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31may20
El compañero del padre de Pablo Iglesias en el FRAP que pasó del PSOE al PP y acabó en prisión
La portavoz del Partido Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, rescató esta semana del olvido al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), disuelto en 1978.
La dirigente popular espetó al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que es «hijo de un terrorista» con el argumento de que el propio líder de Podemos ha relatado que su padre militó en la organización auspiciada por el Partido Comunista dos años antes de la muerte de Francisco Franco y cuya efímera existencia de apenas un lustro ha dado para mucho.
Según su propio hijo, Francisco Javier Iglesias Pélaez formó parte de las filas del FRAP en aquellos convulsos años previos a la Transición. Una época en la que compartió militancia con Rafael Blasco Castany, un político valenciano que logró ser consejero de la Generalitat con el PSPV-PSOE y con el Partido Popular bajo el mandato de hasta cuatro presidentes distintos (Joan Lerma, Eduardo Zaplana, José Luis Olivas y Francisco Camps).
Un quinto presidente de la Generalitat Valenciana, en este caso Alberto Fabra, no le dio cartera, pero le mantuvo como portavoz del PP en las Cortes Valencianas hasta que estalló el conocido como caso Cooperación.
Las piruetas del destino y el «recordatorio» de Cayetana Álvarez de Toledo han desvelado el nexo de unión entre el progenitor de Pablo Iglesias y Rafael Blasco, un doctor en Derecho que pasó de defender la ideología marxista-leninista del FRAP a abrazar la socialdemocracia del PSOE para, una vez expulsado de esta formación, desembocar en las filas del Partido Popular, de donde también salió por la puerta de atrás. Se marchó justo antes de que le echaran.
Condena por el caso Cooperación
El caso Cooperación acabó por fulminar una prolífica trayectoria política que Blasco había comenzado antes de cumplir la treintena en el FRAP, donde era conocido como «Víctor», y que terminó con una condena a ocho años de prisión y veinte de inhabilitación para el ejercicio de cargo público como autor de un delito de malversación de caudales públicos.
El Supremo redujo la pena a seis años y medio. Blasco, un clásico de la política valenciana durante décadas, ingresó en la cárcel de Picassent en junio de 2015. No era la primera vez que la pisaba. En 1976 fue preso al ser considerado uno de los principales líderes del FRAP. Para la posteridad queda una imagen suya en la puerta de la cárcel de Carabanchel dando un abrazo a Manuel Blanco Chivite, uno de los dirigentes de la organización armada que fue condenado a muerte en 1975 y salvado in extremis de ser fusilado.
Desde febrero de 2019, Blasco, que en la actualidad tiene 75 años, cumple su condena en régimen de semilibertad.
[Fuente: Por Alberto Caparrós, ABC, Madrid, 31may20]
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