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08ene22


Ni chicos y chicas, ni todes, ni fiscalas


Ni gerentas, ni buenos días niños y niñas, ni totis, ni todes. Carme Junyent, lingüista y profesora de Filología (UB) ya se había pronunciado en contra del lenguaje inclusivo pero ahora vuelve a levantar la mano para señalar que son muchas las mujeres lingüistas que tampoco comulgan con ello. "El lenguaje inclusivo es una ideología que se impone desde arriba -señala en conversación con este diario- y que no aporta nada en el avance de la igualdad entre hombres y mujeres".

"Los que mandan se han apoderado de la voluntad de las mujeres y ahora nos la imponen", escribe Junyent en la introducción del libro Som dones, som lingüistes, som moltes i diem prou " (Eumo Editorial).

Un libro publicado este mes, coordinado por la profesora y donde 70 mujeres lingüistas debaten en torno al lenguaje inclusivo, el lenguaje no sexista, con matices diferentes pero con el hilo conductor de que no es la lengua, o más concretamente la gramática, sino la sociedad la que debe cambiar para impulsar la igualdad.

Los que mandan se han apoderado de la voluntad de las mujeres y ahora nos la imponen". Carme JunyentLingüista y profesora de Filología

Las cuestiones a debate son, entre otras, el uso del masculino genérico y el desdoblamiento para evitarlo ( "Buenos días ciudadanos y ciudadanas").

Asimismo, la utilización del femenino en cargos o profesiones, los nombres de los colectivos profesionales (Colegio de la Abogacía), y la emergente aparición de un neutro inexistente en catalán y castellano (totis, todes) para nombrar a las personas no binarias.

La lingüista indica que "el lenguaje inclusivo es una ideología impuesta que no aporta nada a la igualdad"

Se mezclan cuestiones diversas pero Junyent empieza por aclarar que existe una confusión entre género gramatical y el sexo. "Todos los sustantivos tienen género y la inmensa mayoría no tienen nada que ver con el sexo. Y cuando tiene que ver con el sexo es algo arbitrario", señala. Cita como ejemplos nombres de animales como la jirafa, la pantera o la hiena, palabras que vienen del griego.

Para Junyent, el uso del desdoblamiento ha tenido efectos negativos. Por una parte, la potenciación del binarismo. Al negar la condición de inclusivo del género no marcado -masculino en catalán y español- "se promueve la percepción de que hombres y mujeres son diferentes y que, además, son las dos únicas categorías de la clase de los humanos".

El uso del desdoblamiento ha tenido efectos negativos, según Junyent

Por ello, subraya en su libro, los no binarios han reclamado su sitio, reivindicando un pronombre específico que provoca a su vez, nuevas concordancias. Y un nuevo morfema, como el "todes" y el "totis" que ha puesto en uso la consellera Tània Verge.

Pero no se trata solo de analizar el funcionamiento del lenguaje sino de mirar sus alrededores. El debate se ha abierto paso y desde el feminismo que defiende el lenguaje inclusivo se indica que la lengua, como espejo de lo que sucede en la sociedad, debe reflejar el avance de las mujeres en ser visibilizadas en la vida. En este sentido subrayan que utilizar el masculino como universal excluye a las mujeres de ser los sujetos del discurso.

Las guías institucionales para una comunicación no sexista citan las reflexiones de la lingüista Eulàlia Lledó quien señala "muchas veces se enarbola aún el principio de la economía de la lengua no como una herramienta que explica los mecanismos lingüísticos (...) sino como un arma para ningunear la presencia de la mujeres en la lengua, puesto que habitualmente se hace caminar esta pretendida economía en el sentido de dejar de representar siempre la misma parte de la realidad: a las mujeres".

En este contexto, Junyent critica que el lenguaje inclusivo sea una imposición que llega desde las instituciones, y no una cuestión espontánea. "Se elaboran propuestas y se dice que se tiene que hablar de esta manera -comenta- pero los cambios lingüísticos surgen de la gente y son muy lentos". Según su análisis, no pasa nada por cambiar una palabra, el problema es intentar modificar la gramática ya que se genera un cambio antinatural.

Otro de los argumentos que pone Junyent sobre la mesa se refiere a la existencia de lenguas en las que el femenino es el género no marcado, y no por ello estas sociedades son más igualitarias. Por ello, denuncia que quienes plantean sus dudas acerca del uso del lenguaje inclusivo están siendo tildados de antifeministas. "Mucha gente ya no quiere opinar y esta situación me parece la versión contemporánea del traje nuevo del emperador, donde todos ven que va desnudo pero nadie lo quiere decir. Esto no lleva a ningún sitio, pero nadie se atreve a decirlo".

Las sociedades en las que el masculino es el género no marcado no son menos igualitarias, señala

En esta visión crítica hacia el uso del lenguaje inclusivo, también se pone el acento en los problemas jurídicos que puede acarrear. Especialmente en la elaboración de las leyes ya que se crean incongruencias y son textos en los que el lenguaje debe ser exacto.

Como se observa en la información adjunta, la lingüista hace referencia como ejemplo a algunos desdoblamientos en el Estatut de Catalunya: "El Gobierno se compone del presidente o la presidenta (....), y los consejeros". Si se quiere avanzar en la igualdad, indica Junyent, lo que es fundamental es atender en las cuestiones que inciden en el discurso y no en los morfemas.

Una cuestión que aborda en el libro y en conversación con este diario Estrella Montolío, catedrática de Lengua (UB), que explica que el debate deber ir más allá de los desdoblamientos y centrar así la atención "en los múltiples mecanismos comunicativos que discriminan a las mujeres".

Los estereotipos de género atribuyen diferentes expectativas a hombres y mujeres en los actos comunicativos. Se espera, explica, que ellos sean más asertivos, y ellas encantadoras y discretas redundando en la desigualdad. Son actos comunicativos que limitan en muchos casos el desarrollo profesional de las mujeres, que no son escuchadas en igualdad de condiciones.

Pero es evidente que el lenguaje ha cambiado, reflejo de una sociedad, y que la lengua no es hoy la misma que en los años setenta, señala Montolío. "Hoy nadie habla de crimen pasional sino de violencia de género -indica- lo que evoca un marco cognitivo totalmente diferente".

Es la comunicación la que ha de ser igualitaria más allá del desdoblamiento, indica la catedrática Montolío

El debate sobre la lengua y la igualdad va abriendo puertas. Por ello, Junyent reclama una "discusión seria" en un libro en el que ha querido mostrar que no es solo ella quien discute la utilidad del lenguaje inclusivo.

[Fuente: Por Cristina Sen, La Vanguardia, Barcelona, 08ene22]

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