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21nov15
El Ferrari negro que la princesa Corinna nunca pudo estrenar
Máximo exponente del lujo al volante eran los dos ferrari gemelos modelo F-151 de cuatro plazas, uno negro y otro plateado, con 6.262 centímetros cúbicos de cilindrada y 661 caballos de potencia, que el jeque Mohamed Bin Rashid al Maktoum, primer ministro de Emiratos Arabes, regaló en noviembre de 2011 al Rey Juan Carlos. Un halo de misterio sin embargo envuelve a estos espectaculares cavallini rampante que el Rey Juan Carlos cedió a Patrimonio Nacional y ahora se han quedado sin dueño. La subasta realizada el pasado 6 de noviembre en el ministerio de Hacienda quedó desierta.
Aunque el mayor enigma que se descubrió cuando fueron expuestos en las cocheras del parque móvil fue que el ferrari plateado tenía 763 kilómetros en su marcador, además de unas rozaduras en el lateral izquierdo y un "pellizco" en una rueda, mientras el de color negro estabasin estrenar, motivo por el cual su precio de salida era de 350.000 euros, 5.000 más caro que el plateado. La pregunta del millón es: ¿para quién estaba destinado este flamante ferrari? ¿Era realmente para el Príncipe Felipe, un hombre que jamás ha exhibido ningún apego a esos lujos? Eso fue lo que respondió el Gobierno en junio de 2012 a una pregunta parlamentaria del entonces coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara.
El negro, para Corinna
Una versión que desmonta una fuente cercana a Patrimonio Nacional consultada por LOC, al asegurar que "el ferrari negro estaba destinado a ser utilizado por Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que entonces residía en España, pero no lo pudo ni estrenar, ya que tuvo que abandonar poco tiempo después el país a raíz del accidente en Botswana de Don Juan Carlos".
Desde que inició su "amistad" con el Monarca en el año 2004, la princesa pasaba largas temporadas en España. Hasta el 14 de abril del año 2012, en que el Rey fue trasladado urgentemente a España para ser intervenido de una rotura de cadera tras su caída en Botswana. Corinna, que le acompañaba en ese viaje, "fue invitada" ese mismo día a marcharse del país por dos agentes del servicio de inteligencia, que la escoltaron hasta el aeropuerto de Barajas. Su lugar de residencia en Madrid era La Algorrilla, una finca propiedad también de Patrimonio Nacional ubicada en el monte de El Pardo, que comunicaba con el recinto de Zarzuela por una carretera de acceso restringido. Coincidiendo con este periodo, se realizaron obras de rehabilitación en la propiedad, entre ellas se construyó una piscina cubierta, un garaje con acceso directo a la vivienda y se asfaltaron sus vías de acceso, que eran de tierra.
Fue precisamente en noviembre de 2011 cuando el jeque Mohamed Bin Rashid al Maktoum, un apasionado del automovilismo, quiso tener "un detalle" con su amigo, el Monarca español. Seguramente para agradecer su asistencia a la carrera del gran premio de Fórmula 1 que se celebró ese 11 de noviembre en el circuito de Yas Marina, de Abu Dhabi.
Anexo al circuito, se había inaugurado el "Ferrari World", un colosal parque temático dedicado monográficamente a la exclusiva marca de coches. Don Juan Carlos, desoyendo los consejos de sus médicos y de sus asesores de la Casa Real, viajó a los Emiratos acompañado por Corinna. Una presencia que el jeque seguramente no podía obviar a la hora de hacer su generoso regalo a Don Juan Carlos: dos ferrari idénticos que se compraron con todos los extras y que tienen un precio de mercado de 414.964 euros. De ser ambos para la misma persona, lo lógico es elegir modelos diferentes.
Según relata la periodista Ana Romero en su libro Final de Partida "Corinna fue trasformándose a los ojos de los líderes de Abu Dhabi en representante del Rey de España y la persona a quien dirigirse para tener una línea más directa con él. También se consolidó como su pareja oficial. Una peligrosa mezcla que indicaba a las alturas de Abu Dhabi que era alguien a tener en cuenta". Sin embargo, el caprichoso destino iba a trastocar su futuro y también el de este exclusivo deportivo negro, equipado con sofisticados extras como sonido hifi de alta potencia, cámaras de aparcamiento, volante coloreado, sintonizador de televisión, ventanas traseras de privacidad e incluso una placa dedicada en plata de ley.
Los ferrari llegaron por vía aérea a Madrid a la zona de aduanas del aeropuertos de Barajas a finales de diciembre de 2011. Ya desde el principio, más que un regalo, fueron un caramelo envenenado, pues originaron un conflicto entre la agencia tributaria y la Casa Real por el pago de los impuestos derivados de su importación. El jeque alegó que debía ser el destinatario del regalo el que lo sufragara, mientras la Casa Real pasaba la "patata caliente" a Patrimonio Nacional, insistiendo en que eran de su propiedad, ya que el Rey se los había cedido.
Un mal comienzo que auguraba males mayores. Muy poco tiempo después, el 14 de abril, ocurrió el fatal accidente de Don Juan Carlos en Botswana, que provocó la salida inmediata de España de Corinna y socavó su "entrañable amistad" con el Monarca, que quedó herida de muerte sobre todo a raíz de las entrevistas que la princesa concedió a este periódico. Un escándalo que, unido a la imputación de Iñaqui Urdangarin y a sus achaques de salud, desencadenaron su abdicación, siendo proclamado Rey el 19 de junio de 2014 su hijo Felipe VI.
Para patrimonio
Decidido a recuperar el prestigio de la institución, una de las primeras medidas del nuevo monarca fue sacar a la luz un código de conducta que prohibía a los miembros de la Familia Real aceptar regalos que "superen los habituales usos de cortesía" o comprometan la dignidad de las funciones institucionales. Algo que afectaba de lleno a estos dos ya míticos ferrari, a cuyo disfrute Don Juan Carlos había renunciado en el año 2013, junto al yate Fortuna, en un desesperado intento de frenar el deterioro de imagen que padecía la Corona.
Se comprobó cuando en noviembre de 2014 el BOE dio cuenta de la incorporación de uno de ellos al patrimonio de la Administración General del Estado para ser subastado. El decreto, firmado por Soraya Sáenz de Santamaría, no determinaba cual, sólo figuraba su numero de bastidor, ZFF73SKB000181574: era precisamente el Ferrari negro que nunca pudo estrenar Corinna.
Su "gemelo" plateado permaneció "bajo custodia de la guardia real" y aunque no se ha desvelado quien le hizo esos 763 kilómetros que figuran en su marcador, finalmente corrió la misma suerte. Fracasada su subasta, y tras quedarse de nuevo sin nuevo dueño, ambas "joyas de la Corona", con sus impecables cavallini rampanti luciendo flamantes en el capó, aguardan semiolvidados en una cochera oficial que se decida su destino.
[Fuente: Por Consuelo Font, El Mundo, Madrid, 21nov15]
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