7+1. Siempre que aparece un tema nuevo, es recuperado. De esta manera todo discurso está vacío de contenido. El pensamiento único suprime el valor de todas las palabras. Todas entran en un discurso cuya finalidad es decir nada. Por eso todos dicen lo mismo. Gracias a Internet todos pueden conocer el mismo pensamiento único repetido todo el día. Aprenden a no pensar.
Todos los discursos quieren agradar al publico manipulado por la publicidad. Un político, un economista o cualquier persona que habla por la TV trata de agradar. Por eso trata de decir nada porque cualquier palabra puede desagradar a algunos. Por eso todos los discursos políticos dicen nada. Todos ocultan sus intenciones para evitar perder algo de publicidad. Es la mentira organizada científicamente a partir de las normas de la publicidad. En otros tiempos las persona mentían por maldad. Ahora ya no hay más maldad. Hay nada más que sumisión a las normas de la publicidad que obligan a decir lo que agrada, aunque el mismo que habla, ni siquiera entienda lo que dice. Esto es lo que menos importa. Que lo diga según las reglas del marketing, es lo único que importa.
Lo mismo sucede en gran parte en el discurso eclesiástico: es un discurso cuya finalidad es provocar emociones y fidelidad a la institución, pero no dice nada de la vida actual y real de los hombres y mujeres.
En tal situación el concepto de Verdad se hace irrelevante. No hay verdad, hay solamente el discurso del momento. Mañana el discurso ya será diferente porque habrá incorporado nuevos temas con la misma finalidad de quitarle todo sentido.
Ya sabemos que todas las informaciones son falsas. Todas vienen de algunas agencias norte-americanas. Hoy se sabe que todo lo que se ha dicho en la guerra de Kosovo era falso, todas noticias fabricadas por las agencias al servicio del ejército. Del NATO. De la misma manera todo lo que se dice del Irak es falso, y todo lo que se dice del Afganistán es falso.
Solo puede haber Verdad en la contestación del discurso insignificante, o sea, en la contestación del sistema.
El cristianismo y los derechos humanos.
¿Qué se puede esperar de los cristianos, en particular de los católicos? Hay que reconocer que la mayoría de los católicos no tiene idea de lo que está sucediendo. En el gueto de sus parroquias todavía creen que su país es un país católico, que todo anda bastante bien, que hay paz social, que hay orden y justicia, que la democracia funciona y que en el fondo no hay ningún problema serio Todavía creen que la antigua cristiandad subsiste. Creen que los problema de los derechos humanos pertenecen al pasado, y que el presente camina muy bien. En la clase burguesa se han convertido al neoliberalismo que nadie se atreve a contestar. El modelo chileno neoliberal es algo intocable, tabú. Ningún católico puede discutirlo.
En segundo lugar el Vaticano practica una política ambigua. En los últimos años el Papa se muestra alarmado por los desastres producidos por el modelo neoliberal en el mundo, particularmente en su Polonia, pero la Curia no trasmite esa preocupación. La Curia trata de tener buenas relaciones con el sistema neoliberal vigente. Sus movimientos Opus Dei, Communione e Liberazzione y otros están asociados a la burguesía neoliberal en forma íntima. A los ojos de la opinión pública la Iglesia acepta el modelo dominante aunque algunos en ella se quejen amargamente. Pero esto se explica porque son personas malhumoradas.
Hay una minoría que permanece fiel a los compromisos de los años 60 y 70, pero es una pequeña minoría. Muchos de esa generación han quemado su pasado y adherido al nuevo modelo. Los derechos humanos pertenecen a los viejos muebles ideológicos que se invocan en los días de los grandes discursos, pero no tienen vigencia en la vida seria. Hay una minoría que permanece fiel, pero las perspectivas no son buenas a corto plazo.
Han vuelto a una teología sin color, sin sabor, sin olor, una teología que no entra en la vida de los hombres y que les ofrece una ideología abstracta que deja a todos indiferentes. Esta teología no tiene ningún influjo en la sociedad. La teología de la liberación no se ha desarrollado porque ha sido condenada y los episcopados han aceptado en general las condenaciones romanas. Entonces tenemos una teología perfecta a los ojos de la administración romana, pero que no dice nada para nadie. La gente busca la solución a sus problemas no en la teología cristiana sino en los libros de auto-ayuda, bien-estar, recetas sicológicas, o en las obras de Paulo Coelho. Desgraciadamente esta es la situación de la Iglesia católica y no parece que las otras Iglesias estén en una situación mucho mejor.
Si queremos conocer el mensaje cristiano para hoy, no lo encontraremos en las prédicas de la Iglesia en las que los clérigos se cansan en tratar de defenderse, tratando de mostrar que no son tan malos. No son malos, es peor, son irrelevantes. Si fueran malos suscitarían reacciones. Como no son ni malos, ni buenos, solo suscitan el sueño. El mensaje cristiano se encuentra en el mismo evangelio y en la tradición evangélica dentro de la Iglesia y a veces fuera de ella.
