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10dic12
Todos los partidos tienen su área de corrupción y la ejercen como pueden
España ocupa el lugar número 30 en el Índice de Percepción de la Corrupción, según un informe de Transparencia Internacional. El mismo puesto que Botsuana y por detrás de Qatar o Emiratos Árabes Unidos. Para Alejandro Nieto, expresidente del CSIC y Premio Nacional de Ensayo en 1997, es un «azar estadístico», pues España podría «estar igual en el noventa».
--En primera posición aparecen Dinamarca y Finlandia.
-- Los países nórdicos tienen una moral social mucho más elevada que la nuestra. Si un país es corrupto, como en el caso de España, no es porque los políticos sean singularmente corruptos, sino porque la sociedad lo es y los representantes públicos que forman parte de ella siguen esas prácticas sociales. Los cargos, lógicamente, son más limpios en los países donde tienen una moral más digna. En España no se le da demasiada importancia a la corrupción.
--¿Qué modalidades de corrupción se dan en España?
-- Todas. La que más percibe la gente es el empleo de medios públicos en beneficio privado: cuando el Estado paga cien por un contrato público y tres se destinan al bolsillo de alguien y no a construir la carretera. Hay otras variantes: obtener ventajas no monetarias o colocar a amigos. Si hay suerte, se puede medir el dinero que se ha metido un político o un partido en el bolsillo, pero es mucho más difícil calibrar una recomendación para un pariente o un acceso injusto de un funcionario.
--Usted asegura que la única corrupción letal es la sistemática.
-- Creo que en España ya tenemos ese tipo de corrupción. La ocasional o coyuntural ocurre cuando, como excepción a ese sistema administrativo, se producen prácticas irregulares. Se trata de una anomalía de un sistema que, en principio, es correcto. La sistemática forma parte de la propia estructura. Es decir, cuando se monta el sistema se está pensando en la corrupción. En este caso no es una rareza, sino algo absolutamente normal.
--En su libro «Corrupción en la España democrática» afirma que hay un pacto entre los partidos políticos para tolerarla.
-- Todos están corruptos hasta el tuétano. Cada partido tiene su área de corrupción y la ejerce donde, cuando y como puede. El que gobierna, que da las licencias y contrata, puede incurrir en ella. Cuando se descubre un escándalo, las demás formaciones no tienen ningún interés en que se continúe investigando porque pueden apuntarles a ellos. Por eso, el único modo de evitar que la población salga a la calle es callarse. Hemos visto este pacto de no agresión en las elecciones catalanas, que han estado envueltas en escándalos. Los grupos llegaron al acuerdo de que en campaña no dirían ni una sola palabra sobre corrupción porque les iba a salpicar a todos. En general, los partidos guardan silencio en todos los procesos electorales.
--¿Se ha roto el pacto en Sabadell?
--No. Esporádicamente salen algunos casos cuando hay ajustes de cuentas. No ocurre por azar. Nadie cree en la objetividad del proceso de Sabadell cuando estalla unos días después de las elecciones. Ahora que se encuentran en negociaciones para formar Gobierno hay que ensuciar el agua. En España, la Policía, la Fiscalía y los juzgados tienen en sus cajones miles de expedientes. Y en un momento puntual un partido político pide sacar los papeles contra una formación determinada. Lo de Sabadell se arrastrará en el tiempo, como todos los casos de corrupción. Tendrían que estar en la cárcel miles de políticos que están procesados o investigados.
--¿Vivimos en una democracia o en una partitocracia?
--Es una democracia variante partitocracia. Porque aquí no manda el pueblo, sino los partidos. Los ciudadanos votan con arreglo a unos programas, pero una vez que los políticos llegan al poder se olvidan de sus promesas. No se cumple la voluntad de los ciudadanos, sino la del partido.
--¿Es la partitocracia la versión moderna del caciquismo?
--Efectivamente. Quienes gobiernan son un grupo de amigos políticos a quienes antes se les llamaba caciques y ahora barones. Entre ellos se juntan, se hacen favores unos a otros. Olvidan lo que prometieron y se desatiende por completo lo que quiere la gente.
--¿Son claras las cuentas de los partidos políticos?
--El propio Tribunal de Cuentas no ha considerado correcto ni un solo balance de los que se han presentado.
--¿Cuánta responsabilidad tienen los ciudadanos?
--Muchísima, porque aguantan la corrupción. El ciudadano es corresponsable porque la ve y la tolera. Está demostrado que políticos imputados e incluso condenados se presentan a las siguientes elecciones y las ganan. Los ciudadanos están muy contentos en general con los comportamientos irregulares.
--Según el CIS, la corrupción es el quinto problema para los españoles.
--Hay muchos que están verdaderamente indignados. Que obren en consecuencia si tanto les preocupa. ¿Por qué no actúan con más energía?
--Usted dice que donde no hay dinero no hay corrupción. ¿Actuará la crisis como cortafuegos?
--El robo sigue, pero al robar a los pobres se saca poco fruto. Ahora, si en lugar de hacer 10.000 viviendas se hacen cien, poco se puede sacar.
--¿Qué papel juegan los jueces?
--Tienen una responsabilidad enorme. Son los que tienen la última palabra y podrían hacer mucho más: atender los expedientes y sumarios en lugar de dejarlos dormir. Que la corrupción no se persiga correctamente se debe en gran parte a que los magistrados se atienen a los consejos de los políticos.
--¿La Ley de Transparencia ayudará a combatirla?
--En absoluto. Las leyes de transparencia no se cumplen o se burlan. Nunca han dado resultado. No dejarán a los ciudadanos acceder a los expedientes peligrosos. Ya puede decir la ley lo que quiera, que no se los van a enseñar.
[Fuente: Por Jaime Mora, ABC, Madrid, 10dic12]
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