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22oct10
Zapatero frustra el 'retiro dorado' de Moratinos en París al echarlo por sorpresa
Miguel Ángel Moratinos lloró ayer a moco tendido durante su despedida oficial en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, su casa durante los últimos seis años y medio. Arropado por su sucesora, Trinidad Jiménez, el todopoderoso Alfredo Pérez Rubalcaba y otros seis miembros del Gobierno, el ya ex jefe de la diplomacia española sólo tuvo palabras de "gratitud y reconocimiento" hacia su verdugo, José Luis Rodríguez Zapatero, que lo ha fulminado de forma inesperada. Moratinos, el primer sorprendido por su destitución, ve así frustrada su aspiración de un retiro dorado en la embajada de París, según han asegurado a El Confidencial fuentes socialistas y diplomáticas.
Un alto cargo del PSOE confesaba ayer a este periódico, tras el acto de traspaso de poderes entre Moratinos y Jiménez celebrado en el palacio de Santa Cruz, que aquél era "un simple peón que Zapatero ha dejado caer cuando más le convenía, como ha hecho otras veces con gente muy cercana, sin importarle su capacidad o su fidelidad. Si Trini hubiese ganado las primarias de Madrid seguiría siendo ministra de Sanidad, y Moratinos, muy probablemente, ministro de Exteriores. Pero ha querido premiar a Trini y Curro [Moratinos] le estorbaba. Así de sencillo".
La destitución del veterano político cordobés ha provocado estupor y consternación en las filas socialistas, porque su continuidad hasta el final de la legislatura se daba por descontada. "Es evidente que Zapatero ha recompensado a Trini con un ministerio de mucho peso por sacrificarse en las primarias", apuntaba otro dirigente socialista presente en el acto. "Y el encaje de Leire Pajín en otro ministerio que no fuera el de Sanidad resultaba muy complicado. Esto se lo han cocinado entre Zapatero, Rubalcaba, Blanco y Leire, y la pieza de Moratinos no encajaba en el puzzle".
El 'plan B' de Moratinos
Al ex ministro de Exteriores "ni se le había pasado por la cabeza" que la crisis de Gobierno le iba a arrastrar, según las fuentes consultadas, que aseguran que Zapatero le había dado en varias ocasiones garantías de su continuidad. Buena prueba de ello es que, a diferencia de María Teresa Fernández de la Vega, que se había reservado con antelación un puesto en el Consejo de Estado, el diplomático no tenía preparado un plan B inmediato.
Moratinos ha llevado a cabo en los últimos meses una reestructuración de gran calado en Exteriores, y el pasado septiembre, convencido de que agotaría la legislatura, designó un nuevo embajador en París, el destino con el que esperaba coronar su carrera al dejar el Gobierno en 2012.
La desolación con la que Moratinos ha digerido la noticia de su destitución quedó patente el pasado miércoles en el Congreso, cuando rompió a llorar al despedirse de la bancada azul y recibir el afecto de varios parlamentarios. El ex ministro reconoció a los periodistas su sorpresa por haber sido destituido, pasando así a engrosar la lista de víctimas políticas del killer -como le llaman muchos de los perjudicados- Zapatero. Ni siquiera la probada lealtad del ex ministro, que abandonó su cargo de enviado de la UE a Oriente Medio para ayudar a Zapatero en su primer asalto a La Moncloa, ha ablandado al líder socialista.
La crisis de Gobierno ha dejado a Moratinos, por tan sólo unas semanas de diferencia, sin su codiciado puesto en la embajada en Francia. De acuerdo con fuentes diplomáticas, el ex ministro de Exteriores nunca ha ocultado su deseo de culminar su carrera en París, pero el 17 de septiembre, a propuesta suya, el Consejo de Ministros nombraba a Carlos Bastarreche para ese destino, después de que ocupara desde 2002 la representación permanente de España ante la UE.
Baile de embajadas
Pero el de Bastarreche no es el único cambio que ha truncado la futura salida de Moratinos hacia una legación confortable o de prestigio. Hace sólo una semana, Francisco Villar presentó sus credenciales como nuevo embajador en Lisboa, mientras que Alberto Navarro fue nombrado embajador en Rabat por el Consejo de Ministros el pasado 1 de octubre. La carambola, diseñada por el ex ministro cuando desconocía que sus días en el Gobierno estaban contados, consistió en sacar a Villar de Francia para sustituir en Portugal a Navarro, quien a su vez fue enviado a Marruecos. Con una sola maniobra, Moratinos quemó sus naves y se cerró la puerta de estos jugosos destinos.
Ayer, Moratinos tampoco pudo contener las lágrimas durante su despedida en un palacio de Santa Cruz -la vetusta sede de Exteriores en el centro de Madrid- abarrotado de políticos, diplomáticos, funcionarios y periodistas. El ex ministro, pese a su fulminante e inesperada destitución, se deshizo en elogios hacia Zapatero, del que llegó a decir: "Nunca en los últimos 20 años he conocido a un político con la capacidad y el compromiso de nuestro presidente del Gobierno".
Luego repasó los que, a su juicio, han sido los hitos y frustraciones de su carrera. Entre los primeros, la Alianza de Civilizaciones, África -"ese continente olvidado que ha pasado a ser una prioridad", dijo- o los secuestros "que hemos sabido resolver, en particular el último, que ha sido el más difícil". Y entre los objetivos no alcanzados, la paz en Oriente Próximo y la resolución del conflicto del Sáhara. Al acabar su discurso apenas podía ya contener las lágrimas. Pero cuando sus compañeros y amigos -y algún que otro enemigo- se acercaron a saludarle, la tensión se desbordó y estalló en sollozos.
"Sorpresa enorme"
"La sorpresa en el Ministerio ha sido enorme. Ha cogido con el pie cambiado a todos, porque acababa de haber una fuerte reestructuración y todavía están aterrizando altos cargos con su personal de gabinete", explicaron fuentes de Exteriores. Prueba del desconcierto que ha provocado la llegada de Jiménez es que el recién nombrado subsecretario, Antonio López, íntimo amigo de Moratinos, se encontraba en El Cairo, donde era embajador, organizando su mudanza a Madrid.
La designación de López obedece a la reestructuración que se ha venido desarrollando en el Ministerio desde el fin de la Presidencia española de la UE, el pasado 30 de junio. La Secretaría de Estado para Iberoamérica pasó a formar parte de la de Asuntos Exteriores, creándose la figura de viceministro para Juan Pablo de Laiglesia. Así, Jiménez tendrá que dirigir una administración hecha a medida de Moratinos, poblada de estrechos colaboradores de su antecesor que apenas han podido tomar posesión de su cargo. Y, por si fuera poco, con importantes frentes abiertos como Venezuela, Cuba, Marruecos o Gibraltar.
[Fuente: Por José Lobo, El Confidencial, Madrid, 22oct10]
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