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31dic17


Tabarnia y Barcelona, de lo digital a lo real


Septiembre de 2012. «Mirando los resultados de las últimas elecciones, Barcelona y su área metropolitana, quizás, podrían quedar en España, y Gerona ser parte de Cataluña, por ejemplo». Albert Rivera respondía así, en una radio autonómica de Cataluña, a la reivindicación nacionalista que CiU lanzó como objetivo a corto plazo y que acabó derivando en la consulta del 9-N de 2014, primero, y en el referéndum del 1-O de 2017, posteriormente. Octubre de 2012. Alberto Fernández Díaz, líder del PP de Barcelona, denunciaba el trato fiscal y de inversiones que recibía la capital catalana por parte de la Generalitat; y apostaba -en respuesta a la propuesta de CiU- por la celebración de «una consulta en Barcelona» para decidir si se quería «la permanencia en Cataluña» o bien que Barcelona «sea un distrito federal dentro de Cataluña».

Ese mismo año 2012, Convivencia Cívica Catalana elaboró y publicó su primer informe sobre las balanzas fiscales entre las comarcas catalanas (con datos oficiales de 2011). Resultado: las comarcas del Barcelonés, Vallés Occidental, Garraf, Maresme, Bajo Llobregat y Vallés Oriental sufrían un déficit fiscal respecto al resto de comarcas. Aquel estudio puso negro sobre blanco que la provincia de Barcelona aportaba «un 24% más de ingresos» a la Generalitat de lo que empresas y ciudadanos recibían de ésta.

«Un grupo de amigos»

Poco después, durante el año 2013, «un grupo de amigos de profesiones liberales, cansados de que el independentismo utilizara argumentos históricos y, sobre todo, económicos» para dar forma al «España nos roba», va dándole vueltas a una idea: si Barcelona no tuviera el lastre del resto de Cataluña, sus ciudadanos tendrían más recursos económicos.

Desde entonces hasta diciembre de 2017, otros estudios, algunos de Societat Civil Catalana, por ejemplo, pero también la lectura al detalle de los informes fiscales de la Generalitat en época del consejero Andreu Mas-Colell, y la continuidad de los elaborados por Convivencia Cívica Catalana advirtieron de que ni Cataluña sufría un déficit económico, que no fuera comparable al de otras zonas prósperas de los países de nuestro alrededor, ni toda la región se comportaba de manera homogénea. En paralelo, empiezan a aparecer en internet blogs y foros. Barcelona is not Catalonia es uno de ellos.

Llegamos así a un mes antes de la cita electoral del 21-D. Aquellos «cuatro amigos» que desde 2013 le fueron dando vueltas a la posibilidad de que la provincia de Barcelona, por motivos históricos (Condado de Barcelona) y económicos (zona industrial y próspera), se convirtiera en una Comunidad Autónoma deciden registrar una asociación: Barcelona Via Fora! ABC lo adelanta el mismo día de las elecciones: una plataforma aspira a convertir Barcelona en una región separada del resto de Cataluña.

Carles Bruguera, portavoz de esta asociación, asegura que cuando registraron la entidad eran «unas 40 personas». Cerrarán el año con alrededor de 100 socios y con una red de más de 500 contactos, «que colaboran en distintas áreas». Este súbito aumento de seguidores, en apenas un mes, se debe a que tras la cita del 21-D se recuperó en internet -gracias a la ayuda tuitera de Albert Rivera e Inés Arrimadas- el término Tabarnia, con el que se les ha asociado, ya que esta entelequia tiene una base similar a una de las apuestas de la entidad: que varias comarcas prósperas de la costa catalana puedan convertirse en región autónoma al margen de Cataluña.

Bruguera no renuncia a esta quimera, pero matiza que el objetivo de la entidad «no es una broma» y reitera a este diario que la principal labor de la asociación es «reivindicar la marca Barcelona» que, en su opinión, se ha visto menospreciada por el independentismo y cuyas consecuencias se están notando en la economía. Si para ello han de proponer que Barcelona sea Comunidad Autónoma, entonces, lo harán. De hecho, ya están en ello.

«Ahora mismo tenemos un equipo jurídico trabajando en las vías legales para conseguir que Barcelona y su área metropolitana se conviertan en una Comunidad Autónoma; y en paralelo, hay formado un equipo de personas encargado de la recaudación económica para llevar a cabo actos y eventos. En breve pondremos en marcha un sistema de crowdfunding y acudiremos a fundaciones privadas», señala Bruguera.

