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20dic12
Urdangarín exigió a Telefónica que le pagara un asesor de imagen de medio millón de euros
Iñaki Urdangarín exigió a Telefónica a finales del pasado año, cuando aún era consejero de la compañía y delegado en Washington, que corriera con los gastos de un exclusivo asesor de imagen y relaciones públicas para ayudarle a afrontar su proceso judicial. Pero César Alierta, según han revelado a El Confidencial fuentes cercanas a la operadora de telecomunicaciones, se negó a pagar la elevada factura por sus servicios: más de 500.000 euros.
Varias semanas antes de que el juez José Castro imputase por corrupción a Urdangarín, el 29 de diciembre del pasado año, el yerno de don Juan Carlos ya era consciente del vendaval judicial y mediático que se le venía encima. Por eso, no esperó a que la Casa del Rey desacreditara su comportamiento "no ejemplar" y le apartase de la agenda oficial, ni a que su suegro, en el tradicional discurso de Nochebuena, condenase las "conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad". Lo que hizo fue adelantarse a esa tormenta perfecta y pedir ayuda a Alierta, su patrón en Telefónica.
El marido de la infanta Cristina de Borbón confiaba en que la principal multinacional española volvería a sacarle las castañas del fuego. En 2009, a petición del propio monarca, Alierta ya le había buscado un retiro dorado en Washington para él, su esposa y sus cuatro hijos, con una retribución anual de 1,4 millones de euros, gastos aparte. Y cuando estalló el caso Urdangarín, con su interminable goteo de revelaciones periodísticas sobre su presunto enriquecimiento ilícito, Telefónica se hizo cargo de la minuta de su abogado, Mario Pascual Vives. Ahora esperaba que la compañía también pagase la factura de una exclusiva consultora de comunicación que él mismo había elegido.
"Desamparado"
Según las fuentes consultadas por este diario, el duque de Palma explicó entonces a Alierta y un reducido grupo de altos directivos de la operadora que se sentía "desamparado" porque la Casa del Rey no iba a prestarle ningún apoyo en el calvario judicial que le esperaba -como así ocurrió-, y les pidió que contrataran a un experto en comunicación para asesorarle en los pasos que debía dar a partir de ese momento, especialmente en sus comparecencias y declaraciones públicas. El objetivo, según argumentó ante sus interlocutores, no sólo era ayudarle a él, sino evitar que un gesto inoportuno o una frase inadecuada provocasen daños mayores a la reputación de Telefónica.
Pero Alierta, según las mismas fuentes, se negó en redondo. No es que el presidente de la compañía se desentendiese de la suerte de Urdangarín o rechazase sus argumentos, sino que no estaba dispuesto a desembolsar los más de 500.000 euros que su consejero y delegado en Washington le reclamaba para cubrir los honorarios de la consultora de comunicación que pretendía contratar durante un periodo de seis meses. En lugar de eso, Alierta le propuso que alguien de la casa, sin coste extra para Telefónica, fuera su asesor de imagen de cabecera. Urdangarín no tuvo más remedio que aceptar.
Ese alguien era José María Urquijo, director de la empresa de relaciones públicas Hermes Comunicación y asesor de Telefónica. Urquijo, siguiendo las órdenes de Alierta, aparcó sus otras tareas y, a partir de ese momento, se puso al servicio de Urdangarín. Fue él quien le instruyó, por ejemplo, acerca de cómo debía afrontar su comparecencia del pasado mes de febrero en Palma de Mallorca ante el juez Castro, desde el paseíllo a pie por la rampa que conducía al juzgado -en lugar de utilizar un acceso restringido- a la sobria vestimenta que lució aquel día, pasando por la breve declaración que recitó de memoria ante los periodistas, o su aparición en escena a bordo de un discreto utilitario.
[Fuente: Por José L. Lobo, El Confidencial, Madrid, 20dic12]
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