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28oct11
Los líderes iberoamericanos plantan a Zapatero y le devuelven el 'feo' de la última cumbre
La 21 edición de la Cumbre Iberoamericana, que arranca hoy en Asunción (Paraguay), será la última de José Luis Rodríguez Zapatero. Y probablemente la más estéril y desangelada de cuantas han contado con la presencia del presidente del Gobierno: los principales líderes de la región, entre ellos la brasileña Dilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández de Kirchner o el venezolano Hugo Chávez, no acudirán a la cita. Todos han echado mano de las más variadas excusas para justificar su plantón a un Zapatero políticamente amortizado y a una cumbre vacía de contenido.
Es un axioma entre los diplomáticos españoles que las cumbres iberoamericanas habrían dejado de existir hace mucho tiempo de no ser por el tesón de los sucesivos gobiernos de nuestro país, empeñados desde 1991 en mantener un foro que sirva para visualizar la influencia de España en la zona. Y fue precisamente Zapatero quien, en la última edición, celebrada en diciembre de 2010 en Mar del Plata (Argentina), incurrió en una descortesía política que ni Felipe González ni José María Aznar se atrevieron jamás a hacer.
El presidente del Gobierno anuló a última hora su viaje a la cumbre de Argentina para poder presidir el Consejo de Ministros que se celebró en La Moncloa el 3 de diciembre de 2010, en el que se aprobaron nuevos recortes y medidas de ajuste económico. Zapatero justificó su ausencia con el argumento de que las turbulencias financieras que en ese momento azotaban a España le impedían abandonar el país durante tres días. Pero los jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos que sí asistieron a la cumbre acogieron su baja de última hora con gran malestar.
Esta vez, los líderes de los países con más peso e influencia en la región le van a devolver el feo a Zapatero. Rousseff, Fernández de Kirchner y Chávez ya han confirmado que no estarán hoy en la capital paraguaya. Tampoco acudirán el presidente de Uruguay, José Mújica; la de Costa Rica, Laura Chinchilla, ni el de El Salvador, Mauricio Funes. Y el líder cubano, Raúl Castro, que jamás ha participado en una Cumbre Iberoamericana, respetará la tradición establecida en 2000 por su hermano Fidel, que aquel año estuvo presente por última vez en este foro, celebrado entonces en Panamá.
Problemas de agenda, de salud...
La presidenta brasileña se ha limitado a esgrimir "problemas de agenda", sin más, para excusar su presencia en la que hubiera sido su primera cumbre, ya que a la de 2010 aún acudió su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva. La mandataria argentina, por su parte, ha argumentado, a través de un portavoz, que son "días complicados en lo personal", en alusión al primer aniversario de la muerte de su marido, Néstor Kirchner, pese a que éste se conmemoró ayer. Y Chávez se ha escudado en su salud -el líder venezolano padece cáncer-, una razón que parece no haber convencido a los organizadores de la cumbre, que han recordado que el presidente paraguayo y anfitrión del evento, Fernando Lugo, acude a sus citas internacionales pese a estar en tramiento por un cáncer linfático.
Pero no solo el desaire de Zapatero en 2010 ha podido influir en la fuga de los principales dirigentes de la región de la cumbre que arranca hoy en Asunción, a la que también acudirán los reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía. El hecho de que el jefe del Ejecutivo español carezca ya de todo peso político, una vez anunciada su retirada de la política activa y cuando solo faltan poco más de tres semanas para que se convierta en presidente en funciones y empiece a preparar la mudanza de La Moncloa, sin duda habrá sido tenido también en cuenta por aquéllos para dar esquinazo a Zapatero.
Y aún hay un tercer factor que explica la apatía y el desinterés despertados por una cumbre que era descrita ayer mismo por un diario uruguayo como "un fracaso anunciado": la certeza de que, más allá de la retórica bienintencionada del comunicado final, las conclusiones de la cita de Asunción volverán a ser papel mojado. La agenda del encuentro, según anunció la semana pasada en Madrid el secretario general de la cumbre, Enrique Iglesias, incluye un debate sobre la actual crisis económica y financiera, y un análisis de la evolución de las relaciones con China. Un temario demasiado genérico como para esperar que Zapatero y el resto de dirigentes iberoamericanos sean capaces de alcanzar algún compromiso concreto.
[Fuente: Por José Lobo, El Confidencial, Madrid, 28oct11]
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