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30may14


El INE destapa los misterios del déficit del año 2013


Las cifras oficiales no admiten dudas: el gasto público creció en el primer trimestre de 2014 un 4,4% respecto del último trimestre del año anterior. O lo que es lo mismo, con base 100 en 2008 resulta que entre enero y marzo de este año el consumo público se ha disparado hasta los 98,9 puntos, lejos de los 94,7 que se registraban en el trimestre anterior.

Esto significa que el gasto del conjunto de las Administraciones Públicas, lejos de caer, ha vuelto a aumentar hasta muy cerca de los niveles existentes al comienzo de la crisis respecto del producto interior bruto (PIB). Aunque lo más relevante no es sólo eso. Es que el aumento es incoherente con la evolución del gasto en términos presupuestarios. Los datos de la Intervención General del Estado reflejan una contención del gasto del conjunto del sector público entre enero y marzo (incluyendo el Estado, las CCAA, los ayuntamientos y la Seguridad Social). Es decir, que la Contabilidad Nacional refleja una aceleración del gasto público que no se muestra en la contabilidad presupuestaria. Tan sólo el déficit del Estado se redujo en el primer trimestre un 7,3% respecto del año anterior.

¿A qué se debe esto? El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez-Latorre, admitió ayer que no disponía de argumentos suficientes para justificarlo. "No tiene más explicación posible -sostuvo- que el cambio de datos brutos a desestacionalizados, ya que en términos brutos sí se aprecia un recorte del gasto de las Administraciones Públicas".

Más contundente fue el ministro de Hacienda. "No tiene ningún sentido, no se ha hecho nunca y además es una ilegalidad, señorita", dijo Cristóbal Montoro con tono airado a una periodista cuando le preguntó por el sorprendente avance del gasto público y si se había retrasado el pago de facturas.

Fuentes que conocen bien cómo se elabora la contabilidad presupuestaria, sin embargo, sostienen otra cosa muy distinta. Lo que habría sucedido es que el Gobierno habría desplazado parte del gasto público realizado en el último trimestre de 2013 al primero de 2014 con el objetivo de cumplir el déficit público. Y eso explicaría lo que ha sucedido entre enero y marzo. Como se sabe, el objetivo pactado con Bruselas era equivalente al 6,5% del PIB, pero finalmente se incumplió por menos de dos décimas (un 6,62% del PIB). O un 7,08% si se incluyen las ayudas a la banca. Es decir, que si algunos gastos se hubieran contabilizado en el último trimestre, la desviación habría sido mucho mayor. Una mala noticia para los mercados de deuda y para la propia Comisión Europea, que debe fiscalizar a España. Así de simple.

Sorpresa, sorpresa

No es una hipótesis carente de argumentos. Al contrario. Como se recordará, la Contabilidad Nacional reflejó en el cuarto trimestre de 2013 una evolución 'anormal' del consumo público. El INE, en concreto, estimó un desplome del 3,9%, algo que sorprendió a los especialistas en coyuntura y análisis presupuestario. Entre otras cosas, porque ese trimestre se recuperó la paga extra para los empleados públicos y eso, obviamente, tiene un efecto sobre el gasto público.

La Intervención General del Estado (IGAE) lo achacó en su día a un ajuste destinado a desestacionalizar el gasto en el conjunto del ejercicio. En concreto, y en una nota interna, la Intervención General reveló en abril de este año que los gastos en consumos intermedios- que son gastos corrientes de la administración como aprovisionamientos, luz, agua, etc- se han venido concentrando tradicionalmente en el último trimestre del año. Sin embargo, gracias a "las mejoras estadísticas", la contabilización de los consumos intermedios se ha aproximado más al criterio de devengo (cuando se ejecuta el derecho). De hecho, a partir de 2013 se han ofrecido datos mensuales de las CCAA y la Seguridad Social que hasta ese momento sólo se daban en términos presupuestarios.

Expresado de otra forma. Si en el cuarto trimestre de 2013 se contabilizó el 33% de los consumos intermedios de dicho año, en el último trimestre de 2012 se concentró casi el 40%. Dicho de otra forma. De haberse continuado con el anterior sistema, en el cuarto trimestre de 2013 se habrían registrado 2.804 millones de euros de gasto más (y cayó de forma notable), mientras que en el primer trimestre el gasto hubiera sido menor en 926 millones; en el segundo, inferior en 484 millones y en el tercero, 1.394 millones menos.

El resultado final de aquella 'desestacionalización' es singular. El consumo público -que representa alrededor del 20% del PIB- se desplomó casi un 4% en el último trimestre de 2013, pero en el primero de 2014 ha resucitado como el Ave Fénix y ha subido más de un 4%. Todo un cambio de tendencia sin que por medio se hayan aprobado medidas presupuestarias de calado. Incluso en tasas interanuales se produce una fuerte oscilación de un trimestre a otro.

¿Quiere decir esto que el gasto público está aumentando? No. Si se analizan los datos de forma anual se observa una tendencia a la reducción en términos subyacentes (eliminando la volatilidad). Lo que sucede es que la contabilización trimestral se hace con otros criterios para poder cumplir los objetivos de déficit. Y el último trimestre de 2013 ha podido ser en esta ocasión el comodín utilizado por la Intervención General del Estado.

[Fuente: Por Carlos Sánchez, El Confidencial, Madrid, 30may14]

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