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20may10


"Muchos se preguntan si el apoyo de PRISA a Garzón es por el caso Sogecable"


En su libro Pasos Perdidos, el ex magistrado Javier Gómez de Liaño escribió que "el juez que aspire a ser otra cosa comete un error imperdonable". Ironías del destino o vueltas que da la vida, Baltasar Garzón y él han acabado compartiendo, doce años después del polémico caso Sogecable, el mismo amargo trance de tener que abandonar la Audiencia Nacional tras ser suspendidos como jueces. Garzón fue, en su día, decisivo para servir en bandeja la cabeza de Liaño al Tribunal Supremo, que le acabó condenando injustamente por prevaricación. Pero hace tiempo que el hoy abogado abandonó cualquier sentimiento de venganza, por lo que no duda en aconsejarle a su ex compañero que afronte este revés "sin perder la compostura y con espíritu deportivo". Y sobre todo, "con discreción".

¿No cree que es una gran ironía del destino que Garzón acabe igual que usted doce años después del caso Sogecable?

No, son cosas de la vida, del transcurrir diario. Es un trance que tiene cierto paralelismo con el mío, aunque comprendo que su proceso judicial es más duro porque son tres procedimientos en los que, además, se dan unas connotaciones muy particulares. La diferencia importante es que él cuenta, afortunadamente, con un Tribunal con muchas garantías y en el que prácticamente ha intervenido toda la Sala Segunda del Supremo. Entre los autos de admisión de querella y el nombramiento de instructores, han intervenido 14 magistrados. Eso es una garantía importante y podría sentirse satisfecho. En mi caso intervinieron solo dos magistrados de una clara filiación socialista y un tercero que siempre consideró que no se me debía haber ni imputado ni juzgado ni condenado.

Y eso que en los últimos días ha habido muchos interesados en que el Supremo parezca algo así como un nido de facinerosos franquistas…

Eso me parece un espanto. Es insólito que eso lo pueda decir un buen fiscal como Carlos Jiménez Villarejo. Es una ofensa terrible hacia el Tribunal Supremo que solo justifico porque quizá Villarejo se sienta muy mayor y diga esas cosas como producto de la edad. Quizá lo que se quiere hacer es despistar a la opinión pública, pero en el caso por la memoria histórica no se le juzga porque esté investigando los delitos y crímenes del Franquismo. Se está instruyendo una causa a un señor por si hubiera incurrido en resoluciones injustas en un determinado proceso. Ésa es la cuestión. En toda esta historia no hay argumentaciones jurídicas. Lo más lamentable es que todos los argumentos son de índole emocional y que incluso quienes admiran y apoyan a Garzón, lo hacen movidos por sentimientos ajenos al Derecho. Pero eso, realmente, no sirve.

¿Usted se ha sentido reivindicado con este proceso?

No, en absoluto. A mí lo que me preocupa fundamentalmente es la justicia como institución. Creo que un estado democrático no puede vivir un día y otro también sobre un personaje judicial. Garzón es un juez entre 4.300 y todos los jueces de este país son exactamente iguales. Tampoco ninguno es imprescindible. ¿No es éste el momento de que todos reflexionemos y hagamos una justicia basada en la discreción? ¿A cuántos jueces de este país se ha visto una y otra vez en foros internacionales, en conferencias, en espectáculos…? A nadie o a casi nadie. Ése es el modelo de juez. Un juez no es un artista de cine ni un torero de postín. Un juez es un ser que tiene que ser muy discreto. El papel del juez en España ha sido siempre el papel de la discreción y cuando eso se ha roto se ha quebrado la estructura del poder judicial.

¿El apoyo del Grupo Prisa a Garzón es un pago a viejas deudas por el caso Sogecable?

No es mi opinión, puede ser mi temor, pero sé que hay una corriente en la opinión pública cualificada que se pregunta si acaso ese apoyo de este grupo de comunicación no es la contraprestación de un servicio prestado en su día. Esto es literal, pero no es mi opinión, porque quiero ser prudente. Es lo que me llega de ámbitos jurídicos y de ámbitos de los medios de comunicación. ¿Acaso no será este apoyo la contraprestación por los servicios prestados hace 12 años? Tal vez, no lo sé.

¿A todo juez le llega también su San Martín?

Yo en esos términos no puedo entrar. Mucha gente está teniendo ese tipo de sentimientos de venganza, pero, en absoluto, es ése mi caso. Sentimientos como la venganza engordan, pero no alimentan. El ser humano tiene que proveerse de sentimientos mucho más nobles. En mi caso, únicamente contemplo este caso como un espectador doliente. Y me parece, quiero destacarlo, que la ofensa que se está haciendo al Supremo en pleno y a algunos de sus magistrados en particular, es una de las cosas más espantosas que he visto en los muchos años que tengo ya.

¿Sus compañeros de juzgado salieron a despedirle a la puerta de la Audiencia cuando usted fue suspendido?

No ocurrió y es que, además, creo que era innecesario. Hubo funcionarios de mi propio juzgado que quisieron acompañarme y yo me negué porque eso no es lo correcto. La gente tiene que afrontar los procesos judiciales como el común de los mortales, ni más ni menos. Insisto, el señor Garzón está teniendo unos procesos con muchas garantías y los autos dictados hasta ahora por el Tribunal Supremo son todos jurídicamente impecables.

Entonces, ¿se ha equivocado Garzón al marcharse de la Audiencia rodeado de cámaras y de simpatizantes?

Es la prolongación de un modo de hacer justicia ante las cámaras y los platós que creo que es incorrecto. Respeto a todos aquellos que ante la situación que atraviesa el señor Garzón pudieron sufrir porque eran sus amigos o porque son gente muy cercana a él, pero la prudencia siempre es la prudencia y más en un Tribunal de Justicia. Fueron gestos imprudentes.

¿Dejará este proceso unas heridas difíciles de cicatrizar en el poder judicial?

El caso ha herido al poder judicial y a buena parte del escalafón de la carrera judicial. Esto me hace pensar si acaso en este país algunos prefieren, más que un estado de derecho y de justicia, un estado de plebe. Y eso es realmente grave. En todo caso, las instituciones aguantan todo lo que se les eche. ¿Que se ha hecho daño con este asunto a la imagen del poder judicial? Evidente. Pero como pienso que el poder judicial en España no pasa por la figura del juez Garzón, esa imagen deteriorada se recuperará.

[Fuente: El Confidencial, Madrid, 20may10]

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