El cristianismo no parte de un concepto abstracto, general y universal del ser humano. Parte de la realidad vivida de todos los días. La realidad concreta no muestra a todos los hombres iguales, libres y propietarios. Ya antes de nacer son desiguales porque de su madre tienen o no tienen buena salud, buenos alimentos, buenas condiciones de vida. Cuando nace, el recién nacido luego descubre que sus papás levantan la cabeza o inclinan la cabeza. Aprende a hacer lo mismo. En realidad la humanidad está dividida entre opresores y oprimidos. La Biblia entera es un comentario de esta posición de base. Su mensaje es un mensaje de liberación de los oprimidos. La historia humana es la historia de la lucha por el reino de Dios contra el reino del mal.
Los derechos humanos son los derechos de los pobres. Lo que los poderosos llaman sus derechos, son sus privilegios y la legitimación de la dominación que ejercen. Los derechos de los pobres no existen al principio. Tendrán que ser conquistados en una lucha sin tregua que comenzó con Abel y dura hasta hoy.
El mensaje cristiano es un mensaje de esperanza. Es un mensaje de lucha no violenta, no mentirosa, basada en la verdad. La verdad es que Dios ha venido y viene a este mundo para defender y promover a los oprimidos y humillados.
¿En que consiste la política? Está claramente definida en la Biblia. Tomemos el salmo 72 sobre el papel del rey. Como rey su papel consiste en salvar a los pobres, salvar a los indigentes y aplastar a los opresores. El rey tiene compasión del sufrimiento del pobre, de la víctima y lo salva de la miseria, de la violencia ( Sl. 72,2-14). Si se quiere mantener a todos iguales, será caer en la ilusión. Los ricos saben aprovecharse de las leyes y de todos los principios abstractos. Se trata claramente de tomar como programa la defensa de los pobres, de los débiles y de los oprimidos sin defensa.
¿ En dónde encontraremos tales dirigentes ? De hecho no es fácil, pero sería el único programa válido. Ya hubo y todavía hay hombres y mujeres excepcionales que aplican este programa. No se trata de discursos: hoy día todos los discursos dicen que quieren salvar a los pobres. Los más edificantes son los discursos de los representantes del FMI, Banco Mundial, OMC, de las grandes multinacionales y los grandes bancos del mundo. Saben hablar de los pobres con lágrimas en los ojos como si toda su vida fuera una vida sacrificada a los pobres. Al mismo tiempo imponen una política que aumenta el número de los pobres y los excluyen siempre más de la sociedad oficial.
No tenemos la ilusión de que basta con invocar la declaración universal de los derechos humanos. Esta declaración vale en el papel, pero no vale fuera del papel. Cada derecho es objeto de una larga lucha. Hay adelantos pero también retrocesos. Después de las dictaduras militares de los años 70 hubo un cierto retroceso de la tortura. Hoy día ella reaparece bajo el patrocinio de la mayor potencia del mundo. Habrá que recomenzar toda la lucha.
En principio hay libertad de prensa y de publicación. Pero casi todas las noticias que circulan en el mundo proceden de dos o tres agencias norte-americanas que el resto del mundo repite. Estas noticias divulgan la ideología del imperio. A veces pueden decir algo de verdad, más veces sirven para encubrir lo que realmente sucedió. El caso más evidente fue el reportaje de la guerra del NATO contra la Serbia: las noticias fueron o inventadas o deformadas sistemáticamente porque se quería justificar todo lo que hacían las tropas del NATO. En realidad hay libertad de prensa para los vencedores que son los únicos que pueden levantar la voz.
En las luchas sociales es muy difícil que una cadena de TV dé la razón a los trabajadores o examine la situación desde el punto de vista de los trabajadores. Los directores siempre tendrán un prejuicio favorable. Ellos defienden el orden , la paz, la única justicia posible y los trabajadores quieren el desorden, lo imposible, la desorganización social. Por eso la conquista de algunos derechos será una lucha constante, Nunca podremos descansar porque ahora algunos principios generales están inscritos en los tratados y/o las leyes del país.
El evangelio no promete siempre la victoria de la verdad y de la justicia. Al revés el ejemplo de Jesús muestra que el camino hacia la victoria pasa incluso por el martirio, la derrota, la soledad. Pero, la derrota no desanima. La esperanza cristiana es más fuerte que todas las derrotas y encuentra en el martirio un estímulo y una confirmación. No podemos ser indignos de los que han luchado hasta la muerte.
Estamos al principio de una larga marcha, porque el imperio está empezando y durará un siglo. Será una lucha de un siglo contra un poder infinitamente más poderoso. Será como la lucha de los tres jóvenes que no quisieron inclinarse ante la estatua de Nabucodonosor. La estatua de hoy es más fuerte. El imperio actual es mucho más fuerte que el imperio de Nabucodonosor. La misma fe, la misma esperanza puede animar a esa minoría que no se inclina y sabe que al final el imperio será destruido como todos los anteriores y permanecerá la victoria de los oprimidos. La estatua de oro de Nabucodonosor desapareció. La estatua de cientos de trillones de dólares caerá también.
Estado de excepció y DDHH
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