Información
Equipo Nizkor
        Tienda | Donaciones online
Derechos | Equipo Nizkor       

14sep17


Jean-Claude Juncker afirma que “Sobre Catalunya, lo que digan las Cortes y el Constitucional”


“Es hora de que Europa pase a la acción”, reclama Jean-Claude Juncker, que ayer pronunció ante la Eurocámara su discurso más personal en los tres años que lleva al frente de la Comisión Europea. Siempre dice que no alberga ilusiones respecto a la Unión Europea, pero ayer invitó a los gobiernos a asumir sus responsabilidades para que la UE prospere apostando por una mayor integración. La falta de respeto al Estado de derecho y las heridas y divisiones en el club son sus mayores preocupaciones en estos momentos, -explica Juncker (1954) a La Van-guar-dia y otros diarios europeos en una entrevista mantenida tras su intervención, relajado y en mangas de camisa, en la que no elude las preguntas sobre Catalunya.

En su discurso ha evitado señalar a Hungría y Polonia, pero ha hecho varias alusiones a la necesidad de acatar las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE y de respetar el Estado de derecho. Las fuerzas euroescépticas en Polonia hablan de injerencia extranjera. ¿Están cerca de activar los procedimientos que podrían acabar con la suspensión del derecho de voto de Polonia en el Consejo?

No he querido mencionar ni a Polonia ni a Hungría porque creo que es de mal gusto señalar con el dedo a los estados miembros delante del Parlamento Europeo. Me preocupa la brecha que podría ahondarse entre los países del Este y del Oeste de Europa y no quería provocar eso, al contrario. Lo que intento es reunificar cuanto antes a las dos partes de la UE. Respecto a Polonia, estamos en medio del procedimiento. La Comisión ha abierto procedimientos de infracción y no puedo comentar nada, pero no me gusta esa tendencia que están adoptando algunos en Polonia diciendo, cada vez que la Comisión, basándose en los tratados, abre procedimientos de infracción, que se trata de una intervención extranjera. La Comisión Europea es una institución de la Unión, con sus derechos y obligaciones. Esto no es ninguna intervención extranjera. Así es como funciona la UE.

La revisión de la directiva sobre trabajadores desplazados afecta a menos del 1% pero ha sido muy mal recibida por algunos países, en especial Polonia. ¿Sigue pensando que mereció la pena o cree que ha contribuido a agrandar la brecha entre Este y Oeste?

Lo primero. Al proponer una revisión de esa directiva no hice nada más que cumplir lo que prometí en la campaña de las elecciones europeas. Es parte del programa que propuse al Parlamento Europeo, así que ahora nadie debe hacerse el sorprendido. No es ningún ataque sucio, obsceno al Este. Aunque sólo afecte al 1% de los trabajadores europeos, si hay un problema, eso no es razón para no ocuparse de las preocupaciones de la minoría.

En su discurso ha abogado por ampliar la zona euro para que incluya a todos los países de la UE después de la salida del Reino Unido. ¿Qué peligros ve para los países que se queden fuera?

Mi intención ha sido recordar a todos que, de acuerdo con los tratados, todos los estados que cumplen los criterios de ingreso tienen el derecho, no la obligación, de sumarse a la zona euro. No planteo ampliar el euro de forma artificial. Lo que digo es que a quienes quieran compartir la divisa común –si quieren, insisto, porque no les obligamos– podemos ayudarles mediante un nuevo instrumento europeo de preadhesión. Podemos darles asesoría técnica, ayudarles a cumplir los criterios y ofrecerles apoyo financiero si lo necesitan para hacer reformas estructurales. Lo que quiero es acabar cuanto antes esa brecha inaceptable entre el Oeste y el Este, una expresión que por cierto no me gusta porque es inexacta. Estamos aquí para ayudar, pero no les obligamos ni les dictamos nada.

En su discurso ha hablado de la importancia de respetar el Estado de derecho en la UE, lo que ha llevado a varios eurodiputados a pedirle que se involucre en su defensa en el conflicto catalán. Desde el PP porque creen que la Comisión Europea debe defender el respeto a las constituciones nacionales porque son parte del ordenamiento legal europeo y desde las filas nacionalistas porque se sienten maltratados y denuncian un problema de libertad de expresión en España.

