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21dic12
FCC cancela el dividendo por primera vez en su historia
FCC pasa por su peor momento. La decisión de suprimir el dividendo a cuenta es el último capítulo del proceso de deterioro imparable de la compañía en bolsa. La que fue la primera constructora del mercado español por capitalización bursátil es hoy el cuarto valor por la cola del Ibex 35. Tras la cancelación del dividendo, en los próximos 10 días se enfrenta al reto de sacar adelante la refinanciación de su participada Realia.
En una escueta nota distribuida este miércoles, la compañía puso negro sobre blanco lo que la comunidad inversora llevaba semanas esperando. El Consejo de Administración justifica que deja de pagar dividendo a cuenta de los resultados de 2012 "de acuerdo con un principio de gestión prudente y en el mejor interés de todos los accionistas de la compañía".
Atrás queda una de las políticas de retribución más tradicionales y sólidas de la bolsa española, aunque el comienzo de la crisis había provocado una reducción paulatina. En 2007, el grupo que controla Esther Koplowitz pagó un dividendo bruto a cuenta de 1,065 euros; en 2008 lo rebajó a 0,785; en 2009 sufrió una nueva vuelta de tuerca hasta los 0,715 euros, que se mantuvo en 2010, mientras que en 2011 volvió a bajar hasta los 0,65 euros. En cada ejercicio, el grupo pagó un dividendo complementario por la misma cantidad.
La gran duda ahora es si la compañía pagará el dividendo complementario que durante los últimos años ha abonado en la primera quincena de julio. La decisión dependerá de hasta qué punto el grupo de construcción y de servicios es capaz de recuperar la velocidad de crucero. Aunque el grupo ha conseguido refinanciar deuda por más de 1.000 millones en lo que va de año y ha sacado adelante la refinanciación de Cementos Portland, ha fracasado en su intento de desprenderse de su filial de energía y se ha visto empantanado por el fiasco de Alpine.
A partir de ahora, la política de retribución al accionista va a depender en gran medida de hasta qué extremo el grupo es capaz de reducir su deuda mientras gana tiempo para acelerar el proceso de desinversión en activos no estratégicos. Pero, de momento, se impone la presión de los bancos acreedores, que han puesto sobre la mesa la necesidad de proteger la caja del grupo frente al interés de Koplowitz por no defraudar las expectativas de sus accionistas.
A pesar de las divergencias internas y las negociaciones con la banca, el grupo ganó tiempo trasladando hasta este miércoles la decisión que, en principio, debía tomar en noviembre.
Pero el grupo ha tenido que ceder y tomar una medida que ya han adoptado ACS o Sacyr, y que tiene implicaciones directas tanto para los inversores particulares e institucionales que tienen títulos de FCC, como en la fortuna personal de la empresaria, que hace frente a unos préstamos con Bankia y BBVA de cerca de 1.100 millones de euros, cuyas garantías son las propias acciones de la constructora.
Esther Koplowitz, que controla el 60% del grupo a través de la instrumental B-1998, necesita el dinero del dividendo para hacer frente a las obligaciones con la banca. Lo mismo les sucede a sus partners en esa sociedad tenedora de las acciones, las familias Aguinaga y Faustino, con los que tiene un pacto parasocial por el que FCC les tiene que pagar al menos el 50% de los beneficios obtenidos en el año.
A ambos les afecta el brusco descenso de la cotización, que se ha depreciado más de un 40% en lo que va de año. El valor en bolsa del grupo apenas alcanza los 1.343 millones de euros, a años luz de los 3.749 millones a los que cerró 2009. Sólo Abengoa, Sacyr y Gamesa valen menos en el Ibex y un competidor como OHL, al que FCC miraba en bolsa por encima del hombro antes del comienzo de la crisis, hoy vale 800 millones más en el parqué.
El próximo match ball al que se enfrenta FCC es la refinanciación de Realia. El plazo vence el próximo 31 de diciembre y las negociaciones se han complicado por la exigencia de los acreedores de que tanto la constructora como Bankia pongan dinero para recapitalizar el grupo.
Bankia es precisamente el principal acreedor del grupo. Alrededor de la mitad de la deuda de 800 millones está en sus manos. El resto se lo reparten Santander, BBVA, Sabadell. Caixabank y Barclays.
[Fuente: Por E. Utrera, Cotizalia, Madrid, 21dic12]
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