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31may16


De Idomeni a un sitio quizás peor


Edificios ruinosos, naves industriales sin circulación de aire ni climatización que se ponen a 40 grados durante el día, sin apenas duchas ni retretes ni agua corriente, suministro eléctrico escaso al igual que la comida. Sin traductores ni médicos de servicio, ni mucho menos conexión a internet para que los refugiados puedan -condición imprescindible para seguir en Grecia- tramitar sus peticiones de asilo.

Estas son las condiciones en las que se encuentran miles de personas expulsadas del campo improvisado de Idomeni el pasado 25 de mayo y trasladadas a Sindo, el parque industrial de Tesalónica. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), ha denunciado que esas condiciones, "en almacenes y factorías ruinosas" en cuyo interior se han plantado tiendas de campaña pegadas una a la otra, están "muy por debajo de mínimos".

Exactamente en los mismos términos se han pronunciado la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y voluntarios internacionales que han estado siguiendo esta crisis desde principios de año. Una de ellas, Phoebe Ramsay, dijo al diario británico The Guardian de esas condiciones que "no son aptas ni para animales".

"En el fondo la situación ha empeorado, el campamento de Idomeni al menos acabó estando bien organizado con el paso del tiempo, entre otras cosas gracias a las organizaciones internacionales de ayuda", dijo un periodista del canal de televisión Skai citado por la agencia Dpa.

Sin embargo, la Comisión Europea saludó ayer el desalojo del campamento ilegal junto a la frontera de Macedonia, diciendo a través de un portavoz que cualquier centro de acogida es mejor que "la vergüenza de Idomeni". El responsable de Acnur en Grecia, Petros Mastakas,en entrevista con La Vanguardia.com, había afirmado que no había otra alternativa que desalojar el campo.

Lo que ha acabado ocurriendo, en realidad, es que unos han sido llevados a Sindo -sin informarles de adónde les llevaban- y otros que se marcharon de Idomeni se han ido instalando en los alrededores de gasolineras y de hoteles, así como cerca de la localidad de Polikastro.

Es decir, ahora se trata de miles de personas dispersas a las que hay que atender. Las autoridades griegas creen que son unas 3.700 personas las que han sido trasladadas a esos supuestos centros de acogida de Sindo, mientras que "unas 1.500 serán evacuadas de gasolineras cerca de Idomeni en los próximos días", según dijo al diario Kathimerini el portavoz del llamado Cuerpo de Coordinación de la Crisis de Refugiados, Giorgios Kyritsis.

"Las condiciones mejorarán pronto", dijo Kyritsis, asegurando que "hay agua y electricidad en todos los sitios. Una de las razones por la que elegimos antiguos edificios industriales en lugar de campos al aire libre fue por eso mismo".

No son de la misma opinión observadores como Núria Díaz, coordinadora de CEAR, que viajó a Grecia junto a la responsable de sus servicios jurídicos, Paloma Favieres. En la zona industrial de Sindo, dijo a Europa Press, "pudimos constatar que no se cumplen los estándares mínimos de la Directiva de Acogida de la Unión Europea, los refugiados se encuentran en una situación terrible, no podemos decir que sea digno y lo más preocupante es la falta de acceso a información legal y al procedimiento de asilo para aquellas personas que son susceptibles de recibir protección internacional y que podrían acceder al proceso de reubicación".

El servicio de Skype habilitado para poder preinscribirse y conseguir una cita para tramitar el asilo no funciona y cuando lo hace, "se colapsa" en seguida porque sólo se activa dos horas al día y la demanda es muy elevada, señaló la misión de CEAR.

Los argumentos de respuesta por parte de Giorgios Kyritsis, recogidos por The Guardian, son los siguientes: "Siempre que se abre un sitio nuevo hay carencias al principio pero después añadiremos los servicios y lo resolveremos a su debido tiempo. No estamos diciendo que las condiciones sean perfectas, queremos mejorarlas pero no hay ni punto de comparación entre las nuevas instalaciones e Idomeni. Por lo menos ahora tienen un techo sobre su cabeza. Cuando llueva no se mojarán y no estarán obligados a vivir en el barro. ¿No es esto una mejora?"

[Fuente: La Vanguardia, Agencias, Barcelona, 31may16]

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