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21abr20
42 euros por 2.000 «me gusta» en Facebook: el oscuro negocio de mejorar tu reputación digital
Era el fin de semana. Un día corriente. En medio de una pandemia, todo es como en el día de la marmota. Rutina y rutina. Aplausos a las ocho de la tarde y mucho internet. Entonces, en la aplicación de chat WhatsApp, la más popular del mundo, empieza a circular un vídeo extraño en el que se aprecia un posible engaño en el perfil institucional del Ministerio de Sanidad en Facebook. Tras analizarlo detenidamente, se descubre el pastel: una red de cuentas falsas elogian la gestión del Gobierno en algunos vídeos. Se desconoce el alcance total, el dinero invertido y es difícil atribuir la autoría. Tampoco existen evidencias que apuntan al Gobierno de estar detrás, aunque ha defendido su inocencia alegando un «uso fraudulento». Casualidad, chapuza o «trolleada».
Expertos consultados por ABC insisten en las teorías existentes para explicar la presencia de cuentas falsas. Una de ellas, es que estas redes de «bots» hayan nacido dentro del propio Ejecutivo para viralizar contenidos multimedia de cara a alcanzar una mayor cantidad de usuarios. El algoritmo de Facebook premia el número de interacciones para darle más relevancia a una publicación en su muro de actualizaciones («News Feed»). Sin embargo, esta teoría se desvanece asumiendo que esta red social penaliza cada vez más los cuentas «fake» que empujan la viralidad de los mensajes. Según destacan expertos en marketing digital, aquellos usuarios que no cuentan con la relevancia adecuada apenas tiene impacto en la propagación de los mensajes. Para saltarse estas restricciones, que pueden derivar en una suspensión de las cuentas, las granjas de «bots» -añaden- optan por seguir a perfiles de relevancia de instituciones públicas. Para entendernos: una técnica para legitimar la mentira.
Estos trucos oscuros no son nuevos. El objetivo es pasar desapercibido. Y, para ello, hay sumar seguidores «fake» de manera sibilina. Poco a poco. No debe notarse ni en público ni a través de la API de la plataforma, es decir, el protocolo de programación para crear e integrar software de las aplicaciones. Un «agujero» que en el pasado se ha utilizado para algunas actividades actividades dudosas. «Tienen sistemas preparados para que no les de problema la API de la red social. No te van a meter los 3.000 seguidores en un fin de semana», explica por teléfono una persona que se dedica a este negocio pero que prefiere permanecer en el anonimato.
Comprar seguidores al peso
Haciendo una simple búsqueda en internet, cualquier persona puede toparse con distintas páginas web y servicios que prometen ganar 10.000 seguidores en Facebook por un pago de 240 dólares. Páginas como «Seguidores.online», «muchos seguidores», «visibilityreseller» o «comprarseguidores.info» permiten contratar interacciones por tan poco dinero que cualquier adolescente podría convertirse en el próximo «influencer» en cuestión de horas. Dependiendo del servicio, es posible pagar con tarjeta de crédito o pasarelas de pago como PayPal. Es un mercado negro donde se comercializa, desde hace años, con cifras y actividades prohibidas por los términos de uso de las principales plataformas sociales.
Estas artimañas se han sofisticado y es posible incluso comprar 10.000 «me gusta» por unos 240 dólares. Es decir, interacciones. Todo depende de la calidad de los «bots» y de que parezcan más o menos reales. Estas empresas se dirigen al mejor postor, con lo que se pueden encontrar tarifas más accesibles: 42 euros por 2.000 interacciones en Facebook. Pero se puede comprar a cualquier servicio y en espacios de tiempo que pueden variar entre 24 y 72 horas. Hasta TikTok, el fenómeno social del momento, no se libra de esta oportunidad. «Hay bastantes páginas que ofrecen el servicio de sumar seguidores y actividad, y se puede dirigir a un post tuyo o ajeno. Lo del ministerio podría haberlo hecho perfectamente un partido de la oposición o cualquiera», insisten fuentes del sector.
Las plataformas digitales se han comprometido en los últimos años para reducir estas actividades, que alcanzaron su cénit durante la campaña de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016. «Se han dado cuenta de la intoxicación de la conversación, sobre todo, en política, y, se están implicando. Internet da una herramientas que "hecha la ley hecha la trampa"», reconocen las mismas fuentes. Y da una clave: «La gente que quiere embarrar y hacer trampas suelen ir varios años por delante de las administraciones y las propias plataformas para explotar sus actividades».
Para Borja Adsuara, experto en derecho digital y exdirector general de Red.es, las cuentas falsas «hay que prohibirlas» y lamenta que «vengan las redes sociales» con la respuesta de «que no pueden». «Me parece tan burdo que lo haga el Ministerio, como que lo haga un enemigo del Gobierno», apunta en conversación telefónica con este diario. Este experto sostiene que crear perfiles falsos no es ilegal pero son actividades prohibidas por las principales plataformas.
Pero, en cambio, se puede cometer una ilegalidad en caso de utilizar «indebidamente la imagen de una persona», aunque en los últimos años han proliferado también herramientas al alcance de cualquiera que generan artificialmente con Inteligencia Artificial imágenes de personas que no existen en la vida real, así como bancos de imágenes que, en muchas ocasiones, se utilizan para crear estos perfiles falsos. Este experto tampoco descarta que la red de perfiles falsos se trate de «porno-spam que aprovechan los hashtag del momento (coronavirus) para conducir a perfiles que te redirigen a páginas de contenido sexual».
[Fuente: Por J.M. Sánchez, ABC, Madrid, 21abr20]
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