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10sep12


División entre independentistas y nacionalistas moderados por 'controlar' la Diada


Cataluña celebra mañana su día grande, la Diada Nacional, bajo la tensión que supone la dura crisis económica, la petición de dinero al Fondo de Liquidez Autonómica y la reunión que mantendrá el presidente catalán, Artur Mas, con el presidente español, Mariano Rajoy, el próximo 20 de septiembre, con el tema estrella del pacto fiscal que la Generalitat propone al Estado español.

Será una Diada partida, con una fuerte carga independentista pero con una presencia nacionalista que, más pragmática, prefiere aplazar la cuestión de la secesión y hacer un llamamiento a los ciudadanos, a entidades y a instituciones para que hagan piña en torno al pacto fiscal de Artur Mas.

La celebración de este año llega marcada por una circunstancia especial: el magma independentista está en su apogeo. Las últimas encuestas de la Generalitat apuntan a que, por primera vez, una mayoría de ciudadanos de la comunidad votaría a favor de la independencia en un hipotético referéndum. Y ello da alas a las organizaciones más radicales. Para muestra, un botón: el lema de la pancarta de cabecera será Cataluña, nuevo Estado de Europa. No en vano ha sido organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), cuya presidenta, Carme Forcadell, advirtió esta semana que los manifestantes pedirán a Artur Mas y a su Gobierno "un paso adelante" para proclamar la independencia de Cataluña.

Son las organizaciones radicales las que han estado calentando el ambiente este verano, ya que el Gobierno catalán tenía bastante con estudiar cómo solventar la catastrófica situación económica. Organizaciones independentistas y ayuntamientos vinculados a la Asociación de Municipios Independentistas (AMI), que tiene ya más de 500 consistorios adheridos, han fletado unos 700 autocares que confluirán en la capital catalana para nutrir la manifestación de la tarde del 11-S.

Pero tanta movilización de grupos y entidades puede ser insuficiente para mantener el espíritu unitario de reclamación de la ruptura con España. La petición del rescate de Cataluña, a pesar de poner contra las cuerdas al Gabinete autonómico, también representa un balón de oxígeno para los nacionalistas moderados en cuanto a reivindicaciones políticas se refiere: ahora más que nunca se ha puesto en evidencia la necesidad de un nuevo modelo de financiación y el nacionalismo tiene su pacto fiscal recién salido del horno para ofrecer a Madrid. Por tanto, el 11-S es la fecha idónea para visualizar la reivindicación de ese pacto.

En realidad, pues, será una manifestación rota, dividida. Hace unas semanas, el espíritu de la gran manifestación era netamente independentista, con los radicales tirando del carro. En los últimos días, con los llamamientos de Convergència Democràtica (CDC), de Unió Democràtica (UDC) y del propio presidente Artur Mas, el tono secesionista ha quedado relegado a un segundo plano, aunque la pancarta de cabecera siga siendo la misma.

El control de los moderados

Para empezar, Convergència decidió asistir a la manifestación sin lema y sin consignas. Sólo con la senyera, es decir, la bandera oficial. Y ello, para reivindicar el pacto fiscal. Artur Mas, por su parte, anunció este jueves que no asistirá a la protesta en la calle por su cargo institucional pero anímicamente está con el espíritu de la marcha. Y subrayó que "no será una Diada cualquiera". Lo que quiere es tantear el entusiasmo que despierta en la calle su pacto fiscal, el que presentará a Rajoy.

El líder de Unió Democràtica (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, también decidió este viernes que asistirá a la manifestación. Su partido aprobó el 30 de agosto que los democristianos debían asistir. "Ya no era una manifestación independentista que contravenía estrategias, prioridades y tempos de los compromisos de CiU y, especialmente, del Gobierno de Cataluña. Si fuese así, por coherencia, el partido como tal no iría, independientemente de que cada militante es libre de hacer lo que crea en este caso y que algunos, por coherencia, podrían incluso llevar la pancarta", escribía Duran a la militancia de Unió este viernes.

"Ya no es la manifestación de la independencia"

El dirigente democristiano sostiene en la misiva que el llamamiento de Mas a ir a la manifestación para apoyar el pacto fiscal había robado el protagonismo a la independencia. Porque, como añade el propio Duran, "el 11 de septiembre es un buen día para hacer oír pacíficamente el apoyo a la reivindicación del pacto fiscal que acabe con la injusticia a que se ve sometido el pueblo catalán". Y, para que a nadie le queden dudas, termina zanjando que "ya no es la manifestación en pro de la independencia. Es un acto de afirmación catalanista. Es más: no hace falta ser catalanista para asistir. Es suficiente con ser catalán, vivir, trabajar -o desear hacerlo- y amar a Cataluña".

La afirmación de un gran acto a favor del pacto fiscal, sin embargo, tiene otra lectura que los nacionalistas se cuidan mucho de no airear públicamente, aunque sí la reconocen en privado. "Exigir el pacto fiscal y priorizarlo es lo mismo que renunciar a la independencia. Si quisiésemos independencia, no tendría sentido que pidiésemos el pacto fiscal, puesto que tendríamos nuestra propia estructura de Estado", reconoce a El Confidencial un miembro de la dirección de Unió.

No se trata, argumentan, de rechazar de plano la secesión. Tan sólo que no es el momento de plantearla, porque, para ello, lo primero que se tendría que lograr es una amplia mayoría a favor de la independencia, "una mayoría que no dejase lugar a dudas. Y, a partir de ahí, ver si se podría comenzar un proceso de separación del resto de España. No es un tema fácil. De momento, esa mayoría no existe, a pesar de que las encuestas apuntan a una tendencia cada vez más partidaria del independentismo. Pero esa tendencia se produce porque los ciudadanos se dan cuenta de la gran injusticia que se comete con Cataluña, de que pagamos mucho y quien se lleva los beneficios son otros territorios". En otras palabras: una ruptura con España en estos momentos, podría provocar una fractura social.

Otra de las fuentes consultadas subraya que lo principal es "aglutinar voluntades muy mayoritarias" y sostiene que "si no se resuelve el problema de la financiación con un nuevo pacto fiscal y el tema lingüístico, el auge independentista será imparable". Y ello porque "el tema de la independencia es más de carácter sociológico. Por eso se da tanta importancia al pacto fiscal por encima de siglas políticas".

[Fuente: Por Antonio Fernández, El Confidencial, Madrid, 10sep12]

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