La apuesta legal, sin embargo, parece tener poco recorrido. Es lo que opina Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que apunta que para que Barcelona pueda convertirse en una administración separada del resto de Cataluña primero habría que reformar el Estatuto de Autonomía y luego seguir un procedimiento constitucional que no está recogido explícitamente en la Carta Magna. «El Título VIII de la Constitución establece el camino para la creación de Comunidades Autónomas pero no para reformarlas. Las Cortes Generales tampoco pueden tomar la iniciativa de reforma y, por lo tanto, no existe la previsión de remodelación», indica Freixes.

«Es inviable»

Esta experta constitucionalista recuerda, además, el caso de Castilla y León, región que cuenta con movimientos internos de secesión autonómica pero que no tienen recorrido legal ni salida viable posible. «Es inviable», añade, además de incidir en que este tipo de movimientos políticos son «totalmente insolidarios». «¿Qué hacemos con los catalanes no independentistas de Lérida, por ejemplo, les dejamos en Cataluña? Creo que la respuesta al independentismo debe ser la misma para toda Cataluña», advierte.

De todas maneras, el boom navideño por el concepto Tabarnia sí ha supuesto que los movimientos independentistas catalanes se vieran algo ridiculizados. ¿Dónde ponemos el límite al derecho a decidir? «Nuestro espíritu es abierto, pero queremos hablar de los límites al derecho a decidir. ¿Por qué los nacionalistas no reivindican un referéndum en lo que llaman "Países Catalanes"? Quizás porque saben que lo perderían», apunta Bruguera, que no renuncia a intentar escindir Barcelona y recuerda, en este sentido, la norma canadiense por la que la provincia del Quebec (o cualquier otra de Canadá) puede hacer un referéndum de secesión. Entre los aspectos que regula esta norma uno establece que en el marco de las negociaciones de la posible secesión de la provincia, el Gobierno de Canadá puede poner encima de la mesa los cambios de las fronteras de la provincia que está a punto de escindirse.

«Esto es, al menos, más justo, y no tiene nada que ver con lo que ha pretendido el independentismo, ya que no existe un solo pueblo en Cataluña. Si Cataluña puede decidir, es coherente que otros territorios internos también puedan decidir su futuro. No potenciaremos mecanismos como los del Quebec, pero es bueno que se conozcan», añade Bruguera. Minorías recursivas. En este sentido, a los pocos días de reaparecer Tabarnia en las redes sociales de internet, ya había movimientos que reclamaban que algunas de sus ciudades se mantuvieran en la Cataluña nacionalista.

Tabarnia, real en lo digital

Pero Tabarnia es otra cosa. «Una región ficticia», para Euronews. «Campaña satírica», según «The New York Times». «Una broma que la puede cargar el diablo», apuntaba Gloria Lomana en Cope. «Una eutrapelia divertida, una ocurrencia propia del tiempo confuso del desvarío secesionista», deletreaba Ignacio Camacho en estas páginas de ABC hace solo unos días.

Lo cierto es que Tabarnia de momento es solo un concepto real en el mundo digital, que une las palabras Tarragona y Barcelona y aspira a agrupar varias comarcas de estas provincias que, pese a todo, algunas son de mayoría independentista. De él se tiene constancia ya en agosto de 2013. Nada más y nada menos que en Forocoches, una potente web española que, pese a su nombre, sirve para discutir sobre cualquier tema.

Ayer, a las puertas de 2018, en Change.org casi 200.000 internautas reclamaban a los cuatro grupos de ámbito nacional con representación en el Congreso (PP, PSOE, Podemos y Cs) que los ciudadanos de Tabarnia puedan ejercer «el derecho a decidir ser una nueva Comunidad Autónoma dentro de España e independiente de Cataluña». Esta semana, la última del año, su repercusión mediática ha sido innegable. De Tabarnia han tenido que posicionarse desde Susana Díaz, en Andalucía, hasta la Real Academia Española, institución que se ha visto obligada a responder sobre el supuesto gentilicio que le correspondería a los ciudadanos de esta hipotética región. Muy sutilmente, la RAE ha dejado clara, también, su posición respecto a las posibilidades reales de que Tabarnia pueda existir algún día fuera del mundo digital: «Podría usarse tabarnés, como en auvernés (de Auvernia) o hibernés (de Hibernia), pero también serían válidos tabarniense o tabarniano».

Al margen de la iniciativa de Barcelona Via Fora!, está por ver el recorrido de Tabarnia. De momento, ya hay convocada una concentración reivindicativa en la plaza de Cataluña de Barcelona, para el 20 de enero, bajo el lema: «Yo soy tabarnés». Será el primer paso del munco digital al mundo real.

[Fuente: Por Daniel Tercero, ABC, Madrid, 31dic17]

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