Amo a España, Catalunya y Barcelona incluidas; las he visitado en numerosas ocasiones y me enamoré de esa región y esa bella ciudad. Pero, como dije hace unos años, yo sigo la línea de la Comisión Prodi y Barroso. La Comisión Europea siempre ha pensado que debemos escuchar atentamente lo que dicen el Tribunal Constitucional y las Cortes españolas. Me reafirmo en esa posición.

Las posiciones de sus antecesores se referían a las consecuencias de la independencia, no explícitamente a la importancia de respetar las decisiones de la justicia y la soberanía española en las Cortes.

El Tribunal Constitucional ha tomado algunas decisiones, y hay decisiones que han sido votadas en las Cortes (usa el término en castellano). ¿Quién soy yo para decir que las decisiones que ha tomado la máxima instancia judicial española y el Parlamento español son irrelevantes? Esto no tiene nada que ver con la libertad de expresión y de conciencia. En la UE todo el mundo es libre para de decir lo que quiera mientras no se salga del carril de las leyes básicas y valores de la democracia. Ese es el conflicto. Es una disputa que debemos considerar que afecta a España. Y si en algún momento –no digo que sea mi hipótesis de trabajo ni que no lo sea, porque sobre este tema no tengo ninguna– Catalunya se separara de España, todo el mundo debe saber que si quieren no quedarse como Estado miembro sino convertirse en uno, ese proceso si llegara a producirse se sometería a las normas y procesos habituales. Es decir, negociaciones de adhesión. En nombre de la Comisión Europea, tengo que recordar lo que ya hemos dicho en el pasado. Hemos estudiado y hablado del tema en el colegio de comisarios en varias ocasiones: Cortes y Tribunal Constitucional.

Los referendos se han convertido en una herramienta recurrente para intentar resolver problemas o tomar decisiones en Europa, con diferentes resultados. Los ha habido en el Reino Unido, Holanda, Turquía, Colombia... ¿Qué le parecen los referendos como herramienta política?

En el 2005 como primer ministro de Luxemburgo sometí a referéndum la ratificación del tratado constitucional europeo después de que en Francia y Holanda dijeran no. Y lo ganamos, pero tuve que amenazar con mi dimisión. Dije que si el Gobierno perdía el referéndum, dimitiría. Muchos lo interpretaron como un chantaje, pero es un principio democrático. Si firmas un tratado, lo defiendes y lo sometes a referéndum pero pierdes, no puedes seguir en el poder, al margen de lo que tener poder pueda significar en Luxemburgo. No digo que esté en contra de referendos porque los políticos no deberían tener miedo a sus ciudadanos si les invitan a tomar decisiones. Pero soy escéptico cuando se convoca referendos sobre cuestiones que afectan no sólo a tu propio país sino también a tus vecinos y a tus socios en la UE, porque puedes encontrarte con resultados contradictorios.

En su discurso ha propuesto algunas reformas importantes, Emmanuel Macron y Angela Merkel harán pronto las suyas... ¿Cómo evitar que cualquier país, por pequeño que sea, bloquee esos cambios, como ocurrió en el 2005?

Yo no he propuesto nada que no quepa en los tratados actuales. No he pedido hacer cambios en los tratados. He recordado al Parlamento y a los gobiernos que el tratado contiene herramientas para hacer cosas sin tener que pasar por una reforma de los tratados para poder avanzar.

Las negociaciones del Brexit han comenzado, pero no hay avances sobre la cuestión de la futura frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. En caso de que Londres y el negociador europeo, Michel Barnier, no encuentren una solución, ¿qué va a hacer la Unión Europea?

Me tomo el tema de la frontera muy en serio. Michel Barnier está trabajando a fondo en el tema. No quiero poner en peligro los acuerdos de Viernes Santo, que en su día fueron un gran logro europeo. Este es un tema que no deberíamos abordar de forma superficial. Es un asunto muy exigente. No me gustaría que volviéramos a pasar por lo que la República de Irlanda e Irlanda del Norte tuvieron que sufrir en las últimas décadas. Por eso no quiero dar lecciones públicas a los implicados en la negociación. Tengo plena confianza en la elegante forma en que Barnier está abordando esta cuestión prioritaria.

¿Cree que algún día los británicos se aclararán sobre el Brexit?

No estoy a cargo del Reino Unido. Nunca lo he estado, por cierto(risas).

[Fuente: Por Beatriz Navarro, Estrasburgo, La Vanguardia, Barcelona, 14sep17]

Tienda Donaciones Radio Nizkor

DDHH en EspaƱa
small logoThis document has been published on 14Sep17 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes.